Una noche excepcionalmente tranquila. No parecía haber un alma por los alrededores, por lo que te permitiste recostarte en la tienda de campaña, dispuesto a descansar cómodamente. No había señales de peligro inminentes, de eso estaba claro. El engendro que había atacado al dicharachero Alberic debía de haber sido el último integrante de una patrulla o un hurlock extraviado.
Te quedaste dormido, profundamente dormido. El sonido de las llamas de la hoguera en el exterior surtían un efecto sedante en mitad de aquel silencio tan abrumador...
De pronto te despertaste, sobresaltado. Alguien venía del exterior de la tienda de campaña con paso tranquilo, casi andando de puntillas. Reconociste la figura alta y estilizada, con su larga túnica y su cabello color ala de cuervo. Era Alenka, la maga y vuestra supuesta "jefa" con la sangre más fría que el hielo perpetuo de las Montañas de la Espalda Helada. Sin decir una palabra se sentó a tu lado, sonriendo al ver que te hallabas despierto. Tras frotarse las manos para entrar en calor, procedió a hablar.
Era la suya una voz sibilina, mezquina, que no incitaba a la confianza. Pero allí estaba, solo el Hacedor sabría con qué ideas metidas en la cabeza, dispuesta a darte palique.
-Definitivamente, no os pagan bastante por arriesgar vuestras vidas luchando contra cosas como los genlocks, ¿no crees, Tásar?
Y volvió a quedarse callada, mientras se frotaba las manos al calor de la hoguera.
Buenas noches, Alenka dijo haciéndole un sitio junto al fuego
Sentía curiosidad hacia la mujer ¿Era tan fría como parecía o era sólo fachada? ¿Y de ser así que le había llevado a ser así? Recordaba su infancia y los terribles acontecimientos que le habían marcado para siempre
No todo es cuestión de dinero, hay cosas mucho más importantes, como el devolver sanos y salvo los hijos a una madre. Si algo les ocurriese se le rompería el corazón. Aunque por desgracia el dinero es algo necesario.
Lo que hacemos es importante, ya que influye sobre las personas y el mundo que nos rodea, cambiandolo
Mientras hablaba miraba los ojos de la mujer, la cual le escuchaba con atención
¿ Y tu? Pregunto ¿Qué hace una mujer lista y capaz como tu en este rincón del mundo? Después de haber estado viajando contigo estos días me ha quedado claro que tienes el potencial para hacer cosas grandes e importantes.
Alenka agitó su melena, desafiante, mientras se cruzaba de brazos. Su rostro mostraba una media sonrisa de hiriente superioridad.
-Tásar, precisamente me hallo a las puertas de mi plan para realizar cosas mucho más grandes que las que mi posición social o mi condición de maga me van a permitir afrontar. Precisamente por eso he venido a hablar contigo.
Frunce el ceño, concentrada en las palabras que ha venido a emitir.
-Tásar, iré al grano. Tú tienes un pasado, digamos, un tanto laxo en cuanto a la ley se refiere. No te he reclutado por tu salero para cantar canciones a la luz de una hoguera, sino porque sabía que tus habilidades me serían útiles. Estoy segura de que no eres un tipo remilgado como algunos de tus estirados compañeros, y que sabes apreciar el valor del dinero. ¿Me equivoco? Contigo no me voy a andar con rodeos. Tengo una idea que no podrás rechazar.
Tras una pausa dramática, destinada expresamente a causarte interés, se decidió a proseguir.
-Al grano- dijo, poniéndose seria de repente- Definitivamente, ese asno de Neruda no os paga bastante por arriesgar vuestras vidas luchando contra aberraciones como los engendros- ves cómo se sacude la arena de una bota mientras habla- Probablemente obtendríais un pago de cincuenta monedas en soberanos de oro, que es cien veces más de lo que vais a ganar, si los niños fueran retenidos y se pidiera por ellos un rescate, en vez de ser escoltados de vuelta a Stenhold.
Cincuenta monedas de oro. Había dicho cincuenta monedas de oro. Con esa cifra bastaría para comprar tres docenas de buenos caballos de monta o una casa en la capital, en Denerim. Bastarían para vivir durante años, es más dinero del que jamás has visto ni verás.
Pero todo tiene un precio.
Alenka le había sorprendido, sabía que era lista y ambiciosa, pero este giro no se lo había esperado y era difícil sorprenderle.
Se acercó y luego se inclinó hacia ella, denotando el interés que sentía
Acabas de despertar todo mi interés. Háblame del plan en el que seguro has pensado., por que estoy seguro que esto, viviendo de alguien listo como tu, forma parte de un plan más grande que el mero secuestro de los chicos
Alenka se ríe ruidosamente. No parece desconcertada en absoluto por tu respuesta.
-Sabía que tú no tendrías la cabeza cuadrada y que sabrías aprovechar una situación interesante cuando se te presenta. No obstante, no quiero equívocos. Voy a matizar mejor mi oferta, pues creo que no he dejado del todo claro lo que pretendo hacer con los críos y las posibles consecuencias de nuestros actos. Blaker es el escolta que acompaña a los niños desde Denerim. Sé de buena tinta que tiene algunas deudas que deben ser saldadas. Podría ser fácilmente convencido de pedir un rescate por los retoños siempre que su parte cubra sus deudas.
