-No es que no se permitan extraños, pero la gente que suele venir aquí es siempre la habitual y no son muy hospitalarios con los extraños... algunos han tenido problemas... con las autoridades de algun tipo... y claro... piensan que quizá alguien nuevo es potencialmente un Agens in Rebus*... y con lo peliaguda que es la situación entre Occidente y Oriente... claro.- Se excusa Espurios como si la acusación fuera con él y no con la clase de clientela que frecuenta este tugurio.
-Un tipo así... es una descripción vaga. Hay habituales que son altos, unos pocos muy delgados y si tienen una cicatriz lo desconozco. No los veo con el torso desnudo la verdad.-
*el servicio de correo imperial a su vez eran los agentes de inteligencia/contrainteligencia (lease espionaje) que servían al emperador
Asiento a La Extraña y observo como desaparece.
«Lucrecia o algo relativo a ella parece no ser de su agrado. Y no es un enemigo a despreciar. Su poder es abrumador. Me pregunto cuántos de su clase nos espían cada noche»
Me deshago de esos pensamientos. Si no lo hago, seré presa del miedo y de la paranoia. No puedo vivir pensado que siempre estoy bajos los ojos de media Roma, me llega con vivir en una prueba constante.
Entro en el local de Lucrecia, buscándola con la vista.
-Ya bueno, supongo que es normal, raro seria ver rondando desnudo a la clientela, pero se me hace dificil recordarlo, con tanta cortesana suelta.- Dije algo avergonzado, mientras miraba de reojo a las joviales y sueltas damas que ofrecian sus servicios en la taberna. Tanta carne, me esta dando hambre. Y sinceramente, dudo que vaya a sacar algo claro de este tipo, no hasta que tenga mas pruebas. Sin duda, seguir aqui es una perdida de mi tiempo.- Creo que ya te hecho perder bastante el tiempo, gracias por tu colaboracion. Mañana te enviare a mi esclava, te sera de ayuda para limpiar, asegurate solo de nadie abuse de ella y le ponga la mano encima, y no habra problemas.
Empiezo a caminar por la salida, disgustado y apretando los puños impotente, cuando me paro a medias, y giro la vista a Espurios. Se me olvidaba, hay un sospechoso del cual aun no hemos hablado.
-Mmmhh, una sola cosa mas, antes de irme.- Inquiri alzando un dedo, pidiendo resolver una duda, antes de cerrar la noche.- Dices que la mayoria de la gente de por aqui son habituales, y he oido, de que alguien encapuchado, ha estado por aqui infundiendo rumores por aqui sobre Lucrecia ¿Ese es otro habitual?¿Lo conoces?
Me gustaria tirar con un punto de Voluntad, para saber si miente sobre el encapuchado ¿Se puede?
Espurios baja aun más la voz. Como esperando no ser escuchado. Ya antes su tono era bajo para que fuera una conversación privada.
-Si, hace unas noches estaba por aquí. Al principio la gente le miraba mal pero se los gano siendo generoso pagando alguna que otra ronda. Era un tipo que siempre iba con la capucha calada y barba de tres días, un tanto sospechoso. Yo no hablé con él e ignoro de donde venía pero uno me dijo que le vió una pequeña mancha de sangre en el bajo de su túnica corta. Nadie le preguntó el porqué, apestaba a asesino a sueldo, verdugo o matarife en el mejor de los casos. Aquí hay gente de todo tipo, incluido la gente menos recomendable que podrías encontrar, así que nadie le preguntó nada mientras pagará las copas. El caso es que se marchó y no lo he vuelto a ver jamás.-
Supong oque te reunes con el resto del grupo, te están esperando >.<
Lucrecia miró a Julia con ojos entrecerrados. No le agradaba aquella mujer y el sentimiento era mutuo. Apretó los labios y con un cabeceo se despidió de ella, aunque le hubiera gustado gritar a los cuatro vientos "Querida Julia, amiga mía de mi alma"...
- Ay, Tulio, no me gusta tener que ir de aquí para allá cuando vosotros parecéis tener muy claro lo que hay que hacer. Soy sospechosa y no paro de hacerme ver por todas partes. Y sí, podría haberte invitado, pero es una tertulia para chicas... en otra ocasión, tu y yo a solas - terminó esbozando su deslumbrante y seductora sonrisa.
Luego escuchó a Cilo.
- Querida, tal como les dije a Tulio, Servius y Helena, no sé quién era Cuntactor. Y si Julia era la encargada de la investigación, mejor que no vuelvan a encargarle nada, porque nosotros hemos averiguado más cosas que ella y sabría que yo no tengo nada que ver en este crimen. Alguien me la ha jugado y cuando haya descubierto quién mató a ese vampiro, buscaré al que me acusó o al que me metió en este marrón y le daré su merecido...
Me desconcierta la escena con mi nombre o_O
Cierto hay una escena en tu casa, pero lo mismo es para la tertulia.
Es para cuando acabe Servius, ya que habéis quedado en esperarle >-<
Ugh, supongo que si, me reuno con ellos...Aunque voy a quedar fatal, despues de la bravuconada de antes. ¬¬
Cilo frunció el ceño, Julia y yo, y marcó bien estas palabras, hemos hecho lo que hemos podido, dentro de nuestras posibilidades. Obviamente no hemos avanzado tanto como tú, pero al fin y al cabo supongo que se debe a que no nos va la vida en ello, da un leve paseo alrededor de Lucrecia y Tulio. Sus palabras suenan duras, pero su expresión es tranquila y relajada.
Lo cierto, querida, se paró junto a Lucrecia y le tomó la mano, es que probablemente nos hayan ralentizado las precauciones. Suspira, y le mira fijamente a los ojos, Me preocupaba que nos relacionara, que descubrieran el afecto que nos une y que alguien acusara a mi mater de no ser lo suficientemente imparcial. Baja la mirada, teatralmente, y recupera su posición tranquila, sin soltar la mano de Lucrecia, Sin embargo, aquí estamos. Las investigaciones se han unido y pronto resolveremos este molesto malentendido. ¿Entonces dices que ni siquiera conocías a Cunctator?, entrecierra los ojos, intrigada. Qué implicación tan absurda y poco preparada entonces... ¿Qué tal tu relación con Tertia?
He estado ausente (sorry very much >.<), así que me doy el lujo de seguir esta escena un poquejo, si al jefe no le importa >.<
Lucrecia afiló su sonrisa, aunque más bien se congeló en sus labios cuando escuchó hablar a Cilo sobre evitar que las relacionaran. Ya había escuchado antes la misma canción, no suponía nada nuevo para ella. Ella había nacido esclava y ahora era una ciudadana más, pero Cilo parecía haber nacido entre sedas y prefería mantener las apariencias a ensuciarse en el barro. Lo entendía.
- Querida Cilo - ronroneó, que no había nada de cariñoso en su querida. - Julia y tú habríais hecho bien en venir a preguntarme primero, como hicieron todos... Pero comprendo que no queráis relacionaros conmigo, siendo como soy. ¿Mi relación con Tertia? Ninguna. No la conozco personalmente, sé quién es, pero jamás he hablado con ella... - finalizó cambiando bruscamente de tema.
Amos, creo recordar que nunca hemos hablado...