- Es hija de Nybras?... - respondo con la cara desencajada. sonrío mientras mis pensamientos me llevan a recordar otra época, quizás una de las mas especiales que he tenido en mi vida. Sin embargo vuelvo rápidamente al presente y veo como la hija de Nybras se acerca.
Al escucharla a mi cercanía con su madre, no puedo evitar sonreír.
- Si... tu madre es una buena amiga... espero tener la oportunidad de verla nuevamente..- le digo en tono amable.
- Espero que Nybras sepa bien porque dejó a su hija venir...- reflexiono en mi interior.
-Bueno, es momento de avanzar y ver que hay más adelante- termino diciendo, respiro profundo y miro hacia adelante. Dejo a Eko y Zyllah y avanzo; al poco andar me doy cuenta como la oscuridad crece a medida que nos adentramos en la catedral, por lo que alzo mi mano derecha a la altura de mi pecho, con la palma hacia arriba y de ella sale una llama que se mantiene allí.
- Un poco de luz ayuda a ahuyentar la oscuridad que esconde a los traidores... que de por cierto ya nos acechan...- comienzo a iluminar el lugar mientras avanzo.
Cuando Nil enciende aquella Luz, una presencia se hace corporea frente a él...
Su porte era el de una niña pequeña,, en sus manos sujetaba una muñeca igual a ella, de mismo pelo, y mismos ojos heterogéneos en su color, pero mientras la niña portaba una cara impertérrita, la muñeca lucía un semblante desafiador.
Los ojos de todos vosotros se percataron de la especialidad de aquella niña, pues sus piernas no existían, en su lugar existía el armazón de un crustáceo, soportados por tres pares de patas articuladas y afiladas, presididas por unas pinzas que descansaban de gran tamaño, que descansaban en el suelo.
Los labios de la chica, estaban manchados de sangre y fresca, y sus ojos pintados cual artita de cabaret...
Sin campiar ni un ápice su figura miro directamente a Nil a los ojos y dijo con voz queda y juguetona:
Buhh... Tras aquella simple palabra, soplo la llama, ocultando esta bajo un manto de arena, el mismo manto que quedo en suelo, sepultando su la figura de la pequeña, como si aquella arena, hubiese sido una puerta abierta sin más.
Acto seguido escuchasteis, un crujido óseo cercano, luego en otro lugar... Como si una melodía empezara, rompiendo con aquel sonido, desde diferentes puntos a la par. Un sonido mezclado con aquella risa que volvía de nuevo a reinar en el silencio del lugar.
Aquello empezaba a ser jodidamente siniestro, incluso hablando de semidemonios. ¿Quién o qué demonios moraba en aquel lugar, y por qué jugaba con nosotros?
-¡Ya me he cansado de jueguecitos! ¡Sal de una puta vez, seas quien seas!
Mi mano seguía agarrando con fuerza el mango de mi arma mientras los demás seguían absortos en sus conversaciones, y aún con más fuerza la agarré después de que la segunda niña apareciese. ¿Qué estaba pasando aquí con las chiquillas? Quizá las entrenaban de alguna forma macabra para ser guardianas, como Elisabeth...
Andrew pasa por la grieta para dar aquel extraño sitio y sigue conversando despreocupadamente con Alexia y Poron. Hablar con ellos le permite a Andrew olvidarse por unos instantes de los lamentos que escucha en su cabeza. Ni siquiera parece sorprenderse por el repentino cambio de escenario. Eso le da igual, la historia va a repetirse, como bien les dijo Mimi años atrás. La madre Azhariel, Azhariel y ahora Andrew. El lugar puede cambiar, las fichas pueden cambiar, pero el objetivo es el mismo.
-Parece que éste va a ser el lugar donde todo va a tener lugar.-Dice el Grovehn con una sonrisa en el rostro más para sí mismo que para sus dos compañeros.-Al menos es más amplio que el de la otra vez... Aunque bastante más siniestro.
La niña le pilla completamente por sorpresa y agarra con fuerza el escudo, cubriéndose el pecho y la mitad de la cabeza.-Quién eres?
Mis dedos habían empezado a jugar con la silueta de mi nueva amiga, pellizcando la tela que cubría su cuerpo, haciendo que asomase la linea de su cadera. Mis labios, se apoyaron en su clavícula y comencé a dibujar la linea de su yugular con la punta de mi lengua. "Sería tan fácil...". La bese entre la mandíbula y el lóbulo, buscando darle el calor que ansiaba.
