Partida Rol por web

Plástico.

Huele a plástico.

La luz blanca proveniente de unos fluorescentes te molesta ligeramente. El zumbido que hacen no llega a ser molesto, pero se está empezando a meter en tu cabeza.

Estás en una habitación, calculas que no mucho más de 10 metros cuadrados. Parece que la han forrado de plástico. El suelo está cubierto con un plástico tipo lona. A tu derecha hay un espejo que cubre gran parte de la pared. Estás sentado frente a una mesa de plástico. Al otro lado de la mesa hay un hombre.

Tiene un revolver en la mano.

El hombre levanta el revolver...y lo apoya en su sien.

Aprieta el gatillo.

CLICK.

Tu cierras los ojos. No se escucha la temida explosión. Abres tímidamente los ojos. El hombre no parece mostrar ninguna emoción especial por estar vivo. Te das cuenta de que tiene el aspecto del típico heroinómano, le faltan dientes, tiene los pómulos marcados, los ojos venosos...el típico yonki.

Ha colocado la pistola en la mesa. La empuja hacia ti. La empuñadura apunta hacia ti.

No sabes como has llegado aquí. No sabes quien es ese tipo que acaba de colocarse una maldita pistola en la cabeza. No sabes ni siquiera DONDE estás.

¿Qué vas a hacer?

Miro a la pistola. Recuerda, recuerda, ¿recuerda qué?. Joder, esto es como una de esas películas de la ruleta rusa, tiene que serlo. Pero eso significa que estoy aquí porque he hecho una apuesta, una apuesta a vida o muerte en la que mi vida está en juego.
Piensa, piensa. Si mi vida está en juego, significa que si no me pego un tiro en el cráneo ahora mismo, lo más probable es que este hombre que no ha dudado en dispararse a si mismo en la cabeza, no dude en matarme y llevarse el dinero de la apuesta.

Miro la sala, cada rincón. Que no note que estoy perdido, que no esté alerta a mis acciones. Que confíe.
Alargo mi mano hacia la pistola. Mi mano no tiembla, tengo que hacer que parezca que tiemble, que parezca que estoy nervioso. La mano tiembla. Mira la sala, seguramente sea un sótano; este tipo de juegos macabros siempre se celebran en un sótano.

Cojo la pistola, mi mano deja de temblar y apunto al loco chiflado que va a matarme si no me mato y aprieto el gatillo tantas veces como pulsaciones da mi corazón.

Extiendes tu brazo. Es imposible fallar a esta distancia. Sólo esperas que la bala no esté en el último lugar, para que al tipo de enfrente no le de tiempo a reaccionar. Aunque el tipo se limita a observar el cañón que se levanta delante de él con la mirada perdida.

Aprietas el gatillo por primera vez.

BANG

Tu brazo se levanta, obligado por la potencia del arma.

La cara del hombre se convierte en una mancha informe de sangre. Le acabas de reventar la boca. Hay dientes encima de la mesa. Tu camiseta está manchada de sangre. Su cuerpo se relaja en la silla...pero una de sus piernas parece negarse a asumir la muerte de su dueño.

Joder, acabo de cargarme a este puto yonki...

Alguien grita detrás del espejo. No hablan en castellano. Es...¿inglés?...hace la hostia que no tocas el inglés, pero jurarías que has oído a alguien hablar en inglés.

No parece contento.

¿Qué haces?

Miro la pistola. Seguro que es uno de esos juegos rusos, de pegarse un único tiro. Seguro, no hay tiempo de comprobarlo. Es el momento de actuar, seguro que hay un montón de rusos enormes tras ese cristal y seguro que tienen la pasta de este sicópata.

No, no sé bien, no recuerdo. No sé si soy el verdadero culpable. ¿Y si no lo soy? Tal vez me hayan tendido una trampa. Tal vez todo esto sea una alucinación, no sé cómo he llegado aquí, así que puede que este cadáver tambaleante que tengo delante sea otra alucinación. O tal vez no.

Un grito de rabia y lanzo la pistola contra el espejo y luego corro directamente hacia el lugar, esperando que la pistola rompa el espejo y los trozos filosos no lleguen a cortarme.

Lanzas la pistola con fuerza contra el espejo, que se hace añicos tras el impacto, dejando a la vista una habitación en penumbra.

Alguien da un grito de sorpresa tras el espejo. Tu te lanzas de un salto dentro, rezando para no cortarte con ningún fragmento de cristal, y caes encima de unas sillas vacías.

