(...)
Estás conduciendo tu coche. No sabes muy bien a dónde. Ni siquiera recuerdas cuando has subido al vehículo.
¿Que mierda es esta?
Una sensación extraña se aloja en tu estómago. O no tan extraña. En realidad sabes lo que significa, pero eso no le quita crudeza a la situación. Tienes miedo.
En el parabrisa, puedes leer una frase, rallada en el mismo cristal.
Vete al trabajo y pregunta por tu familia.
Todo es demasiado raro. Empiezas a respirar rápido y a sudar...sin querer el coche poco a poco se embala por la recta.
¿Que pasa en la gasolinera? ¿Que tiene que ver con mi familia?
Intentas pillar el semáforo en ambar, aceleras aun más...no sabes ni a que velocidad vas, pero eso no importa ahora...ahora no importa nada...
ROJO
Pisas el freno antes de llegar a la intersección con la calle principal.
Vuelves a pisarlo.
Otra vez.
¡¡¿¿Que coño??!!
El coche sigue adelante, los frenos no responden.
Ya estás en el primer carril de la travesía.
El freno de mano, joder...
Tu mano derecha agarra la palanca y tira con fuerza. El coche frena bruscamente...en el tercer carril.
Menos mal.
No te da tiempo a actuar, no te da tiempo a pensar, no te da tiempo a nada... cuando oyes a tu derecha como un camión de transporte toca el claxon.
Oscuridad.
(...)