Finalmente os dividisteis, para ir cada uno por su lado. Norwan salió de la taberna, en busca de la forja de los Tres Martillos, Ammaranza y Eralissa salieron a dar un paseo y a despejar la mente, Liondel se fue con Leeuvarden, mientras que Cyrill, Karcos y Akeelah, se quedaron en la posada del Dragón oxidado, de momento. Caminaste hacia donde creías que estaba la forja de los Tres Martillos, en el distrito comercial, y sorprendentemente la encontraste, cosa que no era muy difícil por lo enorme del edificio.
Una forja enana, la que da los aceros más resistentes de la región, especialista en el uso de metales muy duros como el mithril, hierro frío o la adamantita, y fabricantes de todas las espadas de plata de la región. La forja pertenece a los hermanos Manomartillo, hijos el maestro artesano Tordek Manomartillo, tres enanos de duro carácter que se han hecho famosos por sus aceros, más incluso de lo que fue en vida su padre.
La forja es de un tamaño imponente, ya que cuando llegaron los enanos a la antigua forja de Germer, compraron las casas de alrededor y la expandieron. Además, para no tener queja de los vecinos, insonorizaron las paredes con magia elfica. Desde el exterior se ve una imponente fachada que se levanta, un piso más de alta que la casa más elevada de alrededor, en la cual existe un escudo de armas tallado en la piedra, que simboliza un yunque y tres martillos que lo golpean a la vez, hecho por el maestro artesano Gimble Unzapato, en gratitud por un trabajo bien echo.
Si quieres comprar una espada de buena calidad la forja de los tres martillos es el lugar idóneo, no así si no quieres gastar mucho dinero, pues las armas de los hermanos Manomartillo son caras pero de gran calidad, y no todos los aventureros pueden permitirse un paso por la forja de los Tres Martillos.
A Norwan le extraño no oír el acostumbrado sonido del martillo golpeando el yunque al encontrar el enorme edificio de la forja enana. Se encogió de hombros y decidido se encamino al interior.
Su cara mostró gran asombro al ver la amplitud de la forja. Sus ojos se perdieron, durante un buen rato, recorriendo las armas y armaduras expuestas. No tenía duda que la habilidad de los ManoMartillo con la forja era comparable a los de la casa Mousthen. El sonido del golpetear del martillo le sacó de su ensimismamiento. Se preguntó que clase de magia habría en aquel lugar para que el martilleo no traspasase sus paredes.
Después de un rato de deambular por el recinto y observar las creaciones de los enanos, se decidió a preguntar en el mostrador.
¡Buen día! - habló a la persona que atendía a los clientes - Veo que la fama de su forja es bien cierta. Tienen buenas armas y armaduras aquí expuestas. Tempus está complacido. - Descolgó su hacha del cinto, poniéndola encima del mostrador. - ¿Que puede decirme de esta hacha de guerra? Tiene un filo bien afilado, pero no me importaría mejorar su corte o dureza. ¿Creen que pueden hacer algo con ella?. Seguro que sí, las hachas y martillos son la especialidad de los enanos.
Se quedó esperando la contestación, erguido delante del mostrador.
Tomó el hacha para mirarla de cerca - Sin duda es de buena manufactura, y aunque no sea especialista en estas cosas, seguramente sea incluso mágica. Podríamos cambiarle las cintas del mango, que ya tienes algo desgastadas, darle un filo que te aguantará algún tiempo más, y si tienes tiempo, y sobre todo dinero, podemos darle una cobertura de adamantita en el filo, que no igualaría la dureza de un hacha de pura adamantita, pero las cualidades de tu hacha mejorarían considerablemente.
Da la casualidad que tengo por aquí un hacha de las mismas cualidades, hecha en nuestra forja, espera. - Salió con un hacha de mango de madera y cabeza completamente negra - Mango de maderaoscura, que la hace más liviana pero más resistente, y cabeza de adamantita, de una gran calidad y resistencia. Adelante, cógela, es una maravilla.
He cambiado el nombre. XD
Cogió el hacha que le ofrecía Goinar y lanzó un par de golpes al aire. Sin duda era mejor que su arma actual, más liviana y mejor equilibrada. Enseguida la quiso para sí.
¿Cuanto? - dijo serio - Podemos llegar a a un acuerdo. A cambio de esta nueva hacha te puedo dar mi antigua hacha, que como dices es mágica y de buena manufactura, y algo de oro. O si así lo prefieres puedo hacerte algún trabajo a cambio, soy un buen guerrero y mejor sanador.
No quería perder la oportunidad de conseguir un hacha así. En la lucha que se avecinaba contra lo cara perro seguro que le sería de ayuda.
