Hizo lo propio y apuró también su bebida.
— Si, la foto es igual de valido la verdad. Buena idea.
Tras esto se sorprendió al ver que pedía una botella y unos vasos de chupitos, alzó ambas cejas y lo acompañó con una sonrisa picara mirando a Barbara.
— Estoy contigo, estos días han sido una puta mierda. — cogió la botella y sirvió dos vasos. Luego cogió uno de los dos y lo alzó para hacer un pequeño brindis. Cuando se lo bebió de golpe, notó el ardor de aquel licor como le descendía por la traquea y sopló para evitar toser por los propios vapores de alcohol.
— Buff, esta cosa es fuerte. — asintió finalmente con admiración ante ella.
— ¿Qué hace uno en esta ciudad cuando se lo quiere pasar bien? Paso de ir a la bolera de nuevo, si esque está abierta siquiera y esté sitio .. no sé.. es un poco deprimente ¿no?
- Nada como un chupito en ocasiones como esta - dije brindando con Jordan.
Me lo bebí de un solo trago y dejé el vasito con cierta contundencia sobre la mesa. Apreté los ojos al sentir la fuerte bebida deslizándose por mi garganta y sonreí.
- Es lo bueno de esta bebida, fuerte pero sienta genial - me reí sirviendo otra vez.
Me tomé el segundo chupito y respiré hondo. Tenía buena tolerancia para el alcohol, pero hasta yo tenía que tomarme un descanso con una bebida fuerte.
- Bueno, si quieres algo más de marcha siempre podemos pedir que nos pongan una mejor música aquí o buscar otro lugar. Lo malo es que todos los bares son parecidos a este y no hay local de ambiente como en la ciudad - comenté encogiéndome de hombros aunque con una sonrisa traviesa - a no ser que quieras ir a algún lugar a montarnos una fiesta nosotros solos con la botella de ron.
Al beberse el segundo chupito picó a la mesa fuerte un puñetazo como tratar de apaciguar el alcohol. Le entró una risa tonta al tratar de disimular lo fuerte que estaba. Se quedó unos instantes mirando a Barbara, o quizá admirándola y una risilla tonta y traviesa se le iba escapando, ensanchándose en su labios por las comisuras.
De repente te miró, como si le hubieras inspirado una idea. Se reclinó un poco encima de la mesa para acercarse a ti e hizo unos gestos con las manos para que te acercaras a él. Sus ojos eran risueños y se le notaban levemente enrojecidos pues el alcohol empezaba a hacer mella.
— He tenido una idea, rubia. — dijo mientras se acercaba mas y miraba a ambos lados como para comprobar que nadie estuviera vigilando.
— ¿Y si nos colamos al insti? Hay un panel cerca del laboratorio de ordenadores para entrar que es estúpidamente fácil de piratear, de ahí podemos ir al gimnasio o a cualquier lado, ponernos algo de música y hacer alguna gamberrada. Nos llevamos la botella y un par de vasos de chupitos. ¿Te atreves?
Respondí a la risita traviesa de Jordan con un gesto pícaro y fui a echar una tercera ronda en los vasos cuando se inclinó hacia mi. Me incliné también cuando me lo pidió y sugirió un plan que no me esperaba. Asombrada y divertida al mismo tiempo, me quedé unos segundos mirándolo mientras evaluaba si iba en serio. Pero al parecer así era.
- Jordan, no me esperaba que fueras tan travieso - se notaba que el alcohol le estaba afectando, pero yo misma ya estaba contenta y me sentía más atrevida de lo que sería normalmente - ¿quien dice que no me atrevo? Nada más excitante que arriesgarme a manchar mi perfecto expediente con un par de infracciones, especialmente mientras están con lo del festival de la luna roja en el gimnasio.
Me levanté cogiendo la botella y me fui hacia la puerta no antes de inclinarme hacia Jordan de nuevo y susurrarle.
- Podríamos colarnos en la sala del consejo estudiantil y montarnos allí nuestra fiestecita, ¿qué te parece?
Último chupito. Pum. Golpe a la mesa. Cada vez controla menos. Se parte de risa.
