Cuando la chica de blanco (Yua Morrison) le dirigio la palabra a Killy, este seguía un poco, inestable, así que miro directamente a la chica con mas seriedad de lo normal.
- ¿No lo acabas de ver,? renacuaja.
Juuzou como de costumbre contó los votos, uno a uno, una y otra vez. Aunque quizás pocos lo habían escuchado, había aceptado la aparentemente nueva autopercepción de Seiyuu, quien decía percibirse a sí mismo como un pacifista, razón por la cual su voto valdría negativo en afán de intentar evitar una muerte, objetivo que por lo que Juuzou había anotado en la pizarra no podría ser alcanzado.
Linchamiento
Seiyuu:
llll(-1)Darell Jackson: ll
Fukusei Chito: l
Yua Morrison: l
Canas: l
Killy Hayama: l
Juuzou se dirigió lentamente hacia la esquina en la que se encontraba el joven Seiyuu, pues al parecer más de uno de sus compañeros habían llegado a la conclusión de que aquel pequeño era un Ghoul. El aspirante comenzó a moverse de pronto hacia adelante y hacia atrás, tambaléandose levemente y dándose ligeros golpes de cabeza contra la pared.
—Seiyuu-kun, ¿te encuentras bien?
Una vez el dio la vuelta, todos pudieron ver a Seiyuu en una suerte de trance colérico y desesperado en el cual roía sus ropas como una bestia sin control. El aspirante ahora tenía una mirada violenta y llena de odio que hizo que hasta el más rudo pensara en salir huyendo de aquella habitación. Con una velocidad posiblemente inhalcanzable por un humano logró esquivar el primer golpe del quinque de Juuzou, llegado sin previo aviso ni preguntas, y con una pequeña daga que escondía entre su traje, se lanzó como Cobaya asesina a la persona más cercana que había emitido un voto contra él. Brincó cuerpo arriba hasta el cuello, y cual conejillo que desea fervientemente una zanahoria intetó rajar la yugular de Muto Koyomi, quien segundos después yacía en perfecto estado y mirándolo con un aire de superioridad. Seiyuu por su parte, ahora con sus ojos negros teñidos de rojo sangre, no pudo hacer más que devolverle una mirada perpleja y confundida que instantes después se transformaría en una mirada perdida cuando el segundo golpe del quinque impactase con brutalidad en su espalda, partiéndolo en dos y terminando con su corta pero interesante vida. Muto golpeó su cuello con los nudillos provocando un sonido metálico.
—¿Ehh? ¿Sigues vivo? Sorprendente, Koyomi-san, no pensé que ninguno de ustedes poseyese un instrumento de protección como ese.
Al parecer, Muto tenía en su cuello dos placas metálicas curvadas subcutáneas que lo protegían de cualquier clase de ataque al cuello, uno de los puntos más vulnerables del cuerpo humano -y ghoul-. Aún así, era posible que no fuese tan eficaz ahora que todos conocían el truco. Sólo había una forma de averiguarlo pero eso no se averiguaría en ese momento, pues en ese momento Hiroshi Okamura trataba con diligencia las heridas que Killy le había causado antes al intrépido Muto.
—Como sea, me alegro al fin tener la certeza de haber acabado con un ghoul. ¡Buen trabajo! —exclamó Suzuya, sonriente.