Fue en medio de la noche, poco antes de que volvieses a tu habitación, que un grupo de personas encapuchadas te cogieron por la fuerza y te arrastraron al calabozo de Briggs. Allí, sin oportunidad de hacer mucho, te mantuvieron en la oscuridad y en silencio perpetuo... Aunque algo era seguro. Alguien te vigilaba.
Suspiro amargamente.
-Bueno... ¿Y ahora que pretendes hacer? Si me has metido aquí en vez de matarme, algo querrás. -Ni se molesto en buscar el barrote falso, simplemente se sentó en el catre a esperar.
Silencio, silencio y más silencio. Tu carcelero no se pronunció frente a tus palabras, manteniéndose en silencio durante toda la noche, hasta que por fin lograste escuchar una voz, indescifrable gracias al eco de las cárceles vacías.
Ejecútenlo.