Partida Rol por web

Cuando aquella enorme mole cayó, no sabía decir si se algraba o no.

Por suerte sus reflejos fueron suficiente rápidos para no quedar atrapada justo debajo del descomunal cuerpo, aún asi el golpe dolió.

¿Flame, dónde estaba aquella mujer? Tenía que ir a auxiliarla.

La maga viendo que la principal amenaza desaparecía se centro en los lobos, dos de los odiosos animales se lanzaban contra Klasius y lo derribaban sin dudarlo levanto la ballesta y disparo contra uno de ellos. El virote que lucia gracias al conjuro que había lanzado anteriormente la maga salio disparado contra el lobo.

Cuando vio que aquella cosa enorme se le venía encima, el enano salió disparado hacia la puerta. Sin embargo, a pesar de que a punto estuvo de conseguirlo, sus cortas piernas le impidieron llegar a salvo. El viejo luchador quedó atrapado bajo el monstruo exclamando algo ininteligible:

-¡Grumpffmffggummmmgpf!*

Tirado en el suelo por la embestida de los lobos saco mis dagas y peleo como gato panzarriba tratando de pinchar a los lobos cuando sus fauces se ciernen sobre mi cuello.

Flame no podía creérselo, había decidido ayudar a sus compañeros y había terminado gravemente herida y con un par de dentelladas en su cuerpo. Estaba realmente hecha polvo, hasta tal punto que no pudo evitar sentarse en la pared lejos de todo el mundo.

Su reptiliana habilidad le permitiría librarse de los lobos, pero le había causado aquel malestar, además no solo, sino que la curandera del grupo, si es que se la podía llamar así, estaba suficientemente lejos como para no poder ayudarla. No quería bajar, no quería hacer más esfuerzos por hoy. ¿Cuándo se había convertido en una mujer torpe y débil? No entendía como había llegado a ese punto, y aquello le dolía aún más que cualquiera de sus heridas. Sin duda aquella bruma estaba afectando más a su interior de lo que ella pensaba.

Mientras la mujer descansaba, su escama rojiza comenzó a cambiar de color para brillar con un tono más pálido y blanquecino. Luego contempló desde allí arriba la situación, no parecía que la necesitasen inmediatamente, aunque sí que se movió por la pared para quedar lo más cerca del grupo (y más lejos de los lobos) para ayudarles en caso de que fuera necesario.

Rufus sale de debajo de un pesado cuello de hidra. Está herido y asustado. Fortich y Victor, los dos nobles, junto con Ulmo, siguen atrapados bajo la bestia. Lord Wachter hasta llega a escupir un poco de sangre... seguro que por heridas internas graves.

Fosco...-masculla Victor Wachter entre jadeos-Mi estoque. Traeme mi estoque.

Leiath es incapaz de llegar hasta Flame, por culpa de la Hidra que se interpone y que la rubia sigue en lo alto de la pared. Pero nada le impediría decirle a Flame que se acercara.

Fuera la situación sigue tensa. La Capitana Vanator falla en un disparo franco, y en lugar de llevar la mano al carcaj de nuevo, se mete en el interior del granero. Tres lobos se suman a los dos primeros, atacando a Alice.

¡Haced lo que dijo el enano! ¡Meteros dentro!

Cuando alguien huye en un combate es como una mecha que prende y no puede detenerse.  Al ver a la Capitana huir al interior del almacén Onfale lo ve claro. Cada vez hay más lobos atacando y, o entraban ahora, o tendrían que enfrentarse a una horda de lobos de nuevo. Se escabulló como una serpiente entre matojos con la ballesta en las manos. La hidra había caído y nunca mejor dicho. Había caído sobre varios de sus compañeros y no tenía buena pinta. Si al menos consiguieran cerrar la puerta podrían sacar a los demás de debajo del pesado cuerpo inerte. 

Una vez en el interior del almacén dejó caer la ballesta al suelo y empujó con todas sus fuerzas una de las hojas de la puerta.

- ¡Arrrggg! Vamos, entrad rápido por lo que más queráis.

El cuerpo de la hidra se eleva unos centímetros para luego volver a descender al suelo. Acto seguid oís al viejo blasfemando en algún lugar debajo de la masa agonizante.

Fosco rápidamente lleva el estoque a Watcher. RUFUS AQUÍ, YA! ordena para que su perro desorientado se quedase cerca de su amo. Ya habría tiempo de cuidarle, ahora la prioridad eran los atrapados bajo la mole. Fosco intenta levantar algo para que Watcher pueda salir, pero el sudor hace que se resbale y que sea infructuoso su intento. No en vano el humano tiene su estoque en mano. No sé para que quiere el estoque... pero sigue en su intento de sacar a Victor.

