Partida Rol por web

¡Es el turno de una belleza rubia, dulce e inocente. Si, señores, le toca el turno a la señorita Clara Feinman, de 18 años y del distrito 8!

La gente comenzó a aplaudir y a gritar con fuerza cuando Clara hizo acto de presencia. Cada vez quedaban menos tributos que hicieran la entrevista y el público estaba entusiasmado con la llegada de cada uno. Caesar la saludó con un par de besos y la llevó hasta el sofá.

Buenas noches, Clara Feinman. Es todo un placer tener a una belleza como tu en este sofá. ¡Y está a mi lado! gritó a los espectadores, que se rieron.

Demos paso a la entrevista. ¿Qué es lo que más te ha gustado del Capitolio?

Ahora es el turno de uno de los más pequeños de este año. Un jovencito que lo primero que hizo fue preguntar si podía traer a su perro para jugar con él. ¿No es adorable? Con 12 años, del distrito 8, ¡demos un gran aplauso a Sasha Krimmer!

Las mujeres de más edad fueron las que pusieron más fuerza a sus aplausos, ya que Sasha les recordaba a sus hijos cuando fueron pequeños. Caesar le dio la mano y le revolvió el pelo como gesto cariñoso y le llevó hasta el sofá.

Buenas noches, pequeño. Espero que no te asuste. ¡Somos tus amigos! Estás aquí para responder a algunas preguntas y podamos conocerte mejor, ¿vale? Bueno, pues la primera es esta: ¿Qué es lo que más te ha gustado del Capitolio?

Saludo a todos con la mano, con la medida inocencia y hago una reverencia lo más correcta posible. Al levantarme me coloco bien el flequillo y me siento con una sonrisa en el sillón. Me siento como un "indio" con las piernas cruzadas encima del sillón.

Respondo a la pregunta.

- El capitolio es increíble, lo que más me ha gustado es que he sabido que aquí hay escuelas de música, me hubiera encantado ver una más de cerca- levanto mi pequeño mentón- yo se tocar el violín.

Tengo que demostrar lo que se hacer.

¡Oh, que adorable! Es una lástima que no tengamos a mano un violín, ¡a todos nos gustaría escucharte tocar!

La gente empezó a corear con gritos y aplausos las palabras de Caesar, que se levantó para poner orden.

No, señores, no tenemos tiempo, es limitado. Así que conozcamos un poco más a esta personilla. Se volvió a sentar al lado de Sasha.

Bueno, jovencito, dinos. Además de tocar el violín, ¿tienes algún talento oculto? Porque en la Arena no vas a poder ganar sólo tocando un instrumento.

Remierda. ¿Tanto costaba un puto violín?

Pongo cara de interesante y le llamo con el dedo para que se incline hacia mí.

- Caesar- le pongo un brazo por los hombros-, si tengo algún talento oculto, ¿no crees que es mejor guardármelo?- le guiño un ojo, para después, hacer pucheros- se que no tengo muchas oportunidades, pero lo haré lo mejor posible, en honor a los juegos y para que mi padre se sienta orgulloso- me dirijo a una cámara- ¿me oyes papá?, soy yo Sasha, te sentirás orgulloso de mí- Me quito el flequillo de la cara y alzo un puñito- ¡Viva el distrito ocho!

El público levantó el puño como el pequeño y gritó ¡Viva el distrito 8! aunque algunos se equivocaron con el número, otros dijeron "Capitolio" y otros sólo gritaban.

¡Levantas pasiones, chiquillo! Estoy deseando ver tus talentos ocultos en la arena, ver cómo te desenvuelves y te libras de los demás tributos.

Un pitido interrumpió la entrevista.

Bueno, se acabó. Ahora toca que hables para los patrocinadores, esos señores que te pueden ayudar durante los juegos. ¿Hay algo que les quieras decir, Sasha?

¡Seta!

Clara sonrió a la vez que tomaba asiento, intentando que fuera lo más natural posible. En realidad, así era... ella misma había escogido participar como voluntaria. Y no lo hubiera hecho si no le gustara aquello.

-Hola, señor Flickerman- dijo formalmente, antes de contestar- pues bien, no quiero parecer una pedante aduladora pero la verdad es que estoy bastante contenta con el trato que se me ha dado hasta ahora. Además, el lugar es impresionante, todas las instalaciones son preciosas, y la gente muy agradable.

Volvió a sonreír, esperando que el presentador siguiera con sus preguntas y el espectáculo. Clara quiso causar buena impresión, la opinión de la gente y de los patrocinadores podía ser muy útil en el momento de la verdad.

¡No te cortes, nos encantan que nos adulen! Puedes decir todas las cosas buenas del Capitolio y sus gentes, aunque es probable que no terminases nunca!

Abrió los brazos y la boca mientras miraba al público, que respondió con una sonora carcajada.

Clara se presentó como voluntaria. ¿Por qué? ¿Qué le lleva a una joven tan bella como tu arriesgar su vida en los Juegos? ¿Qué te impulsa? ¿Qué sentiste en esos momentos?

¡Me falta un post tuyo!

