Partida Rol por web

Andrew levanta la vista y cuando ve a Alexia su mirada cambia del enfado a la tranquilidad, riendo con su broma sobre Saskia y su trasero. Pero no tarda en ponerse algo más serio.

-Lo siento, Alexia, no he podido controlarle.-Echa un vistazo a la loba un vistazo a la loba.-Él... Salta a la mínima y cuando se enfada me es difícil evitar que haga esas cosas, sobre todo cuando si hablan así de Valfar. Intentaré ser más fuerte que él la próxima vez. Se queda callado unos intantes con la mirada algo perdida. Bueno, al menos es consciente de que su actitud no ayuda demasiado... Espero que no vuelva a pasar.

Mi mirada se va irremediablemente hacia la loba. He de admitir que me da cierto miedo, es... enorme. Pero antes, en aquel lugar tras la grieta, no ha dudado en defendernos. Puede que hasta acabe cogiéndole cariño... Siempre que deje mi culo en paz.

El Grovehn sonríe a la joven y hace el ademán de tocar a Saskia, pero cambia de idea en el último momento. No está seguro de que el animal quiera que le toque alguien que no sea su ama. Busca con la mirada a Poron y le hace un gesto para que se acerque antes de apoyar la espalda en el suelo, poniendo el escudo bajo su cabeza y la chaqueta sobre él. -Es casi la hora, será mejor prepararse. Hasta mañana chicos. Se despide el joven.

Poron de Old había vuelto a la verticalidad hacia tiempo gracias a la ayuda de un olor familiar de su pasado que impregnaba su sudadera, Sangre. Así como agradeció las palabras de Andrew y Alexia, al menos alguien comprendió su acto.

Ya no había tiempo para lamentaciones, estaba claro que todo iría a más, ademas como al resto o a gran parte de ellos la muerte no le era ajena y era inútil sentirse culpable.

Pero mientras duro la noche las conversaciones se centraban entres parejas de semidemonios y el pasado de los anteriores semidemonios. A él le invadían los recuerdos del pasado, la taza se había derramado y luchaba por mantenerlos a raya.
Un par de palmadas al unisono en sus mejillas, como respuesta ante la ultima llamada de Andrew, le sacaron de sus propios demonios para devolver la sonrisa a su cara, a pesar de estar rodeado de demonios reales.

-No te falta razón amigo.-Había sido ajeno a las conversaciones sobre el compañerismo repentino y no quiso justificarse pues veía normal buscar apoyo en la gente aun siendo desconocidas, la soledad era algo que al igual que su vida en esta ciudad, la había dejado atrás y pretendía que siguiera así.

Se sentó cerca del hijo de Grovehn, y uso a modo de almohada el petate que llevaba a su espalda, curiosamente al apoyar su cabeza, este se ahueco como si se tratara de una almohada de plumas, suave y ligera.
-Espero que nos encontremos en la mañana.-Apoyo las manos en su pecho y espero la ensoñación, resignado, pues no había mas que pudiera hacer.

Ivhone se volvió a mirar a Eko y una triste sonrisa se dibujó en sus labios.

- Y... ¿Merece la pena...? - ¿De verdad era su elección? Supongo que sí... Tampoco he hecho nada para acercarme a nadie... No les conozco. ¿Cómo confiar en un desconocido...? La joven no quería volver a sufrir, llevaba mucho tiempo estando sola... Pero... Estar allí, rodeada de tanta gente y sentirse sola, eso era más doloroso.

Iba a empezar la segunda noche e Ivhone temía lo que la oscuridad pudiera traer. Se abrazó a sus propias piernas y quedó en silencio, recorriendo con su mirada los rostros de todos ellos. Muchos se preparaban para dormir, resignados al capricho de aquellos engendros. La joven se estremeció e instintivamente se encogió... Shia sintió que ella la necesitaba, así que bajó de su cabeza, deslizándose con suavidad por su terso rostro y se descolgó por su barbilla hasta llegar al escote y así poder meterse en su cálido interior...

Observé sin decir nada más cómo algunos seguían hablando, convirtiendo la discusión en un extraño debate metafísico, pero no prestaba mucha atención a su conversación, prefería seguir almacenando detalles y actitudes en silencio.

Pronto algunos empezaron a prepararse para dormir, pero yo no tenía intención de participar de eso de forma activa tan fácilmente. Si querían que cerrase los ojos iban a tener que dormirme como la noche anterior. Afiancé mi postura sentada en el suelo y continué callada, observando a los presentes con los ojos bien abiertos. Nadie parecía haber prestado atención a mis últimas palabras, y en cierta forma me alegraba, pero yo cada vez estaba más convencida de ellas.