Supongo que Norwan sabe que el hacha es mejor a simple vista que la suya. Si es necesario tirar tasación o algo, dimelo. :P
El precio de esta joya asciende por encima de los nueve millares de monedas de oro, tu hacha podría comprártela por quizá uno o dos millares, debería tasarla un mago, el precio de la adamantita hace que sea tan caro, pero te veo interesado...
Quizá pudiéramos hacer un trato, yo acepto tu hacha y el oro que lleves encima, salvo diez monedas de oro. A cambio habrá una deuda que tendrás que respetar, tendrás que trabajar en nombre de los hermanos Manomartillo, ayudarnos cuando sea necesario y bueno, siempre puedes hacernos publicidad; hasta que el dinero de la deuda quede saldada.
Sin duda sentiste que el hacha era mejor, más liviana, más resistente y que podría hacer más daño a tus enemigos.- ¿Qué me dices?... Aún no me has dicho como te llamas.
Mi nombre es Norwan, mano de Tempus. - dijo mientra echaba mano a su saco de monedas, dejándolo encima del mostrador - Hay algo más de 800 monedas, son vuestras, maese Manomartillo.
Acepto el trato. Llevaré a la lucha innumerables veces a tu hacha, de forma honorable, respetando a los enemigos, tal como manda Tempus. El nombre del creador de tal arma será nombrado, Manomartillo será escuchado en el fragor de la batalla. Un hijo de Tempus te lo promete. - dijo con tono grave y seriedad en su cara.
Pasó unos instantes en los cuales Norwam mantuvo la mirada firme con Goinar. - Mañana mismo parto para enfrentarme a unos Gnolls que acosan la aldea de Valleprofundo. Será la primera vez que empuñe con honor tu arma. A la vuelta te podré pagar 400 monedas más y ponerme a tu servicio para lo que mandes.
Alargó la mano para sellar el acuerdo. - ¿Trago hecho?
De acuerdo Norwan - dijo tomando tu arma y entregándote tu nueva adquisición y estrechándote fuertemente la mano - ven cuando hayas vuelto de cazar gnolls, tendremos trabajo para ti, mano de Tempus. Espero que te sea de gran utilidad en batalla y que tu dios te guíe a la victoria.
A tu vuelta, puedes traer cabezas de hachas o martillos que consigas de los gnolls, los podríamos utilizar para reforjarlos, no traigas espadas armas largas pero finas, ocuparían demasiado espacio y su utilidad sería mínima. El dinero que obtengamos del acero que traigas será descontado de la deuda.
Pues hacha de adamantina de 4 lb de peso. +2 a ataque y daño, no mágico (por lo que sigue siendo útil en entorno donde no afecta la magia).
Cogió su antigua hacha y se la acercó a la cara, reflejando sus verdes ojos en la brillante hoja - Has servido bien a Tempus. Es hora de separarnos, mi fiel amiga. Allí donde te lleve el destino, que sea para derramar sangre en la batalla. - permaneció un instante mirando el hacha, para luego dejarla en manos del enano.
Luego cogió su nueva hacha, pasando la punta de un dedo por el filo negro de adamantita. - Servirás a Tempus en batalla. Un gran honor para una gran arma. Espero que estés a la altura. - La colgó en su cinto con una leve sonrisa de complacencia en su rostro.
Dirigió la atención al enano que había observado el ritual. - Así sea, pues. Volveré con cuantas cabezas de hachas y martillos de los gnolls pueda, que no serán pocas. Estoy en deuda contigo. La mano de Tempus siempre paga sus deudas. - Asintió levemente con la cabeza - Estoy agradecido por la confianza que depositas en mí. No te arrepentirás. Que la fortuna te sonría, Manomartillo.
Se dio media vuelta para salir de la forja. Ya solo tenía en mente el pagar su deuda cuanto antes. Dirigió sus pasos hacia los arrabales, para encontrar la taberna que había visto al entrar de la ciudad. Ahora que tenía poco oro en el bolsillo, era hora de buscar los sitios más baratos. Quería descansar bien y prepararse para el día siguiente, donde los cara perro le esperaban.
Peazo hacha! xD . La he añadido al equipo y he descontado 800 monedas.
¿9000 oros cuesta al final? Por llevar la cuenta de lo que le debo a Goinar.
Llevaría 2800 pagadas entre la antigua hacha y el oro.
Tus pasos se dirigen hacia el distrito de los arrabales, pero recuerdas que la noche anterior estaba cerrada y a oscuras, por lo que supusiste que no sería un sitio donde ofrecieran descanso, y buscaste un buen sitio, que no pareciera caro, en el distrito mercantil. Encontraste el Descanso del peregrino, no parecía gran cosa, justo lo que buscabas. Entras para ver una posada poco frecuentada, con un par de parroquianos cansados del trabajo bebiendo cerveza.
