Siete aprendices afrontan el mayor desafío de su vida: rescatar la armadura de Argos de Navío robada a Eleas, Caballero de Plata. El Cosmos del maestro mantiene al ladrón encerrado en el Santuario, pero se debilita momento a momento. Cuál es el propósito de Altieon, el Guerrero Rojo? Qué sacrificios esperan a los aprendices de Atenea?
Hoy presentamos: Un Nuevo Horizonte, la Puerta del Infierno
Un increible resplandor llenó el lugar y se expandió hasta los límites de la consciencia. Artemias abrió los ojos en la oscuridad, sintiendo solamente un gran cuerpo sedoso a su alrededor. El cuerpo lo protegía, como un cálido escudo.
En la oscuridad se levantó, perdiendo el contacto con el cuerpo cálido... y una pequeña luminosidad le permitió apenas ver un suelo de piedra, viejo, roto y sucio. Un relincho bajo y suave se despidió, como un susurro.
Un bulto dos metros más allá emitió un quejido... Artemias se dirigió allí a gran velocidad.
Reyhan giró hasta quedar tendida sobre su espalda, suspirando. Sus ojos se abrieron lentamente.
Recupero la consciencia para darme cuenta de que ya no estoy
combatiendo, abre muerto?- “La clave es el amor…”-susurro mientras recuerdo las palabras de
Andromaca, para luego sentir como el abrazo calido que me protegia se despedia suavemnte, al ponerme de pie a lo lejos veo a algo moverse, reconozco que es Reyhan y
parece encontrarse en la misma situación que yo, me dirijo rápidamente para
ponerme junto a ella y tomarla en brazos.
-“Estas bien? Puedes
ponerte de pie?”-digo en tono rapido y preocupado…
Me encanto el detalle del relinche xD
Borroso era el instante en que me encontraba, pero aun mas borrosa era mi existencia y su sentido. La misma vida se estaba encargando de mostrarme lo que significaba el verdadero sufrimiento. Ahora la pregunta era, ¿sería capaz de enfrentarla?. Lo único que sabía era que no me rendiría aun cuando cayera una y otra vez. Fuertes eran los golpes, pero gloriosas las recompensas del futuro.
La soledad me lleno al punto de no saber de mi existencia. Una luz brillante, de un blanco intenso, se dibujaba aun cuando sabia que tenía los ojos cerrados. Tal vez es el color de la muerte. Pensé.
Aun así mis sentidos, aunque no todos, respondían con fuerza a detalles que habían pero que no veía. Me sentí por un minuto acobijada por algo y después escuche el sonido, algo parecido a un relincho y luego, y luego...
Mi compañero de batalla estaba cerca, podía sentir sus manos sobre mi cuerpo, escuchar su vos y por primera vez, sentir lo cálido de su cosmos; definitivamente una señal de que estábamos vivos, al parecer. Lentamente abro mis ojos, como adormecida por los extraños sucesos y logro detallar que si era él, mi compañero el que estaba conmigo.
Creo que lo estaré. tomo asiento mientras Artemias me soltaba al verme repuesta. Me pongo lentamente en pie, aun no estaba del todo perfecta. Miro con una mirada de dulzura a mi compañero. ¿Sabes donde estamos?.
Reyhan se veía bien y eso hizo que se me escape una sonrisa,
que no tarde en borrar de mi rostro pues no me gustaba mostrar mis
sentimientos.
-“La verdad no tengo
ni idea, pero teniendo en cuanta de que no hay sirenas, ni estamos heridos
deduzco que hemos pasado la prueba de la que nos hablo Andromaca, lo hicimos
bien, los dos-tras decir esto miro con determinación a mi compañera- ahora solo debemos continuar y darnos prisa,
el maestro Eleas es fuerte, pero sin duda ya ha pasado bastante tiempo desde
que partimos, lo mejor será salir de aquí y darnos prisa”-
Miro para todos los lados mientras me compongo un poco. Lo único cierto en este momento es que estamos vivos. Es verdad, hemos logrado superar nuestros miedos. Todo es gracias a ti, señorita Atenea, has sido la fuerza necesaria para lograr lo logrado.
Me acerco a Artemias, y sin previo aviso le doy un abrazo. Había superado una de las pruebas mas fuertes, ademas ya no lo veía muerto por mis propias manos. Sentía ganas de continuar y ellos me recordaban siempre que había una meta y un ideal, que no estaba sola.
Suelto lentamente al caballero. Tal vez no debí hacerlo, muchas gracias por tu apoyo.
Es verdad. Debemos ir a interceptar a Altieon y rescatar la armadura de nuestro maestro. No hay tiempo que perder. Comienzo a divisar todo el lugar, tratando de localizar una salida, ademas de mirar por primera vez mi alrededor.