Aquellas palabras provenientes del chico del revólver me hicieron pensar seriamente en mi postura sobre la vida. Pero en realidad no tenía ningunas ganas ni de ponerme en plan filosófico, ni de empezar un debate sobre si la soledad es mejor que falsas amistades. Así que me limité a expresar mi opinión.

- Eko. - Le llamé por su nombre para atraer su atención y así que me escuchara. - La amistad, el amor y todo eso, suena bien en la teoría, pero a la verdad esas cosas se caen por su propio peso en la práctica, y más en una situación como esta. Los que buscan cercanía en un momento así será por puro interés, ¿y qué pasará cuando descubras que la persona con la cuál has compartido buenos momentos resulta formar parte de la banda de los traidores? ¿Serás capaz de señalarle sin importar lo que le pase?¿Podrás incluso dispararle a la cabeza? - Pregunté de forma inquisitiva mientras acortaba espacio entre los dos. Necesitaba mirarle a los ojos para conocer su respuesta.

Un suspiro de fastidio escapó de mis labios, desde luego hablar de sentimientos no era lo mío, era más que evidente. Mi forma de hablar delataba mi forma de ser, directo y afilado, sin perder el tiempo en ser agradable.

- No niego que formar una "relación" - Hice el típico gesto con los dedos corazón e indíce de ambas manos para hacer notar la palabra entre comilladas. - Pueda resultar gratificante, pero solo si es sincera de verdad, una verdadera amistad no se mueve por interés, y encontrar alguien que esté dispuesto es bastante jodido de encontrar. - Dije con bastante rudeza, y en parte un poco de chulería. Yo tenía razón, se mire como se mire, era algo irrefutable. Algo como eso requería de mucho esfuerzo y desinterés, generosidad incluso. pero, ¿merecería la pena?

Entre sonrisas, risas y miradas, prestaba atención a los que me rodeaban. Entre guiño y guiño dedico una mirada a Zyllah y asiento en silencio. No iba a aportar nada a la discusión, como ella, me mantengo al margen, ya está todo dicho y cada uno fragua sus pensamientos. Asiento, en un gesto de acuerdo. No sé hasta que punto nuestros caminos discurrirán parejos, pero por ahora, parecía que teníamos el mismo objetivo en mente, y respetaba su actitud. La chica se había ganado mi respeto.

-Todo depende de como las gestiones. Yo acabo de conocer a Vanna, me gusta como es, me parece divertida, me parece afín a como soy yo. Disfrutamos el momento. Las normas del juego...por llamarlo de una forma, nos impiden acelerar las cosas, así que no tiene sentido preguntarse si el próximo día me votará o me cubrirá las espaldas o haremos frente común. Disfruta, odia, ama, ríe y juega con pasión, porque puedes morir en cualquier momento, y no sólo aquí, siempre es así. Para algunas de estas emociones, necesitas a alguien más, para otras no. Por eso yo me comporto como lo hago, por eso soy así. Puedo parecer inestable, lo soy. Pero, ey, todos los momentos en los que estoy vivo, estoy vivo.

Se me escapa una mirada hacia la pareja Melhknar, de reproche y odio. "A diferencia de esos dos cadáveres animados..."

Eko escuchó la respuesta de Alice y luego la pregunta de Ivhone y simplemente se encogió de hombros, despacio. No querían su verdad: querían una certeza absoluta.

- Eso sólo tú puedes juzgarlo. Cuando haya sucedido. - Dijo al final, cambiando su postura para entrelazar sus dedos por delante de sus piernas.

Después, cuando Liam se dirigió a él, Eko le observó durante unos instantes. No comprendía por qué de repente a todos parecía importarles tanto temas como la amistad y el amor, cuando tendrían que estar hablando de lo que estaba por venir. El tiempo se les echaba encima.

Sin embargo, su pregunta le pareció irónica en cierta manera. Sobre todo que se la hiciese a él. Dibujó una media sonrisa y, cuando habló, lo hizo con la voz  teñida de una mezcla de orgullo y desafío.

- Este lugar crea lazos que no podemos comprender. - Comenzó. - Al llegar a la anterior batalla, mi padre comenzó a compartir mucho con un hombre. Era un negro astuto como el que más, - explica, afilando su mirada durante un instante - tanto como un perro que ha sobrevivido años en la calle o un zorro. 

- Llegó a considerarlo su hermano. Y todo el tiempo fue un traidor. - Explica, antes de tomar aire - Nil ya lo dijo ayer, pero por si te lo perdiste: Se llamaba Eko.