Quien servía en la barra era un enano, no habías visto muchos por las calles, más allá del herrero a quien acababas de visitar. El tamaño de las jarras, como en toda buena posada de enanos, era más grande de lo normal. Entre sus parroquianos había gente de todo tipo, lo que no había son aventureros, sino más bien, gente humilde.
Para ahorrar tiempo te he desviado a otra posada, pues la taberna de los arrabales (suponiendo que te refieras a la Bienvenida bajo la sombra del Abedul), no tiene servicio de posada.
Saludos caminante, no suelen entrar muchos como tú en mi taberna, pero sed bienvenido al Descanso del Peregrino, mientras no causes problemas ni montes escándalo, considera mi posada como tu casa. Mi nombre es Urgro Manodepiedra, de los Manodepiedra de toda la vida. - El enano era calvo y ostentaba una portentosa barba trenzada. La posada no estaba abarrotada, por lo que te atendió rápido.
Después de deambular por NightShade, encontró al fin lo que andaba buscando, una posada simple y tranquila.
Otro enano atendía en la barra de la posada, se preguntó si la mayor parte de las tiendas del distrito mercantil serían de los enanos. Conocía a los Mousthen y eran unos expertos comerciantes, si los de NightShare eran la mitad de buenos, seguramente sería así.
Se acercó a la barra donde estaba el posadero con seriedad en su cara. - Saludos Manodepiedra. No tema, la mano de Tempus no busca ni causa problemas, al contrario, los suele solucionar. Solo quiero una de esas enormes jarras de cerveza y algo a lo que dar un par de bocados. Luego me gustaría descansar esta noche en algún catre que tenga libre. No quiero nada ostentoso, la habitación más simple servirá.
No me contestaste a lo de la deuda del hacha, para llevar la cuenta. ¿la llevas tú? ;P
No tengo muchas habitaciones, pero por suerte para ti las pocas que tengo están vacías - dice mientras llena una de las jarras en un tonel tras el mostrados y saca una llave. - Dispones de un suelo elevado y caliente, un almohadón y unas buenas mantas. Si quieres bañarte te llevaré un barreño de agua caliente.
La jarra de cerveza, pese a ser grande rebosaba, los enanos, al parecer, no eran amigos de las minucias.
Llevo yo la cuenta.
Cogió la jarra de cerveza para darle un buen trago, hasta dejarla por la mitad. - Excelente cerveza, Manodepiedra. Me pregunto si tiene algún parentesco con los ManoMartillo de la forja, de allí mismo vengo ahora. - dio otro trago.
Esa simple habitación me valdrá. No quiero muchos lujos, solo necesito descansar bien esta noche. Mañana tengo una faena importante que hacer. ¿Cuanto será la habitación y la cerveza? - Se quedó mirando al posadero durante un instante - . Supongo que se ha enterado de todo el revuelo de los caballeros Rantanos y el nuevo rey. Me da en ala nariz que ese asunto no va a terminar en nada bueno, ¿no cree? - Intentaba mantener una animada charla con el posadero, tenían fama de enterarse de muchas cosas.
Conozco un poco a los hermanos, pero nada tenemos que ver... La habitación y la cerveza serán 3 monedas de cobre y una de plata. Te dejaré preparado el desayuno si sales temprano. Dejó la llave el mostrador, y con la mirada te indicó el camino hacia la habitación.
A mi lo de los rantanos me importa bastante poco, ya han pasado muchas órdenes militares en lo que llevo yo en la ciudad, y aunque lo rantanos nos daban paz, muchos ya estábamos cansados de sus restricciones y votos, que parecían querer inculcar en la ciudad.
Saco su escuálida bolsa y dejó encima del mostrador el dinero que el enano le había pedido. - Eso es lo malo, las órdenes militares siempre quieran imponer sus normas, aunque sean en nombre de la paz. - Se termino la cerveza, limpiándose la barba con la mano.- Me levantaré temprano, antes de que aparezcan las primeras luces de la mañana, si tiene a bien dejarme algo de desayuno se lo agradeceré. Ahora me retiro a descansar. Tenga buena noche, maese Urgro.
Se despidió con un leve asentimiento de su cabeza, recogió la llave del mostrador y se dirigió hace la habitación. Una vez allí se quitó la armadura dejándola a un lado del catre, junto a la ballesta, y quedándose en calzones. En el otro lado dejó el escudo y el hacha, cerca de su almohada. Atrancó y cerró la puerta, y se recostó sobre el duro suelo elevado.
Los pensamientos sobre Ganthya no tardaron en llegar como de costumbre. Recordó aquella vez que su amada cayó de su caballo y como él acudió en su auxilio, curandole la fea herida de su pierna. Ella se lo agradeció con una de sus intensas y cautivadoras miradas. Esa mirada se quedaría para siempre grabada en la mente de Norwan, para volver noche tras noche, profunda y bella, hasta que el sueño lo venciera.
