Renfri entra en el comedor y observa los platos que hay en la mesa, buscando especificamente alguno que haya preparado ella.
Al ver que se sienta al lado de Gustavo no puede evitar una cara de asco. A la hora de sentarse, se hace una coleta y procura no tocar al gordo y cuando se asienta y se pone cómoda le dice en un susurro amenazante. -Ni se te ocurra tocarme, bola de sebo depravada.- Se aleja todo lo posible de Gustavo, pegando su silla a la Bruno Evans, aunque eso la aleje del calor de la chimenea.
Inara entra en el comedor junto a Eider Relish. No tiene ningún dispositivo móvil, así que no es necesario que se detenga para nada. A pesar de haber cedido finalmente a intentar resolver un puzzle, en el caso del cuadro, y no haberlo conseguido, le alegra ver que al menos, aquel hombre que le había ayudado, sí logra su cometido, gracias a su insistencia. Por lo menos, piensa, alguien a priori agradable ha conseguido algo.
Cuando entra en el comedor,encuentra su nombre en una tarjeta, y los de Eider Relish y Agnes Vardá a ambos lados. No le desagrada la compañía.
Tras ver en dónde debe sentarse, Inara examina detenidamente la estancia. No es grande, sino enorme, con una mesa gigantesca en mitad de la misma. La vajilla es lujosa y se han cuidado todos los detalles, pero el mal gusto general sigue imperando con la presencia de aquel cuadro que no parece tener nada que ver con el resto de la sala.
Cuando tomo asiento, la presencia del Barón, en el extremo más próximo, desagrada a Inara, no tanto por lo que ve, sino por su comportamiento con ellos, con su esposa... y en general, con todos los que le rodean.
Renfri está enfrente, y no mucho más lejos, e Inara le saluda con una leve inclinación de cabeza. En ese momento, el médico, William Smith, felicita al Barón por su cumpleaños. Inara no dice nada. No está allí para eso y su actitud, después de una muerte y de la falta de modales, ha sufrido lo suficiente como para intentar minimizar sus expresiones todavía más.
Pero lo verdaderamente preocupante es que el Barón sigue dando la impresión de querer continuar el juego con el que les había recibido. Aquello no había hecho más que empezar, y mientras Inara recordaba todo lo que había sucedido, empezó a comer, en silencio, y lentamente.
William se echa un poco para alante en su silla, mostrando su cabeza sobresaliendo detrás de Eider Relish, mostrando una rostro que realiza un gesto que busca llamar la atención de Inara Serra.
- Lo siento, no me di cuenta de que usted todavía no había llegado señorita Serra. - dice tomando un levísimo respiro, tomando saliva - Había comentado a las señoritas Backwell y Relish si querían luego hablar un momento alejándonos de las masas sobre arte o el tema que surja. Si quiere acompañarnos si es que alguna se apunta, sería un placer. - en todo momento, el rostro de William muestra un claro gesto de "hay asuntos de los que discutir y son obvios", el cual trata de ocultar al barón Backwell.
Inara escucha a William Smith disculparse, así como una invitación a conversar más tarde, junto a la señora Backwell y la señorita Relish, pero tanto el tono que utiliza como los sutiles gestos de su rostro, le convencen que hay mucho más en aquella invitación de la que sus palabras muestran.
Dada la cercanía del Barón, Inara supone que no desea que aquel conozca en ningún momento sus intenciones, por lo que debe tratarse de algo, deduce que tiene que ver con la extraña situación en la que se encuentran. William no ha resuelto ningún puzle, al igual que la señora Backwell, la señorita Relish o ella misma, así que más que nada, supone, puede tratarse de una puesta en común de opiniones y también de un posible "plan de contingencia" ante loq ue pueda suceder más adelante, ya fuese aquella noche... o durante el día siguiente.
