La gente estaba yendo para arriba y para abajo, teorizando sobre quién podría ser el asesino y quien no, pocos decidieron que hacer con Elba y en su mayoría, quitando Diana, ninguno votaba por darle un fin absoluto. Por si fuera poco, muchos querían parecer irse de aquél lugar, a pesar de que River estaba intentando detenerlos. Se echó las manos a la cabeza, le estaba doliendo de ver aquella situación tan caótica, tan injusta.
¿Por qué tenían que ser tan compasivos con Elba? Ella se había estado comportando igual que Ghostface ¡o incluso peor, pues no tenía motivos para hacer todo lo que estaba haciendo! Aún así, el malo era Ghostface, al igual que lo fue Dana Scully, a la que la llevaron a la locura, pero no este ser, a quien querían dejar ir ahora mismo y ya "si eso" dejarla inválida para que no vaya correteando.
Resopló y atrajo la atención de todos los presentes, además de su silencio, pues el chico sacó de la parte trasera de su pantalón una nueve milímetros con la que disparó en toda la cabeza a Elba. - ¡Cállate de una puta vez! ¡Joder! - la bala no había acabado directamente con ella, por lo que la dejó en el suelo convulsionando, a lo cual Ryan aprovechó para patearla, mientras apuntaba a todos aquellos que quería irse, soltando una frase entre patada y patada. - ¡Siempre tocando los cojones! - le dio en un hombro. - ¡Siempre mintiendo! - le dio esta vez en el estómago. - ¡Y encima diciendo que YO te había estado chantajeando para hacer tus putas mierdas! - esta vez apuntó a la cabeza y con esa última patada, dejó de convulsionar. - ¡Eres literalmente todo lo que tiene mal este pueblo!
El chico resopló, intentando volver a estar más calmado y con su mano zurda, se tiró el pelo hacia atrás. - Y vosotros, joder, que PUTO aburridos sois, la única con ovarios para hacer lo que se tiene que hacer es la medio pulmón. - comentó refiriéndose a Diana, entonces alzó su brazo libre, mostrando su insatisfacción y frustración ante todo aquello. - Para buscar a Ghostface o un coño donde meteros no tardáis ni un momento, pero monto aquí una fiesta para mostraros lo verdaderamente horrible que es alguien que ni si quiera se pone una máscara para ocultar sus actos y os queréis marchar al momento. - Estaba claro que se refería a los tres que se quería marchar, pero más allá de eso, miró la cara de estupefacción que seguramente tendría la mayoría, con una sonrisa.
Parecéis confundidos, casi todos. - entonces, sin perder esa mirada de superioridad, miró a River Vega, la única que seguramente no estaría con cara de imbécil, para entonces apoyar su pie sobre el cuerpo inerte de Elba. - ¿Haces tú la presentación querida? ¿O lo dejamos como un misterio el por qué de todo esto? - se le notaba disfrutando de todo aquello, incluso reía levemente mientras le hacía aquellas preguntas, relamiéndose por ver su reacción.
River nunca había tenido tan claro lo mucho que la había cagado como cuando vio aquella nueve milimetros descargarse contra Elba. Su cuerpo se quedó paralizado, incapaz de apartar al chico, ni de apartar la mirada de la paliza. Le había pedido que aguantara, pero había esperado poder contar con más tiempo antes de que todo se viniera abajo.
-No me llames eso.-y aún así, no sé como se las arregló para que una parte de ella consiguiera expresar su asco ante aquel apelativo cariñoso que seguro que usaba solo porque sabía que lo odiaría.
-Gente...-pensaba que se había preparado para este momento, pero había llegado el momento de la verdad y nada estaba saliendo como había querido. No encontraba las palabras, y el ver los rostros de sus compañeros solo le hacían sentirse más nerviosa. -T-tenéis que escucharme con atención y entenderme. Por favor. Este...-señaló a Ryan.-...no es Ryan Mui. Bueno, sí lo es, p-pero no. Quiero decir, que-- ¿habéis visto esta película qué--, esperad, dejad que vuelva a empezar.
Se apresuró a sacar como pudo de su bolsillo del pantalón un papel doblado y arrugado. Las manos le temblaban, no conseguían encontrar los dobleces, pero tampoco hacía mucha falta, porque de tanto leerlo ya medio se lo había aprendido.