Sorprendido por el abrazo de Reyhan me quedo perplejo y un poco de rubor inunda mi rostro al sentir el contacto de su cuerpo con el mio, luego cuando ella me suelta me asiento a sus palabras:
-"Gracias a ti tambien por pasar estos momentos dificiles conmigo, por confiar en mi y por darme tu apoyo y tienes razon, debemos encontrar una salida y alcanzar a Altieon cuanto antes-"
Posteado con el ccelu, perdon si hay errores, se cayo spéedy y va a tardar en volver...
Ambos miraron a su alrededor, confusos.
La oscuridad apenas retrocedía a su alrededor... y cuando hubieron concentrado su vista, sus Cosmos pulsaron a tono con una hendidura vertical... que pronto dió paso a un perfil inconfundible.
Se observaron en silencio... no parecía haber otra opción que transpasar la puerta y, sin embargo, el Cosmos que ella emana es tan terrible...
Sus pasos los guían al portal, que atraviesan en silencio, esperando que sea la salida de cualquiera sea la dimensión a la que Andrómeca los halla lanzado.
Del otro lado, un viento terrible los azota. El resplandor los ciega momentáneamente; cuando los ojos se acostumbran el paisaje es extraño por completo.
Un gran lago oscuro de aguas imposiblemente quietas se encuentra frente a ellos. El aire no parece aire, y el cielo es rojo como la sangre, monótono. Pueden sentir como sus energías menguan lentamente, como si fueran absorbidas por un poder extraño...
Tiradas de Conocimiento (si lo desean...)
Camino lentamente hacia la luz, tomando la batuta y yendo delante de mi compañero. Miro al vacío rojizo que se levantaba a nuestros ojos y no puedo sentirme mas que abrumada y demasiado cansado, como si de alguna forma extraña perdiera mis fuerzas.
Ya no estamos en el santuario. La paz que se sentía en la montaña ya no esta presente. ¿Donde nos encontramos?.
Trato de encontrar al que me diera un indicio de que era todo esto. La sensación abrumadora de estar en algo desconocido me carcomía.
Por todos los Dioses, ¿sabes Artemias en que lugar estamos?. Miro sorprendida el lugar, lo único cierto es que no era el santuario.
Tirada: 1d20
Motivo: Conocimiento
Dificultad: 17+
Resultado: 18 (Exito)
Tirada: 1d20
Motivo: Conocimiento
Dificultad: 17+
Resultado: 8 (Fracaso)
Bueno se lanzo 2 veces... contemos el éxito. ;)
Artemias solo responde con una inclinación de cabeza. Comienzan a recorrer el lugar, lentamente, buscando el rastro.
Ambos aprendices caminan por la orilla, pero cada paso les parece de plomo. Los pies se levantan, apenas, arrastrando las suelas. Pueden ver a los colores del entorno difuminarse ante ellos, lentamente, como si algo les robara la vida...
La pequeña comienza a sospechar lo que significa su falta de energía, el aspecto del lugar; todo parece encajar con algo que le contaron de pequeña cuando hablaban del cielo, la tierra y el infierno... y entonces algo le confirma sus sospechas y temores.
Un destello dorado ilumina el horizonte. Levantan la cabeza, para ver frente a ellos a una figura real, ataviada en una de las máximas armaduras de Atenea: un Manto Dorado. Y una persona de largos y blancos cabellos, rodeado de un aura imponente. Su cercanía en cierto modo les reconforta, les devuelve parte de la vitalidad perdida.
- Alto! Yo, Jhure de Cáncer, sagrado protector de este lugar, exijo saber como dos personas, simples humanos, son tan estúpidos como para adentrarse en el Yomotsu!
Reyhan, al final de turno, aumenta tu nivel de conocimiento en uno :)
Mi temor se crece al comenzar a darme cuenta de en que oscuro y terrible lugar era en el que estábamos. Ya no había que dar mas rodeos al asunto, teníamos que encontrar una salida lo mas pronto posible y ayudar a nuestros compañeros y a nuestro maestro.
Al caminar un poco, debilitados, la luz dorada nos acobija con una presencia conocida, la misma que nos recubría a nosotros solo que aun mas fuerte; era un Santo dorado de nuestra Diosa. Lo miro decidida, sus palabras no eran corteses lo cual me molestaba un poco.
Caballero dorado de Cáncer, cuida tus palabras, todo lo que dices tiene que estar sujeto al nivel que te precede. Me veía enojada, completamente alterada y exhausta, cuando por fin recuerdo que el hombre en frente mio podía rebanarme en menos de un segundo.