— Me he espabilado este año anterior en NYC, Barb. — luego se quedó escuchando como le susurraba al oído mientras iba asintiendo. Al fin algo divertido en aquel pueblo muerto (nunca mejor dicho).
Se fue a la barra y le soltó unos cuantos billetes al tipo que estaba atendiendo. Volvió a la mesa y cogió la botella, los vasos y la mano de Bárbara.
— Me parece fantástico el plan, ¡vamos! Tengo el uber aquí esperando ya. Cuando nos deje en el Campus, le diré que pase por pasa a buscarme la ropa para la fiesta, le puedo decir que haga lo mismo para ti.
Tironeó de ella para salir del local en dirección al coche que los estaba esperando. Irradiaba felicidad y buenas vibraciones, en esos momentos no se le ocurría un plan mejor ni una acompañante mejor.
Pues si no hay problema, vamos para allá jefe.
No hay problema, pero ando con algo de lío, como tarde tarde os muevo el Lunes por la mañana ¡lo siento! <3
Al llegar a la casa de Olivia, River se sintió en un ambiente extrañamente familiar, pues parecía que la psicóloga del colegio tenía una filosofía similar a la de su padre, algo que destacaba por la composición de los muebles de la casa, aunque menos radical y menos fumeta. Un "Hakuna Matata" saludable, se podía decir.
Vamos un momento a buscarle un pijama a River, quédate por aquí, por favor. - le comentó a Mike, mientras guiaba a River a su habitación. Una vez allí, tardó un rato rebuscando, pero finalmente lo encontró, el historial de Ethan Greenfield. River pudo leerlo con tranquilidad.
Ethan Greenfield
Ethan llegó a mi consulta en muy mal estado. No era la primera vez que venía, pero aquél chico alegre, enérgico y justiciero que solía venir a la consulta ha desaparecido totalmente. Tras la muerte de sus padres querían ponerlo a "descansar" por "humanidad", por suerte logré convencerlos de que con terapia poco a poco se iría sintiendo mejor.
Han sido unos duros días en los que sentía que hablaba con la pared, pero no perdí la esperanza con el chico y al décimo día, sorprendentemente, empezó a hablarme con total tranquilidad, aunque parecía no recordar nada de lo que había pasado ni de quien era, de hecho insistía en que se llamaba Ryan.
Analicé su comportamiento durante las clases y los recreos y los compañeros que antes no se atrevían a hacerle nada malo porque sabían que les esperaba algo mucho peor de lo que le hicieran, ahora abusan de él sin ningún tipo de pavor, pues Ryan parece intentar calmarlos, pero no se defiende y se queda sin reaccionar en el suelo.
Espero que la señora Mui, su madre adoptiva, antigua criada de la familia Greenfield, logre darle una buena educación y un hogar donde sentirse querido y pueda recuperarse de la pérdida que sufrió, para así algún día, recuperar parte de su pasado.
River recibió aquel papel con sumo cuidado. Por fin lo tenía, aquello que Ryan necesitaba. La prueba que demostraría sin lugar a dudas la identidad compartida entre Ethan Greenfield y él. Había salido del hospital corriendo para conseguirlo cuanto antes, con la seguridad de que no debía perder el tiempo. Pero, ¿ahora qué?
Su casa había sido quemada. La casa de Olivia era lo suficiente parecido a lo suya como para ser constantemente recordada de aquello que había perdido. Siempre se había considerado poco materialista, pero ahora no dejaba de pensar en aquella tabla de skate que heredó de Luke, una peli pendiente de devolver a Teddy o aquella taza que su madre no se llevó con ella cuando se fue.
Y ahora solo podía pensar en el skate, la peli y la taza hechas cenizas, y en que si el fuego era capaz de hacer algo así, no quería imaginarse como estarían los restos de sus amigos. Y cuando pensaba en Teddy y Luke, pensaba en Bryonny, en Matt, Jhonny, Mia, el otro Matt, y seguía tirando del hilo hasta la primera vez que supieron de Ghostface, y en como ella se lo había tomado a broma.
