-Gracias por tu amabilidad.-Digo acercándome a las escaleras.-Voy a subir.
Subo las escaleras con paso lento y sin apartar la vista de la hermosa mujer mientras no es imprescindible.
-Dioses, me la voy a labrar como un campo de maiz.-Pienso mientras voy subiendo los peldaños.-Aunque la hija del tabernero probablemente sea una opción más asequible... y con algo más de mérito. Ya se verá.
Finalmente, llego a la planta correcta, la tercera, y busco con la mirada a alguien que pueda ayudarme a buscar al tal Riso.
Master, a mi pj le está saliendo la vena maligna del alineamiento, jejeje espero que no te moleste.
Subes a la habitación y saliendo de ellas te encuentras con un tipo joven, al que ya habías visto, sustituyendo a Tymora en el Dragón oxidado, Riso Kerin. - Buenos días... caballero, me suena tu cara, creo que nos hemos visto antes, en el Dragón oxidado, me preguntaste dónde podías encontrar una forja. Venías con una mujer pelirroja y me preguntaste por dos mujeres, Ammaranza y Eralissa, si te recuerdo bien.
La verdad es que siempre me han gustado más los personajes malignos.
-Si, ciertamente.-Respondo al reconocerlo.-Eso facilitará mucho las cosas. ¿Las habéis visto últimamente? Por otro lado, ¿Cómo van las cosas por el Dragón?
Pos te vas a jartar^^
Hmmm... a Ammaranza la vi hace dos días, iba hacia Alwin, con un hombre encapuchado, pero por alguna razón el hombre se fue un día antes. En cuanto a Eralissa, desde que se fue hacia Valleprofundo con un grupo de aventureros no la he vuelto a ver. No se qué ha pasado en la ciudad desde que salí de ellas hace cuatro días, quizá sepas tú mejor que yo cómo está la posada de mi prima Tymora.
-La verdad es que hace tiempo que no paso por allí.-Respondo.-He andado algo ocupado. Seguramente esté bien, no te preocupes. ¿Dices que partieron en direcciones opuestas? ¿Perseguian diferentes objetivos? Vaya... ¿Y sabes algo de las causas que las llevaron allí?
Fue una respuesta rotunda a la vez que dubitativa.
No...
-Vaya...-Respondo dubitativo.-Bueno, pues muchas gracias, me has sido muy util. Continuaré mi búsqueda. Si las ves, diles que te he preguntado por ellas.
Me encamino hacia la escalera.
-Pero antes...-Pienso al bajar hacia la planta baja.-Toca divertirse un poco.
Una vez llego abajo busco a la hermosa mujer con la mirada.
¿El caballero ha encontrado lo que buscaba? ¿O quizá lo acaba de encontrar? - Dice desde tu espalda la muchacha que antes te había indicado el camino hacia Riso. Te había pillado por sorpresa, y ahora sus manos recorrían tus hombros.
-Puede que lo que buscaba me haya encontrado a mi.-Respondo en voz baja.-¿Y qué busca la señorita, si no es indiscreción?
En ese instante, descuelgo una de mis manos hacia la parte baja de mi espalda en busca de los rincones más ocultos de la dama.
A alguien que pague una habitación doble para yacer conmigo - La respuesta era seca, sin dejar nada a la intuición, pero a la vez muy sugerente.
-Bien.-Digo sin retirar la mano.-¿Y cuanto vale la habitación? ¿De cuanto tiempo dispondremos? No dudo de que vuestras habilidades estaran a la altura... o eso espero.-Conforme voy hablando, mi mano va profundizando más en su búsqueda.
La habitación son doce monedas de oro, de mi dispondrás toda la noche - La mujer no era para nada reacia a que la tocaras, al contrario, la experiencia le decía que a esas alturas, el oro estaba asegurado.
Venga, al tajo que tenemos que llegar a la mañana siguiente.
-Bien.-Susurro.-Vayamos pues a lo nuestro. Aunque había pensado una cosa... se trata de una pequeña travesura, pero creo que la encontraréis tan divertida como yo. La verdad es que ya había reservado una habitación en la posada... si llego a saber de vuestra belleza antes me habría abstenido, pero por desgracia no puedo dar marcha atrás en el tiempo.
Sin embargo, como os he dicho, la situación me sugiere una pequeña travesura. Según me han dicho, el tabernero tiene una hija que llama bastante la atención entre los jovenes del pueblo, y, la verdad, eso despierta en mi la curiosidad y el deseo de yacer con ella. Mi pregunta es, ¿Me ayudaríais? Si no os incomoda, después quizá podáis uniros a la... fiesta. A la vez o por separado, como os plazca.
Si aceptáis, las doce monedas de oro serán para vos, no para el establecimiento. ¿Os parece bien? Al fin y al cabo es una noche de trabajo igual pero con mejores beneficios.
Vaya... yo que me quería marcar un doblete calzandome después a la hija del tabernero... A ver si me sale^^
No puedo encanto, si me quedo aquí soy una señorita educada con un sueldo fijo, si salgo de aquí me convierto en una puta que se vende por cuatro perras, y en esta villa no hay lugar para alguien así.
Pero... si quieres, por seis monedas de oro más puedo avisar a Sibila, que no está ocupada, y es mucho más guapa que la hija del posadero, o a Luna que tiene un cuerpo hecho para el placer y la lujuria.
-No te preocupes.-Respondo.-La gracia estaba en conseguirla sin soltar la cuerda demi bolsa... En fin, tendré que intentarlo solo... cuando acabe contigo. ¿Por dónde está esa habitación de la que tan bien hablas?
Elara te indicó la habitación y pronto empezó un baile que se prolongaría largo y tendido. No rescordabas haber yacido con una mujer de parecida belleza, sus finos rasgos y su cuerpo joven creaban la imagen de una mujer, a la que sin duda pagarías por acostarte con ella. La noche se bañó con sudor y saliva cuando el baile salvaje acabó, caíste rendido por el camino y el combate en el que te habías visto envuelto esa noche.
El sopor de envolvió, una vez saciado se te pasaron las ganas de ir a pretender a la hija del tabernero y dormiste abrazando a Elara.
El amanecer te encontró desnudo y solo en tu habitación, Elara se había ido, no sabes cuando, pero lo más probable es que estuviera en los pisos de abajo, atendiendo a los huéspedes en la taberna que hay dentro del burdel. Tus pertenencias estaban en el rincón donde, la noche anterior, las habías dejado.
-12 po
Me quedo un instante tendido en la cama complétamente desnudo recordando las delicias de la noche anterior.
-Uffff.... ha merecido la pena.-Pienso antes de levantarme. Sin embargo, el resquemor de no haberme podido beneficiar a la hija del tabernero sigue ahí. En fin... otra vez será.
Me levanto de la cama y me visto con calma. Recojo todas mis pertenencias y me dirijo a desayunar... a la taberna. Prefiero la cerveza al vino por la mañana.