Muchos han sido los pasos que has dado hasta llegar a Oldland, y es aquí donde todos tus actos encuentran un porqué.
Las presas débiles de los vagabundos han sido un mero entremés que devoraba tu alma en soledad, mientras eras escoltado por la atenta mirada inquieta de Bheka.
Tantos años en solitario, han afilado tu lado animal, encontrando el resto de tu raza como un mero esbozo creado tan solo para alimentarte.
Hasta ahora no has sabido el por qué esta ciudad te atraía sin remedio, pero ahora que la hora del debacle empiezas a entender.
Entiendes que tras esas puertas no se esconde el enemigo, pues no conoces quien o quienes podrán venir a juzgar. Lo que si sabes que es que todos aquellos que han permanecido al otro lado, te han mirado con crueldad y repulsión, por el simple hecho de vivir en la calle, por el simple hecho de ser de color… Por el simple hecho de ser diferente.
Y tienen razón, eres diferente a ellos, pues ahora no temes lo que pasará, pues antes de que las puertas se habrán tu juzgaras esa raza que día a día te ha atormentado y serás el primero en promulgar sus errores ante la nueva estirpe que esta por venir.
Es hora de que cada uno pague sus pecados, el tuyo estar solo… el del resto, obligarte a estarlo.
Eres uno de las Traidores, y tendras acceso a la sala común de la Traición, donde podreís orquestrar vuestros planes y estrategías para derrocar el antiguo mundo y dar paso a vuestro pago por tanta humillación.
Master, ¿puedo publicar esto en la principal?
Cuando Yannick comenzó a hablar, ya sabía de que trataba. Dirigió una mirada a Bheka, quién se mostró inquieto, pero se vería forzado a calmarse con la mirada de Eko. “Se libre”, fue su único pensamiento, y el animal hecho a andar escaleras abajo, como si quisiera hacerle huir de la matanza que la batalla que pronto habría en el lugar.
Volvió a mirar Yannick, y dejó que este soltase todo lo que tenía para decir. Palabras de lamento y pesar, pero cargadas de una sinceridad tremenda, palabras que habrían conmovido a cualquiera, pero no a Eko. Una sonrisa maliciosa no tardó en aparecer en su rostro, antes de comenzar a reír, despacio, pero que de a poco fue subiendo de volumen hasta convertirse en una carcajada. Pero la risa no era su única respuesta, y su voz no tardo mucho más en aparecer.
- ¿Motivos? No sé si Domino o Jacob tenían motivos, yo los tuve... pero luego todo se convirtió en diversión. No solo disfrute intentando acabar con sus vidas. Atacar a quienes fueron mis “aliados” también fue muy divertido. Así que no seas tan dramático, haz lo que tengas, no... Haz lo que quieras hacer, así como yo lo hice.
- No lamento ni me arrepiento de lo que hice... salvo el haber tenido aliados tan patéticos y no haber durado más noches para poder terminar lo que empece. - Se cruzá de brazos, su voz tenía un tono arrogante al ser oída, así como su postura corporal, escuchándose totalmente diferente al servicial Eko que quiso mostrar los días anteriores. Un engaño que lamentablemente no podría durar más. La mirada de Eko había estado fija en los ojos del hijo de Grovehn, pero no había ninguna muestra de conflicto por sus acciones y lo dicho en su mirada.
Avanzó, pasando junto a Yannick, empujándole levemente con su hombro, como si aquel hombre que días antes había depositado su confianza en él, fuese insignificante, como si no tuviese valor alguno.
Miró entonces a Azhariel, volviendo reír ante su mirada. La muerte de el y Valfar habían sido las que más goce la habían producido, aunque fuese una lastima que el no lo hubiese hecho.
- ¿Sabes? - Dijo al muchacho alado – La noche en que Valfar murió, te vi paseándote por el lugar, buscando como un bobo a quienes acababan con ustedes. Llegaste aquí queriendo grandeza, pero realmente no hiciste nada. Sin Valfar no habrías hecho nada por ti solo, y lo único digno de admiración en ti son ahora esas alas... Pero esas alas no son a ti a quién ayudan a volar, si no a quién te trajo de vuelta a la vida, como un esbirro, como a la tonta de Domino. Ah, por cierto, a tu amado no lo matamos nosotros, su sangre... o la grava que imagino esta dentro de él están en las manos de otro.
