—Qué desastre... —susurró Furuta al ver el regadero de sangre en el que se había convertido la dichosa fiesta de bienvenida—. Kijjima-sama, sabíamos que vendría el hermano a intentar rescatarla pero... ¿Y si dice la verdad con respecto a que hay más infiltrados? Por mucho que no me guste admitirlo tiene razón en que pedir refuerzos y un análisis personal y exhaustivo a cada uno de los aspirantes en el día de apertura no nos dejaría muy bien parados frente a Arima... No podemos asesinarlos a todos pues hay humanos entre ellos pero tampoco disolver el grupo y dejarlos libres si es cierto que algunos son ghouls, por no mencionar que sería una terrible pérdida desperdiciar todo el potencial de estos cuerpecitos. —Furuta suspiró con dramatismo—. Hmm... ¡Ya sé! —exclamó—. Una vez me dijeron que no hay mejor forma de desarrollar el potencial que con experiencia práctica, ¿por qué no les damos un poco de eso? —Kijima miró a Nimura, espectante y sonriente, mientras este sacaba un pequeño dispositivo de su bolsillo y apretaba un botón, tras lo cual unas gruesas láminas de metal se dejaron caer con velocidad a ras de las paredes, blindando y sellando el edificio por completo en cuestión de segundos. Ya no había forma de entrar o salir.
—Teníamos esto preparado en caso de que intentase escapar, y aunque me ha puesto un poco triste que resultase no ser necesario, al final si que lo será... —Instantes después, los aspersores del techo comenzaron a liberar un gas casi invisible e inoloro—. No se preocupen por eso, es el sistema de defensa; es gas CRc, no entraré en detalles sobre cómo funciona pero sintetizando un poco lo que hace es disminuir en gran medida la fuerza de combate de los ghouls; no pueden usar sus kagunes, se debilitan más rápido y su absurda regeneración desaparece.
—¿A dónde vas con todo esto? —quiso saber Kijima, ahora sentado en uno de los escalones de la escalera.
Furuta cerró los ojos y sonrió.
—Dejemos que los aspirantes se encarguen, Kijima-sama. Nos quedaremos aquí el tiempo que haga falta y nos aseguraremos que no haya ninguna clase de masacre súbita por parte de los ghouls, pero tampoco nos involucraremos demasiado. ¡Eso es! —exclamó volviéndose hacia los aspirantes—. Considérenlo su primera prueba práctica, en la que deben demostrar que no nos equivocamos al escogerlos. Encuentren a los ghouls, si en verdad hay alguno, háganos saber quiénes son y Juuzo se encargará de eliminarlos uno por uno. ¿No les parece una idea fantástica? Cuando pregunten que qué ha pasado "los ghouls atacaron pero los geniales aspirantes los vencieron, ¡y casi sin ayuda!". —Al notar más de una mirada mirándolo con cierto rechazo Nimura sonrió—. Vamos, no me miren así, será sencillo, les hemos allanado el terreno limitando enormemente las capacidades de los ghouls, sólo tienen que usar todas esas particulares habilidades de las que tanto presumen para dar con ellos y eliminarlos. ¿Sencillo, verdad? ... En el improbable caso de que no lo logren, supongo que tendremos que encargarnos nosotros y reportar que unos ghouls salvajes acabaron con ustedes y no pudimos hacer nada al respecto, pero confío en que eso no sucederá. ¿Qué dices, Kijima-sama?
Aunque posiblemente cualquier persona en su sano juicio habría rechazado aquella idea sin pensárselo demasiado, si había algo que Kijima Shiki no era era una persona cualquiera. Confiaba en su asistente quizás mucho más de lo que debería, posiblemente porque en más de una ocasión su gran intelecto y forma de ver más allá de lo evidente lo habían sorprendido gratamente. Suspiró mientras se ponía de pie.
—¿Estás seguro? La verdad no tengo la menor idea de qué estás hablando, pero si en verdad crees que servirá para que ganen experiencia y desarrollen su potencial gracias a la situación crítica... ¿quién soy yo para negarles la posibilidad? —el instructor dejó salir una leve carcajada—. Aunque tienes razón en que no deberían representar un gran problema con sus ventajas casi eliminadas por completo. Estaré arriba, tú encárgate de... lo que sea que vayas a hacer.
Y sin más, posiblemente para sorpresa de más de uno, Kijima se marchó rumbo a uno de los pisos superiores como si nada importante hubiese sucedido.
—¡Genial! Gracias, Kijima-sama —le agradeció a su superior, por aceptar su extraña propuesta de supuesto entrenamiento práctico. Furuta se remangó, miró el reloj de pulsera que llevaba en la muñeca y se sorprendió al ver la hora—. Sí que vuela el tiempo cuando suceden cosas entretenidas... Ya es casi de noche. Pues bien, aspirantes, creo que limpiaré este desastre e iré a dormir, Juuzo se quedará cuidando que no pase nada malo —problemente—. Tómense su tiempo para investigar o... hacer lo que sea que sea que hagan. Todos tienen una habitación subiendo esas escaleras y tomando el pasillo a la derecha, creo que se les adelantó el número de habitación en la carta de aceptación, así que sí sólo quieren dormir también son libres de hacerlo por más que no sea algo que haga progresar su investigación en gran medida. Espero que mañana hayan encontrado por lo menos a uno —bromeó, antes de disponerse a limpiar la sangre y llevarse el cadáver a algún sitio... Definitivamente necesitarían más bolsas.
Y así, con aquellos bizarros y casi irreales acontecimientos motivados en parte por razones ocultas a simple vista, al menos de momento, dio comienzo la noche, con unos aspirantes a investigadores encerrados en un gigantesco edificio con presuntos ghouls entre ellos a los que debían encontrar y eliminar o ser eliminados como primer entrenamiento práctico. Como mínimo, era justo decir que quienes sobreviviesen a aquel tétrico juego de investigación, traición y muerte, saldrían mucho más experimentados en la investigación, traición y muerte de lo que la mayoría de investigadores eran, con lo cual quizás Nimura no estaba del todo equivocado al proponer esa loca idea. O quizás sí, aún era imposible determinarlo.
No recuerdas qué sucedió después de eso, tan solo que tu cabeza se golpeó muy fuerte contra algo y perdiste la consciencia.