Partida Rol por web

 La voz de Eleas le sacó de su letargo, abrió los ojos con nuevas esperanzas. Sigue vivo... Todos habían pensado que el ladrón le había matado, pero al parecer un canalla semejante no era suficiente para acabar con él.

Empezó a levantarse con cuidado, deseando acercarse para comprobar el estado del que consideraba su amigo. Una vez a su lado, guardó un respetuoso silencio mientras éste hablaba, pero a cada palabra quedaba claro que no pensaba ver un nuevo amanecer.

Tres horas... Tenemos que recuperar la armadura como sea, no dejaremos que el culpable de esto se salga con la suya..

A pesar de las heridas, sólo pensaba en perseguir al ladrón y cumplir el último deseo de Eleas. Con paciencia, observó a los demás beber del agua prístina y refrescarse. Necesitaba recuperarse del agotamiento, pero no quería ponerse a jugar con el agua en un momento así, en el que cada segundo contaba. No obstante, sabía que beber agua era importante para rehidratarse después del combate, así que avanzó los pasos que le quedaban y se agachó para probar el agua.

El cielo... ¡el cielo está muy extraño! ¿Qué está ocurriendo aquí? Al volver de la caverna, donde no había hallado rastros del ladrón, Haru miró hacia arriba, siguiendo la mano de uno de sus compañeros. Asustado e intentando adivinar qué ocurría, la voz de Eleas, amable como siempre pero ahora agonizante lo trajo de vuelta al lago.

-Alterion el Rojo-las palabras salieron solas de su garganta. -¿Que...? ¿Qué se ha robado la armadura de Eleas?- la incredulidad y la desesperación en la voz del niño eran patentes. Mientras Haru buscaba la manera de salir de su estupor, el anciano maestro continuó con su explicación. Al parecer estaba utilizando su técnica más poderosa, El Viaje del Argos, una técnica capaz de aislar toda una zona. Por eso es que del santuario nadie había acudido en su ayuda. -Debemos... debemos recuperar esa armadura. El sacrificio de nuestro maestro no puede ser en vano.- el pequeño buscó a su hermano con la mirada. Él ya estaba introduciéndose en las aguas del estanque, pero Haru aún dudaba. Tres horas era muy poco tiempo. ¿Podrían acaso lograrlo?

Caminado con tristeza, pasó cerca de Eleas y se agachó junto a él. -Lo traeremos de vuelta maestro. No dejaremos que tu vida se pierda en vano. ¡No lo haremos!- con desición se metió hasta la cintura en el agua y de una rápida sambullida terminó de bañarse entero en aquellas aguas poderosas. Sí, siento la fuerza de Athena renovándome, entrando en mí. No dejaré que la muerte de Eleas sea en vano. ¡No lo haré!

Harjas escuchó a Eleas en silencio, no porque no quiera hablar sino porque las palabras no le salían. Una enorme frustración se hizo presente en la persona del persa. Si el gran Eleas no había podido derrotar al tal Alterion, cómo es que ellos sí podrían. 

Frunció el entrecejo pensando en esto, cuando vio que Céfir internaba a Foon Xao en las aguas y este despertaba sin herida alguna. Alzó las cejas e, imitando a todos, se acercó a tomar de las aguas sagradas. 

"Por Athena" susurró antes de llevarse un trago a su boca. Luego, se secó con la manga, y miró a sus compañeros.

"Amigos" les dijo en voz alta "Creo que tenemos una empresa digna de un Santo entre nuestras manos. Tendremos que trabajar en equipo si queremos librarla..." luego, agregó en voz mas baja, como para él mismo "... si tan solo estaría aquí algún Santo..."

No dijo palabra, solo dejó que estas fluyeran a su alrededor. Cuando el muchacho pudo sostenerse por su cuenta, salió de las aguas con celeridad. Intercambió miradas con algunos, observando las reacciones que tenían.

-No hay diamantes...-el susurro fue arrastrado por el viento hasta los oídos del casual oyente- los cabrones tendrán que servir...

Y luego del comentario de simplemente se giró y comenzó un trote ligero y veloz que le introdujo a la boca de la gruta.

El grupo se miró por última vez, en el lugar, abrigado por el Cosmos de Eleas.

Luego, como uno, comenzaron a correr hacia la entrada de la cueva. Allí dentro dominaba la penumbra, solo rota por resquicios en el techo de piedra que permitían a rayos de luz penetrar en lo más profundo. La luz era diseminada por pequeños trozos de cristales en las paredes.

Una vez dentro de la boca de la caverna, pudieron ver 3 caminos:

El de la izquierda, del cual llega un eco de gotas de agua salpicando.

El de la derecha, del cual una brisa cálida se escapa.

El del medio, que asciende en toscos escalones de piedra.

Y también, casi oculto a los sentidos, un estrecho tunel que desciende a las frías profundidades...

Sin conocer el camino, los aspirantes deberán separarse. En la oscuridad, en la incerteza, podrán encontrar a Altieon antes de que Eleas sucumba? Lograrán evitar que huya con la sagrada armadura?

Esta bien Haru ve por allí con Cefir, se que estarás bien acompañado, no siempre voy a poder estar yo para intentar profanaste y ya has empezado a mostrar tu verdadero poder. suerte hermano