La verdad de lo que está ocurriendo es tan inmensa que en un principio no alcanzas a reaccionar. Simplemente te quedas sentada ahí con la vista gacha sin poder hacer nada y, peor aún, sintiendote impotente. No obstante, sientes como Ian se sienta a tu lado, toma tu mano y con delicadeza hace que subas la mirada. El te miora con una infinita ternura, como si te viera por primera vez. No dice nada, solo te acaricia el rostro y te mira con amor.
Levanto la vista cuando noto como Ian se acerca a mí, cuando me coge de la mano y me pierdo por esos preciosos ojos en los que tanto me gustaba perderme, como si aquello, pudiera ser la solución a algún problema, aunque en realidad no lo seria, pero me tranquilizaba tenerlo cerca y más sabiendo lo que estaba por venir.
- ¿ Crees que saldremos de esta?
Necesitaba que alguien me disolviera las dudas en aquel momento, aunque tan sólo tenerlo ahí a mi lado ya me era más que suficiente.
- ¿ Me prometes que tendrás cuidado? No quiero que te vuelva a pasar nada. Apenas pude soportar el pensar que te perdía una vez, no podría pasar por lo mismo de nuevo.
El, antes de decirte nada, te abraza y apoya tu cabeza en su pecho, lo cual a pesar de la situación, igual te reconforta. Entonces te dice:
- La verdad es que no sé si saldremos de esta, mi amor, pero creo que todos haremos lo posible. Lo importante es que ahora estamos juntos y es nuestro momento.
Luego, cuando le pides que se cuide, el opta por bromear y te dice:
- La verdad es que cuando llegue del hospital me trataste muy bien; me bañabas, me despertabas con besitos y siempre había un mimito para mi. Si me vas a tratar igual puede que me sienta tentado a hacer una locura.
Luego, Mirandote nuevamente a los ojos, te dice en serio:
- Voy a hacer todo lo posible por volver a tu lado y nquiero que tu hagas lo mismo. Todavía quiero tener hijos con tus hermosos ojos razgados.
Era agradable volver a estar entre sus brazos, sobretodo, después de aquella última temporada en la que no habíamos tenido ni tiempo el uno para el otro y yo, por mi parte, le echaba tantísimo de menos que se me hacía difícil hasta levantarme de la cama cuando él ya se había marchado antes de que yo hubiera abierto los ojos.
- Ya sabes que te haré mimos igual cielo, eres lo único que me hace seguir adelante ahora mismo...
Me conocía demasiado bien para saber que aquella temporada no estaba pasando por uno de mis mejores momentos, que si hubiéramos estado en La tierra, seguramente me habrían dado una temporada de descanso en el ejército teniendo que visitar a algún sicólogo. Mis ánimos estaban por los suelos y eso era raro en alguien con mi caracter.
- Yo también intentaré volver entera para poder darte esos hijos Ian... esos y todo lo que tú quieras.
Levanté mi cabeza para besarlo dulcemente, para demostrarle con aquel beso todo lo que sentía por él, todo lo que le amaba y él ya sabía.
Ian simplemente responde a tu beso con la misma ternura que tú le imprimes. También para él la situación es dificil y tú eres aquerllos que le ha permitido mantenerse tranquilo y que esos momentos le evita caer en la desesperación.
Así, se quedan en ese lugar por un buen rato dandose cariño. La gente corre de acá para allá pero ustedes están en su mini universo donde solo existen ustedes. No obstantre, algo horrible los traería a la realidad.
Desde donde están aún se puedo ver la tierra rodeada de por la flota zentraedi y una alarma ruidosa hace que ustedes dirijan su atención a ese panorama. En un principio no saben a qué viene tanto alboroto, pero la voz llena de pavor de Claudia Grant por los parlantes les informa:
- ¡Alerta! Los sensores están registrando una gran concentración de energía en las naves zentraedi que rodean la tierra ¡Aler...
Pero no pudo terminar su frace, pues en ese momento un gran resplandor rodea la tierra y cuando este se discipa, ven como pequeñas explosiones, cvomo puntos de luz, se extienden por toda la superficie de la tierra, no dejando un solo lugar libre de ellas.
- ¡Por Dios! ¡Esos malditos fueron capaces de hacerlo!
Esas fueron las palabras de Ian, que en ningun momento te soltó la mano y a quien le cayeron un par de lagrimas mientras miraba como el planeta en el que habían nacido era atacado.
Permanecí junto a ian, en silencio, intentando mantenerme fuerte cuando yo misma sabía que en aquel momento no lo podía ser, aunque él necesitaba aquello y yo, simplemente vivía para darle aquello que él pudiera necesitar. Resultaba difícil pensar en otra clase de vida, cuando si no llega a ser por tenerlo a él, todo se hubiera desmoronado sin ningún sentido.