Había pensado en ir a buscar a Diana y a Sam, y enseñarles el papel. Pero la razón por la que no lo había hecho antes había sido para protegerlas a ellas y a Ryan. No quería que Ethan las atacara, en su estado tan grave, y tampoco quería arriesgarse a que vieran a Ryan como el asesino. En un mundo ideal, ella habría quemado su casa y habría conseguido salvarlos a todos. Pero algo había salido mal.
Tenía razón cuando pensó que fumar solo la haría sentirse más culpable, sabiendo que por eso Ethan la odiaba. Pero no sabía de que otra forma podría dormir esa noche. Pero resultó que tras todas las emociones vividas, acabó quedándose dormida en el sofá abrazada a su padre a las pocas horas.
Se despertó con un nudo en el estómago, que aquel noticiero y aquellos mensajes no mejoraron precisamente. River cogió su ropa y con la excusa de darse una ducha, se encerró en el baño y dejó correr el agua. Respondió y escribió nuevos mensajes, buscando señales de vida de sus amigos. Diana parecía estar bien, y a pesar del silencio de Sam, quería creer que si algo le hubiera pasado, la habría avisado. Irónicamente, justo lo que ella no estaba haciendo. El último mensaje iba a ser para Ryan, pero en el último momento cambió de idea. Salió de la aplicación y marcó su número. Cogió aire y llamó. El nudo se le había subido a la garganta, pero necesitaba hablar con él.
Todo aquello le estaba poniendo de los nervios. Iba a ver a Ryan/Ethan, además de descubrir quién había sido responsable de la explosión en su casa. ¿Y si no era solo eso lo que estaba planeando Ghostface? ¿Qué haría si volvía a intentar algo como lo de la sala de tortura?
De repente se encontró colándose en la cocina de Olivia, buscando en los cajones alguna pequeña navaja suiza o retráctil que pudiera llevar escondida en el bolsillo. El corazón le iba a mil por hora, dudaba de si sería capaz de usarla. En el mejor de los casos, estaría pecando de paranoica y podrían todos volver a casa. En el peor de los casos... No, el peor de los casos no ocurriría, se dijo abriendo el siguiente armario.
A la casa de Jordan!
Cuando Ethan y River se sentían completamente a salvo, pues parecía haber muy poca gente en el pueblo y menos aún coches patrullas ya que la gran mayoría se encontraban en la casa de Jordan, justo al cruzar una esquina una mano agarró del cuello y estampó a Ethan contra la pared, mientras la otra apuntaba con un revólver justo a su cabeza. Era ni más ni menos que Jodie Jones, la excéntrica detective, quien parecía ser la única inteligente en el cuerpo de policía y quien de hecho había ayudado a los jóvenes a investigar.
Estaba acompañada de Madison Montgomery, quien parecía haberse percatado de que era la "menos imbécil" del lugar, según sus palabras y aunque le costó mucho entenderla, logró comprender también quien era el asesino tras la máscara, además del tipo que le había enviado mensajes al móvil, ofreciéndole un trato respecto a Eleanor.
Jodie, al ver que el chico iba acompañado de River Vega, se quedó ciertamente extrañada, fue entonces cuando miró a Ethan nuevamente y comprendió lo que pasaba. Resignada, enfundó su revólver. - Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad. - comentó, admitiendo así que entendía por qué había pasado todo aquello.
Finalmente liberó a Ryan y lo miró muy fijamente a los ojos. - Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo. - decía tras ver una mirada diferente en aquél chaval, parecía que les iba a dejar ir, pues a la detective solo le interesaba resolver misterios, no decidir lo que era justo o no.
Finalmente miró a River y le tendió la mano, como exigiendo algo. - Sin pruebas, no hay delito. - parecía que iba a deshacerse de aquél papel y permitirles empezar a los dos una nueva vida.
A pesar de que sus palabras eran positivas y que había liberado a Ethan, River dudó. Jodie parecía saber lo que ocurría con Ryan y Ethan, pero no sabía hasta que punto podía fiarse de darles el papel. Entre la confesión pública de Ghostface y la supervivencia de Lazlo, ya estaban en un buen aprieto. No necesitaban que más personas supieran del secreto del chico.
