El Cosmos de Lucio se expandió. Con sus ojos cerrados, sintió una vibración a a su alrededor, como si algo, o alguien, contestara a su propia cosmoenergía.
Sintió como su espíritu era elevado, o al menos, separado de su cuerpo. Flotó en una nada gris durante momentos que podrían haber sido años. Cada inspiración era paz, cada exhalación era tranquilidad.
Unos puntos de luz se formaron frente a él. Los puntos flotaron, se unieron, viajando a gran velocidad y llegando hasta él. El horizonte estallé en una sinfonía de color y Lucio se encontró en el medio de un campo de estrellas multicolores.
En el medio, frente a él, un joven delgado y alto meditaba también. Su aura refulgía en todo el espectro.
Lucio
Lentamente, la oscuridad arropó a Orrin. Sus sentidos se difuminaron, hasta que fue solo él. Pero a diferencia de otras veces, podía sentir una fuerza pulsar contra sus Cosmos. No era agresiva, sino... inquisitiva.
Sin aviso ni transición, un río tempestuoso corría a sus pies. La orilla verde, frondosa de césped, brillaba entre los pies descalzos del joven; el sonido de algunos pájaros que lo sobrevuelan es dominado y apagado por el estruendo de la corriente.
De vez en cuando, una corriente particularmente fuerte salpica espuma blanca por sobre el muchacho. Todo el lugar parece brumoso, aunque vibrante de colores.
En la mitad del ancho río, una roca se eleva por sobre las aguas. Una ondulación en el río llama la atención de Orrin: un gigantesco y escamoso lomo se hace apenas visible por un segundo.
De alguna forma él conoce a esa presencia. Casi como si pudiera tocarla con la mente. Sabe que no está allí para hacerle daño...
Orrin
Al abrir los ojos observo que no estoy en la cueva sino en un precioso valle con un río bastante caudaloso que lo atraviesa.
- ¿Donde estoy? ¿Como he llegado hasta aquí? - digo sin darme cuenta de que estoy hablando en voz alta.
De repente algo en medio del río llama mi atención. ¿Qué ha sido eso? - pienso. Mas algo en mi interior me dice que es amistoso o cuando menos no me hará daño.
Con ese sentimiento de seguridad me interno con cuidado en el caudaloso río.
Solo sabía que hasta hacía unos segundos había estado en Simino, pero no podia asegurar que aún estuviera allí. Tampoco le interesaba. Nada interesaba a Lucio en esos momentos, en que no recordaba haberse sentido mejor. Todo era paz y tranquilidad. Se sentía flotar en el aire, aunque no sabía si era su cuerpo o solo su espíritu. Recordó entonces algunas tardes cuando aún era un simple pastor, recostado sobre el pasto, sintiendo su aroma mientras el sol le daba en la cara y lo único que se escuchaba era el canto de los pájaros y por supuesto a las ovejas.
En algún momento unos puntos de luz se formaron frente a él, viajando a gran velocidad. Lucio los observaba atento, pues lo intrigaban a la vez que eran una agradable visión para los ojos.
Así como ya no sabía si se encontraba en la cueva, o incluso si se encontraba en su cuerpo, pudo distinguir de pronto un campo de estrellas multicolores, y él estaba en el medio. Pero no estaba solo, un joven alto y delgado se encontraba alli meditando.
Lucio se acercó en silencio (tampoco sabía si se podía hacer ruido en ese lugar) y se sentó frente al muchacho. No le habló porque estaba seguro de que el muchacho estaba al tanto de la presencia de Lucio y no quería interrumpir su meditación. ¿Por qué ese muchacho le resultaba conocido? No lo sabía, porque tampoco recordaba su cara, pero había algo familiar en él. Se quedó entonces sentado observándolo y esperando que el joven le hablara, mientras Lucio encendía su cosmos. No sabía dónde se encontraba, pero quería ser parte de ello.
El río corre tempestuoso entre sus pies, entre sus piernas. Orrin avanza hasta la roca, y se trepa a su húmeda superficie. El tiempo parece pasar, una eternidad, o un instante... pero finalmente siente una novedad. El agua rebulle a sus pies, y un enorme dragón verde-dorado rompe la superficie del río.
Sobre él, a varios metros de altura, sacude de espuma los largos y rojos bigotes.
Un Cosmos se desparrama desde el dragón, hacia él. Un Cosmos sabio y fuerte.
Orrin
El muchacho parece no reparar en la presencia de Lucio. Al menos, no hace ningún movimiento que lo demuestre. Pero si Cosmos...
El cosmos tornasolado se extiende y te abraza, como un manto. Las memorias se fucionan con las tuyas; puedes ver un momento en el cual el Santuario no existía. Puedes sentir la desesperación de un muchacho, entrenado, bendecido por la propia Atenea, que observa como sus compañeros y amigos caen uno tras otro a su lado, presas de los golpes de salvajes guerreros surgidos del mar.