BLAM

Estás en el suelo de la habitación, con varias sillas volcadas a tu alrededor. Miras a tu alrededor, de izquierda a derecha. Un tipo cerca tuyo, trajeado, de pié que te mira con cara de miedo. Otro aun sentado, un viejo gordo vestido con un chandal, que te mira como quien mira a una mosca en su comida, que está gritando algo. A su lado, otro tipo trajeado que parece que se acaba de levantar y que parece estar disfrutando con lo que pasa. A la derecha del todo ves lo que te temías...dos tipos grandes, vestidos con camisetas negras y vaqueros. Están al lado de una puerta que debía dar a la habitación de los plásticos, y de otra que debe dar al exterior.
O arriba.
O a algún lado lejos de toda esta mierda.

¿Que haces?

Me pongo en pie. Aprieto los dientes con fuerza, mientras me apoyo en una de las sillas. Mi mirada se dirige hacia el tipo trajeado más alejado, el que se acaba de levantar, y mis dientes dejan entresalir unas palabras rudas a la par que miserables.

-¿Qué? ¿Era esto lo que querías, puto chalado? Ahí tienes a ese yonki muerto, y ahora? ¿Ahora qué, eh? ¡AHORA QUÉ!

Mi voz parece firme, o eso intento. Intento ocultar el temblor de mis manos también. ¿Por qué estoy tan nervioso? Resulta obvio, intento hacerme el fuerte, pero estoy completamente desorientado en esta situación. Estos tipos serán bastante peligroso, con toda probabilidad, ¿y yo quién soy? Soy una puta mierda, un tipejo que sólo quiere que le dejen en paz y volver a su vida normal. ¿Vida normal...?

El tipo del traje sostiene tu mirada con la sonrisa aun pintada en el rostro. Ignorándote, mira al tipo que está cerca tuyo.

- Amazing... It´s so...shocking, yeah... but it's really amazing.

Por la cara que pone el otro tipo, no le parece muy amazing que te hayas tirado casi encima suyo.

Que le jodan.

Te mantienes en guardia. Los tipos duros miran al viejo, que no se ha movido desde que has hablado. Sólo te mira. El tipo de tu lado empieza a hablar con tono quejumbroso.

- Oh, fuck...that's not the deal! This fucker junkie has broken the rules!

Parece que nadie hace caso al quejica. Tdos te miran. Por fín el viejo habla con una voz que se diría que tiene más arrugas que el propio viejo. No es muy conciliadora, la verdad.

- ¿Se puede saber que coño has hecho?

-¿Es que acaso pensabas que iba a pegarme un tiro? Vamos, ¡no me jodas!

Estos tíos han debido apostar o algo, pero ¿con mi vida? Dios, lo mismo la acabo de joder pero bien.

Mi atención se centra en mi propia voz, en intentar neutralizar cualquier mínimo temblor que indique algún tipo de nerviosismo.
-Es lo que hay tío, ¿no te gusta? Dejémoslo en tablas, ¿ok? Si no hay nada para mí, yo me largo de aquí... -Intento mostrarme firme, pero despacio me alineo con el tipo sonriente.
Parece que es el único al que le he caído simpático de todos estos mafiosos, si no me saca él de esta, estoy perdido...

El tipo sonriente te mira, y parece que se ha dado cuenta de tu juego cuando le habla al otro tipo, el de tu lado.

- Oh, d'ont be silly... He has balls. A very big pair of balls, right? HAHAHAHAHA
A lo que el otro responde:
- Shut up, motherfucker...this bastard would hurt me.

Pero el diálogo se ve interrumpido por la voz del viejo.
- Serás cabrón. ¿Y por eso te tienes que comportar como un puto lunático y joderme el cristal? ¿Es que eres idiota o que? Gilipollas.
Uno de los "gorilas" te mira con los ojos como platos, y dice con una voz que apenas es un susurro:
- A lo mejor le ha vuelto a dar un rollo de esos de la mem...
Inmediatamente, el viejo le corta:
- Cállate imbécil. Ya se que es un puto chalado. Pero se supone que estaba domesticado.
Te vuelve a mirar.
- ¿O no? ¿Es que ahora eres un puto salvaje? Mira cabrón, me estás jodiendo, pero mucho. No me toques las pelotas. Métete en la puta habitación otra vez.

Las palabras del machaca despiertan como una pequeña luz en mi cabeza.

