"Joe, con el chino"
- Que no, chico, que no. No la admira por ser una de los traidores. Si no por cargarse a ese bicho que ha convertido en pulpa Nil...
"Yuck"
-Hablando de Selee, entonces, ¿Si hubiera muerto en la votación popular, por el vínculo que se formó entre vosotros al llegar, hubieras muerto tu también? Es como el vínculo de cada Eve con su bestia. Claro que ¿Quien te llamaría bestia a ti, eh , preciosa?- Digo con el tono que los mortales se dirigían a sus larvas a Naica mientras le hago arrumacos.
-Que admire cómo combate alguien no significa que esté de acuerdo con sus ideas. Como le dije al principio, ella me resulta irrelevante y no tengo pruebas contra ella más allá de su actitud y las palabras de Eko.
Respondo con una sonrisa amable al oriental, miro entonces a Yormund y niego con la cabeza suspirando lentamente.
-Lo cual es, supongo, suficiente.
Vuelvo a mirar al oriental y bajo lentamente los brazos, abriéndolos un poco.
La respuesta de Eko me pareció apropiada, ante lo cual solo pude asentir con la cabeza, sin embargo la conversación entre Vanna y el oriental me llamó la atención:
- Tetsuo, te has dado cuenta de lo mismo que yo...- luego escucho la respuesta de Vanna y sonrío mirándola como baja sus brazos.
- detalles... detalles...- pienso para mi mismo mientras miro a Vanna y luego a Yormund.
Juliette no podría ocultar su cara de odio, mientras se acercaba a aquel cuerpo sangriento... se alejo de los demás hasta un lugar donde ninguno pudiera dañarla, y entonces aquel oriental le cedio la cabeza de la muñeca de Mêredy.
Con rabia aparto la cabeza hasta estamparla contra la pared, mientras su vestido se calaba con la sangre de su fiel compañera. Las lágrimas se escurrían por su piel... mientras su rostro seguía impasible, como si para ella fuera imposible sentir algo más. Y su voz autoritaria dijo: Vamos Mêredy... No te creas que me vas a dejar... Dijimos que lo haríamos juntas y juntas estaremos hasta el final...
Limpio sus lágrimas y lleno de sangre sus carrillos, mientras se centraba en sus manos. Metío con furía sus dedos sobre la palma de la mano contraría y tras una profunda herida saco, una aguja doblada, como un anzuelo, un utensilio gemelo al que soportaba sobre su cinto el cuerpo de aquel pez.
Rompio con sus dientes los filos de su falda y estrajo un hilo negro que ella se afanaba en impregnar en aquella sangre que reposaba a sus pies.
Y así, meditabunda, tendió el cuerpo de Mêredy en su regazo y comenzó a coser sus heridas, y articulaciones rotas... como el que arregla un juguete de trapo... pero este juguete inerte contaba de piel. De un fuerte movimiento separo aquel crustaceo de sus pies, y aunque muchos pensaraís que no existían de dentro del caparazón, aparecieron un par de piernas, amoratadas, y raidas, como descarnadas tal vez.
Con trozos de aquella muñeca rota, remendo cada una de las heridas de Mêredy... Parecía que todo había terminado, dejando el cuerpo de aquel pequeño diablo desdibujado hasta paracer una marioneta a tamaño real.
Juliette se alzó, y dijo con una Sonrisa: Vamos Mêredy... Sentemonos a observar, esta a punto de atardecer...
Esta vez en las palabras de la chica, pudisteís encontrar algo de nerviosismo, como si deseara mostrar sus sentimientos a placer. Pero Mêredy no se movio... Aquella muñeca de trapo, seguía inerte sobre el frio suelo, mientras sus extremidades y articulaciones, descansaban en una desmadejada posición.
¡¡¡ Te he dicho que... VAMOS MÊREDY !!! La mano de Juliette bajo con fuerza para abofetear el carillo de aquella muñeca rota, que se dignaba a obviar su orden una vez más...
Entonces la mano de aquella muñeca rota, se alzó sobre aquel cuerpo roto, y frenó con facilidad la mano de Juliette, con un simple gesto sin demostrar a penas esfuerzo, crujio los dedos de Juliette.