Ale, a dormir. Supongo que ya ha anochecido. Norwan se levantará muy temprano. Avisa para coordinar con los demás.
Me descuento los 3 cobres y 1 plata de la ficha
Se levantó cuando todavía no había amanecido. Había dormido algunas horas plácidamente, sin que nada alterase su sueño, soñando como de costumbre con su lejana amada. Como cada mañana lo primero que hizo fue arrodillarse en el suelo y dirigirse a su dios.
Dame el regalo de tu fuerza, Tempus, un día más. Puede que hoy me enfrente en batalla con criaturas feroces. Les daré una muerte justa como se merecen, en tu nombre, como mandas. Protege a mi amada, guárdala sana y salva. Los días sin ella se hacen amargos, pero gracias a tu don, tengo esperanzas. Espero honrarte un día más, mi dios.
Tras una breve pausa, se levantó, se colocó la armadura, con el mismo orden y ritual que seguía desde niño. Cogió su nueva hacha, de filo oscuro, sonriendo y colgándola en su cinto. Se ajustó las correas de su escudo a su brazo izquierdo y colgó la ballesta a su espalda.
Echó una ojeada alrededor de la habitación, para asegurarse de que no dejaba nada y salió. No encontró nadie en la posada, pero si su desayuno preparado tal y como le aseguro Urgro. Asintió con la cabeza con agrado al ver que el enano se había acordado y comió con ganas, no quería perder tiempo. Dejo un par de monedas de cobre encima de la barra, como agradecimiento por el desayuno.
Con la tripa llena, salió por fin al exterior, dirigiéndose hacia los arrabales, y luego a la puerta principal de Nightshare, donde había quedado con sus nuevos compañeros.
ea! continuemos bro!
Cuando te despertaste aún no había salido el sol, quizá quedaba alguna hora todavía para que saliera, pero te habías ido pronto a dormir y era normal en ti despertarte pronto, nervioso, antes de una misión o un viaje. Te encontraste con Urgro acabando tu desayuno, pues sabía que te despertarías pronto, pero no cuanto. Tenías preparado un zumo de calabaza, un vaso de leche huevos fritos y dos buenos muslos de pollo. Al igual que con la cerveza, Urgro no escatima con la comida, al parecer.
Saliste de la posada cuando aún no había salido el sol pero una pálida luz fulgurante brillaba al este, lo suficiente para ocultar las estrellas pero que no brillaba lo suficiente para ocultar la brillante luna menguante.
No había nadie en la calle, y solo los panaderos se habían levantado para preparar los enseres para la mañana siguiente. Ahora te encontrabas con una situación muy diferente a la acontecida la mañana anterior, una ciudad tranquila, sin rastro del bullicio de las escena del dragón.
Agradecía la soledad de la mañana. No estaba acostumbrado al bullicio de una ciudad grande. Su nariz captaba el húmedo olor característico de la primera hora de la mañana, le agradaba.
Tocó su nueva hacha, algo impaciente por empezar a usarla y se preguntó cuanto tardaría en pagarle al Manomartillo lo que le debía. Seguramente le costase un tiempo, pero era un hombre de palabra y lo cumpliría. Al menos ya tenía un objetivo marcado. A pesar de la desagradable primera impresión que le había producido NightShade, al toparse de morros con el conflicto entre el nuevo rey y los caballeros Rantanos, en aquella ciudad había encontrado una nueva faena, un mejor arma y quizá hasta nuevos amigos.
Andaba con grandes pasos por las solitarias calles, sumido en sus pensamientos. Había quedado en el portón de la ciudad con las primeras luces y no quería llegar tarde.
El suelo de piedra del distrito comercial se convierte en un suelo de tierra húmeda de los arrabales, donde si que había alguien más, sobre todo campesinos que salían a faenar a los campos del interior de las murallas. Se hace un poco largo el camino desde la última casa hasta las murallas, que están a una hora andando desde los arrabales. En tu cabeza repasas el por qué podría estar tan alejada la ciudad de las murallas y la única razón que le encuentras es para evitar que el fuego de catapulta destruya la ciudad, o que cuando la construyeron pensaron que la ciudad iba a crecer más.
El portón está en silencio, no hay nadie vigilando, aunque sorprendentemente tampoco hay ninguna criatura en los alrededores. Se ve que los rantanos, al fin y al cabo, habían hecho un gran trabajo en la zona. La puerta estaba solitaria, aún no había amanecido.
Llegó el primero al portón, impaciente por empezar la expedición. Solo se cruzó con algunos campesinos que iban a faenar a los campos, y no les prestó atención.
Se encontraba solo en la puerta, todavía en la oscuridad de la noche. Definitivamente se había levantado demasiado temprano. Se encogió de hombros y se apoyó en un lado de la muralla, dispuesto a esperar.