Me encontraba ensimismada en mis pensamientos junto a Chance cuando el pajarito de Eko se posó en mi hombro, sacándome de ellos. Suspiré y me llevé una mano al hombro, para acariciarle la cabecita despacio mientras contemplaba las discusiones que se levantaban a mi alrededor durante un instante.
Hice una última caricia al caballo en la frente y empecé a caminar hacia el lugar donde solía sentarme sin prestar atención a nadie. Allí apoyé la espalda en la piedra y saqué en silencio el reproductor de música de mi bolsillo. Estaba bastante harta de la situación y necesitaba desconectar un rato. Eran ya demasiadas cosas y demasiados detalles los que se agolpaban en mi mente. Me habría gustado compartir la alegría de algunos que parecían seguros de que faltaba poco para terminar, pero algo me olía a chamusquina. La tensión aumentaba y me daba la impresión de que en cualquier momento todo explotaría. Me puse solamente uno de los cascos, dejando una oreja libre para enterarme si pasaba algo importante y encendí la música. Ofrecí entonces al pájaro la palma de mi mano, con la intención de ponerlo en mi regazo y acariciarlo mientras escuchaba música.
- Joder...¿Otra vez?-Preguntó con un tono sereno y suficientemente alto cómo para que aquel la escuchase. Sus ojos se abrieron posándose sobre Andrew. Por primera vez ningún tipo de sonrisa apareció en sus labios, ni siquiera una mueca que rompiese aquel rostro de muñeca de porcelana.-Realmente no entraré en tu estúpido juego... No voy a cambiar mi forma de ser para que unos desconocidos me crea inocente o traidora. Allá cada uno con sus elecciones y decisiones. Yo tengo la conciencia tranquila, demasiado tranquila.-Suavemente hizo un gesto con los hombros, cada día veía la muerte más cerca y por alguna extraña razón la ansiaba. Nuevamente dejó la cabeza contra el pilar, cerrando los ojos.
Annie se carcajeó sin disimulo al escuchar a Andrew- ¡Ahí viene! ¡Otra vez! - cruzó los brazos por delante de su estómago para sostenerse en pie- Joder, resultas tan conveniente y oportuno que es difícil no mearse de risa, EsquizoAndrew. ¿Por qué no le comes el coño ya a tu amiga y te dejas de tanto teatro? Mira que aún podemos matarla otra vez. Yo si fuera tú no perdería el tiempo.
El pequeño colibrí de Eko se pasó entonces a la mano de Zyllah, y de ahí a su regazo, buscando un hueco entre sus piernas y su jersey. Algún lugar donde estar caliente y tranquilo.
Mientras tanto, el chico volvía a observar a todos con la mirada afilada, e ignorando por completo los comentarios de Ira y Annie se acercó a Andrew. Al hablar lo hizo despacio, calmado, dando una cadencia suave a sus palabras.
- Todas las cosas tienen arreglo. - Empezó, escrutando en sus ojos, esperando que el amigo de su padre le escuchara. - Mantengo lo que te dije hace días: Cuando todo termine, espero que podamos hacer algo con Valfar. - Le dijo, antes de relajar un poco su tono. - Muchas cosas pueden pasar esta noche, pero confío en ti. En los dos. - Añadió al final, antes de dedicar un gesto amable al Grovehn.
Tras unos minutos ensimismada en mis pensamientos, miré a mi alrededor con expresión ausente, echando un vistazo distraído a los últimos que habían hablado. La conversación se había ido degradando hasta decaer casi por completo. Rodeé con una mano al pajarito, que se había colocado en mi regazo y empecé a acariciarlo despacio con el pulgar.
Finalmente, me puse el otro auricular, subí la música y cerré los ojos, esperando tan sólo que llegase el momento en que nos dormirían forzosamente. Tenía la sensación de que muchas cosas se decidirían esa noche.
Escuché, como era costumbre ya, las palabras de Zyllah. Era evidente que era la persona que más se esforzaba en contestar mis dudas y eso era de agradecer. Fui junto a ella cuando se acercó a Chance, brindándole una sonrisa que demostraba que no me parecía mal que acariciara mi caballo.
Las cosas después pasaron muy rápido... La reina del silencio me echó una mirada que no comprendí en absoluto, pero que me limité a ignorar. Nunca había hablado con ella y no estaba en mi lista, así que no entendía por qué su mirada se dirigió a mí un instante antes de volver a sonreír tan políticamente correcta como siempre. La segunda dama del silencio, Lennish, no respondió a mi pregunta, así que no quise insistirle más.
Pero, sin duda, lo más impactante era la revelación de Annie. No que fuera asesina, sino lo otro. - Ja... No sé si lo que dices es cierto, pero es admirable tu forma de jugar tu última baza. - Hago una especie de reverencia. - Me quito el sombrero ante tu forma de hacer que sigamos desconfiando de los que viven tras la que será tu evidente muerte. De todas maneras, creo que muchos ya sospechábamos que quedaban ases en la manga, de una forma u otra...
Suspiro resignado, volviendo hacia mi caballo. - joder... Quiero largarme ya... No tendría que haber venido... ¿Cuánto más va a durar esto?
Andrew se acercó a mi para ofrecerme su consuelo, asentí a sus palabras y le devolví el beso. Salir de allí, volver a casa... todas esas imágenes rondaban constantemente por mi cabeza, cada vez deseaba más salir de alli, con cada muerte estaba más convencida de que ninguno saldríamos de allí.
-Eso es lo que más deseo, es sólo... que no quiero que te juegues la vida por defenderme.- le miré con ojos tristes y le rocé la mejilla con los dedos pero Azhariel salió y se alejó.
Me coloqué para la noche tratando de matenerme lo más tranquila posible, auqneu cada vez me costaba más.
Juliette bosteza aburrida y dice: Bueno... es hora de trabajar, así que despediros antes de lo que pueda pasar.
Sonrie y mira a Mêredy, antes de chasquear los dedos otra vez.
Mêredy asiente a las palabras de Juliette, y escuchaís sus palabras como últimos sonidos antes de ceder al anochecer...
En sus palabras escucháis: Cuando ganemos, el será mío... recuerda, Juliette...
FIN DE LA NOCHE 5