La Baronesa no se encontraba en la celda en la que la habían encerrado (VIII), así que ambos hombres se dispusieron a investigar las celdas restantes, desde la VIII en la que tendría que encontrar la Baronesa hasta la XI, la última celda del pasillo. Cada uno entró a una celda para investigarla, por si había un pasadizo secreto o si se encontraba escondida bajo la cama.
Tylor MacRury fue a revisar la celda "X" usando las llaves del calabozo; fue en ese entonces cuando un asaltante misterioso atacó al joven por la espalda, agarrándole por el cabello le levanta y retuerce el cuello hacia atrás, una posición perfecta para que aquel viejo y desgastado cutter que llevaba el asaltante escondido en la manga hiciera su trabajo. No fue un corte limpio y no le resultó sencillo por la condición del material con el que trabajaba, pero el objetivo fue cumplido.
La yugular fue cercenada, así como la garganta en sí, incluidas las cuerdas vocales; el hecho de que el material fuera viejo y oxidado no hizo otra cosa que aumentar el dolor que sentía el pobre e indefenso Tylor, el cual pasó de intentar zafarse y golpear al atacante a tan solo intentar detener aquella enorme hemorragia que tenía en el cuello, a borbotones caía la sangre con cada latido del corazón un chorro era lanzado contra la pared de aquella celda "X". Sin poder gritar, ni pedir ayuda, con aquel infame criminal agarrándolo por la espalda, la enorme pérdida de sangre hizo que Tylor cayera al suelo, de rodillas para finalmente desplomarse contra aquel frío suelo de la celda, en un charco de su propia y tibia sangre.
Sean McOwen se encontraba relajado sentado en una silla, se había traído un libro del Gran Salón para leer mientras los eventos se sucedían en las otras salas del castillo; a fin de cuentas no era un mozalbete, ya estaba algo mayor, la espalda de vez en cuando le daba un punzón en la zona lumbar y en otras ocasiones la cadera le fallaba. Ya no era un chaval como los que estaban deambulando por el castillo, ciertamente. Él tenía otro ritmo de hacer las cosas.
Su asiento predilecto era el que se encontraba frente a la puerta al Gran Recibidor; pese a que no era el que el Barón le había asignado, no creyó necesario continuar con el asiento previsto; a fin de cuentas, la situación apremiaba ser ligeramente descortés con las normas del Barón, y más aún si cabe, por lo que había acontecido. Con este nuevo lugar podía ver, de primera mano, todos los que entraran en el Gran Comedor y lo mejor, tras evaluar su grado de peligrosidad, actuar acorde.
Por desgracia esto no le dejó ver venir lo que estaría a punto de sucederle, uno de los visitantes con total normalidad y afabilidad hizo algo que tantos otros habían hecho, le había saludado con una sonrisa en el rostro y había escrito algo en algún papel; nada a resaltar, pues tantos otros antes que este nuevo visitante habían hecho lo mismo.
Escuchó detrás de él como el nuevo visitante abría un cajón de la mesilla que había pegada a la pared, y como algo se extendía por el suelo, posiblemente algo de tela, plano y alargado según el sonido que hacía contra el aire al moverlo; Sean no necesitó girarse para ver qué hacía aquel visitante, ni siquiera tuvo que mover su cuello para ver qué era lo que había sacado de aquella mesilla. Pues de la nada, un manto blanco caería sobre la cabeza y cuerpo del anciano artista.
Desorientado y con un estado de alerta, el artista intentaría levantarse de su asiento y huir del lugar, saltando sobre la mesa si hiciera falta; con la velocidad de un felino y aún sin ver nada más allá de la manta blanca que le cubría medio cuerpo, Sean saltó sobre la mesa con el claro objetivo de salir del cuarto y pedir auxilio.
Por desgracia, aquellas fuerzas felinas que le habían llegado al artista no era más que la adrenalina corriendo por las venas, y en vez de ser una majestuosa y veloz pantera, se quedó en un anciano, dolorido y raquítico león; la velocidad ni la agilidad del artista fueron suficientes como para evitar lo que estaría por llegar. Un golpe fuerte y seco sobre la cabeza hizo que esta chocara contra la superficie de la mesa, aún consciente y dolorido el artista intentaba moverse, alzando un brazo hacia la puerta de salida, intentando arrastrarse sobre la mesa, intentando escapar de su atacante. Todo fue en vano.
Otro golpe fuerte, golpearía contra el cráneo del artista; el cual ya se encontraba medianamente entumecido, pues ni articular palabra podía, y mucho menos gritar. Un enorme nudo se le había formado en la garganta y no le permitía emitir sonido alguno más allá de un pequeño gemido de la vida que se le estaba escapando por la comisura de los labios, mientras golpe tras golpe iban sentenciando al artista.