-Gracias, señor Smith -le responde finalmente, aparentando (como solo ella sabe hacer) que se encuentra en medio de una agradable conversación, cuando interiormente, se siente tensa y pendiente de todo cuanto sucede a su alrededor -. Me encantaría. Creo... que podemos tener puntos de vista comunes sobre... el arte que nos rodea, y que tantos sus opiniones como las de la señora Backwell y la señorita Relish...
Y al nombrarla, la mira directamente a los ojos...
-... serán de mucho interés para mí.
Al ver la reacción de Renfri la volví a indicar con comida en la boca --Soy pansexualista musasa, aunque zí ha hezo uste eztá comia debo felicitarla, etá delicioza - y proseguí a continuar con mi hobbie
Muevo lentamente la cabeza. Me he quedado en la hinopia de nuevo...
-L -Lo siento ... -pido disculpas por mi tardanza en responder. Me sonrojo y un leve tono colorado se divisa en mis mejillas-. ¡Claro, estaré encantada de conversar sobre cualquier tema! -comento a William-.
Al girarme, para responder a Inara Serra, me quedo fijamente mirando sus ojos.
-Qué ojos más bonitos... -digo en voz baja, casi para mí, sin embargo ha sido lo suficientemente alto como para que la mujer lo oiga-.
Nerviosa y avergonzada, bebo vino y prosigo a comer.
Me cago en todo. Preciso me toca al lado del loco de Mustafa en la mesa y al frente del gordo. Pensé tener algo de paz en la comida. Pero realmente como en silencio con mucha incomodidad. Además de sentirme como un estupido al no dar con ninguno de los acertijos...¿cuando terminará esta perfida noche?
Realmente las obras son bastante ilustrativas, y con algo de modernidad, nada que ver con los ampartistas de moda que creen que poner un baso con pintura en una sala vacia es arte.
Edit del Director: https://i.imgur.com/n68RT26.png
El Gordo es Gustavo // El Chino es Brett
William sonríe sinceramente por primera vez en el día al ver la actitud de Eider Relish, dejando escapar una ligera risa, pues parece ser que la periodista está bastante ausente y probablemente no está al corriente del todo de la situación.
El joven toma su copa de vino y toma un trago, desviando brevemente la mirada hacia el barón Backwell para discernir su actual estado. Tras observar durante un par de segundos sutilmente el semblante y el lenguaje corporal del barón, el doctor Smith toma un trozo de pan y algo de paté cuidadosamente depositado con una brillante presentación para así comenzar a comer mediante unos entrantes. Este sitio es un puzzle que desencadena en un manicomio, pero al fin y al cabo, el hambre es tangible y no se debe olvidar.
Mientras que rebaña el pan con el paté de, probablemente, pescado y marisco, mira a las mujeres a su alrededor, incluida del todo Renfri Dakota, además de al obeso y engullidor Gustavo Montoya. Sin duda, toda esta gente... alguna no conocía en verdad al barón. William creía que sí lo conocía, pero parece ser que tan solo se mostraba de una manera que no le hiciera dudar en venir hasta su casa.
- Puta mierda - pensó para sí mismo mientras que actuaba con tranquilidad y aparente normalidad.
Veo que a mi lado hay una hermosa señorita (Diana)mucho gusto señorita, mi nombre es Tylor MacRury, me complace compartir la mesa con tan hermosa mujer.
Que conste, que mientras esté sentada, Renfri tendrá un cubierto (cuchillo o tenedor) en la mano izquierda para asestar una puñalada a la mano de Gustavo si este llegara a tocarla por la razon que sea, a la vez que gritaría "No me toques loco pervertido"
Inara se da cuenta de que Eider Relish, a pesar de estar entre el doctor y ella, no parece estar con su atención puesta en la conversación... sino en ella. Ciertamente, responde, después de lograr despertar del pequeño letargo en el que se encuentra, pero su comentario posterior...