-Recordad a Ethan Greenfield, uno de los Ghostface. Hijo de Maria y Anthony Greenfield. Estos murieron en un accidente de coche bajo los efectos de la droga. Ethan sobrevivió. Tenía solo cinco años pero el pueblo decidió matarlo por la relación de amistad de sus padres con Dana Scully, la Ghostface original.
Consiguió abrir el papel.
-Esto lo escribió su psicóloga...
Ethan Greenfield
Ethan llegó a mi consulta en muy mal estado. No era la primera vez que venía, pero aquél chico alegre, enérgico y justiciero que solía venir a la consulta ha desaparecido totalmente. Tras la muerte de sus padres querían ponerlo a "descansar" por "humanidad", por suerte logré convencerlos de que con terapia poco a poco se iría sintiendo mejor.
Han sido unos duros días en los que sentía que hablaba con la pared, pero no perdí la esperanza con el chico y al décimo día, sorprendentemente, empezó a hablarme con total tranquilidad, aunque parecía no recordar nada de lo que había pasado ni de quien era, de hecho insistía en que se llamaba Ryan.
Analicé su comportamiento durante las clases y los recreos y los compañeros que antes no se atrevían a hacerle nada malo porque sabían que les esperaba algo mucho peor de lo que le hicieran, ahora abusan de él sin ningún tipo de pavor, pues Ryan parece intentar calmarlos, pero no se defiende y se queda sin reaccionar en el suelo.
Espero que la señora Mui, su madre adoptiva, antigua criada de la familia Greenfield, logre darle una buena educación y un hogar donde sentirse querido y pueda recuperarse de la pérdida que sufrió, para así algún día, recuperar parte de su pasado.
Miró llena de culpa a todos sus compañeros, pero sobre todo a Sam y Diana, a quienes más sentía que debía explicaciones tras todo lo que acababa de revelar.
-¡Lo siento mucho, solo lo descubrí anoche en el hospital, y temía que os matara si os decía algo! ¡Pensaba que tenía más tiempo para arreglarlo!
Mientras River hablaba y sin dejar de apuntar ni un segundo a los demás, con su mano zurda sacó la máscara y se la colocó, después de todo ahora formaba parte de su identidad y se sentía ciertamente desnudo sin ella. - Muy bien, muy bien. - comentó ante todo lo que dijo River. - Pero ese papelito no te va a valer de nada cuando estés muerta, así que ¿por qué no te haces un porro con él antes de que os mate? Al menos así lo podrías disfrutar. - rio levemente.
Pero no os preocupéis. - dirigió ahora su mirada hacia los demás. - No voy a olvidarme de ninguno de vosotros ¿u os pensáis que sois unos angelitos porque no sois tan horribles como Elba?
Fue entonces cuando empezó a pasar la vista de uno en uno, empezando por Lazlo. - El paleto que nunca quiere hacer nada ¿has venido aquí porque realmente te interesaba algo de esto? ¿O porque querías ver como mataban a los más listos de la clase? Así, incluso con tu cero capacidad mental, lograrías el puesto de "el listo de la clase" - ladeó la cabeza. - ¿A qué me recuerda eso? ¡Oh, sí! A qué solo tienes el puesto de capitán del equipo de natación porque me ocupé de desmiembrar a cierta persona.
Pasó su mirada a Barbara. - Y tú, eres una horrible persona que solo te mueve tu propio interés, bien sea por tener al tipo más "guay" del insti a tus pies o para mostrar tu horrible y asquerosa "superioridad" ante los demás. - alzó los hombros. - Aunque bueno, creo que ya caes mal a todos en general, incluso le caerías mal a Jordan si no tuvieras tetas después de tantos años de bullying.
¿Y qué hay de la hija del periodista? - comentó apuntando a Diana. - No te voy a engañar, me caes ligeramente mejor que los demás, pues has sido la única que ha querido tomar cartas reales sobre el asunto de Elba. - negó con la cabeza. - Pero aún así, Dios mío, que insoportable eres, siempre llorando, siempre gritando, siempre culpando de todo a los demás y lo peor de todo, fingiendo ser quien no eres... Como tu papaíto, que fingía ser un periodista de éxito. - empezó a reír. - Ahora a menos saldrá en la "cabeza" del periódico.