Y entonces te elevas; estás en una cámara. La reconoces, una cueva con nichos cubiertos por 88 losas de piedra. Las Armaduras son jóvenes, vírgenes. Tu puño se cierra y la energía se concentra. Una armadura que pronto derramará sangre.
Finalmente te encuentras en Delfos, a los pies del Monte del Oráculo. Las fuerzas de Poseidón están confiadas de obtener la Victoria, solo un puñado de Caballeros se encuentra allí. Cansados, golpeados, heridos. Una lanza dorada surca los aires contra la mujer que apenas se sostiene entre ustedes.
Nadie más puede interceptarla; nadie más puede desplegar sus alas para cubrirlas.
Lucio
Lucio aún no se ha dado cuenta de que está llorando. Siente el dolor, el sufrimiento de ese muchacho como propios. Ve cómo orgullosos guerreros caen a pesar de sus esfuerzos ante enemigos mejor preparados que ellos. Y esa armadura... ¿Es que ese joven es el anterior santo de Ave del Paraíso?
La escena se traslada a Delfos, a los pies del Monte del Oráculo. Una dorada lanza busca el corazón de una mujer que parece haberse quedado sin fuerzas. Lucio observa la escena, pero nadie se mueve, ni siquiera el dueño del cuerpo dentro del cual se siente Lucio. ¡Pero la flecha se sigue acercando y alguien debe hacer algo!
Sin dudarlo Lucio intenta saltar, sin saber si ese cuerpo le responderá. Pero sí, el cuerpo le responde y el salto lo deposita justo delante de la mujer, entre ella y la flecha. Lucio giró la cabeza hacia la mujer.
-No temas, yo te protegeré - le dice, intentando cambiar el gesto de cansancio por una sonrisa que la tranquilice-.
Entonces el cuerpo comienza a hacer unos dibujos con los brazos, unos movimientos que Lucio conoce muy bien.
-¡Muro de viento!
Dos voces al unísono gritan el nombre de la técnica. Una Lucio la reconoce como propia, y de algún modo está seguro que la otra voz pertenece al muchacho que vio meditando. Tras él (o ellos) montones de pájaros de majestuosas plumas violetas aletean con violencia, creando una ráfaga de aire que intenta desviar a la lanza de su objetivo.
Cuando llego a la roca que está en mitad del río simplemente me limito a esperar. El tiempo empieza a pasar primero despacio y luego rápido para volver a empezar el ciclo.
No sé cuanto tiempo pasó hasta que el agua a mis pies empezó a moverse, al principio suavemente y poco a poco fué cogiendo fuerza hasta que en un estallido la cabeza de un Dragón surge del río empapándome de los pies a la cabeza.
Al quitarme el agua de los ojos para poder ver mejor observé un enorme Dragón Verde-Dorado que se elevaba imponente ante mí.
De repente un potente Cosmos sale del Dragón y se dirige hacia mí. Me concentro y expando mi Cosmos para intentar Sincronizarlo con el del Dragón. Poco a poco voy sincronizando mi Cosmos con el del Dragón. Al hacerlo voy teniendo constancia de la Fortaleza y sobre todo de la Sabiduría de este y me doy cuenta de lo mucho que me queda por aprender. Las palabras de mi Maestro vienen a mi memoria: La Sabiduría es Fortaleza. El Necio no sabe donde están sus límites y se consume enseguida sin embargo el Sabio conoce sus límites y sabe dosificar sus energías sacándo el máximo aprovecho de ellas.
De repente un pensamiento me vino a la mente. ¿Seré realmente digno de llevar esta Armadura?
Finalmente dejo que el Cosmos del Dragón inunde mi cuerpo llegando a cada parte de el.
La lanza vuela rauda por el cielo, certera hacia el corazón de la mujer. Lucio, bajo una cara que no es la suya, también vuela a su encuentro, impulsado por las ráfagas de viento que desata su Cosmos.
Con un estallido, la poderosa lanza dorada se clava en su cuerpo. La sangre mana de su costado, el hálito vital escapando de él.
Atenea... murmura escupiendo el último aliento, y un Cosmos Dorado lo envuelve, acunándolo al sueño...
Lucio despierta con un respingo. Toca su pecho; una cicatriz con forma de cruz lo sorprende. Una marca, un pasado, un destino.
Lucio
Bien, este era el objetivo del Gaiden: El Último Escudo.
Para aplicar: Armadura del Ave del Paraiso: La Armadura del Unicornio provee de 35 puntos de Vida extra (sin embargo, la transferencia de Daño a Cosmos es 30).
Puedes cambiar también los nombres de tus Técnicas para acomodarlas a la Armadura. Además, recibes UNO de los siguientes modificadores (a aplicar a la técnica que elijas):
- Penetrante (el Daño del Ataque del Ave del Paraiso que supere la defensa se multiplica por 1.5)
- Paralizante (el Ataque puede causar que el oponente pierda su próximo ataque).