Eider Relish escribió:
... sin apartar la vista de los ojos de Inara, le confirma a ésta el problema. No es la primera vez que una mujer "se enamora" de ella, y ciertamente, la joven es atractiva. Inara le devuelve la mirada y le sonríe. Es joven y está avergonzada, pero no hay razón para ello. Inara se acerca a su oído para que solo ella oiga lo que tiene que decirle y con suavidad, y dejando que sus labios rocen su oreja con la misma delicadeza que un pañuelo de seda acariciaría su cuerpo, le habla.
-Gracias, Eider. También lo son los tuyos. Me veo hermosa en ellos.
Después se separa y recoge los cubiertos para seguir comiendo.
-Lo más bello del mundo son siempre los ojos que nos miran, porque en ellos podemos ver lo mejor de nosotras -le dice, mirándola de reojo y sonriendo. Le gusta Eider.
Señor Smith. Este no será el mejor día para que me reuna con ustedes después del asesin... quiero decir, de la muerte de la pequeña - A Alice no se le escapaba que a su lado se encontraba el autor, prro en contra de la evidencia con la niña, pensaba que no se atrevería a tomar medidas contra ella delante de tanta gente.
Creo que lo mejor sería posponer esa charla al brunch de mañana, cuando todos estemos más frescos.
El resto de invitados fueron traídos al Gran Comedor por aquellas sirvientas, al parecer aún se encontraban en estado de Shock como para poder caminar o pensar por sí mismos, de todas formas, el buen hacer del servicio del castillo fue suficiente como para lograr que estos invitados tomaran asiento en sus respectivos lugares y pudieran comer algo.
Una vez terminado de comer, el Barón Backwell se levantó de su asiento y con copa en mano la alzó para dar lo que sería el último discurso de aquella "no-tan-hermosa" velada. Ya habían saciado su apetito los asistentes, algunos más que otros; por supuesto. Y ya habían tenido un hermoso tiempo ajeno a puzzles y juegos mentales. Por lo cual no había nada más que hacer durante este periodo, salvo irse a la cama y descansar.
-Damas y Caballeros; me complace vuestra presencia en MI Castillo, sé que pudo haber sido algo extraño todo esto de los juegos mentales y demás, pero es que prefiero codearme de forma más seria con gente con un mínimo de nivel, tanto los que trabajan para mi como los que desean hacer negocios conmigo de una forma más amplia y seria han de pasar por esta prueba que, he de decir, que todos vosotros superasteis. No con creces, no en el tiempo estipulado, pero sí lo hicisteis.
En ese instante las sirvientas que habían entrado al Gran Comedor y se habían posicionado a 3 metros de distancia entre ellas, pegadas a la pared; hicieron una reverencia a todos aquellos hombres y mujeres que habían logrado superar la prueba. Todas excepto una, que se acercó por detrás a Gustavo y le propinó otra colleja.
-Había preparado otras estancias con pruebas y juegos mentales por si el número de invitados asistentes fuera demasiado amplio, o si las pruebas de aquí no se hubieran resuelto mientras terminaba yo solo en esta estancia la cena. Por suerte, esto no fue así. Me alegra ver como Mustafá y Brett han resuelto mis dos acertijos, aunque hubiera deseado que otros lo hubieran intentado también.
-Pese a que ya es muy tarde, no permitiré que nadie deambule por el castillo; por lo cual, insto a todos a ir directamente a sus cuartos, las puertas tienen placas con sus nombres, y dentro de estos se encuentran vuestros enseres personales. Mañana por la mañana será otro día y cada uno será libre de visitar el castillo por donde le plazca, recomiendo encarecidamente el Gran Salón.
Con estas frases dichas, este levantó su copa y brindó:
-¡Por mi! ¡Y que cumpla muchos más!
Todos se unieron a brindar, algunos con más o menos ganas, algunos ni siquiera hablaron y otros maldicieron por lo bajo, pero lo que fue constante fue que todos y cada uno de ellos levantaron sus copas y bebieron junto al Barón.