También tenemos al "chico del año". - decía de forma completamente irónica. - Quien después de una vida entera siendo un pringado, se va a conseguir dinero, se hace un cambio de look y ya se olvida de absolutamente todos, pues solo va detrás de todos los conejos que ve. ¿Con cuantas has intentado meterla en caliente desde que empezaron los asesinatos? - con su mano zurda, empezó a contar. - Bryony, Mia, Barbara, Vero... - suspiró con cierto asco. - Tu hermana.
Como era evidente a aquellas alturas, pasó a River. - Y tú, eres la rueda de las drogas. Diría "si al menos te las tomaras tú sola, sería tu salud y no molestarías a nadie", pero la cosa es que mientras te pudres el cerebro, puedes tener ideas de mierda, como coger el coche estando completamente drogada y. - silbó, imitando el ruido de algo que salía volando y luego caía, para acabar con un sonoro. - ¡Psh! Y no solo te vas a tomar por culo tú, que ya ves lo que importaría perder a un yonki más, si no que te puedes llevar a gente inocente de por medias.
Y por último, pasó a Samantha. - Me he dejado lo mejor para el final. Samantha la manca, la hija de Dana Scully. Gracias a la información que le dejó Dana a mis padres, he sabido desde el principio quien eras, de hecho no eres la única, hay más como tú. - hizo un sonido como relamiéndose. - Pero solo tú has matado a alguien, a tu hermana, ni más ni menos. Siempre he estado observando este pueblo a través de los ojos del pringadillo, siempre pensando en lo mierda que es, pero cuando llegaste tú. - la señaló con el dedo, con la palma de la mano hacia arriba, para mostrar así cierta "ternura". - Lo tomé como una señal, una señal de que debía limpiar el pueblo, una señal de que debía acabar lo que empezó Dana Scully. - sonó algo decepcionado. - Una lástima ver que al final no he visto esa vena asesina dentro de ti ¡y mira que la he intentado sacar a flote todo lo posible!
Ryan se apartó la máscara con su mano libre, se notaba que estaba serio, como aceptando su destino, pero aún así quería luchar contra sí mismo.
Ethan, no son tan malos... - replicó el chaval ante todo lo que acababa de decir, aunque con muy poco entusiasmo, como si le faltara la energía.
Lazlo nos salvó en el bosque, podríamos haber muerto muchos más, incluidos nosotros. - miraba al suelo, pues no se atrevía a dirigir la mirada a ninguno de los presentes. Al observar el cuerpo de Elba, una lágrima cayó por su rostro, pero sabía que debía seguir. - Diana nos ha acompañado en las buenas y en las malas, incluso se abrió a nosotros durante la fiesta y se mostró como realmente es. También vendió a su padre, cualquier otro lo habría dejado correr.
Suspiró apenado, apartó la mirada del cadáver de Elba y sin embargo, seguía apuntando a todos los demás, como si aún en ese estado no pudiera dejar de hacerlo. - Jordan aunque no ha estado presente físicamente, si que me ha enviado algún que otro mensaje para preguntarme como estoy, incluso bajó a por mí cuando me cortaste en la bolera... - miró a River, la única persona que sentía que podía mirar, pues ella conocía su secreto de antes y a pesar de todo, le intentó ayudar y le comprendió. - Y Vega no solo ha hecho un trabajo excelente descubriéndonos, ha intentado ayudarnos en todo momento, aún sabiendo quiénes éramos.
Volvió a apartar la mirada. - Y Sam... Siempre ha estado con nosotros, siempre ha contado con nosotros, siempre ha acudido a ayudarnos sin dudar.. Incluso hemos compartido momentos únicos y muy íntimos. - solo le quedaba una persona en la que intentar convencer a Ethan de que había algo bueno. - Y Barbara... Barbara... - no podía decir nada.
Se volvió a colocar la máscara. - ¿Y Barbara nada? - no se podía ver la cara del chico, pero se podía intuir que sonreía con superioridad al volver a tomar el control absoluto. - Bueno, pues si no lo dices tú, yo diré que Barbara me ha ayudado a mí a recordarte por qué estamos en esta situación.
Y ahora, quédate tranquilito si no quieres que repita lo de la bolera, aunque compartamos cuerpo, no me duele nada recordarte quién manda. - con su mano zurda, que había estado libre hasta el momento, sacó un cuchillo y lo puso donde Ryan tenía el la cicatriz de la herida de la bolera. - Miró entonces a los demás. - ladeó la cabeza a un lado... A otro. Parecía que estaba pensando en algo. - ¿Sabéis? En cierto modo, Ryan tiene razón. No dais tanto asco como Elba, os merecéis al menos un divertido juego antes de morir, sobre todo porque liarme a tiros aquí sería muy aburrido.