- Cuando mi padre tuvo la certeza de que era uno de los asesinos, no sólo lo mató: rajó a su perro de arriba a abajo, haciéndole a él sentir ese dolor. Y a pesar de lo mucho que le afectó a él, creo que hizo lo que debía.

- Así que, con respecto a tu pregunta... Sí, meteré una bala en la cabeza de quien considere que debe recibirla, salvo que, como Annie con su verdadero objetivo, alguno de los poderes aquí presentes me lo impida.

Al fin, tras agitarme y resistirme sin demasiada fuerza real, termino riendo a manos de Yormund. Le aparto mientras intento controlarle, aunque algunas lágrimas recorren mis mejillas.

-Idiota...

Le recrimino con un tono de evidente fingido rencor y limpio mis lágrimas con el reverso de mis manos.

-Ahora me dirás que no sabías que la fuerza de la vida, la madera y el fuego es el Yang y la de la muerte, el metal y la oscuridad el Yin ¿cierto?

Golpeo con suavidad su hombro, pero cuando habla la última vez me alejo un paso de él y me cruzo de brazos.

-Gracias, supongo, sólo espero que si ese momento llega no te contengas.

Le guiño un ojo.

-Sea para bien o para mal.

Me estiro, aunque al hacerlo siento una punzada de dolor por la risa que hace que lleve ambas manos a mi vientre.

-Duele...

Y pese a ello le dedico una mirada intensa a Eko y añado.

-Confío en que así sea.

Tras su respuesta a Liam, Eko había permanecido unos segundos callado, ausente.

Sin embargo, cuando una voz se dirige a él mira a Vanna durante un instante, sin comprender del todo su respuesta, y más aún su mirada.

Molesto, se echa un poco hacia adelante antes de responder.

- Oye, Vanna. - Le dice con tono serio - No sé si te habrás dado cuenta, pero he notado que Megan no tiene una... sino dos armas de filo. Te lo digo por si mañana no sabes a quién votar, para que vayas teniendo datos.

Observo el intento que hace Andrew de acariciar a Saskia y sonrio, sé que ella impone respeto, llevamos mucho tiempo juntas y hemos bromado sobre ello en cientos de ocasiones.

-Puedes tocarle, no te hará nada. En realidad es muy cariñosa, a pesar de su tamaño. Sólo es agresiva si se siente amenazada o si siente que yo lo estoy.- La hora está realmente cerca, en poco tiempo caeremos dormidos y cuando despertemos algo habrá pasado, miro a mi alrededor pensando en quién será el siguiente. -Bien Saskia, si tenemos que dormir al menos que estemos cómodas.- separandome de la pared le dejo espacio para que se tumbe detrás de mi y para que pueda reaccionar en caso de peligro. No se si ella tendría la capacidad de despertar si nos atacaran. Cuando se pone comoda me tumbo con la cabaza en su lomo, hemos dormido en esta misma postura cientos de veces y no podría desear una almohada mejor.

Mirando al techo trato de relajarme para afrontar la espera.- Yo también espero que estemos enteros cuando despertemos.-añado contestando al comentario de Poron.

-Ummm... Nunca hubiera relacionado parte de los elementos del feng-shui con el Taijitu, pero vale.- vuelvo al tema que me parecía más interesante.- No pretendía ofenderte, solo ser realista. Si salimos de aquí con vida, podría planteármelo de otra manera, pero dadas las circunstancias en las que nos hemos conocido...No puedo hacer más que disfrutar de tu compañía en los ratos que nos dejen estar despiertos, cuando ya tengo claros mis cursos de acción y todo se ha dicho. Mis disculpas.

Llevaban mucho tiempo calladas, escuchando y observando vuestras disputas, vuestras rencillas, vuestras mentiras, y vuestra verdad.

El toque de un reloj funebre invadía el lugar, y con él Juliette salío de su letargo, y comenzó a caminar hacia la salida sin más.

Sin miraros a la cara le dijo a la pequeña Mêredy. Ya sabes que es la hora... Es el momento del silencio y de nada más...

Y sin más nada dejó el lugar esta vez por la puerta... nada de marcas ni de desaparecer, andando como uno más.

Mêredy cruzó sus brazos y fue tras ella, pero antes de irse miro los restos de Cameron y sonrio sabiendo que pronto volvería a estar en aquella sala otra vez.

Parecía que todo acababa ese día y nadie os haría dormir... Pero justo en ese momento sentisteis como unas manos oscuras os tapaban la vista desde atrás... Salidas de vuestro propio pensamiento, en tan sólo un segundo, el cual sería el inicio de aquella vuelta a la oscuridad.