El camino al otro lado del puente ausente pasa a través de un terreno más rocoso y montañoso. Durante varias horas camináis sin descanso, sin deteneros siquiera a deleitaros con un poco de agua de vuestros odres y mucho menos para llenar vuestros rugientes gaznates. La maga del Círculo y ama de llaves del Arl Neruda ha decidido llegar al claro de marras y piensa hacerlo, con o sin vuestro apoyo. De todos modos, en previsión de un posible ataque de engendros tenebrosos, no os parece tan mala idea llegar hasta ese lugar supuestamente defendible de cara a reponer fuerzas.
Por fin llegáis al dichoso claro, si es que a aquella oquedad entre árboles podía llamársele tal cosa. No era un espacio muy amplio, lo suficiente como para extender las dos tiendas de campaña, hacer una hoguera y sentarse todos en torno a ella, bastante apretados. Pero sí gozaba de una posición estratégica: pocos árboles más allá comenzaba la ladera de una pequeña colina completamente desnuda que ofrecía una atalaya natural desde la que otear la llegada de posibles enemigos. Por otra parte, el camino por el que habíais llegado a la zona era ligeramente ascendente, así que cualquier amenaza provendría desde un escalón por debajo de donde os hallábais. Había a su vez grandes rocas diseminadas por el entorno que ofrecían protección en el caso de que fuera necesaria, como naturales y robustas barricadas. Los árboles eran altos y frondosos, por lo que vuestra presencia allí podía pasar relativamente desapercibida. Sí, estaba claro que Alenka no mentía cuando decía que aquel sitio era un buen lugar en donde descansar.
-Bien, descansemos por fin- Alenka se sentó en la ya por fin seca hierba del monte.
No había llovido en toda la tarde. La incesante llovizna de la mañana había finalizado, dejando una tarde nublada, húmeda y fría, bastante desapacible.
-Supongo que es buena idea proponer guardias desde nuestra improvisada atalaya- dice, señalando el monte cercano- Y deberíamos comer algo antes de acostarnos. No sería mala idea juntar algo de leña para hacer un fuego y dar alguna batida por la zona a ver si hay posibles enemigos acechando en las sombras. Y debemos dormir, que la jornada de mañana será larga y dura. ¿Alguna cosa más que creáis que debamos hacer? Debemos organizarnos para poder descansar todos. ¿Será suficiente una guardia en el montículo o montaremos otra en el campamento?
Está claro que ha ofrecido un buen número de ocupaciones, pero que la estirada mujer no pretende ocuparse personalmente de ninguna.
-¡Por supuesto, moza, que hay algo importante que hacer! -dice Gunnar, lanzando una estruendosa risotada-. Lo que hay que hacer es un buen guiso... conejo, jabalí, lo que sea que podamos cazar. -Ahora señala hacia Garret-. Lo que pueda cazar aquí, el humano Garret, que es quien sabe tirar como toca con ese arco suyo. Y luego vos podéis limpiar la caza cobrada y cocinarla, como buena rapaza humana, que seguro que alguna buena receta debéis cono...
De pronto Gunnar frunce el ceño, como si no estuviera seguro de haber dicho, o no, algo inapropiado. Mira hacia Tásar y, por la comisura de la boca, pregunta en voz baja:
-Porque digo yo que en vuestra extraña especie son las hembras las que cocinan, ¿no...? O sea, cuando las hay, digo; que si hay escasez ya cocinarán los machos, supongo, como en todas las especies civili... -De repente parece caer en algo importante, abriendo mucho los ojos-. Porque vosotros cocináis habitualmente la comida, creo, ¿no? O sea, claro está... ¿no?