Aquella alerta me hizo levantar la cabeza, pero al ver lo que sucedía, simplemente apreté más su mano, mirando en silencio lo que sucedía y notando, al ver aquello, cómo quedaba un vacío en mi pecho que me hacía contener las ganas de gritar que tenía en aquel momento.
- No puede ser verdad...
Aún sin poder creérmelo, giré la cabeza para ver cómo Ian dejaba escapar un par de lágrimas y me abracé a él, como queriendo decirle que no estaba solo, que yo seguiría a su lado pasara lo que pasara.
Ian se abraza fuertemente a ti mientras parecía que todo el universo se hacía pedazos a su alrededor. Por un momento no dicen nada, sino que se quedan ahí dàndose fuerzas mutuamente fuerzas. Ambos, seguramente habían perdido lo que quedaban de sus familias en la tierra, sus madres y amigos que desaparecieron en un suspiro.
No obstante, en ese momento te das cuenta de que algo suena y, por irreal que parezca, se trata del celular de Ian. Él, algo aturdido, atiende a la llamada y parece que es algo importante. Luego que cuelga te dice:
- Parece que hay una oportunidad de planear un contraateque, mi amor. Ahora vamos a prepararnos que nos queda muy poco tiempo.
Suspiré cuando sonó aquel teléfono, pues parecía que ni antes de la batalla podría disfrutar un segundo de los brazos de Ian, pero al menos, el sabía que pasara lo que pasara le querría siempre y eso, era lo único que quería que le quedara realmente claro.
Se me pasó por la cabeza que podría ser la última vez que le viera o la última que él me viera a mí, pero no dije nada en alta, pues sin suceder lo de aquel día ya estaba bastante mal como para encima expresar aquellas ideas.
- Está bien. - Respondí para luego darle un último beso.
Estaba casi convencida de que saldría a combatir aquel día, pero que no regresaría. Quizás, porque los ánimos no acompañaban, quizás, porque a pesar de que lo había visto, enviadiaba un poco a aquellos que habían muerto sin saber que lo harían, pues nosotros hacía tiempo que teníamos a la muerte rondando.
El te retiene por unos segundos màs en ese beso, como si no quisiera dejarte ir de sus brazos. No obstante, tienen una responsabilidad y sabes que aunque quieran, no pueden quedarse ahì todo el tiempo que deseen.
Antes de que de dejarte ir, Ian te acaricia el rostro y, con la voz un poco enrarecida, te dice:
- Si algo me va a trear de vuelta con vida eso eres tú. No debes decaer, mi vida, pues cuando todo esto termine ya nada podrá separarnos. Haremos el amor, tendremos hijos, me reñirás y nos reconciliaremos. Me haré viejo a tu lado y veremos a nuestros nietos correr por nuestra casa. Piensa en eso, desealo con fuerza y nadie evitará que ocurra.
Ian te mira con tanta fuerza y pone tal convicción en sus palabras que sabes que en verdad las cree de corazón.
Sus palabras hicieron que las lágrimas volvieran a caer por mis mejillas. Amaba tantísimo a ese hombre que no podía imaginarme nada mejor que aquello y sí, quizás aquellas palabras me sirvieran para volver, para desear hacerlo con toda mi alma.
Sin decir nada me abracé a él con mucha fuerza y cuando consigué poder volver a hablar, pues eran demasiadas las emociones que me embargaban, levanté la cabeza para mirarle a los ojos.
- Volveré mi amor y pasaré contigo el resto de mis días. Te quiero tantísimo que nada podrá impedir que regrese a tu lado...
Besé sus labios y lo hice con tanta pasión como lo hice el primer día que probé sus labios.
- Te amo Ian...
Ian respoinde a tu beso con la misma pasión. ël quiere darte fuerzas en ese momento y es la mejor manera de hacerlo a travez del amor. Luego te dice:
- Ahora ve a mi oficina y lleva tu mono de piloto. Yo voy a hablar con los jefes y nos juntamos en ese lugar.
Como estaban en la base no te demoras ni cinco minutos en llegar a los hangares y de ahi a la oficina de Ian, quien se demora un poco pero llega. Cuando lleha junto a ti trae un bolso, pero eso no es lo más importante, sino la pequeña cajita que trae consigo. Cuando la abre te encuentras con que es un anillo de compromiso.
- Lo tenía escondido para cuando nos dejaran volver a la tierra, pero ahora quiero saber, oficialmente, si te casarías conmigo.
Tanto tiempo en aquel lugar, con tanta alarma sonando a cada poco que había cogido una habilidad asombrosa para cambiarme de ropa, por lo que en un visto y no visto, me planté en el hangar, para esperar a Ian en su despacho, creyendo que la cosa se le alargaría y que aún tardaría bastante rato.
