Partida Rol por web

Ivhone ignoró el sarcasmo de Andrew. Todavía mantenía la mirada fija en Annie, cuando escuchó la voz de Lennish. Entonces su expresión cambió y, lentamente, giró el cuello hasta entrelazar sus ojos avellana con los de la rubia. 

- ¿Te acabas de despertar...? - Le preguntó con un ligero tono entre irónico y glacial. - De verdad... ¿Has escuchado algo de lo que se ha dicho...? o... ¿Has estado en tu mundo de piruletas y enanitos voladores...? Porque chica, creo que no has entendido nada de lo que Marceline ha dicho... Vótame si quieres, pero al menos sé consciente de lo que haces... - Ivhone suspiró y mientras se daba la vuelta, Shia regresó a su hombro y se posó en él. 

La respuesta de Andrew a mi pregunta me convención, sabía con seguridad que si hubiera visto mi ataque habría tratado de impedirlo, no creía que su reacción pudiera ser fingida. El cruce de acusaciones continuaba pero, al menos los objetivos habían cambiado, podía respirar un poco más tranquila.

El numerito entre Ivhone y Annie me pareció absurdo aunque divertido, no me quedaba claro si realmente creían  que engañaban a alguien o es que se engañaban a sí mismas.

Por otro lado, el plan de Gabriel me pareció acertado pero no acababa de entender el plan de Azhariel.- ¿Puede usar sus poderes desde dentro de ti?- pregunté extrañada, pensé que sólo estaba allí y salía de vez en cuando.

Andrew aparta la vista de la escena que han montado Annie e Ivhone cuando Alexia se dirige a él. La mira a los ojos y esboza una sonrisa de disculpa. No he sido claro del todo hasta ahora porque los que mataban por la noche lo hacían siempre con el mismo fin, destruir aquellos que quieren proteger el sello. Bueno, salvo Yormund tal vez... Da un paso hacia ella, con la mirada aún fija en ella. Yo he esperado despierto cada noche, sin actuar, con miedo a que, de actuar y ser visto, se me acusase de querer romper el sello como quieren hacer ellos.

Los ojos del Grovehn brillan a medida que se acerca a Alexia. Los ojos azules de la antigua Eve le dan fuerzas para hablar, fuerzas para actuar, fuerzas para vengar y enmendar su error. Cuando vi lo que te hicieron comprendí mi error. Por culpa de mi indecisión y mi egoísmo aquellos que quieren romper el sello fueron capaces de acabar con Saskia y contigo delante de mis narices y ya era tarde para hacer nada. Les dejé vivir por miedo a que decidieran acabar conmigo y al final la que acabó pagándolo fuiste tú, el semidemonio que más me importa de todos los que estamos aquí. No sé si alguna vez podré perdonármelo.

Andrew da los últimos pasos y se para a un metro escaso de Alexia. Sus ojos reflejan de nuevo la decisión que había perdido en aquel lugar. Pero se acabó. No volveré a dudar, Alexia. Lo juro. vengaré tu muerte. Acabaré con todos ellos y saldremos de este lugar maldito. Juntos.

Recorre la distancia que queda entre ambos y funde sus labios con los de la morena en un apasionado beso que llevaba retrasando demasiado tiempo. Al mismo tiempo sube su mano hasta el rostro de la joven y lo acaricia, saboreando el momento. 

Genial... Lo que me faltaba...

Cállate.

La opinión de Marceline me pareció sincera, y directa, y eso me gustaba. Aborrecía las medias tintas, un poco de claridad era de agradecer, pero no pensaba demostrarlo en público. Guardé silencio mientras la escuchaba con una mueca. Algo raro viniendo de mí que no tenga nada que añadir. Y como no tenía nada que decir y mucho menos darle las gracias callarme me parecía la mejor opción.

Alexia se acercó a mí no solo para devolverme la chaqueta de cuero si no también para darme las gracias mediante un par de besos, esta última acción me descolocó, lo suficiente para dejarme mudo durante varios segundos. Ese tipo de reacciones de las cuales no estoy acostumbrado me desconciertan.

Sus palabras que iban dirigidas a mí me causaron cierta gracia, confesó que le agradaba, algo extraño la verdad. – Será mejor que no te encariñes mucho conmigo lobita, tarde o temprano me perderás de vista. – Solté aquel comentario en torno burlón. Era el quinto día y ya había aguantado bastante pese a mi encantador carácter.