Alenka se aclara la garganta antes de proseguir.
-Y en cuanto a los niños, no pienso tocarles un pelo. Si las cosas van bien, ambos retoños ni siquiera sabrán lo que está pasando. Cuando nos reunamos, les diré que ha habido una incursión de engendros tenebrosos y que es demasiado peligroso que regresen a casa. Diré que el arl me ha ordenado implorarle a Ser Blaker que se los quede un poco más. Mientras tanto, regresaríamos a Stenhold con una nota de rescate de unos supuestos bandidos. Neruda pagará el dinero, todos ganamos lo que nos merecemos y sus hijos son devueltos sin el menor rasguño.
Su voz torna más vehemente en este punto de la conversación.
-Habéis conocido a ese hombre. Habéis visto cómo trata a sus semejantes, a todos cuantos le rodean. ¿Qué problema hay en repartir un poco su fortuna? vosotros tendréis vuestra parte, los niños regresarán ilesos y encantados y el arl pagará lo que os debería haber pagado desde un principio, que sois mercenarios, no esclavos en Tevinter. Además, no habrá represalias, estoy segura de ello. ¿Crees que el arl va a destinar a sus hombres a perseguir a unos supuestos bandidos mientras sus tierras son asoladas por engendros tenebrosos? Se limitará a pagar para librarse de un problema menor. Porque para él, sus hijos son un mero problema insignificante. Solo se preocupa de sus tierras y de que no las mancillen los engendros.
Veo que lo tienes todo bien pensado y reconozco que yo mismo no lo hubiera podido haber pensado mejor. Pero si las cosas siempre me han ido bien es por que nunca desvaloro a mis contrincantes - Hizo una pequeña pausa antes de seguir
Aquí hay que valorar la opción de que no quiera pagar el rescate, y la otra son el resto del grupo . Pero es algo con lo que podemos lidiar
-Conozco al arl como la palma de mi mano. No pagará por él, pero sí lo hará por su mujer. Ella es la causa de que le devuelva a sus hijos sanos y salvos. Es una pazguata, pero me cae bien. Es de corazón noble, no como el canalla de su marido. Quiero hacerme con su dinero, pero no hacerle daño a su esposa ni a sus retoños. Quiero que reparta su fortuna con la misma alegría con la que reparte coces entre sus criados elfos.
Alenka escucha atentamente tus palabras, con una sonrisa macabra en los labios.
-No creas que no había pensado en ello. Creo que podría conseguir algunos adeptos a nuestra causa sin problema alguno, pero con otros será más complicado hablar. Y la pregunta que yo me hago es: ¿qué hacemos con los que no quieran cooperar?
Una cosa está clara, si se lo proponemos y se niegan será un problema, así que o bien se lo proponemos a los que estemos seguros que dirán que si y a los otros no les decimos ni mu y buscamos una excusa para que dejen el grupo o se lo decimos y si dicen que no confiamos en su buena voluntad o si se lo decimos y dicen que no acabamos con ellos. - no sabía exactamente como era esa mujer ni a lo que estaba dispuesta.
¿Estarías dispuesta a acabar con uno de ellos si te dijera que no o hubieras acabado conmigo de haberme negado?
Se lo pregunto directamente, necesitaba saber de lo que esa mujer era capaz
Alenka te miró fijamente, sin titubear.
-Sinceramente, preferiría no tener que emplear la violencia. Prefiero tirar de elocuencia, del miedo que provoca el que yo sea una poderosa maga o de la seducción a la hora de conseguir algo. Pero solo mato si es estrictamente necesario. No es por conciencia, sino porque matar hace que te ganes unos cuantos enemigos entre los amigos de la víctima. Prefiero cualquier camino fácil antes que el poner en peligro mi pellejo. ¿Y tú, Tásar? ¿Estás dispuesto a matar a los que se opongan a nuestras intenciones? Creo que yo también tengo derecho a saber de qué pie cojeas.
Sonrió con malicia. Era calculadora como un demonio del deseo, pero fría como uno de la pereza.
Si no hay otro remedio, pero como bien has dicho matar siempre trae problemas. Acostumbra a haber una manera más fácil de conseguir lo que uno quiere, como en cualquier oficio es una cuestión de costos y beneficios, aunque en el mío se arriesga el pellejo, los profesionales dimos aquéllos que asumimos riesgos, pero estos siempre están calculados.
-Veo que somos de pensamientos similares. Muy bien entonces- Alenka se pone en pie, dispuesta a retornar a su lecho- Como comprenderás, voy a sondear a algunos otros compañeros que me parecen afines. Tengo programada una reunión al alba con aquellos que accedan. Te despertaré para entonces. Debemos estar todos de acuerdo en el plan a seguir.
Y parte, dejándote descansar tranquilo. Antes de alejarse, se vuelve por un instante.
-Recuerda, al alba- y se va, evidentemente satisfecha con el resultado de la entrevista.
Fin de escena.