La llama surgida de la nada capta mi atención, pero más la figura del engendro con forma de niña. Noto como mis pupilas se contraen y los músculos se tensan por la adrenalina del susto. Sin pensarlo, tapo la boca de la rubia, me la cargo al hombro y salto alejándonos del suelo arenoso en el que parecía habitar "eso".
-Shh....- con cuidado busco algún tejado o mirador, desde el que podamos observar al grupo. Después la dejo de nuevo de pie y susurro.- Mis disculpas, por tratarla tan burdamente, señorita. Tendremos que dejar para otro momento nuestro encuentro. No soy un gran guerrero, pero acudiré en su auxilio si me llama.- La tomo de la mano y la beso, dedicándole una sonrisa y una reverencia servil.- Yormund a su servicio. Desde aquí tenemos ventaja para ver si se aproxima algo.
La dueña de aquella risa infantil apareció finalmente. Ivhone había deslizado su mirada hacia el punto de luz, que un joven con barbas acababa de crear, cuando, una extraña figura se materializó frente a él. Sintió como la sangre se helaba en sus venas y el terror trepaba por su garganta. Abrió la boca, pero de ésta no salió nada... Tan sólo un gemido que arañó el aire y murió a escasos centímetros de sus labios.
Aquella cosa, Ivhone era incapaz de llamarla niña, hizo una gracia y apagó la luz que el joven había hecho aparecer. La descendiente de Eve respiró, intentando conseguir que su corazón se calmara. Se obligó a dar un paso y después otro... Su cuerpo temblaba y el aliento se evaporaba al ser expulsado. No había dejado de abrazar su propio cuerpo mientras recorría los últimos pasos que la separaban del lugar donde había aparecido aquel engendro.
Ella misma se preguntó qué estaba haciendo. Allí habían muchísimos Grovehn, debería quedarse oculta y dejar que ellos lucharan por ella. Tenían armas y parecían ser valientes. En cambio, ella... Estaba asustada y tenía mucho frío... No soy una cobarde... Se dijo mientras buscaba con la mirada algún rastro de... Eso...
- ¿Dónde ha ido...? - Preguntó sin dirigirse a nadie en concreto...
Con la boca llena y la mitad de su comida engullida, una pregunta le obligo a alzar las cejas. Era evidente que esa pregunta le había sorprendido, seguramente porque ni siquiera él se había dado cuenta.
-¿Incomodo? No. Esta ciudad me vio crecer y yo a ella morir. La recuerdo tan triste como cuando me marche de ella.-Contesto tras tragar el bocado.-Por lo que ha mi respecta este lugar no tiene nada en especial, es tan triste y lúgubre como siempre. Solo que con una diferencia, Tengo amigos con los que conversar y no tengo que huir o esconderme de ellos.-Señalo con el bocata, sin disimulo a los que iban delante y eran mucho mas serios que el resto.
-Normalmente solo se teme a lo que no conoces y yo esto lo conozco muy bien.-Sonrió a Alexia esperando que sus preguntas fueran respondidas, pero quiso añadir algo mas.-Cuando me marche de aquí, decidí dejar atrás el dolor y el miedo, en esta ciudad. Y ahora que e vuelto, no por gusto naturalmente, no quiero volver a sentirme igual, por lo que simplemente no dejo que me afecte. El circo a sido lo mejor que me ha pasado en mi vida y cuando dudo acudo a él, es un buen...-En ese momento sintió la palmada de Andrew que casi hizo perder su bocadillo.
-¡Vaya! Así que la historia es mas compleja cada vez, tendrás que contármela entera ami...-Su tono jocoso se apago al llegar a lo que parecía una ciudad sumergida. Por un momento un mal recuerdo, uno de sus primeros años llego a su mente y lo dejo helado, pero la oportuna frase de la mujer que lo acompañaba le devolvió a la realidad.-Si te sirve de algo, ya no estoy tan tranquilo...-Se sincero con ella, pero no dejo de comer. Manteniendo las mandíbulas ocupadas mientras continuaban el camino.
-Increíble nunca pensé que había una ciudad debajo de otra ciudad, ¿Esto es lo que guardaba con celo la vieja baba?
Tras unos largos minutos de conversaciones y miradas se hizo una luz y mostró una horrible verdad. Poron de Old abrió los ojos lo máximo posible y sus pupilas se contrajeron al apagarse la luz.
