Partida Rol por web

No pude evitar el sobresalto al notar su brazo alrededor de mi cintura. Que mi primer paso nocturno con un chico fuera por una misión era deprimente. Pero había que mantener el tipo.

En efecto, las luces de la casa estaban apagadas. Pareciendo que no había ningún tipo de actividad en el interior. Pero yo no era el único ser capaz de ver en la oscuridad.

-No te confíes. Aún podría haber alguien en el interior- Musité a mi compañero mientras trataba de mantener una actitud natural

Al notar su sobresalto no pude evitar soltar una ligera risa. -¿Que pasó amor? No pasa nada, tranqui.- Dije tratando de seguir un poco con la fachada, que a decir verdad me era algo fácil, aunque luego de que Cassandra dijera aquello la acerqué un poco más a mi y le volví a hablar al oído.

-Sígueme la corriente y pon tu mano sobre mi pecho. Los Goblinoides pueden ver perfectamente en la oscuridad, así que puede que nuestro objetivo o sus lacayos nos estén viendo en este momento. Los Osgos están acostumbrados a hacer emboscadas, y cuando fallan se lían directamente a ostias, así que si Neo no tiene cuidado entonces podría estar en problemas... Ahora, ríe bajito y pon tu cabeza en mi hombro por un rato.- Hablaba en voz baja, lo más que podía con esa cercanía que teníamos entre los dos.

Mientras están abrazados, pueden escuchar como la puerta de la casa se abre y un sujeto bastante elegante sale a fumar un cigarrillo.

Buenas noches jóvenes, los puedo ayudar en algo o sólo van de paseo, lo digo porque sus caras no me suenan para nada y no es normal que haya gente paseando por esta zona de la ciudad tan tarde.

Tal vez estén perdidos o van a algún lado. - dice el hombre antes de darle una buena calada a su cigarrillo.

¿Y bien? - insiste mientras os observa a detalle sin alterarse ante su presencia.

Aquel sujeto, pese a no verse muy fuerte, mide alrededor de dos metros de altura y de él emana un aura de seguridad bastante imponente que les hace reflexionar bastante respecto de la posibilidad de atacarlo directamente. 

Haciendo caso de las palabras de Axel, puse mi mano sobre su pecho. Tras sus palabras, reí risueña y suavemente y puse mi cabeza sobre su pecho.

Apareció entonces ese tipo trajeado, alto, y fumando. Inmediatamente me vino a la mente la imagen del dosier. El mismísimo Brándon Gonzalez en su horma humana...

Eso si me pilló totalmente desprevenida. Esperaba algún secuaz, alguien sin importancia. Pero que saliese al paso el mismísimo no.

Sin embargo, y como en todo, estaba el lado positivo: Habíamos verificado su presencia.

-E-estamos bien, gracias- Respondí fingiendo cierta sorpresa e inseguridad. -Estábamos disfrutando del frescor de la noche y nos hemos alejado un poquito del hostal-

Acto seguido, le di un suave pellizco en el costado a Axel, indicando que se inventara él la continuación de la historia.

Cuando se abrió la puerta de esa forma alcé una ceja incrédulo al ver como el sujeto se dirigía a nosotros, y por más que tuviera esa aura de seguridad tampoco es como me afectara tanto. Me quedé callado mirándolo a los ojos mientras Cassandra dio aquella explicación, a lo que cuando me pellizcó el costado entendí la señal.

Pero en lugar de ponerle más detalles a la historia y demás, hice algo simple. -Hmm... Vamos.- Sí, solo hice aquel sonido antes de acercar un poco más a Cassandra hacia mi e indicarle que siguiéramos caminando, pero aún mirando al sujeto sobre mi hombro, y tenía planeado hacerlo hasta que entrara a su casa o se diera la vuelta.

Jajaja, bueno, jóvenes vayan con cuidado que este barrio puede ser peligroso de noche, el hostal está en aquella dirección deben llegar a La Lunita, luego girar a la derecha continuar de frente hasta 28 de noviembre y luego a la izquierda, cruzar La Esperanza  que es la paralela a la Lunita y frente al Taller allí lo encontrarán.

Que tengan buena noche. - dice es osgo mientras le da una última calada a su cigarrillo para luego regresar al interior de su vivienda.

Esbocé una tímida sonrisa al ver que el engaño había funcionado.

-Muchas gracias- Respondí con tono educado.

A continuación diriji mi mirada a los ojos de Axel.

-¿Ves como no pasa nada por preguntar? No sé que manía tenéis los hombres con no pedir indicaciones cuando os habéis perdido-

Tras mis palabras, tiré con suavidad de su brazo siguiendo las indicaciones que nos había dado el osgo.

Por suerte se la habría creído, y aunque por fuera seguía estando tenso y alerta, actuando de manera protectora, por dentro sentía un gran alivio. No fue hasta que Cassandra me empezó a "regañar" que volteé a verla más tranquilo y chasquear la lengua, luego rodando los ojos. -Sí sí... ¿Ves? Igualmente te dije que estábamos cerca.- Mientras iba caminando con ella una vez me había jalado del brazo.