Partida Rol por web

Una docena de dianas se extendian a lo largo del campo de juego. No muy lejos de ellas, a una distancia identica todas ellas, estaban depositando la linea de disparo, desde donde los arqueros afinarian punteria.

Tres soldados de Casterly, eran los encargados de asegurarse de que las dianas estaban en buen angulo y asi evitar que los arqueros insinuaran que la culpa de sus fallos era de la prueba y no de su torpeza.

De todas, esta es, sin duda, la prueba menos valorada, y no porque no sea un reto, si no porque es la que menos violencia genera, la que menos espectaculo, directo, violento y rapido ofrece.

El tiro con arco, requiere concentracion, atencion y paciencia y eso no agrada a quien quiere pasarlo bien. Aun asi, siempre tiene un publico, que aunque menor, es mas agradecido.  

La prueba de tiro con arco, sin lugar a dudas mi favorita, aunque de muy poca gente más. Lo cual no es malo, porque significa que todos aquellos ojos que me observan y desean participar sí que saben lo que están viendo, y no como en los combates que lo único que quieren ver es espadas chocando contra armaduras, y dientes saltando si es posible. Qué le vamos a hacer, así es la sociedad... y yo no dudo en lucrarme de ello.

Me acerco con la tranquilidad y parsimonia del cazador en el bosque que trata de evitar que su presa huya, ya que otro beneficio de esta prueba es que no es necesaria ni recomendable la velocidad y el sobreánimo, ni que fuese un chiquillo que acaba de derribar a su primera presa. Noto la mirada del no excesivo público mientras mis pasos me llevan a la primera posición de disparo, que llevo todo el camino observando. Es una diana cercana, muy sencilla, y bajo ninguna circunstancia creo que vaya a fallar un tiro como ese, así que relajo la mano sobre el arco mientras con la otra extraigo una flecha de mi carcaj colgado al costado. En una distancia tan corta, ni valorar el viento me es necesario, así que cargo, tenso y disparo con cierta socarronería y sin necesidad de mirar, pues me basta con oir el ruido de la flecha clavándose en el centro de la diana. Tenso un poco la mueca, a sabiendas de que podía haber conseguido algo mejor... pero no importa, porque ahora tengo otro lanzamiento para demostrarlo.

Camino hacia la segunda de las dianas, echando un vistazo a mis competidores y sus resultados de la primera ronda, y sonrío al encontrar una competencia aceptable, pero quito esos pensamientos de mi cabeza al ponerme en la posición de disparo. La diana está un poco más lejos, pero sigue sin ser especialmente difícil, simplemente un sistema para eliminar a los de menor habilidad, limpiar la morralla de la prueba, y no pienso caer en un disparo tan prontío como este. Saco otra flecha y la cargo en el arco, esta vez con la tranquilidad de quien tiene todo el tiempo del mundo, y apunto al objetivo tensando la cuerda. El virote vuela con una trayectoria bastante certera y se clava en la diana, resultado que yo ya conocía. De todas formas, no me está gustando del todo mi actuación en estos dos disparos, y estoy covencido de que puedo hacerlo mejor. Demonios, si casi siento como si lo hubiese conseguido en otro momento, pero debía de estar soñándolo porque la prueba es aquí, y ahora.

Elisa observa como uno de los caballeros errantes se acerca a la linea de disparo y realiza dos disparos increibles. Cuando el caballero está volviendo a su posición Elisa lo para un momento y le dice -no pareces el típico caballero que se bate en justas y que su único interés son el honor, las cervezas y las mujeres. Puede que más tarde podamos mantener una charla en la posada sobre tus posibilidades de futuro.

Dicho esto Elisa se acerca a la linea de disparo. La multitud puede observar a la bella guerrera disponiendo su arco con tranquilidad y eficacia, sin ningún tipo de nerviosismo.

El primer disparo se clava en la diana pero no resulta tan bueno como el de el anterior tirador. Una pequeña blasfemia escapa de los carnosos labios de la mujer.

Apunta nuevamente su arco hacia la diana más lejana y esta vez si logra emular a Ser Killean Donnain y realiza un tiro excepcional.

Elisa se aleja de la zona de tiro con una ámplia sonrisa en la cara mientras que los pocos presentes le aplauden y le silban llamándola campeona y otros adjetivos menos adecuados.

Anguy inspiró hondo antes de entrar en el campo de tiro. Dos de los participantes ya habían hecho sus disparos y sabía que era el momento oportuno para realizar los suyos, mientras la mayor parte de la gente seguía distraída mirando a la tiradora anterior.

Colocándose frente a la primera diana, tensó su arco largo intentando olvidarse de la gente a su alrededor. La dificultad de este disparo no era tanto la posición del blanco sino el controlar los nervios de saber que, por un momento era el centro de atención. Anguy estaba más acostumbrado a vivir en los bosques que a los grandes torneos y tan sólo había acudido aquí por la solicitud de su señor. Nuevamente inspiró, intentando concentrarse para el disparo y evadirse de todo lo demás. Solo importaba el arco, la flecha, el viento y el blanco. Cuando visualizó la trayectoria que seguiría el proyectil, soltó la cuerda del arco. Con un chasquido, la flecha se clavó en el centro exacto de la diana.

Los aplausos rompieron su concentración. Maldita sea. Si hiciesen tanto ruido en un bosque auyentarían a todas las presas en 2 millas a la redonda, pensó algo incómodo.

Caminó hacia la segunda diana. Pese a estar algo más lejos que la primera, no debería suponer un gran desafío. Repitiendo el proceso anterior, inspiró con calma antes de preparar su disparo. El blanco era estático y tenía tiempo para prepararse. Acostumbrado a disparar a su presa a la carrera, la flecha alcanzó de lleno la diana sin la menor dificultad en un disparo incluso más preciso que el anterior.

Ignorando los vítores a su alrededor, se dirigió junto a un gran perro de caza, arrodillándose junto a él mientras le rascaba la cabeza.

- Buen chico, Serbal - dijo al perro. - ¿Vamos a dar un paseo?

Olvidando despedirse del resto de las personas, echó a correr seguido por el animal que correteaba ladrando a su alrededor.