Las acusaciones volaban de unos a otros, no tenía muy claro a quien votar la declaración de Marceline me dejó boquiabierto,  no me contuve y le dediqué una mirada de odio a la rubia que hoy sería objetivo.  Sin duda ella fue a por Alexia.

- Oh, resulta que sí es tu chupipandi, pues vas a morir hoy zorra. Te han pillado con las manos en la masa y morirás por ello, claro que sí.  ¿Qué te da igual que te voten? Ya veremos, quiero ver como recibes voto tras voto y tiembles de miedo, supliques por tu miserable vida. – Palabras llenas de odio, desprecio y verdadera rabia. Tenía sospechas, pero de ahí  a ser declarada culpable con las pruebas que había, no se permitía duda alguna. – Hoy me voy a comportar como un caballero, y voy a dejar que la morena te la devuelva, que sea la última en matarte.

No me importaba lo que el resto pensaban, iré a por ella, me daba igual el resto. Pero estaba tan cabreado que olvidé el resto de las cosas, y era más, las palabras de la arquera me causaron gracias. No tardé en darle a ella también mi forma tan encantadora de tratar a la gente.

- ¿Qué te fías de mí? Vaya por dios, pues yo de ti NADA. No sé si eres estúpida o no, pero teniendo en cuenta que la pelirroja podía ser lo que todos suponemos, defenderla no te deja en muy buena posición. Y no quiero que me defiendas, ¿me has entendido? No quiero que me asocien con NADIE. 

No estaba cabreado, estaba enfurecido. Claro que lo estaba. Estar en la lista de los sospechosos me era indiferente, pero si podía llevarme a alguien por delante, lo haría. Pero como no, mi enorme bocaza se encargaría de largar.

- Quizás deberías comprobar si lo que Marceline ha sugerido es cierto, porque como la pelirroja sea lo que me imagino que es, y no soy el único que lo ha pensado, se podía torcer la cosa más de lo debido. O quizás Lennish, ya que quiere ocultar su don. – Miré con recelo  a la mencionada. – Lo dejé caer, y si no me crees pregúntale a Marceline, que parece que lo ha entendido bastante. Y si no, el rubito puede hacerme una visita nocturna esta noche, que seguro que le apetece. – El tono era duro, hiriente aunque no iba dirigido a él, apreté los puños como una forma de contener mi fuerza mientras miraba con odio a la rubia.

- Es más, recomiendo que me matéis cuanto antes, no vaya a ser que os acabe jodiendo la existencia más adelante. –  A pesar de todo, era un consejo,, camuflado con sarcasmo y una amenaza,  pero un consejo al final y al cabo.

Que ganas tenía de que todo esto acabara de una puta vez. Era consciente que yo no llegaría al final, pero me daba igual, ya sabía que cuando vine a este maldito lugar las cosas no serían fáciles, nunca hubiera imaginado que se hubieran torcido tanto las cosas.

La cosa parecía dividida, aunque era evidente que sólo dos mujeres participaban en esta rifa. Cálculo que no debe quedar mucho para que empiece el combate, por lo que hay que estar preparado por lo que pueda pasar.

Me acerco a Chance y me quedo a su lado, hablándole en voz baja. - Dos personas entre las que dudar... No sé quién será la elegida... Ni siquiera estoy seguro de a quién elegir de las dos, pero, ¿acaso importa? Probablemente la que no caiga hoy, lo hará mañana... Sólo espero que estemos vivos para verlo, amigo. - Le acaricio las crines con una mano mientras con la otra hago un rápido movimiento, haciendo aparecer unos terrones de azúcar y dándoselos a comer. - No son reales... Pero te sabrán como si lo fueran... Al menos te harán pensar en el sabor del azúcar y te harán pasar este mal tragó un poco mejor.

Tetsuo se apartó de todo y de todos. Creía saber bien quien era traidor y quién no, la verdad, poco importaba quién cayese primero de ellos, todos lo harían. 

Su mirada cargada de furia y desprecio se intercambiaba repetidamente entre Annie, Liam, e Ivhone, sus sospechosos, no... aquellos que eran traidores claros. No creía en nada de lo que decían, para él y para cualquiera sus palabras los sepultaban. Iban a caer, y no volverían. Él se aseguraría de ello.