Pero cada segundo que pasara dudando era un segundo desperdiciado, así que sacó aquel papel y se lo dio, no sin cierto temor.
-No tenemos mucho tiempo.-tanteó, alternando su mirada entre las dos mujeres y el papel.-¿Podemos irnos ya?
Pero a pesar de sus palabras, sabía que no se quedaría tranquila hasta saber cuál era el destino que tenía Jodie planeado para aquel documento.
Tras aquel encuentro con Jodie y Madison, volvieron a echar a correr hasta llegar al coche de Ryan.
-¿Es seguro, verdad?-preguntó a Ethan, recordando como habían acabado la última vez que se había subido. No se espero a que asintiera para subirse, confiando plenamente en que Ethan sabría desactivar el gas en caso de que todavía lo hubiera. Mientras Ethan/Ryan arrancaba, River sacó de la guantera un mapa y se puso a buscar. No sabía las posiciones exactas de cada comuna, pero sí confiaba en sacarlas a través de las poblaciones cercanas. Sonrió.-Bingo. Yo te indico el camino.
Tras marcar el lugar con rotu y hablarle del camino a seguir, descubrió que quien estaba a su lado era Ryan. Tenía sentido, si era él el que sabía conducir. River se apresuró a ponerle al día, asegurándose de que sabía cuál era el plan.
Enseguida dejaron el pueblo atrás, momento en el que River pasó a su siguiente tarea. Sacó el móvil y abrió una nota de audio.
-Mickey.-se dio unos segundos para coger aire y para ordenar sus pensamientos.-Tengo... unas pequeñas noticias para ti. Me gustaría habértelo dicho en persona, pero no hay tiempo. No sé cuanto tardaras en saber por qué me voy, pero necesito que sepas que, no importa lo que te digan, me estoy yendo por mi propio pie, que estoy bien, y no quiero que nadie me siga. Es tan solo que... Nunca me llegaste a contar la historia entera de tu padre y tu abuelo, pero creo que no hace falta. Lo noto dentro de mí, que ha llegado mi momento. Necesito irme de Anderson Creek para ayudar a un amigo.-no miró al chico en cuestión, pero sonrió.-Estos días he estado investigando sobre los secretos de este pueblo y... no podemos quedarnos más aquí. Tenemos que irnos cuanto antes.
-Lo siento por haberte ocultado todo esto hasta ahora. Quiero decir mi investigación, no lo de que me voy, porque ha sido una decisión de última hora. Y no quiero implicarte en nada de todo esto, pero necesitaba decirte que...-seguía sonriendo, pero no podía evitarse triste ante lo que iba a decir. Apartó la mirada a la ventana, y bajó la voz.-Me ha alegrado mucho verte tan animado estos días. Y creo que ambos sabemos a causa de quién ha sido.-se rió complice.-No te estoy diciendo que te cases con ella ni nada parecido, solo que... Haced lo que queráis, pero sed felices haciéndolo.
Sobre todo él.
-Yo también lo seré, claro. No quiero que te entristezcas o preocupes por mí. Ya me conoces, sé cuidarme sola. Todo gracias a ti, eres el mejor padre del mundo, Mickey. Y te voy a echar de menos. Muchísimo.-la voz le empezó a temblar.-Aunque no sé si podré llamarte, o volver a verte, siempre te querré y recordaré. Quería que lo supieras.
Se frotó los ojos, limpiándose las lágrimas que empezaban a escapársele. Sabía que estaba hablando a su padre, pero había empezado a pensar en su madre. Solo que con ella no había tenido una despedida así. ¿Le habría dedicado ella las mismas palabras? Que River supiera, ella no estaba huyendo de la justicia ahora mismo, ¿qué excusa tenía para no saber nada más de ella? Ahora que lo pensaba, quizás se acabara encontrando con ella...
El audio llevaba varios segundos de silencio cuando River decidió mandarlo con un tímido "y fin".