-O vaya... ni el mejor engendro del Tio puerco y su circo del horror... Creo que he perdido el apetito.-Comento ante aquella visión, colocado detrás del "escudero" mientras, las risas y los ruidos se hacían mas agudos y numerosos.-Creo que esa no era una bienvenida de cortesía...-Comento teniendo como única arma un cuarto de bocata.
Siento a ver tardado tanto en responder a una pregunta directa.
Atravesamos la grieta mientras Poron se sinceraba, resultó un consuelo saber que no era la unica intranquila. Al otro lado, un mundo de pesadilla se extendía ante nosotros. Mi vista se agudizó gracias a mi conexión con Saskia, no lo suficiente como para ver con la misma claridad que ella, pero sí mejor de lo que debería.
Una gran caverna, una ciudad, un bosque... aquello era todo y nada a la vez un mundo creado de maldad con cientos de recovecos perfectos para el ataque. Saskia automáticamente se colocó a mi lado, unos pasos por delante, en actitud defensiva y continuamos avanzando. Entonces la vimos, una niña macabra con una muñeca macabra y una expresión maliciosa.
La sorpresa nos clavó en el suelo durante solo un segundo. Andrew levantó su escudo, Poron se puso tras él y yo me acerqué a ambos. Saskia se situó delante de los tres protegiendonos, gruñendo salvajemente y mostrando sus dientes afilados, dispuesta a saltar a por ella al menor movimiento.
Vimos como la niña se enfrentaba a Nil inutilizando su poder y desapareció. Luego se oyó una risa perversa, crujidos a nuestro alrededor y después nada. Solo silencio, un silencio espeso y agobiante que parecía caer sobre nosotros como si tuviera vida. Nada lo interrupió, nadie se movió.
- Pues sí, menuda bienvenida.- contesté al comentario de Poron.
Algunos van charlando verdaderamente de manera amena. Eso sería bueno si significara que son muy poderosos y están muy seguros de sí mismos, pero, ¿lo son? Alguno de los presentes me da la sensación que así es. Menos mal.
Siguiendo al grupo, me sorprende la siniestra aparición pero no la temo. Sospecho, en esencia, lo que es.
- Vaya, vaya, vaya... ¿alguien dudaba que nos iban a dar una bienvenida como merecemos? -digo mientras, tras subirme el bajo del vestido, subo sobre alguna losa o resto de las ruinas. Miro con atención a mi alrededor. Mi tono de voz no es burlón, ni alegre cual psicópata, ni asustada cual chiquilla. Es el tono de voz de alguien que intenta averiguar quién sabe más de la cuenta por las reacciones de los presentes- Estad alertas, no sabemos el grado de atención que requerrirá este inesperado recibimiento.
Quizás nadie me haya hablado en todo el puñetero rato porque no me pongo hablar de mi vida personal, mis traumas, mis papis muertos, qué triste y solo estoy, bla, bla, bla. Es que no me gusta hablar por hablar. Prefiero salvar nuestro pellejo y hablar sobre algo que realmente me interese, como lo es ahora mismo la niña-monstruo o pequeña malformación demoníaca.
Seguro que no se va a ganar una bolsa de caramelos, de eso estoy segura.
Escucho atentamente las palabras que Gabriel me dirige directamente. - Entiendo... Entonces este sitio existe o existió y lo que estamos viendo es una imagen de lo que es o era... Deduzco, por su aspecto, era... Qué bien. Cada vez me arrepiento más de no haber escuchado a los que me dijeron que era una tontería venir aquí por las palabras de un viejo loco.
Veo como Vanna se aleja, adentrándose a la ciudad y, aunque yo lo hago también, mantengo algo de distancia con ella, al igual que con el resto. Todo esto no tenía más que una respuesta lógica en mi cabeza, aunque algo me decía que no era la acertada: todo era una ilusión de alguien que quería jugar con nosotros, pero parecía tan real.
Todo ocurre muy rápido en ese momento. La imagen de una niña, de aspecto terrorífico, se aparece ante nosotros, demostrando que están realmente jugando con nosotros. Doy un pequeño salto, sobresaltado al no esperármelo, pero no tardo en unirme a lo que dice Alice. - ¡Eso! No creo que ninguno de nosotros esté aquí para ver estos trucos. ¿Quién eres y qué quieres de nosotros?