Dio unos cuantos pasos hacia atrás, hasta que finalmente se colocó contra una de las paredes. - Voy a contar hasta diez, os doy ese tiempo para esconderos por la casa, eso sí, no podéis volver a pasar por el salón, por lo que si alguien va a la cocina, pero luego decide ir a otra habitación. - apuntó a todos y fingió hacer como que disparaba, fingiendo incluso el retroceso. - ¡Piu, piu!
Se quedó callado, hasta que finalmente dijo. - Uuuuuuno...
Diana no cabia en si con lo que estaba pasando, se sentia tan estupida de haber confiado en todos ellos. - no,no,no. - se fue acercando poco a poco a la puerta de salida. - no podemos saber si solo Ryan es ghostface... Habia otro que nos torturo. - miro desconfiada a River. - No creo que sea casualidad que ella supiera tanto. Tiene que ser la otra, por eso le ha dicho a jordan y los demás que no se vayan, están juntos!
Diana empezo a llorar, mostrando asi su nervios y su gran pena, pero aprovecho para huir por la puerta por la que habia entrado en la casa. - solo un tonto se quedaría aqui a hacer vuestros estupidos juegos!!
Al intentar salir por la puerta, se escuchó un enmudecido a la par que atronador disparo de escopeta, el cual hizo que la cabeza de Diana se desparramara por todas partes y su cuerpo inerte cayera hacia atrás. - Vaya, la que mejor me caía ahora mismo. - comentó con decepción.
Alzó los hombros, como a quien le ha molestado que se le ha caído sin querer un boli. - Bueno ¿alguien más que quiera acompañar a nuestra desparramada amiga? - señaló a la puerta con el cuchillo. - Quizá quiera tener una charla con papá Hallwinter, quien no solo me ha ayudado a montar esto, si no que está vigilando si alguien que no sea yo sale de la casa para jugar a la piñata con su cabeza.
Ladeó la cabeza, mirando a Jordan. - Supongo que no es una sorpresa para ti que tu padre quiera quedarse con tu mitad de la empresa ¿no? Tengas los códigos o no, si mueres, eventualmente, aunque pasen muchos años, acabarán entrando... Y de mientras papi tendrá control absoluto de la empresa, para ir desarrollando otras cosas o gastarse el dinero que ha generado en lo que quiera. - volvió a colocar su cabeza en una posición normal, mientras seguía apuntando con su pistola. - Dooooooos...
Estaba completamente estupefacto.
Hizo un esfuerzo titánico para no mirar los dos cadáveres, para no merase encima y ponerse a vomitar del asco. Su menté trató de pensar que eso no estaba pasando.
A medida que Ryan iba hablando todas las piezas iban encajando poco a poco, como una estructura de Jenga. Ryan había sido su amigo de siempre, habían sido los pringados pero felices ¿Cómo podía haber estado tan ciego? Se obsesionó con el desarrollo de esa aplicación, con programar y dejó de fijarse en los demás. Vivía por y para su creación.
Miraba a Ryan con una mezcla de pena, remordimiento y miedo.
Luego estaba su padre. Había abandonado Nueva York porque ya no podía vivir cerca de él, era un desgraciado sin escrúpulos que había puesto los cuernos a su madre a la mínima que las cosas habían ido bien. Se había apropiado del dinero y el proyecto de su propio hijo y ahora quería sacarlo de la ecuación. Nunca esperaba que llegase tan lejos, la avaricia y el odio lo había cegado.
¿A caso me he convertido en mi padre?, pensaba tras los comentarios de Ghostface hacia él. Solo se había dedicado a pasarlo bien, salir con chicas y hacer como si todos esos años de pringado no hubieran pasado. Se sentía especial y lo estaba gozando.
— Enseguida me di cuenta que el desgraciado de mi padre te había ayudado a preparar todo esto. Ryan...
Quería rebatir todo lo dicho, pero ¿a caso no era cierto?
— Mierda.. ¡vamos! — se giró rápidamente, trató de tomar la mano de Bárbara y tirar de ella para subir las escaleras en dirección a su habitación.
- ¡Oh, mierda! - dije mirando con ojos como platos como le reventaba la cabeza a Elba echando un paso atrás - sabía que no tenía que fiarme de ese pringadillo.
