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Sexto Sentido de Andrómeda

El mundo se detiene durante un segundo delante de los ojos de Haru. El tiempo parece retroceder, volver a un punto primigenio en el cual ningún hombre siquiera había existido; la Diosa sonríe sobre la armadura de Andrómeda, sacrificio personal y de un pueblo por expiar la furia del Olimpo, la más bella y la más desgraciada. Su cara se alza reflejando el desafío de quien muere conociendo los alcances de su propio valor.

Rápidamente todo vuelve a su lugar y momento, pero el portador de la Armadura desconoce el miedo. Puede sentir cada amenaza frente a él, pulsando en el cálido abrazo de las cadenas...

Técnica Defensiva del Sexto Sentido: Cadena de Defensa (40/20)

Las Cadenas de Andrómeda encierran pero también protegen. Con la velocidad del sonido pueden proyectarse aún increibles distancias para defender al Caballero, o a sus compañeros.

El ataque de Harjas se descargó contra Free; un golpe poderoso que podría haber partido roca y del cual el aire mismo se alejaba. Pero la pared de gotas de sangre que rodeaba a Free simplemente se interpuso en su camino, anegando las fuerzas del aprendiz y deteniéndolo violentamente. (Escudo de Sangre 25/10)

Con Harjas suspendido en el aire, Free se volvió hacia él. No te atrevas a levantar la mano contra mí... les dí la oportunidad de rendirse a ellas, y la rechazaron. Te la ofrezco a tí; aléjate de aquí, insecto humano!!

Su mano se alzó, sus dedos momentáneamente transformados en afiladas garras de afilado acero, como dagas relucientes. Fragmentos de metal salieron despedidos de ellos, estallando con increible fuerza contra la armadura del Pavo Real, lanzándolo por el aire hacia atrás! Mil Cortes!!! 33/15

Miró a sus compañeros, apremiante. Sabía que ambos estaban cansados. También lo estaba ella, y tenía un arrebato por momentos, de hacer las cosas imprudentemente. Pero no, esa no era su esencia. Ella sabía mejor que nadie, que debían pensar con la cabeza fría. Sabía que era arriesgado, pero era la mejor opción que tenían.

Solo...un instante mas...Por favor, resistan...

Y entonces, vió su oportunidad.

-Ahora es el momento de que compruebes cuan fuerte es la voluntad de los caballeros de Athena. ¡¡Recibe nuestros mas fuertes golpes!!

Hizo unos suaves movimientos con los brazos, y los alzó, invocando tras de si la tabla helada, que se resquebrajó. Y apremiantes pilares llenos de punzones helados comenzaron a desfilar hacia Free.

-¡Mandato Glaciar! (45/25)

Los mil cortes de Free empujaron a Harjas hacia atrás y lo elevaron por los aires. Sin embargo, el persa pudo darse vuelta y extender sus brazos en forma de cruz delante suyo, haciendo que su cosmos queme la mayoría de los ataques. Unos cortes en los brazos y en las piernas comenzaron a manar sangre, recordándole al caballero de Pavo Real con quien se enfrentaba.

Agitado aterrizó en el suelo, para percibir el despliegue de cosmos de su amigo, Haru de Andrómeda. Tal vez haya algo de esperanza aun, se dijo. Y entonces vio el poderoso ataque de Céfir. Sabía que esta era su oportunidad. Su cosmoenergía mermaba poco a poco, por lo que no tendría muchas mas oportunidades como esta. Aprovechando el ataque del caballero del Cisne, Harjas corrió directamente hacia su enemigo. A último momento saltó y desplegó sus brazos a un costado, luego hacia atrás y luego golpeó con ambos a Free. "¡Te derrotaremos maldito! ¡Golpe de Alas Brillantes! (35/15)"

Al igual que ellos, Free había vuelto a encender su cosmos. Su energía se veía renovada, furibunda. Sin embargo eso no echó atrás a ninguno de los tres Caballeros de Bronce que le hacían frente. A pesar de ser simples aprendices minutos antes, la fuerza de Athena los inspiraba y les daba el valor necesario para vestir con orgullo las armaduras de la Diosa.