Podía percibir el nerviosismo del resto, incluso el del mío propio, no era para menos, aquel lugar era realmente inquietante y no del buen sentido. Ya suponía que la travesía no sería nada fácil, pero nunca hubiera imaginado que los obstáculos que se cruzarían en mi camino la interior fueran tan surrealistas.
Aquella niña, supuesta niña, parecía más bien una especie de engendro salido de alguna pesadilla, su aspecto era inverosímil como poco. Dudé de si era real o no, pero allí estaba, podía verla. Y esa inquietud, esa extraña sensación de peligro que la conocía muy bien me alertó del peligro. Las dudas se disiparon, este lugar era mucho más, guardaba secretos que jamás hubiera imaginado en mi tediosa existencia.
Mi sangre empezó arder como una fuerte corriente que me daba la energía necesaria para actuar, y cuando quise hacerlo aquella silueta desapareció dejándome desconcertado. Parpadeé dos veces en un vano intento de creer en si fue una macabra ilusión o no, pero no fui el único que pudo verla, así que sí, sea lo que fuere realmente apareció delante de nuestras narices sin dejar indiferencia a nadie, y conforme apareció desapareció.
-¿Qué diablos era eso?– Pregunté al aire, confuso y asombrado ante la silueta que ya no se encontraba delante, y obviando que era una persona, ya que me parecía más bien una cosa sin nombre. En un acto reflejo, me giré a donde al origen de aquel extraño ruido que no supe como identificar. Me encontraba tenso, algo nervioso, principalmente por el desconocimiento a que me iba a enfrentar. – Imagino que esto solo es el principio. Entonces, ¿avanzamos? No es mi estilo retroceder, y más cuando hemos llegado hasta aquí.- Comenté al mis compañeros cercanos al percatarme que esto se torcía por momentos. Como precaución seguía listo, en mi particular y agresiva pose, listo para la acción, y así lo hice saber. Bajar la guardia podría resultar caro, excesivamente caro.
Con paso firme avanzamos...poco a poco nos fuimos "relajando" y acostumbrando a esa extraña oscuridad. Apesar de las interesantes conversaciones que surgían entre mis compañeros me mantuve alerta..Tetsuo, Megan y yo escrutábamos cada rincón de aquel lugar. Cuando el hombre con barba hizo emanar una llama de su palma no pude evitar sorprenderme no solo por ese extraño poder sino por lo que apareció ante nosotros tras ese haz de luz...
Una niña, si se podía llamar así apareció ante nosotros, me asusté...por un momento me tembló el pulso al posicionar la flecha sobre la cuerda tensada....pero como vino se fue y la oscuridad de nuevo se cernió sobre nosotros:
- Menuda bienvenida...y esto solo acaba de empezar... ¿A qué nos estamos enfrentando? - dije mirando a los que más cerca tenía-....algunos sabéis que pasó aquí años atrás...¿es eso lo que nos espera?
Eko echó una mirada fulminante a Zyllah en cuanto se acercó a ellos. En sus ojos había un mensaje claro: Ni una palabra sobre lo que he dicho. Eso no ha sucedido.
Su atención se desvió en cuanto ella comenzó a hablar a Nil, buscando aún en el lugar cualquier indicio que le pudiese guiar sobre qué era lo que pasaría a continuación.
Pero no hubo ningún aviso. En cuanto Nil se separó de ellos y encendió una llama, todo se precipitó. Eko desenfundó por primera vez su arma, con velocidad y decisión. Sin embargo, antes de que pudiese apretar el gatillo el engendro había desaparecido. Durante un instante se quedó mirando el lugar en el que estaba un instante atrás, sosteniendo el arma y respirando.
Los sonidos de alrededor le pusieron la piel de gallina. Buscó a sus compañeros una vez más con la vista, calculando la distancia a ellos.
- No se parecía en nada a esto. - Respondió a Lennish con la respiración contenida, mirando a uno y otro lado cada vez que un nuevo eco de la risa aparecía, como quien trata de cazar una mosca escurridiza - Así que el peligro sólo estaba detrás, ¿eh? - Dijo luego con una mirada fugaz a Zyllah y un cierto tono de superioridad.
Según caminaba todo se volvía más oscuro, más peligroso y más tétrico. Quizás esa fue la razón que provocó que la joven mujer llevase su mano contraria hacia la empuñadura de su arma, pero sin invitarla a salir, sus largos dedos se deslizaban cómo suaves caricias sobre ella. Sentía todo su cuerpo en tensión, su corazón bombeaba con fuerza y sus sentidos se habían agudizado por completo, se podía decir que dentro de ella había una alarma que la mantenía despierta y en guardia.