Clara volvió a sonreír, se sentía a gusto en ese ambiente.

-Sí, seguro que muchos se preguntarán por qué me ofrecí voluntaria.

Ella sabía que muchos niños temían ser elegidos, pues para la mayoría significaba la muerte. Pero para ella, una Feinman, aquello era un orgullo, algo que debía hacer.

-No sé si recordarán a Walter Feinman. Es mi padre, y ganó los Juegos hace años. Pues bien, quiero que ese hombre se sienta orgulloso de mí, quiero hacer lo que él hizo.- o morir en el intento, cosa que no dijo pero que no pudo evitar pensar- Al no ser elegida este año significaba que ya nunca podría ser...  y no quería defraudarle. Además, sé que estos Juegos emocionan a mucha gente, y para mí será un honor hacer que pasen un buen rato.

Clara estaba demasiado preocupada queriendo no decepcionar a su padre que ni se le había pasado por la cabeza en qué consistía ese "entretenimiento", y toda la sangre y muerte que llevaba consigo. Al fin y al cabo, la dulce Clara era un ser inocente cuyo único objetivo era seguir los orgullosos pasos de su padre.

La gente se quedó pasmada ante las palabras de la joven.

Sí, señores y señoras. En estos juegos tenemos a los hijos o nietos de tres ganadores. En este caso, es una bellísima dama por la que corre la sangre de un ganador nato. ¡Un Feinman!

La gente comenzó a aplaudir con rabia de la alegría que sentían. ¡Cuánta sangre ganadora! Parecía que el destino les había sonreído y que esos juegos iban a prometer mucha diversión.

El silencio se hizo en el plató cuando el pitido, anunciando el fin de la entrevista, sonó por todas partes.

Y se acabó, señorita Feinman. O, por lo menos, has acabado conmigo. Ahora te toca hablar para los patrocinadores. Cuenta qué ganaran si apoyan a una joven tan guapa como tú.

Emma dejó la taza de te en la mesa, se levantó y se arregló las arrugas de la falda. Se colgó el bolso y se acercó a vosotros.

Bien, queridos dijo mientras os daba unos educados besos tened cuidado. Recordad que, aunque haya que matar a la gente, siempre hay que hacerlo con educación, no hay que faltar el respeto a nadie.

Mis últimas palabras serán dos consejos: No os quedéis quietos en la plataforma por la que salgáis. Tiene una bomba y si os quedáis parados, estallará. Y no os fiéis de los paquetes de los patrocinadores. Pueden ser perjudiciales para vosotros. Estudiadlos atentamente antes de usarlos.

Suerte, queridos.

Sabía que los patrocinadores eran personas que debía ganarse si quería tener posibilidades. El problema era saber qué querían, igual les podía gustar un psicópata sin escrúpulos con gran fuerza y poca piedad que apoyar a alguien que vaya vestida a la moda y con una sonrisa tierna. La pregunta era importante, así que pensó unos segundos antes de hablar a los patrocinadores, ¿qué podía aportar ella a los juegos y a la gente que los seguía y los patrocinaba?

-No voy a pecar de ingenua diciendo que este juego será fácil de ganar, que solo hay que ser fuerte y violento. No, ésto va más allá de coger un arma y de pretender que con eso ya está todo hecho- hizo una pausa reflexiva antes de continuar- no, las circunstancias serán duras y la mente y la supervivencia son elementos vitales si se pretende tener un mínimo de oportunidad.

En realidad, se había dicho unas palabras similares en su mente un millar de veces, había entrenado discursos mentalmente desde hace años, concienzándose para cuando llegara su momento. Y su momento estaba aquí.

-Como dije mi padre ganó los Juegos hace años, y desde que tengo uso de la razón le he admirado por ello y he querido ser digna del apellido Feinman. Eso conlleva a que aunque haya entrenado aquí por primera vez para los Juegos la idea de participar ha rondado mi mente toda mi infancia, tengo el orgullo de los Juegos en mi sangre. Y esa sangre no será derramada. No sin luchar, no sin dar espectáculo. Mi mente está centrada en aguantar, y no decepcionaré a aquellos que pongan su confianza en mí.

Al menos, lo intentaría con todas sus fuerzas.

Cuando su mentora les deseó suerte sonrió tímidamente, se había portado bien con ella y le dolía dejarla. Pero se supone que ya había terminado su aprendizaje, que ya estaban preparados. Y si no lo estaban, daba igual, los Juegos empezarían muy pronto.

-Gracias, señora, tendré en cuenta sus consejos... no tengo pensado quedarme quieta.

Lo de que los patrocinadores podrían no ser de fiar le gustó menos, ella quería creer en las buenas intenciones de los demás. Pero bueno era saberlo, así no podían decirles que no les habían avisado.

-Lo haré lo mejor que pueda.

A los patrocinadores les digo lo siguiente.

-Patrocinadores, estos juegos del hambre los ganará el más joven de la historia, ayudadme a lograrlo, se que sin vosotros no lo conseguiría- saludo de despedida a todo el público- ¡acordaos de Sasha el Violinista!