Agarro la mano de mi prometido con fuerza, sintiéndome así más segura. Mientras, me dirijo a mi hermana. - Es lo que me temía... Ya teníamos tensión y confusión y ahora las acusaciones de unos a otros sólo van a traer consigo aún más... No sé si Antonella ha sido capaz de hacer algo tan horrible... Tampoco es que no crea lo que dice Nicholas... No sé... Es todo muy confuso, y estamos hablando de matar a alguien... - Suspiro, nerviosa y con un evidente nudo en la garganta, mientras acaricio suavemente la mano de Dylan buscando su calor.
Me mantengo en silencio mirando la discusión que hay frente a nosotros, no tengo nada claro quién de los dos dice la verdad, si hay asesinos sueltos, cualquiera puede mentir, y cualquiera puede acusar, asesino o no, y cualquiera se puede defender, asesino o no.
-Padre... ¿Qué cree? Yo... yo no siento que pueda juzgar a nadie... no quiero ser la responsable de ninguna muerte. Además de que Antonella es mi amiga a fin de cuentas... no puedo creer que ella haya sido capaz de algo así.
-Confio en la palabra de mis empleados. Ellos siempre han sido honrados en su trabajo-declaro, tras escuchar a Nick, algo mas resuelta y fuerte al verse apoyada por los suyos y por algunos de sus clientes.
Miro alrededor, con la determinacion brillando en sus pupilas-Ya he dicho que sere yo quien se manche las manos. Yo hare practica la decision comun. Como dueña de este bar es mi responsabilidad
Miro incrédula a Nicholas cuando dice aquellas palabras. El hecho de haber perdido a un amigo tan cercano como era Dean podía haberle llevado a buscas desesperadamente a un culpable para su muerte. Sin embargo, acusar tan gravemente delante de toda una banda de asesinos, y más en el caso de que el músico estuviese en lo cierto, era una locura. Tenía que estar muy convencido para exponerse de semejante manera.
Esperé a que Antonella pudiera defenderse para opinar al respecto.
- Por mi parte, creo que las palabras del señor Reynolds son demasiado serias como para decirlas a la ligera. Ha demostrado tener mucho coraje... debe estar muy convencido para decir tal cosa delante de todos nosotros.
- Aunque, por otra parte, me resulta complicado pensar que la señorita Antonella pudiera ser capaz de cometer semejante atrocidad...
Con gesto disgustado, miro en dirección a la barra, pero a nada en concreto. Tenía que estar yo también segura de lo que iba a hacer, pues el precio de obrar mal podría ser la muerte de un inocente, y la verdad es que era lo último que quería.