Mêredy se levanto y dijo: No seas tan exigente, aun queda tiempo para el atardecer.
Juliette acaricio su mano, mientras sonreía y sus ojos se bañaban en tibiedad. Asintio con la cabez y se sentó en aquel banquillo sin dejar de observarla, mientras movía su mano, y dejaba que los huesos crujieran bajo lo piel, hasta volver a encontrar el equilibrio normal.
Mêredy, había vuelto, pero ya no era aquella mostruo de hace unos momentos, ahora parecía una marioneta, sin sentimientos, con una mirada fija como la de un muñeco que observa sin dejar que sus sentimientos salgan a florecer.
-.....¿Pero que coño?.....-dije mientras observaba como la niña cosía- No nos vamos a deshacer de ellas, no iba a ser tan fácil- dije mirando a Nil y a Tetsuo-.
Escuché cada palabra...y observé reacciones. Las palabras de Eko me dejaron boquiabierta ¿liados?¿Cómo podía ser posible?, sentí una pequeña punzada de decepción, me extrañé de ese pequeño sentimiento, lo aparté de mi mente.
Las palabras de Nil corroborando las palabras del oriental acerca de Vanna, me hizo asentir de manera involuntaria.
¿Pero a qué está jugando?-pensé mirando con cierta desconfianza a Vanna- no solo es torpe en sus argumentos sino también en expresarlos, no vas bien...no vas bien...- dije casi en voz alta-
Me senté y seguí observando al grupo...
Continúo haciendo mis reflexiones, preparándome para cuando llegue el momento de revelar nuestros veredictos, pero el resto de la gente sigue hablando, hablando y no paran de... Un momento... ¿Esto va en serio? Escucho algo que hace que les preste completa atención, pero parece que a nadie le importa o nadie le quiere dar importancia. Esto cambia todo lo que tenía en mente hasta ahora.
Para colmo, la saga de las monstruitas no termina. No sirvió de nada que se la cargara, parece que se levanta con más fuerza que antes...
"Hasta ellas están condenadas a cumplir con la labor que les han encargado. Aún así, debe de haber un modo de librarnos de nuestras carceleras... ¿pero cuál?"
Vuelvo a mis reflexiones, terminando de rematar los últimos cabos sueltos. Se va acercando la hora y parece que nada va a cambiarlo.
- Bien, confieso que yo ya no comprendo nada de lo que está pasando. ¿Quién demonios es Verona?- se cruzó de brazos, incómoda y tensa-Ya veo que tenéis un rollito muy interesante entre vosotros, con eso de conocer la historia pasada o ser descendientes de los que estuvieron antes aquí. Pero los demás estamos en las mismas condiciones que vosotros, y nos vendría genial saber a qué nos enfrentamos realmente. ¿Podríais explicarnos eso, por favor? -el miedo, el nerviosismo que suscitaba aquel encierro en Annie, hacían de ella una mujer poco dada a las palabras amables.
Ante lo que acababa de ver con las niñas demonio solo pudo decir una única palabra.
-Guau...
Marceline mira como la niña demoníaca mayor arregla a la menor, y con un gesto de disgusto deja caer lo que queda del cigarrillo y apaga la colilla con su pie.
Andrew sigue sentado donde momentos antes había estado el cuerpo de Verona. Cuando escucha la voz de Juliette se gira y ve como la niña cose a mi su amiga y a esta volver a la vida. Habría sido demasiado fácil... Tras un gesto de disgusto se gira hacia Gabriel, que sigue en su trance.
-Que oportuno...
Observé cómo Juliette cosía a la otra niña y cómo la maldita Mêredy se levantaba después como si nada y apreté los dientes con rabia. No parecía estar igual que antes de la reconstrucción, pero... La satisfacción de saber que podíamos acabar con ellas desapareció de repente evaporándose en el aire.
