Sean se retiró a su habitación confudido y cansado. Había llegado a la reunión del Barón con demasiados problemas personales y la mente ocupada, y no había podido seguir el ritmo de la fiesta. Habían pasado muchas más cosas de las que él esperaba. Mañana será otro día, pensó mientras se desvestía y se metía en el lecho, por desgracia sin haber conseguido que le acompañara alguna de las damas de la fiesta. Pero aún había tiempo, mañana sería un día mejor. Por la mañana iría a visitar el gran salón, y quizás podría hablar tranquilamente con algunos de los presentes.
Me muevo al gran salón.
Con un ademán, aquel escocés salió de la habitación guardando cerrando tras él la puerta.