Nunca se había parado a pensar en las muchas diferencias que habían entre las distintas razas, diferencias en los distintos aspectos que formaban sus vidas
Pues la verdad es que en nuestra raza somos un poco raros, ya que tanto hombres como mujeres cocinamos. Aunque debo confesar que ese no es uno de mis dones
Si queréis o bien puedo ir a recoger leña o bien puedo acompañar al grupo que salga a cazar. Nos vendrá muy bien un buen fuego y una buena cena, eso hará que nos riamos de las complicaciones del día
-Y si conseguimos un bardo que nos cante una canción y unas cervezas, tendríamos la taberna entera...- Digo con tono inocente, mientra pongo los ojos en blanco:- Pero que poco habéis pasado en el campo... Una hoguera grande nos convertiria en un faro, si queréis puedo cazar un conejo, pero como caze un jabalí y nos pongamos a cocinarlo, lo extraño es que no nos destripen los engendros oscuros por ponerles una señal tan obvio. Coger madera seca, que no provoque mucho humo y nada de hojas verdes...- Preparo el arco y digo:- De paso echaré una ojeada por si hay algún engendro por el lugar.-
Alenka tuerce el gesto al oír las palabras de Gunnar. Está claro que su amor propio ha sido resquebrajado.
-No sé cómo será entre las gentes de Orzammar, maese enano, pero entre los humanos no hacemos tales diferencias. Además, en la Torre tenemos aprendices de mago que se ocupan de tales labores, y en el arlingo, tenemos siervos élficos que sirven para tal menester.
Estira el cuello, altiva. Se le nota a la legua que se ha sentido ofendida, y no parece darse cuenta -o no le importa- de que sus palabras pueden herir el amor propio de Pellian como las de Gunnar han herido el suyo.
"¡Diablos con el enano! ¡"GFrggrrggg$%&%&Ghhgrrrrr"! ¿Acaso se creerá que en la Torre nos enseñan a lavarles los calzones al Primer Encantador?"
-De acuerdo. Yo me encargaré de preparar lo que sea, al estilo fereldeno**, por supuesto.
**Alistair describe durante una conversación que mantiene con Leliana cómo se prepara el guiso al estilo fereldeno. Decía algo así: "Metemos todos los ingredientes en la olla y lo dejamos cocer al fuego hasta que todos los ingredientes se han fundido en una masa grisácea irreconocible. Si no puedes distinguir ninguno de los ingredientes, es que está suficientemente hecho".
Preparáos pues para un guiso de materia indefinida XD
Voy de paso definiendo qué va a estar haciendo cada uno, pues os abriré escenas diferentes para no tener que andar con el rollo de marcar/desmarcar a compañeros.
(Por cierto, evidentemente, hay una diferencia entre lo que podéis querer hacer y lo que le confirmáis a los demás que queréis hacer. Basta con que narréis en público y lo que de verdad va a hacer lo hagáis en privado. Lo digo por si a alguien tenía ocurrido algo de índole privada/delictiva/independiente/pasotista/insértese lo que surja de cada mente).
Quedarse junto al fuego en espera de la caza --> Alenka
Cazar --> Tásar (posible)
A por leña --> Tásar (posible)
Vigilar --> Garret
(añadid más posibilidades acorde a lo que tuvierais pensado. Aquí solo he anotado las que han sido mentadas hasta el momento).
Grandes gotas de sudor recorrían la frente del guerrero hasta llegar a la barbilla y precipitarse hacia el duro suelo. Tenía la sensación de haber dado a luz interminables ríos de sudor que no sólo se paseaban por su cara, sino también entraban en ojos y boca. Aquello le dificultaba la concentración. Sus ojos se entrecerraban por el desfile de corriente y su boca saboreaba lo salado de aquella agua.
Acumulaba mucho cansancio desde que cruzara por aquella cuerda. Sus piernas aguantaban bien la dureza del camino y su estado físico no parecía estar en baja forma. Sin embargo, su marcha parecía ralentizarse. Y no era para menos. Su ingeniosa mente le hacía creer que en vez de rocas y tortuosos caminos, estaba rodeado de apetitosos y cómodos cojines que le invitaban a pararse y a sentarse. Los límites de la realidad y la fantasía empezaban a resquebrajarse.
