Partida Rol por web

Hola Akeelah, explícame, ¿Qué tenían que ver los gnolls con la insignia de nuestros enemigos? ¿Qué habéis descubierto?  - La soldado  dejó rápidamente lo que estaba haciendo para volverse y responder a tus palabras, sobre todo, le sorpendio la insignia que habías dejado sobre la barra.

Akeelah volvio a beber un pequeño sorbo de vino y a echar otra mirada a Abigail antes de hablar.-de camino a Valleprofundo unos gnoll nos tendieron una emboscada, alli le quinamos esta insignia a uno de ellos, luego cuando llegamos al pueblo, trataron de emboscarnos otra vez, pese a su superioridad numerica, acabamos con ellos, si identifique bien el simbolo,su lider era una Clériga de Yeenoghu. pero esto no es lo grave, parece que los gnoll con los que acabamos eran solo una parte de un ejercito, que sigue avanzando. En estos momentos va camino de Tonfalia, perdimos a un compañero, estabamos cansados y otros compañeros se quedaron en Valleprofundo para vigilarlo, asi que no estabamos en condiciones de hacer mucho, y aqui estamos avisandoos del peligro, pues parece que el ejercito gnoll forma parte de la garra roja, en mi opinion, atacando a los pueblos cercanos reduce los suministro que entren en la ciudad, la aislan o puede que hasta sea una estrategia para ganarse el favor del pueblo con engaños, en cualquier caso, esta claro que la gente de Tonfalia corre peligro, y abria que ir alli, aunque imagino que vuestra prioridad sera la ciudad, me preguntaba si existiria la posibilidad de mandarnos al pueblo junto con apoyo para defender a las gentes de alli- Akeelah volvio a mirar a Abigail- tambien hemos traido a un guerrero, y una niña que habian sido capturados por los gnoll, la niña ha perdido a sis padres, quiero encontrarle un buen hogar.

Norwan cogió la jarra tendida por la camarera mientras esperaba a que las mujeres comenzaran a hablar con la joven. Cuando la enseñaron la insignia, la soldadita se aceleró y pidió respuestas. Escuchando la historia de Akeelah, Norwan se aceleró pues le hizo recordar demasiadas cosas. Asintió ante las palabras de la mujer, se giró hacia la cerveza y hechó un buen trago, mientras se quedaba pensativo. - Esos malditos perros sólo saben matar granjeros y mujeres, como les vuelva a encontrar... Si! Deberíamos volver y matarlos a todos! -dijo en voz más alta según iba terminando sus ideas terminando con un golpe en la mesa con la palma abierta. Terminó el resto de jarra de un trago y con un fuerte erupto dio por finalizado la charla.

Has hecho bien en avisarnos, Akeelah - dijo mientras se levantaba de la silla para salir un momento a la calle y avisar a uno de los guardias - Avisa a veinte jinetes para partir al amanecer, y dí a Pterior Dranos que convoque a la legión de las montañas del norte para suplirlos en la vigilancia de la ciudad.

Mañana cabalgarán con vosotros hacia Tonfalia a erradicar esta ciudad y fortificar la ciudad para hacerla nuestra, no podemos perder la ruta comercial con Alwin durante mucho tiempo. Si no tenéis caballos, se os proporcionarán los más rápidos y el equipo del que preciséis.

Si quieres, podemos conseguir refugio para Abigail entre los Hijos del hielo, lejos de aquí, en los campos de entrenamiento, será bien educada y estará a salvo, no tendrá obligación de quedarse en la orden si no quieres.

Tymora sirvió la cena recién cocinada a los recién llegados, especialmente a Abigail, que parecía hambrienta y luego fue sirviendo al resto del grupo, a pesar de que no se había pedido.  -  Os invito a cenar y a descansar en mi taberna... algún día, seréis famosos y yo podré acoger a aventureros de todo el mundo que vengan a recordar vuestras azañas. Por cierto, el otro día vi a Declan Leuvaarden por la ciudad, creo que tiene una cuenta pendiente con vosotros.