Viendo que sería incapaz de alcanzar a la malherida guerrera, se centró en lo que sí podría intentar.

Ofreció una mano a Ulmo para ayudarle a salir de debajo de la hidra al tiempo que rezaba a Hala para que curase una vez más al maltrecho enano.

¡Ánimo Maese Enano, juntos podremos sacarte de aqui!- alentó a Ulmo una vez acabadas las plegarias de curación.

La maga esquivo sin dificultad a los lobos que le atacaban pero uno consiguió morderle en un brazo, el dolor le subió quemándola desde la muñeca hasta el hombro, contuvo el grito de dolor. Retrocedió hacia el almacén, pero de cara a los lobos, para evitar los posibles ataques de estos.

Klasius, arrastrate y escapa de los lobos- tras decir esto, el guerrero comenzó a correr hacia la puerta. Quedarse allí era un suicidio. 

Asediado por lo lobos no tengo otra opción que salir arrastrándome de la maraña de patas y mordiscos en la que estoy metido.

Flame se puso en pie al darse cuenta del estado de sus compañeros y alzó una mano hacia la curandera. Por favor, ahora no. Dijo queriendo indicar que no era necesario curarla. Espera un poco, quizá las heridas corran más prisa que las mías. Luego descendió por la pared hacia la hidra moribunda y alzando su espadón decidió clavarlo en su cuerpo. Pues de todos era sabido que cuando una hidra perdía una cabeza, el doble de ellas volvían a nacer.

Klasius recibe un par de mordiscos más, mientras se arrastra agonizante hacia el granero dejando un reguero de sangre a su paso. Queda una hoja por cerrar, y estarán a salvo. La Capitana Vanator lo sabe. Mira la puerta. Respira aceleradamente. No. No lo hará. Que otro cierre la puerta. Tiene a tiro al lobo más herido. Una flecha más y cae. Una flecha más... y a Mira Vanator le quedan tres. No dejará escapar esta oportunidad. Lleva la mano al carcaj, tensa el arco... Su mirada se cruza con la de su blanco. Esta va por lo que le han hecho a este pueblo. Esta va por las heridas que le causaron en la cara.

Mientras, Flame ha descendido y remata a la hidra. En cuanto está muerto, el efecto de la transformación se disipa. El monstruo se transforma en un homínido. Parece un elfo, con las orejas puntiagudas, pero no lo es, porque tiene vello facial en una perilla pelirroja.

Con el cuerpo menguado, los que estaban atrapados pueden ya ponerse en pie. Leiath cae de culo al tirar del enano, y a Fosco le pasa lo mismo cuando sacaba a Victor de allí. Fortich, al que nadie ayudó, pero que estaba junto a la puerta, se pone en pie y lanza su hombro contra la hoja hasta cerrarla. La Capitana sale de su obsesión: la puerta se va cerrando hasta ocultar al lobo. Ocultar la luz. Quedan en penumbras, pero Mira siente una mirada de represalia. No necesita ver para saber que el Barón Fortich le recrimina con los ojos que antepusiese su venganza personal a la seguridad del grupo. Finalmente las tres flechas se reservan para una mejor ocasión.

¿Lovina? Lovina, cariño, háblale a papá para que pueda ir a desatarte-dice Victor Watcher palpando los sacos y barriles en dirección al fondo del almacén.

¡¡¡TATAAAAAA...!!! Snif, snif... ¡¡¡TATA, MA DE AICI!!!

Alice... ¡Aquí! ¡Trompicón aquí!

El cuervo va guiando a Alice hasta uno de los pits. Su caballo no está herido. Además, están todas sus cosas. Fortich y Vanator se alejan de la puerta y se ponen a inspeccionar el carro. Quedan con vida tres caballos, incluído Trompicón. Dos de ellos tirarán del carro. En la parte de atrás pueden ir seis personas. Los medianos y la niña cuentan como medio adulto. También podría ir uno de ellos tres en el pescante, además de dos adultos. Son nueve adultos y un perro bastante malherido. Dos deberán ir a lomos de trompicón si quieren llevar al perro en la seguridad del carro. No salen las cuentas, sobra uno. Es más. Lo ideal es que se queden dos personas para cerrar las puertas del almacén cuando los demás salgan con el carro y el caballo.