Por fortuna, la voz de Alenka junto a una palabras mágicas le devolvió la cordura al guerrero.
"¡Descanso! ¡Al fin!"
De no ser porque se había apoyado en uno de los árboles habría caído de bruces contra el suelo.
Brenus se quedó perplejo ante la escena que siguió. Abrió los ojos con signo de sorpresa ante las palabras del enano y la reacción de Alenka no se hizo esperar. Se rascó la cabeza y se mantuvo en silencio, no era buena idea meter más leña en el asunto.
- Está bien.- dijo para contestar a Garret.- Yo puedo buscar la leña y las hojas, pero también puedo quedarme vigilando el campamento. Hay que permanecer en alerta y estar con los ojos bien abiertos.
-Yo vigilaré -dice el enano alzando su arma-, y si hay que recoger leña, jum, por supuesto que arrimaré el hombro. A estas espaldas no le dolerá tumbar un par de árboles de por aquí. Total, para eso están ahí los árboles, ¿no? ¡Juas!
Cumplo como un campeón con los turnos de vigilancia que se me asignen.
Decir "cansancio" no hacía justicia a la pesadez de las piernas, ni al dolor remanente del brazo cuando forzaba más de la cuenta, ni a las ampollas reventadas de los pies y, sobre todo, no hacía justicia al sudor que le bajaba por la espalda ,perlaba su piel y humedecía la mata oscura de cabello recogido en el moño y hacía que cada vez fuese más difícil apoyarse en el báculo sin que la mano resbalase por la madera con la misma facilidad con la que un pez se escapa de las manos de un pescador primerizo.
Casi se le doblaron las piernas y lloró del alivio cuando, en el tan esperado claro, Alenka anunció su descanso.
El suyo propio,claro, el resto tenía que buscarse una ocupación que muy amablemente la maga había propuesto señalando el entorno, aunque ninguno de los compañeros, seguramente bajo el influjo de la decisión fálica, puso pega alguna lo que a Chia no dejaba de sorprenderle, seguramente era la mezcla de poder y feminidad la que les volvía tan mansos... o quizá simplemente jamás se dedicaron a replicar a favor de su propio bienestar. Fuera como fuese, Chia no era mujer de conflictos y no tenía fuerzas ni físicas ni espirituales para poner en su lugar a la mujer así que dejó a un lado sus pertenencias, haciendo una mueca al forzar el brazo y levantó los jirones de ropa que le quedaban para mirar el emplasto que le habían colocado como si mirándolo fijamente sirviese para hacer un diagnóstico por sí sola, escuchando de fondo la curiosa conversación sobre las diferencias raciales en el ámbito culinario.
Y todos esos viajeros que usan fogatas para espantar a los lobos y demás animales salvajes no sabían que se convertían en un faro...
Enarcó una ceja con aire cínico pero no hizo ningún comentario sobre la dificultad de encontrar madera seca tras las condiciones atmosféricas que habían sufrido durante su "paseo", acercándose a Pellian mostrándole la herida.
-¿Está bien?- musitó sosteniendo la tela entre los dedos.
Después de la opinión de Pellian sobre el estado de la herida ella titubeó mirando alrededor, ¡hasta Alenka iba a hacer algo! (algo de lo que quizá se arrepentirían más tarde pero ya era algo) así que carraspeó y cogió aire.
-Yo también puedo vigilar- hizo un esfuerzo por alzar la voz más allá del susurro habitual en el que hablaba, sintiéndose estúpida por tener que hacerlo.
Quedarse junto al fuego en espera de la caza --> Alenka
Cazar --> Tásar (posible)
A por leña --> Tásar (posible), Brenus (posible), Gunnar (posible)
Vigilar --> Garret, Brenus (posible), Gunnar (posible), Chia
Queda Pellian.
Os paso a vuestras respectivas escenas independientes.