Apenada agacho la mirada, creo que había sido aun mas descortés mi modo de dirigirme a él. Perdone mi modo de hablar. Perdón. Hago una reverencia con la rodilla en el suelo aunque en realidad no tenía muchas fuerzas como para mantenerme de pie.
Somos santos de Atenea. Bueno, en realidad aun no. En este momento somos aprendices. Tomo un poco de aire aun sin mirarlo, no podía de la verguenza de la forma como me había dirigido a él. Estábamos siendo entrenados por el caballero de Argos de navio, Eleas, nuestro maestro, cuando un caballero enemigo lo ataco y robo su armadura. Con sus ultimas fuerzas nos atrapo a todos con su técnica mas poderosa para que nosotros, con la bendición de nuestra señora Atenea, la encontráramos y vengáramos su nombre.
Comenzamos la misión y tuvimos que dividirnos en 4 equipos, 3 de parejas y 1 de nuestros compañeros solo. Cuando nos adentramos en lo profundo de la montaña llegamos al recinto sagrado de Andromaca quien nos advirtió que el camino sería difícil que llegaríamos a encontrarnos con lo que mas le temíamos. Aun así teníamos que lograr atrapar al causante de todo, pero fuimos atacados por unas sirenas y al momento de derrotarlas un niño cayo de un acantilado, lo rescatamos pero al parecer fuimos transportados a algún lugar extraño, y aquí fuimos a parar.
En ningún momento del relato alce la mirada por miedo a la suya, pero al finalizar la levanto levemente. La mía era benévola y honesta, ninguna de mis parecían mentira aun cuando todo parecida demasiado extraño.
Por favor. Caballero dorado de Cáncer, Jhure. Sáquenos de este lugar y ayúdenos a encontrar a nuestro maestro, no podemos perder mas tiempo.
La dulce niña estaba desconsolada. Primero el duro golpe psicológico que le había dado el encuentro con la mujer mitológica Andrómaca. Luego la batalla con las sirenas que habías devastado su espíritu y ahora aquí, en un lugar desolada. Sentía como si mi existencia se estuviera perdiendo.
Mi señora Atenea. Danos fuerzas, porque no se si soy capaz.
Vale master... Una pregunta, ¿que cantidad de cosmos y vida tenemos en este momento?.
- Ahh... dijo el hombre, como si las palabras de Reyhan explicaran todo. Tampoco pareció prestar mayor caso a sus palabras de desafío; para él poco eran más que aire caliente.
Se acercó a ellos, extendió las manos y su Cosmos dorado se expandió hasta cubrirlos como una manta. La sensación de pesadez desapareció casi totalmente, aunque algo parecido a una picazón se podía sentir aún en la piel.
- Han penetrado en el Reino de los Muertos, a través de la Puerta de Andrómaca. Tiene sentido, dice sonriendo y saludando a Artemias con una mano en gesto amigable. Es por ello que los veo... como espectros. Ni del todo aquí, ni del todo allí. Si no me equivoco, esto es efecto del...Viaje del Argos! Viejo Eleas, es una técnica que no ha usado en al menos 100 años!
Sus carcajadas fueron fuertes, resonando en el tétrico ambiente. De alguna forma han escapado, a través de la prueba de Andrómaca. Y no es cosa fácil; esa puerta es muchas veces la que determina que hombres fuertes, valerosos, leales, no puedan llegar a ser Caballeros. Pero si ella los ha considerado dignos, entonces...
Sus ojos se abrieron mientras sonreía. Los aprendices notaron también que su presencia era etérea, casi como si desapareciera de a ratos. Entonces, creo que han pasado por una prueba de fuego. Sus Cosmos son fuertes, pero no lo suficiente para resistir las fuerzas del Inframundo. Debo sacarlos de aquí... y creo que conozco la forma adecuada de hacerlo.
Sin más, les hizo señas para que lo siguieran por la orilla. Siete aprendices, dices? Y un extraño caballero que robó la armadura de Argos? Um... el Viaje del Argos no permite que nadie intervenga, entonces... pero el caso es: pueden ustedes regresar?
Cita:
Reyhan
Vida = 25
Cosmos = 35
Artemias
Vida = 26
Cosmos = 55
Que es con lo que terminaron el combate anterior (no contamos los últimos ataques). Deberían anotarlo en la ficha: el máximo que es lo que pueden tener y el actual que es este.
Sonrío y contesto el gesto del santo de Cáncer, su presencia era similar a lo que yo quería ser, tan poderoso, con temple sin igual y al mismo tiempo un aire de crueldad, estaba fascinado por su presencia y su cosmos.
Tras acompañarlo por la orilla escucho sus palabras y recuerdo la petición de mi compañera.