Herne sonreía al escuchar la palabras de Alana, por fin iba a poder entrar en combate y demostrar a el grupo, sobre todo a Norwan que era un guerrero fuerte y con pericia. Llegó la cena y disfrutó de la comida, mientras espectante escuchaba a Akeelah, quien de un momento a otro, parecía haberse convertido en la líder del grupo.

Malas noticias. Ammaranza se había metido de cabeza en la boca del lobo. Iba bien acompañada, pero si lo que el alcalde de Valleprofundo les había dicho era cierto tendrían que hacer frente a un ejército de gnolls. No había tiempo que perder, aunque algo de comida caliente no les vendrá mal antes de partir. Ha guardado silencio desde que entraron en la taberna, dejando que Akeelah sea la que hable en su nombre. Cuando por fin abre la boca, es para dirigirse a Alana.

- Sí necesitaremos caballos, pero ya - mira a la mujer con gesto serio - partiremos en cuando llenemos nuestros estómagos con algo caliente. Al menos yo así lo haré. Tengo a una amiga en ese pueblo

Yo partiré con Eralissa, tan pronto como hayamos comido y tengamos los caballos - Herne se puso al lado de Eralissa, apoyándola pues cabía la posibilidad de que los demás, al no tener el mismo vínculo que la paladina, no quisieran partir hasta que marchara la tropa, por lo que trató de reforzar su posición. 

Llegaremos a Tonfalia y buscaremos a Ammaranza, Tonfalia es una villa más grande y posiblemente aún no haya sido invadida, luego, con la ayuda de la tropa, atacaremos el campamento de los gnolls.

La tropa partirá por la mañana, como bien ha dicho tu compañero, vosotros podréis partir cuando queráis, tenéis mi bendición y los caballos os esperarán en los establos del Ciervo y el Arco en un momento. Confío en vosotros, los caballos son valiosos y si intentáis jugármela, no habrá rincón en el continente donde poder esconderos de los ojos de la Torre del Archimago. Buen viaje.

Norwan miró a la muchacha y asintió ante sus palabras. - Bien dicho mujer, partamos cuanto antes a matar unos cuantos caraperros, tengo ganas de mejorar mi número anterior de muertos. - Esta vez no pienso fallar. Pensó recordando el duro momento que había vivido en el último encuentro. Comida caliente era del todo lujos que no necesitaba un buen guerrero antes de la gran lucha, pues duros tenían que ser y fría servía al cuerpo igual.

Cenasteis caliente por primera vez en tiempo, tras la muerte de Cyrill, no os habíais parado a cazar y a cocinar nada. Abigail por su parte, disfrutó de la comida más que nadie, no pensaba en tener que partir ha salvar la villa de Tonfalia como todos los demás, ella solo pensaba que por fin estaba en lugar seguro, lo que le reconfortaba.

Cargasteis los caballos cuando ya estaba atardeciendo, con los víveres necesarios y todo vuestro equipo para poner marcha hacia el camino principal, en medio del cual estaba la villa de Tonfalia. Los caballos estaban bien entrenados y aguantaron bien el trote nocturno hasta que comenzó a salir el sol. Llegasteis de nuevo a la encrucijada a la que habíais llegado cuando fuisteis a Valleprofundo, pero esta vez tomasteis el camino hacia Alwin.

Hacía varias horas que había amanecido cuando visteis la empalizada de la villa, cerradas las puertas y con todos los guardias en sus puestos, aún no parecía que hubiera ocurrido ningún ataque por parte de los gnolls.

Abigail parecía cómoda en aquella posada, y Akeelah no pensaba marcharse sin conseguir para Abigail un buen lugar donde quedarse, así que hablo con tymora antes de decir si marcaría con sus compañeros o no.
- tymora, se que no nos conocemos más que de pasada, pero pareces una mujer de confianza, la pequeña Abigail necesita un lugar donde quedarse y este sitio parece gustarle, quiero que se quede contigo, tal vez pueda ayudarte en algo, es una chica lista, y yo sabré que está en un sitio caliente y con comida, si es necesario te daré el oro que me queda para su manutención,

Tranquila Akeelah, la cuidaré como si fuera mi hija. Hasta que volvamos a vernos.