Escuché la intervención de Annie y suspiré. Empezaba a aburrirme un poco de contar lo sucedido la vez anterior una y otra vez, y no me gustaba nada su tono... Pero los que no conocían la historia no tenían la culpa, y era cierto que cuanto más supiesen más fácil sería para ellos, así que me dirigí a ella para responder a su pregunta. - Verona era una de las que estuvieron en la anterior batalla y sobrevivió a ella. Hizo la promesa a Azhariel de hacer todo lo posible por resucitar a Valfar, pero no lo consiguió. Por lo que parece, con el tiempo se convirtió en Seele y decidió asesinar gente. No creo que saber esto cambie mucho tu situación, la verdad, es tan sólo una simple anécdota entre miles. Comprendo que sientas curiosidad, pero no podemos contaros todos los detalles de aquella batalla, porque la que debería importarnos es esta en la que estamos inmersos y la mayoría de ellos son irrelevantes, tan sólo importantes para los que tuvieron algo que ver.
Hice una pausa, encogiéndome de hombros. - Respondemos todas vuestras preguntas lo mejor que sabemos, no creo que merezcamos que nos hables en ese tono, Annie. No es culpa nuestra saber más y os hemos explicado lo más importante. Sabes de sobra a qué nos enfrentamos. - Terminé, señalando con la cabeza a las pequeñas monstruosas. - A ellas y aquellos de entre nosotros que quieren abrir el sello.
Estaba tan sumamente distraído por mis pensamientos que no me percataba de las conversaciones que sucedían a mí alrededor. Solamente pude escuchar que Seele era una traidora por labios de Eko, es lo que más me llamó la atención.
-Uno menos entonces, eso es bueno. - Dije mirando a Eko haciendo referencia a sus palabras explicando cuál era la lealtad de la rubia, o de Verona, o quien coño que fuera. Era sensato pensar que aún quedaban más, pero ¿cuántos exactamente? Eso sí que era complicado de saber con certeza. - ¿Qué le hizo cambiar de bando? – Pregunté intrigado al vaquero, según lo que había dicho, tenían un vínculo aunque parecía bastante diferente al de Azhariel y Andrew. Tampoco me interesaba saber más, solo lo que le pregunté.
Y una vez realizada aquella pregunta, abrí los ojos de par en par, como cayendo en la cuenta de algo y solté sin dudar un instante mi siguiente pregunta. – Entonces, es posible, ¿no? Quiero decir, ¿es posible que los traidores dejen de serlo y los que no lo son se conviertan? – Estaba visiblemente alarmado ante aquel pensamiento que hice público. Si ya de por sí era difícil tal ardua tarea, solo de imaginarme que aquello sería cierto me hervía la sangre del nerviosismo. Cualquiera podía serlo, y cualquiera se podía convertir. Espero con ansias la respuesta de mi hermano del legado, y que diga que no es posible.
Un nuevo suceso, y para nada agradable, uno de esos engendros, el que fue derrotado ha vuelto a la “vida” por así decirlo. Eso no pintaba bien, nada bien. Un mal augurio sin duda, un aperitivo de lo que nos espera.
Durante los siguientes minutos Eko permaneció callado, observando sin disimulo a Vanna y sus burdos intentos por arreglar sus propias meteduras de pata.
Había explicado más de lo que le habría gustado, pero para algunos podría ser algo importante.
Entonces, cuando Liam se dirigió a él, Eko respondió de forma concisa.
- Me di cuenta de quién era, y la obligué a recordarlo. - Responde, sin querer entrar en más detalles. - Pero no habría durado. Tras irse a dormir habría vuelto a atacar a alguien.
Entonces, el desagradable espectáculo por parte de los engendros hizo a Eko dibujar una expresión de repulsa. La próxima vez habría que ir a por Juliette. Quizá la otra no la pudiese hacer volver.
- Aunque cada uno decide dónde están sus lealtades, - Continúa respondiendo Eko al chico. - hay embrujos capaces de cambiar por completo las prioridades de alguien, como le sucedió a Valfar. Alguien alimentó su odio hasta convertirlo en su condena.
- Sin embargo, creo que volver a lo que pasó entonces no nos va a aportar nada real. Todo es demasiado diferente como para poder tomarlo en cuenta de manera firme.
Alucinada escucho la explicación de Eko sobre su vínculo con Seele y no puedo entender como es posible que dos personas sin ninguna afinidad estén vinculados. No puedo evitar tener sentimientos contradictorios, a pesar de que en ningún momento diej nada en su contra, no me caía bien. Por un lado, me alegro de que, la parte de Verona que tenía dentro, protegiera a Nil y su sacrificio merece mi respeto, pero por otra me alegro de que tengamos que preocuparnos por un traidor menos.