Permanecí sin poder decir nada no fuera que usara la pistola conmigo también.
- A mi no me metas en tus mierdas, yo no te hice... - pero mis palabras se perdieron en la nada debido al miedo. Miré la salida para ver si podíamos irnos, sin embargo...
- ¡Joder! - me pegué contra la pared al ver cómo Diana terminaba igual que Elba - ¡Joder joder JODER!
Maldiciendo sin parar me dejé arrastrar escaleras arriba por Jordan.
. . . - miraría con evidente sorpresa el actuar de Mui al cargarse la gorda, que aunque no lo iba a decir en voz alta, agradecía muy fuerte para que le callaran de una vez - E-en'onces.... ¿ nada de vehículo ? - musitaría, para entonces callar y escuchar todo lo que se estuvo guardando el muchacho hasta dejar claro algo muy evidente, era el flipado de la mascara.
Bueno... 'odos 'enemos nues'os pecados, unos mas glabes que o'los - avanzando muy lentamente lejos de la puerta en donde se encontraba los restos de Diana - yo apues'os en peleas de gallos, a 'í 'e va lo de ma'al payos, selia feo es'al jusgandonos el uno al o'lo - nunca dejando de dar aquellos cortos pasos - ¿ a si que.... si yo no digo nada, 'u no dices nada ? - mirando de refilón el pasillo - y s-si... glacias pol la plomoción gla'is, 'e lo julo que voy a lleval al equipo a pol la copa, n-nos vemos !! - y comenzar a huir a la habitación de la niña.
Alguien acabaría con la gorda.
Ese fue al principio un pensamiento que, más que una certeza, se parecía a un deseo. Intenté irme para no tener que ser yo la que lo hiciera. El resto iba por el buen camino, queriendo matarla, lentamente a base de sopapos. Era como discutir sobre qué hacer con un perro atropellado en medio de la carretera. Al final, no hizo falta decidir nada, ya que el destino quiso hacerlo allí y ahora.
Era inevitable no sobresaltarse con los disparos.
Elba era igual de fea por fuera que por dentro. No me hizo gracia. Los sesos desparramados de Diana tampoco. Solo hicieron que mi ansiedad creciera. Ver a Ryan... MI Ryan, así... me hizo trizas por dentro. Dolía que me engañara, dolía que me hubiera sacrificado por él, y dolía no saber que rumbo tomar.
Hasta ahora él había sido quien me mantenía cuerda, quien me tranquilizaba. Ahora ya... ¿Sería cierto que por mi sangre corría la de una asesina? ¿Lo era antes? ¿O solo se acentuó por ser la hija de Dana Scully?
- Confié en ti...- Balbuceé mirando a esa dualidad mental que antes era mi amigo.- ... Sangré por ti...- Di un par de pasos hacia atrás, pues un cuchillo era una cosa y otra, una pistola. Estaba llena de ira, de rabia y a punto de llorar hastiada por no darme cuenta antes.-... solo eres un capullo- Quizá, el Ryan de dentro se acordase de cuándo lo decía y cómo lo decía, cuando éramos amigos de verdad.
Fuera estaba el chantajeado padre de Jordan. Según mi punto de vista, está el asesino que lo hace porque tiene un motivo marcado a fuego y otro porque le viene bien solo como algo oportunista. Algo me decía, que él no era el cómplice real de Ryan/Ethan y solo era el oportunista. Pero tampoco teníamos mucho tiempo para pensar, pues la cuenta atrás no era para marcar el fin de año.
Cogí a River de la mano. Ya la daría un sopapo por ser tan lenta explicando cosas, y tiré de ella para llevármela a la cocina.
- ¡Vamos, princesa!
River soltó un grito cuando Diana se desplomó, su cara ya irreconocible allí donde la bala había golpeado. La chica había desconfiado de ella, y eso la había llevado a su muerte. Y resultaba que sí había algo fuera después de todo...
-¿Tu padre?-se le escapó mirando a Jordan sin creérselo. Había oído que estaba de vuelta en el pueblo, pero no tenía ni idea de nada de lo que había pasado. ¿Y cuándo era ese "enseguida", qué era exactamente "todo esto"?
Enseguida Jordan, Barbara y Lazlo pusieron pies en polvorosa. River no. Todavía tenía mucho que decir, sobre todo porque sabía por la pistola y aquel juego del escondite que no había tiempo.