- Sacrificio (la Defensa puede tratarse obtener el triple de su efectividad. Sin embargo, el Gasto de Cosmos completo debe provenir de la Vida del Caballero).
- Múltiple 2 (la Defensa puede dividirse entre 2 ataques).
Bono de Fin de Temporada:
- 6 puntos a repartir entre Sexto Sentido / Poder Oculto. Si el Sexto Sentido es de 10+, puedes intentar UNA VEZ tirar para hacerlo permanente. Puedes repetir la tirada gastando OTRO de estos puntos (pero el SS permanece en 10+). Inmediatamente se aplican todas las reglas para aumento de Sentido Superior (ver Escena Sistema de Juego).
- 25 puntos de Experiencia. Para usar usados en forma normal. Adicionalmente, puede comprar OTRA de las modificaciones a las Técnicas de las listadas arriba por 30 puntos. Solo una adicional a la ya elegida.
El Dragón se mece sobre tu cabeza. No responde, al menos no con palabras. Pero puedes sentir sobre tu piel la sensación de su mirada, como un hormigueo. Algo recorre tu piel, una consciencia de energía y poder. Pero de poder concentrado en un punto, sin ser desperdiciado en siquiera una migaja.
Parpadeas asombrado y te encuentras cubierto por el Cloth de Dragón. Está húmedo, como cubierto de agua. El Dragón se inclina sobre tí, y comienza a girar. Toda la roca, tú mismo, el dragón, parecen moverse a gran velocidad. El mundo se desdibuja a tu alrededor, y finalmente se estabiliza.
Te encuentras en la base de una gran cascada. Un nombre se forma en tu mente: Rozhan, y sabes que el secreto del dragón se encuentra aquí. Su enorme cabeza baja a tu altura, sus ojos dos gemas azules observándote, esperando... algo.
Orrin entonces se introduce en sus aguas. Intenta un golpe, como hace la orgullosa cabeza del Dragón a su lado. Las gotas vibran un momento, la proyección de Cosmos de Orrin hace mella por un instante en la implacable corriente de agua. Cuando esta vuelve a azotarlo, siente todo el peso sobre sus hombros. No solo del agua, sino de las responsabilidades por llegar. Como una visión ve a Athenea, radiante en una increible armadura, y su puño volando hacia la oscuridad.
Siente una fuerza a su alrededor, penetrándolo. El Dragón se levanta tras de él, como un espejismo entre la cortina de agua, sus ojos relucientes. Una sensación lo guía, un poder que al mismo tiempo es suyo y no le pertenece lo mueve.
La armadura del Dragón aparece sobre su cuerpo, centelleante. El brazo del escudo se mueve en un arco delante de él, conteniendo el torrente de agua. El derecho retrocede, reluciendo. El Dragón brilla a la espalda de Orrin, su fuerza proyectándose en su puño.
- FURIA DEL DRAGÓN!!!!!
El Cosmos de Orrin explota como nunca antes. El Flujo de la Catarata de Rozhan se detiene durante un instante eterno, y finalmente cede ante el rugido del enorme ser que fluye a través del Caballero.
Como un geyser, surge hacia los cielos.
Orrin
Bien, este era el objetivo del Gaiden: Despertar al Dragón.
Para aplicar: Armadura del Dragón: La Armadura del Dragón provee de 50 puntos de Vida extra (pero la transferencia de Daño al Cosmos Cosmos es de solo 15).
Puede cambiar también los nombres de tus Técnicas para acomodarlas a la Armadura. Además, recibes UNO de los siguientes modificadores (a aplicar a la técnica que elijas):
- Penetrante (el Ataque que supere la defensa provoca x1.5 Daño)
- Sacrificio (el Ataque puede contarse como Telekinesis* pero el coste extra se paga en Vida y NO es Cosmos)
- Inmunidad a Parálisis (la Defensa niega automáticamente cualquier parálisis).
- Escudo Impenetrable (la Defensa se trata como Teletransporte, a elección: doble de defensa por doble de Cosmos).
* Telekinesis permite duplicar el daño del ataque pagando el doble de Cosmos.
Bono de Fin de Temporada:
- 6 puntos a repartir entre Sexto Sentido / Poder Oculto. Si el Sexto Sentido es de 10+, puedes intentar UNA VEZ tirar para hacerlo permanente. Puedes repetir la tirada gastando OTRO de estos puntos (pero el SS permanece en 10+). Inmediatamente se aplican todas las reglas para aumento de Sentido Superior (ver Escena Sistema de Juego).
- 25 puntos de Experiencia. Para usar usados en forma normal. Adicionalmente, puede comprar OTRA de las modificaciones a las Técnicas de las listadas arriba por 30 puntos. Solo una adicional a la ya elegida.