-Joder, que mierda de final de audio.-confesó girándose a Ryan, soltando una pequeña carcajada para quitarle hierro al asunto, y volvió a fijarse en el mapa.-La siguiente a la derecha.
Su pequeña broma no era suficiente para deshacer el ambiente triste que se había formado en el coche, así que River dio una palmada y se puso a buscar música. La más cañera y divertida posible. Les esperaba un viaje largo, y no era momento para pensar en su madre, en los seres queridos que dejaban atrás, en los aesinados, en los que se habían quedado atrás ganándoles tiempo. Debían poner toda la distancia posible entre Anderson Creek y ellos, y luego conseguir traer a Sam.
Sam.
River notó calor en sus mejillas al recordar su despedida. Lo comprobó con las manos, sacudiendo su cabeza como si eso fuera a ayudar a esconder su amplia sonrisa. Se giró hacía Ryan, buscando de nuevo aquella complicidad que tenía con el chico. Como no podía darle con el codo, se conformó con darle toques en el brazo con la punta del dedo.
-Así que solo era tu vecina...
Ethan se sorprendió al verse asaltado por aquella mujer, más aún cuando sintió la pistola sobre su cuello. - Haz lo que tengas que hacer, chica detective. - decía con determinación, sin mostrar miedo, pero tampoco ganas de luchar. No fue hasta que lo soltó que se sacudió el cuello y asintió. - ¿Por qué me sueltas? ¿Es porque sabes a quienes he matado? Igual, deberías al menos intentar llevarme a la cárcel, después de todo, no ha estado bien lo que hice. - alzó los hombros e hizo una mueca. - Aunque tampoco te voy a decir como hacer tu trabajo.
Miró ahora a Madison. - Creo que los dos hemos hecho cosas malas, Madison, aunque lo mío evidentemente ha sido mucho peor. He matado a Matt Phoenix, el hijo de la Sheriff, porque le interesaban más las drogas y follarse todo lo que se moviera que ayudar a su madre en casa; he matado a Elba Ginaso, quien no solo ha estado haciendo putadas a todo el pueblo, sino que ha asesinado a los amigos de River; un explotador de menores que se creía empresario; al chulo del club de natación que hacía lo que fuera por meterse entre las bragas de Barbara, incluso hacerle bullying a los demás; también he matado a un periodista fracasado que no dudaba en colaborar con asesinos con tal de ser él noticia; a un padre que prefería maltratar, encerrar en un loquero e insultar y renegar de su hija, antes que intentar ayudarla y como no, la niñata que se puso la máscara por puro aburrimiento, por puro egoísmo. - suspiró y dirigió una rápida mirada a su compañera de fuga. - Además de todas las torturas que he hecho a los demás.
Miró entonces con determinación a Madison. - Pero tú tampoco es que seas un angelito, después de todo ¿para qué has venido aquí? ¿Para volver a ser el boom mediático? ¿Y qué te ha traído eso? Pusiste en riesgo a tu familia, incluso a ti misma y créeme cuando te digo que eventualmente ella te habría encontrado. - suspiró con cierta pesadez. - Pero ya no tendrás que preocuparte de ella, puedes vivir tranquilamente sabiendo que nunca más te molestará, ya me he encargado de ello.
Los dos hemos hecho cosas malas, pero River me ha hecho ver que existen las segundas oportunidades, incluso para alguien como yo. - Le tendió entonces la mano. - Que esta sea la última vez que nos veamos y esforcémonos en hacer algo bueno por alguien, más allá de nosotros mismos.
Independientemente de que Madison le aceptara la mano o no, fue con River a su vehículo. Se quedó completamente callado mientras River le mandaba aquél audio final a su padre, hasta que finalmente sacó el tema de Samantha. - Oh venga River, conmigo como mucho habría querido echar un polvo. - sonrió levemente, mientras seguía conduciendo. - Pero lo de Ryan... Eso era algo mejor que lo que nunca he tenido con ninguna otra chica. - miró a su compañera de viaje arqueando una ceja. - Y mira que alguna ha estado bastante intensita. - devolvió su mirada a la carretera. - Así que me toca quedarme hasta que la saquemos de donde está. No pienso esperar a saber cuantos años para que la saquen de la cárcel y se reúna con Ryan. Si es que la llegan a sacar, claro. - aceleró a toda velocidad en la recta. - ¡Así que tendrás que estar conmigo un rato más! - y con eso dicho, ambos se marcharon, sin mirar atrás.