-Todavía quiero ayudaros. Ryan, tú eres mi amigo, y tú, Ethan, es una injusticia todo lo que te pasó. Todavía hay tiempo para arreglarlo todo, ¡pero no así, tenéis que parar!
Su mente iba a cien, sin tiempo para pensar con calma las cosas. Buscó la idea más conocida, más fácil, aquello que siempre habían hecho ella, Micky y su madre cuando las cosas no iban bien, por una razón u otra.
-¡Vayámonos lejos de aqu--
Pero Sam tiró de ella, impidiendo que elaborara su propuesta. River dedicó una última mirada a los dos chicos y salió corriendo con ella. Pero se conocía aquella parte de la casa, y al ver adonde se dirigía la chica, la detuvo.
-Ahí no cabemos las dos.-por su mirada a Sam, pareció que iba a añadir algo, pero finalmente se limitó a apretar con fuerza su mano una última vez, todavía mirándola cuando la soltó y salió corriendo escaleras arriba. Era difícil no sentir que quizás, esa era la última vez que se verían vivas. Pero no quería desperdiciar ni un segundo más para que las dos pudieran ponerse a salvo.
Al cuarto de Miryam
La alarma antiincendios de la casa empezó a sonar a todo trapo, algo que alertó a todos los que allí dentro se encontraban, aunque seguramente también a los de fuera. Se pudo escuchar que el ruido provenía de la cocina, por lo que no hacía falta pensar demasiado para imaginar quien la pudo activar.
Marco a todos porque es un evento en común.
La alarma antiincendios cedió, fue entonces cuando se escucharon algunos gritos fuera de la casa. - ¡ARRIBA LAS MANOS! - dijeron varias voces a la vez, de forma que era relativamente difícil distinguir de quienes eran. No se escucharon disparos, por lo que se pudo intuir que nadie había sido herido en el exterior, al menos por un arma de fuego.
Al no haber ya más ruido, se pudo escuchar una voz familiar entrar en la casa. - Dios mío... - comentó en voz alta al ver los cadáveres de Elba y Diana. - ¡Te van a caer la perpetua por esto, Trevor! ¡Aunque tampoco te vas a pasar tanto tiempo entre rejas, lo que no podemos hacerte nosotros te lo harán los presos! - admitió, llena de odio.
Subió las escaleras, con la esperanza de encontrar supervivientes en el piso de arriba.
Al salir al exterior de aquella pesadilla, todos pudieron ver como habían varias ambulancias que metían dentro, tapados con unas mantas, los cadáveres de Elba y Diana. Por otra parte, se podía ver llorando en la parte trasera del coche patrulla a Trevor Hallwinter.
Los destinos próximos de aquellos cuatro adolescentes que acababan de salir vivos del lugar era evidente, Lazlo hiría al hospital, Samantha a comisaría y después, la cárcel y los dos restantes, si bien tendrían algo más de libertad en sus acciones, se estaría preguntando dónde estarían Ryan y River.
Fuera como fuera, Ghostface había desaparecido de una vez por todas y la pesadilla, había terminado.
Se encaró a Samantha enfadado.
— ¿De verdad has ayudado a escapar a ese lunático? No me lo puedo creer! Espero que te pudras en la cárcel como él.. cuando lo pillen. Por dios, es que está todo el mundo loco en este maldito pueblo?
Tenía intención de decir algo mas, pero no paraba de mirar a su padre que estaba detenido un poco mas allá. Se acercó a Barbara y le dio un beso en la mejilla.
— Ahora vuelvo.
Se fue echo una furia hacia donde estaba su padre.
— Sabía que eras el peor padre del mundo, un puto desgraciado. No has hecho nada bueno en tu vida y a la mínima de cambio te apropiaste de todo lo que conseguí y le diste portazo a mamá. Pero ¿llegar a estos extremos de intentar matar a tu propio hijo? Estás enfermo papá. Todos esperábamos un desliz y teníamos a los abogados listos para calzarte, pero de esta si que no vas a salir. No esperes visita, porque no la tendrás.
Luego se apartó un poco para llamar a su hermana. Notaba que sus manos le temblaban, parecía que todo lo que pasaba era una pesadilla, algo irreal.
No dispararon. Gracias a Dios.