No se sabría decir cual de los numerosos golpes que recibió en la cabeza fue el resultante de su muerte, pero lo que sí se sabía es que hasta que el último dio lugar, todos los anteriores fueron sentidos con todo lujo de detalles, como el cráneo se le partía, como aquellos trozos se desprendían y se le clavaban dentro de sus sesos y como este poco a poco se esparcía sobre la mesa y aquel mantel blanco sobre y bajo el que estaba tendido.
Al final, sea quien sea el que descubra su cadáver, deberá retirar la manta para mostrar la "obra de arte" que él, al final de su propia vida, había contribuido a crear. Un destino cruel, irónico y macabro para aquel auto-proclamado gran artista.
:S
Te han matado, es una lástima. Esperaba que pudieras aguantar mucho más, tenías una buena habilidad para ir resolviendo los misterios que se te presentaran delante, un grandioso rol e interpretación por tu parte, y tengo por seguro que se te echará mucho de menos por el resto de los personajes.
Sobre quién fue el/la asesino, no lo diré. Pero si lo deseas; una vez que termine la partida haré una recopilación de la historia de cada uno de los personajes que estén participando. Si quieres, te puedo avisar y así -si quieres- puedes leer sobre quién te atacó y sobre lo que ocurrió tras tu muerte.
Muchas gracias por participar!
-Te voy a dar "+1" en Carisma (una vez que termine de preparar el escenario para el siguiente), has hecho una grandiosa interpretación y has dado mucho juego!.
Diana Lister estaba inconsciente por el golpe que había recibido en la cabeza, estaba en su propio mundo onírico donde al fin estaba fuera de aquel maldito Castillo y hacía lo que más le gustaba, diseñar ropa y estar junto a su querido esposo. Aunque la presencia de este no la había alertado que estaba en un sueño, plácido pero irreal. Algo la hizo despertar.
Media atontada, sentía como un líquido caía por su garganta, no tenía ningún sabor, pero aún así notaba que estaba cayendo por su lengua y bajando por su esófago hasta su estómago sin que nada ni nadie se lo impidiera. Pese a que estaba consciente y de vuelta en aquel maldito castillo. No podía moverse, ni siquiera abrir los ojos, pues seguía adormilada.
Las voces que estaba escuchando estaban distorsionadas, eran irreconocibles para sus oídos. Pese a ello entendía a la perfección lo que estaba escuchando en aquel lugar. Pese a que seguía sin poder moverse, podía articular toscamente palabras.
Poco a poco Diana Lister dejaba de escuchar aquellas voces que la llamaban, pero sin volver a su idílico mundo de ensoñaciones, pues una molesta sensación ocurría en su cavidad bucal, pues su lengua se estaba volviendo de un color verdoso y aumentando su tamaño inflamándose. Impidiendo que esta pudiera respirar.
Un enorme sentimiento de ahogo invadió el cuerpo paralizado e inmóvil de aquella mujer, quien poco a poco iba sintiendo un fuerte ardor dentro de los pulmones debido a la falta de oxígeno, sentía cada latido de su corazón en la cabeza y en todo el cuerpo, retumbando con cada bombeo vacío de oxígeno.
Pese a que ella intentaba respirar, su enorme lengua impedía que el aire entrara en la cantidad deseada, así como su garganta inflamada. Pese a ello, algo de aire sí que entraba, lo suficiente para mantenerla con vida aumentando la agonía de su ahogamiento durante minutos, uno, dos, tres... cinco... diez... el tiempo exacto no se sabe, pero a ella le parecía una eternidad y lo peor era que no podía ni abrir la boca ni gritar por auxilio.
Poco a poco su consciencia se fue desvaneciendo entre el terrible dolor que la joven sentía, para acabar muerta en aquel frío suelo de aquella hostil mansión.
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Te han matado, es una lástima. Esperaba que pudieras aguantar mucho más, tenías una buena habilidad para ir haciendo cosillas pero debido a que querías hacer cosillas te han matado, un grandioso rol e interpretación por tu parte, y tengo por seguro que se te echará mucho de menos por el resto de los personajes.
Una vez que termine la partida haré una recopilación de la historia de cada uno de los personajes que estén participando. Si quieres, te puedo avisar y así -si quieres- puedes leer más sobre quién te atacó y sobre lo que ocurrió tras tu muerte.
Muchas gracias por participar!
-Te voy a dar "+1" en Carisma, has hecho una grandiosa interpretación y has dado mucho juego!.