-¿Qué coño iba a decir? Algo de la memoria, pero... joder... ¡joder! ¿Qué coño me ocurre? Algo me ocurre, no me acuerdo de lo que pasa... ¿soy un puto salvaje? ¿Y si lo soy, qué? Piensa cojones, ¡piensa!

Intento aprovechar mi propia sorpresa para exagerar el gesto, y doy a mi semblante una expresión ingenua. Paseo la mirada alrededor de la habitación.

¿Quienes son estos? Si no tienes ni puta idea, no te va a costar disimular.

Lentamente poso la mirada en el viejo, que me indica que vuelva a la otra habitación. Mi mirada se desvía hacia atrás, hasta encontrarse con el cuerpo.

-Mira su puta cara hecha mierda, y ahora asústate.

-Oh... -gimo con un temblor en la voz. Vamos coño, ¡hazlo mejor! ¿Es que ves fiambres a diario? -¡Oh dios, dios mío! ¿Qué coño ocurre aquí? ¡DIOS QUÉ ESTÁ PASANDO! -Ahora estoy asustado de verdad. Si descubren que finjo, ¿qué me ocurrirá? En cualquier caso, ¿qué me ocurriría si no estuviese fingiendo? ¿Y si ya no les soy útil...?

Comienzo a hiperventilar, fijando mi mirada en el cadáver. Noto un temblor en los brazos, a medida que doy un par de pasos hacia el cristal roto.

Mejor que haciéndolo adrede. Sigue así...

Miro ahora a la herida, los restos de lo que antes era la cara de una persona. Miro fijamente, intento apreciar los macabros detalles, me imagino el olor a putrefacción... hasta que note el estómago revuelto. Los nervios ayudan, y mucho.

Así sí joder, estoy a punto... de echar la pota...

La bilis sube por tu garganta. Llegado a este punto, ya no es necesario actuar...todo sale solo.

BUUUUEEERHGHHHHH

La primera bocanada salpica al tipo que está a tu lado, que se aparta como puede de tí. Después tienes que sujetarte en una silla, y seguir vomitando.

"Quien iba a decirlo...necesitaba echarlo todo."

Notas que un par de manos fuertes te cogen de los brazos y te levantan en el aire. Las arcadas no cesan. Tienes al cabeza embotada. Te sientes débil. Los ojos te lloran, la nariz te moquea. El viejo grita algo. Los dos machacas te sacan en volandas de la habitación por la puerta que no da a la habitación del cadáver.

Abren la puerta. Un pasillo. Te llevan por la derecha. Hay varias puertas a los lados. En el fondo hay una escalera. Abren la tercera puerta de la iquierda y te lanzan dentro de una habitación.

Una voz conocida te habla.

- ¿Que te ha pasado? ¿No la habrás vuelto a liar, joder?

Es Andrés.

Intento ponerme en pie, mientras me limpio los tropezones y restos de baba de la cara.

-Mierda... joder dónde coño estoy ahora...

Cuando consigo enfocar la cara que tengo enfrente, siento cómo mis músculos se empiezan a calentar. El malestar gástrico desaparece casi instantáneamente para dar paso a una tremenda mala hostia.

-¿Liarla? ¡Me voy a cagar en tu puta madre, hijo puta! -De un salto, me abalanzo hacia Andrés, con intención de estampar mi puño en su boca.

Golpeas a Andrés con fuerza en el mentón, haciéndole retroceder. Te abalanzas sobre él, pero te empuja para mantenerte lejos... No estás en muy buenas condiciones, así que prácticamente te derriba.

Aun así te vuelves a levantar. Estás demasiado cabreado como para que un empujón te pare los pies. Andrés se apoya en una pared mientras se lleva una mano al pómulo, mirándote con rabia.

- Mal-ito cab-ón... ¿Ya -e te ha -uelto a ir la puta olla o que? ¡Jo-er! ¡No ha-es na-a más que ca-a-la!

-¿Cagarla? ¡Cuéntame ahora mismo qué está pasando aquí, hijo de puta! De repente me encuentro en una puta habitación a la que no sé cómo cojones he llegado, y resulta que unos putos yankis están intentando que me pegue un tiro en la cabeza. -Contesto con tono alterado, entre jadeos. Con una mano, me rasco la nariz, que comienza a picarme por el repugante sabor ácido del vómito, a la vez que intento toser para escupir los restos de mi garganta. -Más te vale que me expliques qué mierda está pasando aquí, ¡y será mejor que me lo pongas por escrito gilipollas!