Partida Rol por web

Aunque era pálido de por sí, de alguna forma se le veía incluso más pálido a William E. Sullivan ahora que su cuerpo ya no se movía y descansaba estático en el suelo, con mordeduras por todo el cuerpo y un lago miniatura color carmesí rodeándolo y brindándole algo de color a la blanca escena. Quedaban cuatro aspirantes restantes, y aunque era imposible que quedasen tres ghouls pues de ser así todo habría ya terminado, no era una locura pensar que quedaban aún dos, así como tampoco lo era pensar que en realidad no quedaba ninguno y la amenaza restante era muy distinta a lo esperado. Fuere como fuese, era responsabilidad de los últimos aspirantes acabar con aquello que amanazaba sus vidas si querían que estas no terminasen.

Después de tanto Muto apenas reaccionó al ver al mimo muerto, ya había visto como pasaba lo mismo con todos sus compañeros hasta quedar cuatro. Si aún quedaban dos ghouls el voto era un acierto seguro pero significaría que en el mejor de los casos solo una persona saldría viva, pero si solo quedaba uno era lo mismo que lanzar una moneda al aire y si salía del lado equivocado sería una muerte más a sus epaldas.

Pensar esas cosas poco sentido tenía cuando o ojos de sus compañeros era probablemente el mayor sospechoso, paseó la mirada por ellos con gesto interrogante.

A esas alturas, ya apenas podía recordar cuántos habíamos sido al empezar. Me daba la sensación de que podía escuchar los latidos de mi propio corazón en los oídos mientras miraba a los otros tres que quedaban.

¿Habíamos acertado o no? Ya no sabía qué pensar, pero me daba la sensación de que el tiempo se me estaba agotando.

Mis ojos se desvían hacia los presentes, preguntándome cómo resolveremos esto. Solo cuatro, y un montón de enigmas que se esconden detrás de una simple mirada. Hay que tomar una decisión, tal vez sea lo mejor y se termine esto de una vez. 

Que sea lo que sea

Siendo que Juuzou había desaparecido desde hacía ya algún tiempo, Nimura se estaba encargando ahora de los votos. Tras algo de conteo y pese a que uno de los votos había estado en el filo de la navaja en lo que a tiempo refería, se encontraba marcado en la pizarra junto al resto.

Nimura le dedicó una media sonrisa a Muto y, tras ello, portando ahora el quinque motosierra que anteriormente habría pertenecido a Kijima Shiki, corrió hacia el aspirante.

¡Así que eres un ghoul!

Pese a que lo normal habría sido que Muto estuviese ahora partido en dos, ya que la coraza cutánea de su cuello poco tendría que hacer contra el brutal ataque del inspector, algo extraño sucedió. Con un rápido movimiente esquivó el golpe y tras un rápido movimiento de manos una onda expansiva sacudió el edificio, empujando a todos hacia atrás. Al volver sus miradas encontrarían una extraña bola negra flotando en el aire.

Breves instantes después, el tamaño de la misma esfera iría disminuyendo hasta desaparecer completamente, al parecer tragándose el quinque y por poco al mismo Nimura, que por un pelo había logrado alejarse a tiempo.

—Eso fue peligroso, Muto-kun —dijo algo preocupado sin quitar la vista del aspirante—. Las granadas implosivas están en su fase experimental y sólo unos pocos saben de ellas, por no mencionar que conseguir una sería casi... imposible. ¿Quién eres en realidad? —preguntó con desconfianza—. Bueno, si eres un ghoul no puedo hacer demasiado sin un quinque, así que mejor me voy a buscar otro y dejamos esto para después, ¿estás de acuerdo, Fukusei? —le preguntó al aspirante, que era quien más cerca suyo se encontraba. Tristemente para Fukusei, Nimura había emprendido su marcha antes de que tuviese tiempo de dar ninguna clase de respuesta, dejando aquel extraño ambiente con cuatro supervivientes y otra noche de asesinatos.