Partida Rol por web

Al llegar al lago la escena golpeó duramente a Haru. En el suelo, todo ensangrentado, yacía Eleas, el maestro que los había acompañado y entrenado hasta ahora, la única guía en estos últimos días. A su lado, un caballero de ígnea armadura reía y se regocijaba en el sufrimiento del caído antes de tomar la sagrada armadura que debía pertenecer a Eleas.

Por un momento el tiempo se congeló para el muchacho. Las palabras de Soterio volvieron a él. ¿Qué era lo que caracterizaba a un Santo de Athena? ¿Por qué debían pelear ellos? ¿En nombre de qué? Justicia. Soterio dijo que debíamos alacanzar la Justicia. Nuestras armas deben ser la Fe y la Determinación. En ese segundo que tardó en tomar una decisión el cosmos de Cefir comenzó a arder. Y junto a él se unieron el de Foon Xao y el de su hermano. Ellos habían llegado a la misma conclusión. Debían luchar por Athena, debían defender la Justicia aún a costa de su propia vida y a sabiendas de que no tendrían ni la más pequeña oportunidad de vencer.

-¡No Shimi, yo también sirvo a Athena! ¡Hemano!Luchemos juntos como lo hacíamos en casa!- Rápidamente se puso a su lado e hizo explotar su cosmos. -¡Cuerdas de Poder!- innumerables hilos verdeazulados rodearon al muchacho y comenzaron a extenderse hacia su enemigo. Usaría su técnica más poderosa ya que seguramente no tuviera otra oportunidad. Sin embargo, tal vez entre todos, lograran retenerlo lo suficiente para que los Caballeros del Santuario lo acabaran. [Cuerdas de Poder]

Tras unos breves segundos en que Acacia se habia detenido en observar la bella y majestuosa Casa de Pandora de lo que probablemente seria el Cloth de Eleas, un Santo de Plata, el joven salio de su ensimismamiento, al sentir los Cosmos de sus compañeros arder. Estaba seguro que sabian que no habria comparacion, aunque era cierto que le ganaban en numero y tal vez, si los dioses asi lo decidian, si podrian lograr algo, ganar tiempo.

A pesar de que su Maestro le habia dicho que su mejor opcion seria siempre la esperar el momento propicio para desplegar sus habilidades, lo cierto es que el pequeño aun no sabia del todo a que se referia. ¿Cuando seria aquel momento?

Frente a sus ojos yacia el cuerpo de alquien que lo habia acompañado e instruido en sus primeros dias de esta nueva etapa de su vida. A el y sus compañero. Y todo indicaba que habia sido asesinado, y que ahora su Armadarua, algo tan valioso por lo que el mismo esperaba alguna dia tener, se lo estaban quitando de las manos.

Fe. Determinacion. La mayoria de sus compañeros sin lugar a dudas estaban demostrando ambas cualidades. Fe en si mismos. Y Determinacion para con el enemigo. Al menos asi lo veia Acacia. Y el no se quedaria atras.

Un mero entrenamiento era una cosa, pero ahora la batalla era real. Aquel era el momento del que su Maestro le habia comentado. Y finalmente, Acacia, tras tantos dias de mantener su Cosmos apagado como se intentara ocultar una gran bestia en un pequeño lago, rompio con las barreras de la resignacion, y permitio a aquel ser resurguir de las aguas.

Haciendo arder sus Cosmos con tal fuerza como quien abre una canilla a su maxima potencia, y viendo la estrategia que en el grupo se habia formado, Acacia elevo sus brazos por encima de su coronilla y los cruzo formando una especia de W, en el cual acumula su energia mientras gritaba: -¡Aleteo Feroz! (30/15).

Luego desarmo la posicion y con fuerza empujo dicha energia con el brazo derecho, para dirigirla hacia el mismo sitio donde el resto estaba golpeando.

Sangre...

De nuevo una escena similar a la que le llevaría a ser quien era, un amigo caído, y un enemigo que podría pretender atacarle. Pero esta vez no huiría. No volvería a escapar.

¿Cómo puede un caballero de plata tan poderoso caer ante un desconocido? Lleva una armadura.. ¿Es un servidor de Atenea? No importa, nadie que siga verdaderamente las directrices de nuestra diosa puede atacar a una buena persona como Eleas.