Estaba realmente aborrecida de que su nombre saliese en cualquier conversación, al principio solo fue una mención de acusación, después otra pero completamente opuesta. Llevaba tanto tiempo en ese mismo punto que se había casi “acostumbrado” a ser el punto de mira, tanto que ella estaba dispuesta a pasar del tema, ignorándolos por completo, pero no, las cosas no fueron así pues alguien la hizo abrir los ojos de forma lenta. Sus ojos buscaron al causante de eso y una medio sonrisa brotó de sus labios. Suavemente pasó el arma a su espalda, colocándola en el arnés, con un tirón seco ajustó las correas, asegurándose de que estaba completamente sujeta.

Impulsando el cuerpo con las manos se bajó lentamente del pequeño saliente, y caminando hacia donde estaban los demás fue acomodándose la ropa. Unos pasos por detrás, se frenó, escondiendo las manos en los bolsillos de la cazadora y entonces esperó a que cerrase la boca para poder intervenir.- Encanto. -Empezó diciendo con el tono que había utilizado las otras veces; tranquilo y susurrante. No necesitaba ponerse a gritar para hacerse escuchar, no iba con ella.- Si tanto desconfías en mí, votándome y deja de taladrarme la cabeza con tus ladridos, ¿Acaso crees que estoy en este jodido lugar solo para que tú y todos los demás confiéis en mi? No, la verdad es que no. No estoy aquí para gustar a ninguno de los presentes, ni tampoco para que ninguno confíe en mi. Es más os invito a que desconfiéis, pero no solo de mi.. Si no de ese que os da la mano y muestra una sonrisa todos los días.-Ladeó ligeramente la cabeza, dejando que algunos cabellos se deslizasen sobre sus hombros.-Para mi nadie está libre de pecado y quien diga lo contrario miente. Aquí uno sentencia y los demás lo siguen...-Una fugaz sonrisa apareció en aquel rostro marfil, adornándolo solo unos instantes.- ¿Qué ocurre, que para no ser acusada de traidora debo seguir una masa? Lo siento, no me dejaré manipular por nadie solo para demostrar mi inocencia, tengo la suerte de que poseo personalidad y puedo hacer lo que me plazca...-La joven deslizó la lengua por los labios, humedeciéndolos, por primera vez se sentía realmente asqueada, pues desde siempre odiaba hablar o ser el centro de atención.

Sacó las manos de los bolsillos, para después cruzar los brazos sobre el pecho, estaba haciendo lo posible por controlar esa furia interior y hasta el momento lo conseguía.-En definitiva ¿Desconfías? Vótame, pero deja de mencionarme... Y más por ”Pelirroja” tengo el nombre de algo que en tu interior sobra. Ira.-Cómo si nada pasase mostró su mejor sonrisa haciendo un gesto con la cabeza a modo de despedida, para arrimarse a la columna más cercana, para ver cual sería el veredicto de esa noche.-Y a la próxima te aseguro que no serás las palabras lo que utilice para hacerte entender las cosas. Parece que si no le das a la botella no razonas... -Cansada de hablar ahora sí se quedó callada.

La mirada fija de Andrew me dejó helada, jamás pensé que le importara de esa forma pero cuando acercó sus labios a los míos mi corazón se desbocó. Era mi primer beso, estabamos rodeados de gente y acababa de resucitar, cuando me lo imaginaba de cría no pensé que fuera así. Igualmente fue especial, no sabía dónde poner las manos y mientras me acariciaba la mejilla las subí lentamente hasta ponerlas alrededor de su cuello y me alcé de puntillas para alcanzar mejor.

El chico del escudo, el que me protegió de la lluvia... la promesa de salir de allí juntos. Una lágrima resbaló por mi mejilla consciente de lo difícil que era conseguir un final feliz, sin embargo no dejaría de intentarlo. -Sí, juntos. Te enseñaré Siberia.- murmuré contra sus labios.

En breve moriría alguien, sólo esperaba que acertaramos.

Mêredy, pone una sonrisa en su rostro y dice: Qué bonito... yo quiero a alguien así...

Mejor quiero a ese chico... Según hablaba su sonrisa se transformaba en un gesto hiriente: Y si dice que no... estará igualmente... vivo o muerto...

Juliette hace como que mete sus dedos en su boca e imita una arcada: Buajjjjhh, esto si que da asco, y no vuestros intentos por acabar con la traición.