No cejará... ¿acaso quiere morir? Haru no quería atacar nuevamente. Eran tres contra uno, algo que en sus años de entrenamiento ningún maestro habría permitido. Sin embargo, ese uno era muy poderoso, y estaba aliado al ser que había herido de muerte a Eleas y robado su armadura, algo que tampoco podía dejarse pasar. Hay que hacer lo que sea necesario. Aunque incurra en deshonor, aunque la vergüenza luego me cubra, no podemos permitir que Altieon siga adelante. Y Free es el muro que en este momento nos impide detenerlo. Debemos derribar este muro y ayudar a los demás o la vida de nuestro maestro se habrá sacrificado en vano.

La constelación de Andrómeda brillaba en lo alto. La vista de la chiquilla se detuvo unos instantes en ella.

Andrómeda se había sacrificado por su pueblo. Ella debía hacer lo mismo por sus amigos. No podía permitir, de ahora en más que ellos recibieran daño alguno. Su nuevo sentido la ayudaría a evitar que así fuera.

-Free, ríndete de una vez. Eres un luchador formidable y un enemigo digno. Sin embargo somos tres los que te haremos frente. Estoy seguro de que en otras circunstancias no pelearíamos así, pero ahora debemos hacer lo que haya que hacerse para evitar el robo de la armadura por parte de tu aliado Altieon, así que no dudaremos en utilizar nuestro poder contra ti y derrotarte a como de lugar. ¡Vamos! ¡Rindete!- aunque ya era una Santa en pleno derecho, tanto tiempo ocultando su condición de mujer, la llevaron a interpretar nuevamente su papel. Sólo Céfir y su hermano conocían su secreto y hasta que pudiera confiar en los demás, así seguiría siendo.

Una vez más elevó su mirada al cielo y buscó la inspiración. Athena, protégenos.

El ataque de Céfir se proyectó hacia Free como un torrente imparable de fragmentos de hielo, cada uno afilado como una lanza. Detrás de la Constelación del Cisne ardió el Pavo Real, mientras Harjas sumaba sus fuerzas a las del Helado Cosmos.

Las ánimas se elevaron en el camino del hielo, deteniendo los fragmentos de hielo completamente. Miles de cuerpos putrefactos se alzaron, recibiendo en sus carnes y huesos los despiadados golpes, protegiendo a Free del Cisne que intentaba por todos los medios encontrar un hueco en su defensa (Muro de los Muertos, 45/20)

El enemigo ya casí reía nuevamente cuando las Alas Brillantes del Pavo Real lo cegaron, su figura contra el sol, y un golpe lo alcanzó en el estómago. Al mover su guardia levemente, otro golpe cortó su mejilla desparramando sangre y cosmos rojizo; un tercer golpe lo hizo volar hacia atrás unos cuantos metros.

Con dificultad, se alzó. Comienzo a dudar... dijo, sus ojos brillantes, su no habrá errado mi Maestro en encomendarme esta misión. Si tal vez... debemos ser más fuertes para vencer a los Santos de Atenea.

Su Cosmos se alzó como una marea roja. El frío de Céfir comenzó a latir, sintiendo el flujo maligno que la amenazaba. Su piel comenzó a arder, como bajo una fiebre mortal. Pajarito helado... ya no te quedan fuerzas. Eres mi mayor oponente pero... a ver cómo sufres mi Sangre Hirviendo!! 20/10

Free continuaba sin atender razones. A pesar de que los golpes comenzaban a dañarlo cada vez más, él seguía persistente en su objetivo, destruirlos a los tres.

Con furia, descargándose contra la mejor de ellos tres, el guerrero de la sangre descargó un golpe mortal. El cuerpo de Céfir comenzó a arder, toda su cosmoenergía consumida para contrarrestar tanto calor.