Mientras caminaban por el lugar no se paró para inspeccionar, no era la mejor de las ideas y lo sabía. Quizás esa fue la razón que la llevó a caminar a un ritmo medio, metiéndose entre los demás. Al hacerlo se percató que muchos de los de su legado estaban en la misma situación que ella, cualquier movimiento harían que sus armas danzasen en el aire a un mismo son. Eso por alguna extraña razón le provocó una pequeña sonrisa, al menos estaba segura de que no era la única que se encontraba asustada -Sí, asustada por primera vez.- Su respiración se volvió pesada, lenta y casi silenciosa, no quería hacer el menor de los ruidos y sus ojos viajan de un lugar a otro rápidos. No era ni siquiera necesario decir que estaba inquieta y el lugar no le gustaba lo más mínimo.
Se había despistado, había bajado la guardia y no se lo esperaba. "Buuh" Su brazo se tensó y su respiración se cortó por completo, solo fueron unos segundos, pero cuando su cuerpo reaccionó sacó el arma por completo dejándolo danzar en el aire por delante de su cuerpo. La espada-tijera en ese momento estaba completamente recogida por lo que solo dos hojas susurraban en el aire, suavemente la movió hasta dejarla cerca de ella, usándola más cómo defensa que cómo para dar una visión errónea de ataque. Sus brillantes ojos se clavaron en la pequeña "niña" ¿Qué era? Estaba visto que eso solo hacía que empezar y lo que al principio parecía una simple "excursión" ahora era un "viaje del terror". No le empezó a preocupar en exceso hasta que esa criaturilla inocente desapareció de la vista de la pelirroja, el momento en el que apagó la única llama y desapareció fue cuando empezó a notar una reacción en su cuerpo, su mano aferrada a la empuñadura se apretaba cada vez con más fuerza.
Volvió a caminar hasta quedar a la par de Ivhone, la mano de la mujer se posó en la espalda de la otra Semi-Demonio y la empujó con decisión, pero sin ser brusca.- Camina... Dudo que quieras acabar siendo una marioneta de ese encanto de niña.-La voz de Ira salió tranquila, pero con un toque de tensión que adornaba las palabras.- Es una niña... ¿Qué es lo que más le gusta a los niños? Jugar. 1...2...3 Ya no me ves. 1...2...3 Búscame otra vez... Intenta no quedarte atrás.-A veces podía parecer tétrica, incluso loca. Ella no lo negaba, pero en este caso solo intentaba mantenerla cerca del grupo si no quería acabar siendo un títere de esa cosa. Nuevamente se separó de ella quedando unos pasos por detrás mientras hacía ir y venir a la espada con cada paso, manteniéndola alejada de cualquiera de sus "hermanos" para no causar daños no deseados.
Tras las palabras de Ira, algo parecía dar un toco acre al oxigeno que respirabais… Como si la misma muerte empezara a desdeñar vuestro cuerpo, antes mismo de expirar.
Poco a poco fue irguiéndose frente a ella, una espiral de redes de color rojo oscuro, que pronto se unirían dando lugar a un tejido, y tras el tejido un cuerpo… de nuevo el rostro de una niña, ahora al más humana, aunque su rostro sádico borraba cualquier vestigio de esta sin pensar.
Sus labios al igual que los de la anterior, estaban manchados de sangre. Vestía un pequeño vestido negro, aderezado con una falda de tul, sus brazos desnudos estaban sobre la falda y en uno de ellos, un pez de afilada dentadura se afanaba en rebanar la carne de sus extremos, mientras las niña os escudriñaba con su mirada sin pestañear, con unos ojos frios como el hielo, frios... como ausentes de alma..
Finalmente fijó su mirada en Ira y le dijo respondiendo a sus últimas palabras: ¿Queréis jugar?... Pues juguemos de verdad.
Tras una muestra de sus dientes llenos de sangre, en lo que pretendía ser una risa sin más, alzó su mano libre, y chasqueo los dedos una vez.
La oscuridad se hizo al momento en el lugar… miles de crujidos de carne y hueso crepitaban a vuestro alrededor, todos intentasteis evitar aquello que os apresaba, pero sin quererlo fuisteis presa, no solo de aquel amarre, sino también de un sueño que pronto descubriríais que sería el inicio de algo mucho peor.