No podía mirarlos. No directamente. Pero estaba tranquila, hasta cierto punto. Sabía que había hecho lo correcto, pese lo que al resto le pudiera parecer. Simplemente, alcé las manos y dejé que cogieran el cuchillo. En mi cadera estaba la pistola que Ethan había usado para matar al resto.
Y mientras Allison me esposaba, me preguntaba si, en el futuro, habría una Eleanor Rigby en algún lado. Quizá a ella tampoco la dieron una segunda oportunidad y por eso acabó así. Además, aún quedaba el segundo asesino. Quería creer que las palabras de Ethan tenían sentido, que ese segundo asesino se entregaría. Pero no, no lo tenía tan claro.
Lo que si tenía claro era de qué lado estaba yo. Y por eso ignoré deliberadamente a Jordan. ¿Era mi amigo? Era el de Ryan, con eso debía bastarme, pero a él parecía que su amistad no valía ni un pimiento. No le podía culpar. Él no sabía lo que pasó allí dentro.
- A veces... tienes que perder una apuesta por algo mejor.- Dije con cierta pena, mirando, sosteniendo una mirada de resignación hacia Barbara. Puede que ella lo entendiera mejor.
- ¿Vas a tardar en mucho en llevarme al coche, jefa?- dije con cierta chulería a la sheriff.
Cuanto menos tardase en ir, menos tardarían en volver. ¿Cargos? A ver, que una no va de rebelde sin saber hasta donde puede llegar con la ley. En primer lugar, éramos menores de edad. Y en segundo lugar, como mucho, podrían acusarme de obstrucción a la justicia. A eso se le llama "un par de días en comisaria y tres meses de trabajos comunitarios".
Saldría. Vaya si saldría. El problema era la terapia que me obligarían a hacer. Odiaba a los psiquiatras, y más ahora que las voces por fin se había ido.
Una vez en el coche, veía el rostro de Allison observarme por el retrovisor, con una pregunta en su rostro. Desvíe la mirada mientras alguna lágrima caía por mi rostro. No hizo falta que de su boca saliera palabra alguna. Yo respondí igual.
- Lo siento, Allison.- Miraba la calle, las luces que emitía el coche patrulla y como se reflejaba en el resto de las cosas que había a nuestro alrededor.- No pude dispararle.- La miré con ojos sucios por el rimel y llorosos.- Usé tu truco. No quise tener que arrepentirme toda la ida.
Sorbí por la nariz, y desvié la mirada a mis manos, una encadenada a las esposas. La otra, ausente. ¿Había merecido la pena? Pues creo que si, porque al final, era yo. Yo de verdad. No estaba loca. Y mi sangre no hizo lo que se esperaba de mí.
- Allison, cuando salga de la cárcel... podría... podría... ¿Vivir contigo?
Era la hija de Dana Scully, pero no su legado.
No era una asesina.
Mi reacción al sacrificio de Barbara fue algo indiferente. Ciertamente, a pesar de que Ryan era su mejor amigo, no me esperaba que lo defendiera tanto y mucho menos que ocupara su lugar en la cárcel para que él escapara. Me quedé mirándola mientras Jordan me daba un beso en la mejilla e iba a increpar a su padre y al hacerlo mi mirada se cruzó con la de ella.
- Bueno, supongo... después de todo es decisión de cada uno - me encogí de hombros, le lancé una última mirada a Samantha y me encaminé hacia Jordan que parecía estar muy alterado.
Al llegar a su lado posé mis manos en sus mejillas y le miré a los ojos con tranquilidad.
- Eh, tranquilo, ya pasó, todos estamos bien y tu familia también, no te preocupes - hablándole con calma traté de que ocupara la mente con otra cosa. Acercando mis labios a los suyos le di un beso breve pero apasionado - estoy aquí contigo, ¿de acuerdo? Ya todo acabó.
C-cleo... q-que m-me esta 'ocando una costilla... - musitaba desde mi maltrecho estado sin tomarle peso a lo que el resto estuviera diciendo, a fin de cuenta el que estaba enfrente de la delgada linea de vida y la no vida era yo, no ellos - p-podemos il al medico.... p-plis...
¿De verdad crees que vas a salir de la cárcel después de lo que has hecho? - decía disgustada. - Lo siento bonita, pero no. No vas a poder vivir conmigo, no quiero asesinos cerca de mi hija, ya me habéis quitado una criatura. - se la notaba terriblemente decepcionada con Samantha y creía firmemente que ella fue la asesina.