-¡No te lo permitiré Free, no la destruirás!- Dos veces en combate la niña de hielo había interpuesto su cuerpo para evitar que la mataran. Ahora Haru podía demostrar que ella también era capaz de sacrificar su propia energía para proteger a su amiga.

Con un grito salvaje la muviana elevó su cosmos al máximo y con él envolvió a la Santa de Cisne para aliviar la fiebre y volver la temperatura de su cuerpo a la normal, evitando que su sangre hirviera hasta hacerla morir. [Pared cósmica 30/10]

-Vamos Céfir, resiste amiga. Lo derrotaremos.

Las cadenas de Andrómeda detuvieron el ataque de Free. Era increíble el despliegue de poder. Cefir era muy poderosa, pero Haru... ese muchacho era digno de ser llamado Santo.

Y el ataque en conjunto del Cisne con el Pavo Real resultaron en un golpe para el enemigo de cabellos de sangre. 

Harjas sonrió. Tal vez haya algo de esperanza todavía. Pero para eso debería poner lo mejor de si. Se plantó en el suelo y comenzó a elevar su cosmos. 

"Te derrotaremos, Free, lo haremos por Athena"

Su cosmos estaba agotado, y con ello percibía que su vida se extinguiría. El frío mermó y se convirtió en un calor enfermizo, mortal.

Mi esfuerzo no ha sido suficiente...

Se tuvo en pie, es como deseaba morir ya que no había elección de lo contrario. Pero vió destellos delante de si, y su temperatura volvió a una relativa normalidad, aunque se sentía rara con su cosmos helado apagado.

-Haru...

Observó como aquella energía provenía de la chica, protegiendo su vida en aquel su momento de mayor necesidad. Un poco de escarcha del corazón de la muchacha del Cisne se removió, y agradeció sin palabras saber que su espalda estaba cubierta por aquel cosmos cálido.

Miró a Free de mala forma, si es posible aún mas decidida que antes.

-¡¡Aún...

Salió corriendo desde su pocisión, y tras impulsarse con un salto gracil cayó en picada con la pierna extendida, descargando una simple patada. (Melee 5/0)

-...no estoy acabada!! ¡Pero tu si!

La patada de Céfir cayó, gracil y certera. Se marcó en la mejiilla de Free quien no se preocupó en moverse, y el caballero del Cisne rodó hacia un costado, buscando la mejor forma de volver al ataque. &ltp> Durante un instante se observaron, un triángulo de valientes caballeros rodeando al enemigo. Un rompe-cabezas de energías confluyendo en un lugar, en un enfrentamiento. Vértice por vértice, uno era un vendaval helado y de frío celeste, otro un cálido Cosmos rosado estirándose para abrazar a los demás; el último blanco con afilados bordes grises como el acero. 

Y en el medio, un pulsar rojo. Una fuerza que era posiblemente más grande que todos ellos y, sin embargo, luchaba por mantenerlos a raya.

Free. Un caballero desconocido. Una armadura brillante, húmeda de sangre. Una marca brillante en su mejilla, como encerrando una inagotable hoguera.

- Los niños... se han graduado. O eso ya parece. Su sonrisa no parecía ya cruel, era amable como cuando Céfir y Haru se encontraran con él en primer lugar. Este poder... su mano se elevó hacia el cielo. Ese poder no me permite recurrir a todas mis fuerzas. Es una presa, que contiene todo el torrente de mi habilidad. Aún así... esto es inconcebible. Tendré que volver a contarle a mi Señor lo que hoy he visto. &ltp> Su Cosmos comenzó a alzarse nuevamente, los muertos llorando a su alrededor como transparentes figuras. Lo mejor, claro... será llevarme el alma de alguno de ustedes, como testigo.

Haru se alegró de ver como su amiga se recuperaba y no perdía tiempo en volver al ataque. Aunque su cosmos estaba agotado, su determinación no desfallecía. Sin embargo, en esas condiciones no sería rival para Free.