Al ver lo que traía las lágrimas llenaron mis ojos y no tardaron en correr por mis mejillas mirando aquello, que incluso me daba miedo tocar...
- Ian...
No podía decir nada en aquel momento.
- No vamos a volver nunca a La Tierra... lo sabes de sobra. Estamos condenados a esto hasta que nos maten... ¿ De verdad quieres que nos casemos para vivir así?
Lo amaba tantísimo que no hacía falta ni que le dijera que me casaría con él si lo deseaba, pero había casi más posibilidades de enviduar que de tener hijos.
Ian te escucha con cierta pena, pero luego deja el anillo sobre su escritorio y te toma la mano, atrayéndote hacia él. Cuando están muy cerca te dice:
- No puede decaer tu esperanza, mi amor. Vamos a volver a la tierra y reconstruiremos lo que han destruido. Estoy seguro de aquello y, cuando esta batalla termine, la guerra tambien.
Entonces te abraza nuevamente y como para que te relajes un poco, te dice al oido:
- Cuando volvamos a la tierra tendremos que repoblarla. Yo creo que eso sera muy entretenido. Podrías tomarnos unas semanas para dedicarnos exclusivamente a esa tarea.
Me volví a agarrar a él como si fuera una lapa, no quería soltarlo, no quería que saliera a combatir, sólo quería que llegara el día del que estaba hablando y sus palabras, fueron directamente a que intentara animarme, cosa que casi consigue pues aunque no sonriera, le miré tras aquello de repoblar La Tierra.
- Me casaré contigo Ian. Llevo deseando poder hacerlo desde el día en que me lo comentaste...
Un poco más tranquila y bastante más animada para regresar a su lado tras librar aquella batalla, le miré a los ojos.
- Yo esperaba unas velas o al menos que te pusieras de rodillas para pedírmelo pero... hay que ver qué poco romántico eres cuando quieres.
Yo misma cogí aquel anillo y me lo puse en la mano, para después besarle.
- Lucharé y volveré a tu lado.
Ian sonría frente a tu cambio de humor, pues seguramente estaba muy preocupado por ti. En cuanto a lo de las velas y ponerse de rodillas, te dice:
- La verdad es que tenía planeado hacerlo en el entretiempo de un partido de futbol o en algun otro lugar más concurrido para que te pusieras roja de vergüenza. Te ves preciosa cuando te sonrojas.
Luego mira encantado el anillo en tu mano. En ese momento te das cuenta que esos gestos no solo eran para dsarte ánimo, sino para también darse fuerzas él frente a lo que tenían que enfrentar.
Luego, como si recordara algo, vuelve al bolso que traía y del interior saca unas cosas que sabes que guarda en casa con mucho cuidado. Se trata de toda su indumentaria de escocés. El te mira con una sonrisa de niño en los labios y dice:
- Es la batalla más importante de a la que voy, tengo que vestirme como se debe.
A pesar de la situación consiguió que me sintiera bien durante unos instantes, que sintiera todo ese amor que sentía hacia él como el primer día que intenté que me hiciera algo de caso, cosa que en mi opinión me costó un poco, pero al final, conseguí llamar su atención, cosa de la que siempre me sentiría orgullosa.
Solté una carcajada cuando vi su kilt y negué con la cabeza.
- El día que te besé por primera vez ibas así vestido...
Cogí aquella ropa y comencé a ayudarle para ponérsela, pues sabía que para él aquello era muy importante y a mí, me gustaba que fuera así, que tuviera sus convicciones y sus pequeñas manías, pues era eso lo que más me había gustado de él desde un principio.
La verdad es que ponerse toda esa indumentaria era un verdadero ritual, pero Ian te indica como se hace y pones manos a la obra, aunque la verdad es que a veces ninguno de los dos puede aguantarse y se olvidan de la ropa, dándose besos y cariño. No obstante, el tiempo no estaba de su lado, así que al final Ian fija el manto que le cruzaba el torso con un prendedor y te dice:
- Espero no verme ridículo - Y sonríe como si en verdad no estuviera pasando nada. Luego te dice - Ya es hora de irnos.
Había una parte en mí que quería gritar que no podíamos ir, que no teníamos por qué enfrentarnos a aquello cuando nos habían echado del planeta como si fuéramos perros antes, que ahora, se las tendrían que arreglar sin nosotros, pero la mayor parte de mi mente decía que aquello era lo correcto, que no podíamos dejar que más gente inocente muriera con aquello y por suerte, el sentido común ganó con la batalla que se liada en mi interior.
- Está bien cielo, vamos... - Fue todo cuanto dije aunque le miré algo preocupada aún, pero mirándole con todo el cariño que sentía hacia él.