Luego mira a Kaldreade, a quién le dedica otra sonrisa.
- Si no me equívoco fuiste quién me saco de encima a la roca que esta allí tirada en el suelo – Dijo refiriéndose a Valfar. - Y también a la otra molestia. Es una lastima, también quería hundir mis garras en ella. -
De Kaldreade, su mirada fue a parar a Nekhbet. Boba como toda rubia, todo un estereotipo
- Nos fuiste útil, eres una boba, pero fuiste útil. Si el cobarde e inutil de Kaldreade hubiese votado por Valfar como esperaba, sin duda me podría haber divertido mucho más. Ah, y por cierto, no te equivocabas, Nybras, Verona y el resto si que conspiraban, pero a favor de ustedes, en aquel “lugar brumoso donde se siente una profunda tristeza” - se giro a mirar a la chica de la pantera, y luego a la chica de las cadenas. - Pero creo que alguien desistió de tener todo el poder para ella, y aprovecharlo para luchar a favor del resto. - Vuelve a mirar a Kaldreade - ¿Por qué crees que tus palabras son odiadas y no las de Diarmuid? Porque él esta allí con ellas, obviamente.
Luego sus ojos se van hacía el resto, muchos poco importantes, útiles si a la causa del mundo libre de demonios que querían destruir el mundo, pero inútiles realmente. Ovejas, sin voz, ni voto, incapaces de actuar en público por miedo, miedo al rechazo, miedo a las represalias. Por ello pasaba su mirada por Eva, Avla, Cristie, aunque deteniéndose en ella ultima. Camino hacia la chica ciega, pero deteniéndose a un par de metros.
- Sin duda te agradezco que hayas querido acabar con Valfar. Estúpidamente egoísta, pero útil también a nuestros planes. Te habríamos matado en la segunda noche de no ser por que tu imbecilidad nos era útil. -
Camino entonces hacia el centro del lugar, donde podría verles a todos, sonriente y expectante a que hicieran sus movimientos, su mirada no reflejaba temor alguno, solo un velo de ansías por lucha y sangres. Eko era un asesino, vivía por y para matar, pero aparentemente su tiempo se terminaba aquí, y aún así sonreía, casi de forma sádica, esperando a que todo acabara.
- Pero no crean que esto va a acabar con mi muerte. -
Si quieres desvelar tu poder y desvelar que eres un traidor... tu sabras...
Mientras la muerte velaba tus ojos... una figura se alzaba ante tí...
Aquel mapa de nuevo... dispuesto a ser marcado por primera vez...
Ante tí 13 sepulcros dispuestos a ser abiertos.... dispuestos a ser liberados... ahora solo debías de decir una cosa... ¿Cuál?.
II - IV - V - VI - VIII - IX - X -XIV - XV - XVII - XVIII - XIX - XI
Siento que me juego la vida en esta elección .________.U
Elijo el X
Mierda, ya me han cogido el 7 de la buena suerte. Alá, y el 13 también. No se cansan de tocarle los huevos a uno. Por Cthulhu, ya cobrare mi venganza.
Una cosa... no creo que desvelar el nombre de tus compañeros sea una buena estrategia para ganar...
Vale, que admitas haber errado en algo, para justificar tu traición, pero delatar al resto, no te hara menos traidor, y mucho menos te ayudara a seguir el juego predestinado a los traidores en HLDCN...
Te lo digo, para que no actues de forma que luego te puedan recriminar el resto... Gracias.
:S No creo haber delatado a nadie, ya se sabe que Domino y Jacob eran traidores, no he dicho nada que el resto no sepa. Tampoco he nombrado en ningún momento a Escoria como traidora -si lo hice, error mio- :P
Ahora, delatar delatar no puedo, a diferencia de muchos yo no tengo ni la menor idea de las capacidades o los poderes del resto, y si digo "ya tienen dos nombres de los tres" es porque asumo que uno es Escoria, otro el que mato por las noches, y el tercero el que puedo ser convertido. Pero vale, no me referiré más al tema para no afectar la partida y haré el panoli lo que quede. :P