Debo ayudarla, tenemos que vencer e ir en busca de los demás. Elevó su cosmos para envolver nuevamente a la niña de hielo cuando un pensamiento doloroso la invadió. ¡Shimi! Hermano... ¿por qué no puedo sentir tu cosmos? ¡¡¡Resiste Shimi!!! La muviana cerró los ojos con tristeza. Sentía que su hermano la necesitaba más que nunca, pero ella estaba atada aquel combate sin poder hacer más.

-Céfir, has demostrado ser más dura que el diamante. Yo no puedo contra Free, pero tu y Harjas lograrán derrotarlo si se unen.- El cosmos cálido y rosado de Haru terminó de envolver a Céfir y le transmitió parte de su poder. -¡Amigos! ¡Acaben con él! Yo cuidaré que sus golpes no lleguen a rozarlos. ¡Debemos darnos prisa! El cosmos de Eleas se agota y nuestros compañeros nos necesitan en la batalla. Ya no siento el cosmos de mi hermano y creo que alguien más ha caído también. ¡Vamos!

Lo que decía la chica muviana era cierto. Uno a uno, presentía como los cosmos de sus otros compañeros iban apagandose, como velas consumidas. Su cosmos recuperaba fuerza, gracias al apoyo de Haru, pero a la par dejaba que Céfir entreviese un atisbo de su preocupación.

-A estas alturas deberías entender que a nadie te llevarás hoy. Y no estoy dispuesta a que sigas quitandonos tiempo.

Se paró firme, con aquellas nuevas energías. Hablaba seria y fríamente, casi con autoridad.

-Recibe mi Mandato Glaciar (45/25) una vez mas -sentenció, de forma estóica- y también el descanso eterno con el, espero que Athena perdone tus pecados, y los nuestros por enfrentarte en mayoría de número.

Y su cosmos ardió, lento y casi con parsimonia, mientras elevaba los brazos, convocando aquellas escrituras, que consideraba como una bendición otorgada por la mismisima diosa a esas alturas. Con un movimiento seco de las manos como se había visto antes, la gloriosa tabla se quebró, dando origen a la multitud de picas heladas.

No desperdiciaría la oportunidad de oro que Haru le había otorgado. Ni siquiera dudó. Sentía, sabía, que el Pavo Real atacaría con todo su esplendor también, y que aquel cosmos amable alejaría los horrores que Free era capaz de invocar.

Harjas no dijo nada. Simplemente asintió ante las palabras de Haru y se puso en guardia, listo para combatir. Entonces vio como Céfir atacaba con su más poderoso ataque. 

Sonrió. "Podremos ganar después de todo" susurró.

Un viento leve elevó un poco sus cabellos. Entonces desplegó los brazos hacia los costados y corrió hacia Free. A último momento saltó y concentró todo su cosmos en sus brazos. Los llevó hacia atrás y atacó con toda su fuerza. "¡Golpe de alas brillantes!" (35/15)

Nuevamente los muertos interceptaron el potente ataque de Free, pero entre los fragmentos de hielo estalló el golpe de Harjas y arrastró con su Cosmos los afilados cuchillos de hielo que penetraron la barrera y se estrellaron en el pecho de su oponente.

Free cayó, temblando en el suelo, a varios metros de distancia. Los tres aprendices, en sus relucientes armaduras de bronce, se cernieron sobre él, desafiantes. Su rubia cabeza se giró para observar algo, allí detrás...

- Han conseguido derrotarme. Algo que ningún mortal debería poder. Si no fuera por esta barrera que me impide conectar con mi verdadero poder... tosió, y de su boca cayó un largo y espeso hilo de sangre. Pero aceptaré la derrota. Esta vez. La próxima... no tendrán tanta suerte. 

Su cuerpo comenzó a oscilar y desvanecerse en una bruma roja y gris. Un aullido de muerte, desesperación y agonía penetró los tímpanos de Céfir, Haru y Harjas mientras Free, finalmente, desaparecía de sus vistas como si nunca hubiera existido tan formidable oponente.

Fin del Episodio 11