-“Señor-digo dirigiéndome a Jhure- intentaremos salir con todo nuestro corazón, como aspirantes a santos que somos, seguiremos hasta el final, pero por favor no nos muestre el camino de regreso a nuestro maestro, como mi compañera le pidió, muéstrenos como seguir a ese ladrón del manto de Argos, aun tengo una deuda pendiente con el…”- mientras digo esto apretó mis puños y si el me mira, lo miro directo a los ojos, mostrando mi determinación…
Usando en recurso "Cyber", para demostrar que estoy aqui xD
Si me ausento mucho ya sabes que hacer, ficha actualizada y gracias por las molestias ;)
solo me limite a seguirlos a los dos, dejándolos adelante de mi. La sensación de quedarme sin vida, sin fuerzas, me tenía cansada. Esta tal vez sería una de las experiencias mas importantes en mi vida como Santa, como guerrera de mi Diosa.
teníamos que encontrar la armadura, eso era lo principal. Me acerque un poco mas a los hombres sin quitarles la pista.
Es verdad. Daré todo de mi para que podamos lograr nuestro objetivo. Ya no hay tiempo para retractarse, esto fue lo escogí. Pensé.
Tal vez no pronunciase ninguna palabra pero mi corazón hablaba mas fuerte. No iba a dejar que nada malo sucediera, daría incluso mi vida.
Vale master... entonces continuemos.
El caballero dorado aún siguió caminando con gran velocidad, mientras los aprendices apuraban el paso para seguirlo, subiendo y bajando entre rocas y tierra suelta, esforzándose para no separarse del Cosmos protector de Jhure.
- Hahahaha! Sonrió mientras miró a los aprendices por sobre el hombro. Tanto fervor, tanta pasión! Es una lástima que no pueda atravesar el velo impuesto... de hecho, nosotros mismos no estamos en este mismo plano ahora. Ustedes solo están tocando el Inframundo, gracias a la técnica de Eleas; no hubieran resistido toda su fuerza. No aún, y tal vez, nunca.
Dió un golpe en el hombro de Artemias. Pero no se desanimen! Tengo algo para ustedes...
Llegaron a dos columnas de piedra, aparentemente en el medio de la nada. A un gesto del Santo de Cáncer, el espacio entre las columnas brilló tenuemente. De rodillas, les indicó, su expresión seria momentaneamente.
Era extraño como se comportaba aquel santo que parecía de a
ratos informal y de a ratos una persona seria, sonrío ante el golpe en el
hombre, aunque cuando no ve me froto el mismo pues es un santo y aunque haya
sido amistoso su golpe me dolió un poco.
Al decir que tiene algo para nosotros me quedo a la expectativa,
arrodillándome de inmediato cuando nos da esa orden, inclino también la cabeza
en señal de respeto aunque de a ratos la levanto con curiosidad de ver que es
lo que pasara…
Con ambos de rodillas, el Caballero Dorado colocó sus manos en los hombros de ambos. La sensación, cálida pero al mismo tiempo ardiente, desató escalofríos en los pequeños cuerpos de los aprendices. No podían contemplar con palabras la complejidad de semejante sentimiento.
- Sus nombres, pidió con voz firme Jhure. Ambos contestaron, y él prosiguió. Es costumbre desde la anterior guerra santa que, un Caballero Dorado, a quienes se les considera capitanes por encima de toda la jerarquía del Santuario, puede ante una muestra de valentía, de fé en la Diosa, de arrojo... y también de fuerza, nombrar a simples aspirantes en Caballeros. Para ello, este aprendiz debe haber pasado por una prueba de fuego.
Su voz, dura, de repente toma un tono jocoso. Y podemos decir que Andrómaca les mostró eso, verdad? Hahahaha!
- Ehem, volvió al tono serio. Con mi autoridad, Jhure de Cáncer, Guardian del Portal de los Muertos, los nombro dignos de ser Caballeros de Atenea. Así lo digo, y así los marco con mi Cosmos. Un universo de estrellas parece estallar dentro de los dos aprendices, llevando energías renovadas a cada uno. Como tales, ahora no solo los incentiva su propia lealtad a Eleas en cumplir su misión, sino también el mandato de un Caballero Dorado, que no puede ser desoido. Pero... aún hay un paso que deben dar, uno más, para ser caballeros.
Los levanta con una mano firme, los encara hacia el espacio entre ambas columnas, y los arroja dentro con un estallido de su propio Cosmos. Allí... lo descubrirán.
Oscuridad. Un descenso imposible. El peso de sus propios cuerpos, antes ni siquiera conscientes de haberlo perdido, ahora... evidente y retornado.
Finalmente llegan a un lugar... una gran sala de piedra excavada en la roca.
Fin del Episodio 8
...denme un momento, tengo que empalmarlos con el episodio 9 ;)