Las insufribles frases de Jodie me tomaron más tiempo del que me hubiera gustado invertir en la búsqueda del ghostperturbado. Entender sus frases basadas en libros que no sirven ni para calzar mesas cojas de pobres, no la libraban de ser una estúpida. Una estúpida de la que admito que desconfié al principio. ¿Quién en su sano juicio se expresaría así a no ser que se atragantara leyendo a Bécquer o escritores de estos que no conoce casi nadie?
-Vaya, vaya, vaya. El trastornado bipolar huyendo con pulgarcita. Dos hombres y una heroica ex drogadicta. Qué entrañable- solté con una sonrisa de medio lado acercándome a paso normal. De correr ya se encargaba rara Jones y su "experto vocabulario" –Al final vais a tener que darme una placa- superviviente guapa diez años después pilla al asesino siendo aún más guapa, (si es que se puede).
Quedaba perfecto para los próximos titulares.
-No te pedí que acabaras con la monster High (Eleanor). Y no vine aquí solo por la fama que esto me va a dar- cosa que tampoco despreciaba. Privar al mundo de Madison Montgomery era un acto mucho más vandálico que haber acabado con unos cuantos problemáticos de pueblo; como por ejemplo, la roca de Indiana Jones (Elba), quien se pintaba peor que los hombres-mono haciendo garabatos en las cuevas paleolíticas. Una pena que esté muerta, podrían haberla denominado también arte rupestre. En, con o sin concreto.
Fuera como fuese, observando la dirección de la mano de Ryan (rumi) o Ethan (rumi) esbocé una sonrisa irónica –Quería vengar a mi madre. Encargarme personalmente y comprobar que ningún allegado de la farmacéutica del demonio saliera indemne- es decir, salvar a aquella panda generacional no era mi objetivo número uno. Pero bueno, tranquilos, tampoco os sorprendáis tanto, la sociedad nos moldea por igual. Excepto a los feos –Y al parecer tú no tienes nada que ver. Menuda decepción- la única con relación directa era la manca (Samantha). Que bastante tendría estando encarcelada y lejos de su doble “hombre” (si es que en algún momento el clon de Peter la anguila desarrollaba algo de cuerpo para ganarse tal nombre).
-Recordad que la mejor manera de esconderse es luciéndose- dije sacando un rollo de billetes de mi bolso Chanel que le entregué nada más le estreché la mano (sin apenas tocarle, claro).
Sin haberlo premeditado estaba dándoles la oportunidad de viajar lejos y comprarse ropa un poco más decente. O no le aceptarían en ningún trabajo que no fuese un angustioso todo a 100 –Espero no volver a veros. A ninguno.- concluí viendo que no sería necesario aclarar que mi existencia ya era un buen acto por y para los demás. Pues a Nathan le daba mi valioso amor, al brazos boomer (Ryan) lo estaba dejando escapar; y al niño, Jackie creo que se llamaba, me lo iba a quedar... Porque no podía permitir que se convirtiese en un amargado hinca cuchillos como sus padres. Él aprendería lo que es la marca guess y cosas que de verdad son importantes.
Primero por la fama internacional (mis fans/séquito cada año iba creciendo) y, segundo, por contar con la ventaja de no tener que criarlo. De eso que se encargaran las criadas -Ahora resulta que nos hemos vuelto buenos- menuda mentira -En fin... necesito urgentemente un masaje. Alguien debe retocarme las uñas.
Si algo se aprende con el tiempo es que mi generación no era muy distinta a la nueva, los secretos nos rodean conviviendo entre medias de hipócritas sonrisas y, la más importante... es que aseguraría que las personas no cambian de la noche a la mañana.