Partida Rol por web

La última estancia había sido desbloqueada al fin, Alice, la única superviviente lo había logrado. Aquella estancia tan ostentosa y delicada como la recordaba, se abría ante ella como un enorme abanico de posibilidades, pero por suerte o desgracia, lo único que se abría ante ella eran las posibilidades, pues allí no se encontraba el Barón abriendo los brazos para reencontrarse con su querida esposa. De hecho ahí no había nadie.

Tras revisar un poco por la estancia, Alice nota que la ventana que daba hacia el puente se encontraba entreabierta; tras comprobar esto, se dio de cuenta de que las sábanas que se encontraban en el armario habían sido usadas de forma improvisada para hacer una cuerda con la que, sin lugar a dudas, el propio Barón, había usado para huir, Dios sabe, hace cuanto tiempo.

Por otro lado, al mirar hacia la neblina constante que cubría el castillo, se percató de que el puente que conectaba el castillo con la carretera más cercana, se encontraba desplomado. Y apenas unos tablones mal puestos conectaban ambas partes. Agudizando algo más la vista, Alice se percató de que los viejos cañones que adornaban el inicio del puente estaban invertidos, apuntando hacia el castillo.

Tras bajar por la ventana, y atravesar los peligrosos tablones del puente roto, se acercó a aquellos cañones. En donde pudo comprobar para su espanto, que bajo uno de ellos se encontraba el cuerpo del anciano Barón, su cabeza había sido aplastada por el pesado metal, probablemente al tratar de aumentar manualmente el ángulo de la boca del cañón, para al fin poder dar con la puerta, tras haber fallado el primer disparo con el otro.

Con un leve gesto a la palanca asociada al arma, la boca del cañón se alza, por encima del cráneo destrozado del Barón, apuntando en un ángulo perfecto al Castillo. Además de eso, Alice notó que el encendedor del Barón, se encontraba en su mano, así como todo estaba listo. ¿Se atrevería a dar un último disparo?.

¿Es este otro de tus estúpidos juegos?

Antes de decidir dar el paso final observo ambos cañones en profundidad, buscando las 7 diferencias. O al menos la mortal diferencia si era una trampa. También observo el cadáver y lo registro.

¿Dónde está el truco?

Si algo había aprendido allí Alice era a insensibilizarse ante todo. Primero ante un cadáver. Luego ante un asesino. Después ante un asesinato. Y por último ante la idea de cometerlo.

Los cambios eran demasiado evidentes como para ser un juego. A no ser que fuera "Encuentra las 7 Similitudes". Pese a todo no había nada de eso, solo un mísero cañón, apuntando hacia el Castillo del difunto Barón de Mandeville. Un mechero en el cadáver y absolutamente nada más.

Pues hasta aquí hemos llegado

Cojo el mechero, lo acerco al cañón y me preparo para la detonación escondiéndome tras el otro cañón y tapándome los oídos

Con un estruendo el cañón disparó la bala en dirección al Castillo del Barón de Mandeville, la bala surcó rauda y veloz por el cielo hasta finalmente impactar en uno de los muros del castillo. No habría nada más que relatar si no fuera porque los pisos inferiores del mismo estuvieran infestos de gas, a causa de una fuga de la cocina propiciada por el Sommelier, el cual no previó que el gas hubiera escapado por entre las rendijas de la puerta.

Una vez que la bala chocó, inició una reacción en cadena que provocó que en un abrir y cerrar de ojos, una enorme explosión tomara lugar, las llamas enseguida devoraron el primer piso del castillo y subieron hasta el segundo y el tercero; devorando todo a su paso y volviéndose cada vez más y más violento a causa de la maleza, los muebles de madera y los productos químicos.

En apenas unos minutos todo el castillo y lo que este contenía fue pasto de las llamas, tornandose lo que antaño fue un majestuoso lugar del tiránico líder del área en una enorme e íntegra llama, la cual pudo ser vista incluso a través de la niebla en el pueblo al pie del acantilado en el que este estaba erguido.

En apenas unas horas, vehículos de bomberos y policía aparecieron por aquella única y sinuosa carretera para tratar de apagar el incendio y atender a los heridos, los cuales, en este caso, tan solo se limitaba a la propia Baronesa, Alice de Mandeville. Atribuyendo esto a no más que un mero "accidente" con la caldera, así como la muerte del personal del castillo y los invitados. Incluso a los que se encontraron al pie del acantilado, "suicidios" a causa de no querer ser devorados por las llamas.

Y así concluyó la historia del Castillo del Barón de Mandeville... una serie de noches de terror, asesinato y horror, resumidas en un informe con una mísera palabra "Accidente".

FIN