Miro a Gabriel que sigue sumido en un extraño trance,¿qué hará ahora?
El intento de Juliette de recuperar a Mêredy me hace sonreir, pero cuando ella se mueve la sonrisa se borra de mi rostro. ¿Es que esos bichos no se mueren nunca?- gruño enfadada.
Sentada en el suelo, mi mirada se alternaba entre Gabriel y Vanna. El tiempo se me acababa, la luz que entraba por los ventanales indicaba que la hora del atardecer era inminente, y yo todavía no me había decidido. No me gustaba la idea de votarlos sin explicarles antes por qué, pero para eso tendría que elegir y cada vez quedaba menos tiempo.
Finalmente miré a Vanna y enderecé un poco mi postura antes de dirigirme a ella. - Vanna, te voy a votar a ti hoy. Siempre pensé que en la pareja de Gabriel y Seele había un traidor y una víctima que estaba siendo manipulada. Si Seele era la traidora, mis sospechas sobre Gabriel disminuyen considerablemente... Siento darte tan poco margen para defenderte, pero eres la siguiente que me parece más sospechosa. Como le dije a Seele esta mañana, tu acercamiento a Yormund también me parece raro. Tu actitud hacia él... Me da la impresión de que no estás igual de entregada a ese acercamiento y que tan sólo lo soportas por tenerlo de aliado. O por no llamar demasiado la atención al rechazarlo. Siempre ha sido él el que se ha acercado a ti, tú te dejas hacer, pero no tomas la iniciativa.
Me encogí de hombros, antes de continuar hablando. - Tus argumentos a la hora de votar a Tetsuo, como él y otros hemos notado, se contradicen con algunas de otras cosas que dices. Y tus intentos por salir de los líos en los que te has metido tú sola no parecen sostenerse demasiado... Creo que intentas caer bien a todos y no eres sincera cuando hablas, no creo que digas lo que piensas.
- Para terminar, no me convence mucho ese rollo de "me gustaría ser útil, pero no puedo por ser mestiza". Es que lo veo inconsistente por todas partes. Al principio me daba lástima, pero ahora no puedo evitar recelar de ello. Por todos estos motivos mi voto será hoy para ti, lo siento si eres inocente.
-No he dicho que no sea útil. Ahora bien... adelante.
Digo girándome hacia ella con una sonrisa tranquila.
-Sólo hablé de mi pasado, y si creéis que no se sostienen, tampoco tengo problemas, pero no recuerdo haberme contradicho en ningún momento, al igual que no creo que esté con ningún lío, por eso no me he defendido. Me alegra que me lo digas, sinceramente. Pero sólo voy a negarte algo por completo: no juego con Yormund por interés, realmente me cae bien.
Miro hacia las niñas y niego. Comienzo a estirarme para la batalla que promete que perderé.
-Espero al menos ser un hueso duro de roer. Enfrentarme a la muerte es algo a lo que vine. No lo sientas y pelea con todo lo que tengas, yo también lo haré.
Reconozco con sinceridad.
Eko había permanecido en silencio desde su respuesta a Liam, meditando su voto, y no se le escapó la conversación entre Zyllah y Vanna.
Levantó la mirada entonces, dirigiéndola a la rubia, y cuando habló lo hizo con tono neutro.
- No voy a entrar en una pelea, ni mi voto será para ti, pero eso que dices no es cierto. - Le dice - Desde que hemos llegado al menos tres veces has pedido disculpas por no ser útil, de manera literal, y en alguna has dicho que era por ser mestiza. - Explica, antes de encogerse de hombros. - Tampoco creo que eso cambie nada, pero si quieres contraargumentar deberías evitar cometer ese tipo de renuncios. - Añade, como si fuera un consejo, antes de volver a sus propios pensamientos.
Sentadas desde aquel balcón ambas pequeñas os miraban espectantes por vuestra reacción, ahora volvian a ser dos. Puede que ambas algo distintas, pero juntas otra vez.
Los dedos de una tamborileaban sobre la madera del banco, expectante por lo que estaba por pasar, mientras la otra sin más miraba hacía el frente, como inerte, como si su mente no estuviera en aquel lugar.