Antes de reaccionar a lo que veía, sus compañeros se lanzaron al ataque. Alguien tan poderoso atacado por unos vulgares recién llegados.. ¿Vulgares? No lo creo. Hemos venido aquí traídos por nuestro destino y nuestra decisión, y no dudaremos en demostrar nuestra valía, cuando una persona está en peligro. No somos tan inocentes de pensar que somos más fuertes que él, no cuando ha vencido a Eleas. Pero entre todos, quizás tengamos una oportunidad. Si no por nuestra mano, estoy seguro que de acabará pagando por sus fechorías.

Siguiendo a sus compañeros, se lanzó al ataque sin pensar en las consecuencias, a pesar de ser muy consciente de qué podría pasarles. Si está en mi mano, no dejaré que ninguno de ellos caiga. Aunque tenga que agarrarme a su pierna y no dejarlo avanzar..

Con tres rápidos pasos, tomó carrerilla y pegó un salto, para caer desde arriba sobre el desconocido, mientras concentraba el cosmos alrededor de su brazo, acabando en punta. Antes de alcanzar su posición, mueve el brazo hacia delante, aprovechando el impulso del salto, para descargar un puñetazo sobre él. Sentía en las vibraciones de sus músculos la inminencia del golpe. Entre los dientes apretados por la concentración, soltó un grito con furia.

-¡Colmillo agudo!

La escena se desarrolló con tanta rapidez que Harjas apenas pudo reaccionar. Eleas tirado en el suelo, sobre un charco de sangre. Al lado un inmenso caballero de armadura roja. ¿Qué estaba pasando? Decididamente esto no formaba parte del entrenamiento.

Sus compañeros, demostrando gran valía, unieron sus fuerzas para atacar. Él debía hacer lo mismo. Dio un paso y elevó su brazo derecho a la posición de ataque, pero entonces algo se le cruzó por la cabeza.

Sería imposible ganarle sin utilizar una estrategia. Pensó. Se detuvo una fracción de segundo y es su cabeza, no sabía por qué, se le apareció Soterio, con ojos cerrados y la posición de Loto. Sus palabras resonaron en su mente:

"Pero qué queda entonces para un humano? Concentrarse en uno mismo, primero, para entenderse. Ese es el poder del Sexto Sentido, alcanzar tal comprensión de sí mismo que podemos olvidarnos de nosotros, y trascender este cuerpo mortal. La mente entrenada en perfección es el Sexto Sentido, es la percepción de lo que nos rodea con ojos que no son los que se tienen abiertos"

Y entonces Harjas decidió cometer una locura, y arriesgarse. No atacó, sino que adoptó una posición de relajación y, con un último vistazo a sus compañeros combatiendo la amenaza roja, cerró los ojos. Comenzó a elevar su cosmos, siguiendo las instrucciones de Soterio: concentrándose primero en si mismo, y luego en su alrededor. 

Era un apuesta fuerte, y no sabía muy bien que resultados buscaba, pero sabía que las palabras del poderoso Soterio lo reconfortaban. 

Un torrente de Cosmos proyectado cae sobre Altieon mientras este intenta huir del lugar. Los aspirantes se abalanzan sobre Altieon, golpeándolo con todas sus fuerzas.

La armadura del extraño guerrero parece arder formando una pared de fuerza impenetrable a su alrededor. Los golpes se disipan a su alrededor, dejando en evidencia la impenetrable protección de la parece gozar. Jur-jur-jur! Patéticos golpes! Nada, NADA, podrá evitar que cumpla mi misión!
 

A pesar de sus palabras, Altieon se vuelve al percibir los numerosos Cosmos ardientes a su espalda. Su mirada conserva la macabra sonrisa, pero ahora parece preocupado... su propia Cosmoenergía comienza a arder, como una pira, una pira funeraria.

Tras de él, un terrible monstruo de múltiples cabezas aparece, dispuesto a atacar.

Nuestros ataques combinados no parecen tener efecto ¿o si?, es dificil de decir porque la aparición súbita de una monstruosa criatura tras el desconocido desvía mi atención momentantemante

"es similar al mítico dragon, pero sin nada de su majestuosidad y poder"

Adopto una posición de ataque esperando la reacción del enemigo y su criatura, dispuesto a vender cara mi vida