- Tendremos que volver a votar?...- me senté totalmente decaída mirando a mi hermana- como puedo acusar a alguien si ni siquiera... no quiero que alguien muera por mi culpa.
Las palabras del ministro no eran nada reconfortantes, sin embargo al mirar alrededor no podía desconfiar absolutamente de nadie que estuviera allí. A menos que mis hermanos opinaran lo contrario temo que nuevamente tendría que votar por mi misma, pero no quería hacerlo porque tenía miedo de lo que había dicho Dylan a mi hermana. Mi voto podía ser el que me llevara a la tumba.
- Desearía no haber venido a esta fiesta.
Cuando mi hermano habla, mi atención se centra en él y le respondo tan pronto como termina. - Lo que dices tiene sentido, Nathan, y, de hecho, estoy de acuerdo en muchas cosas de lo que dices, pero sigue habiendo algo que me inquieta... Dean admitió recordar haber tocado el piano... Y nosotros... Bueno, ya sabemos lo que vimos. Es muy extraño...
Es entonces cuando empiezan a registrar el lugar y hayan la única pertenencia de Antonella: el vestido que le iba a regalar a Cassandra. Al ver su estado, me sobresalto y susurro. - Igual que la trompeta de Dean... Es imposible que las pertenencias de los que han muerto aparezcan en ese estado por casualidad... ¿Qué está pasando?
Miro a mi hermana, preocupada por sus palabras. - Pienso exactamente igual... No quiero cargar con la muerte de ningún inocente. Sé que se lo he prometido a Dylan, pero no sé qué hacer... No tengo ni la más mínima prueba contra ninguno de los presentes. Tengo claro que, si las cosas no cambian, trataré de buscar la forma de cumplir mi promesa sin que nadie muera por mi culpa.
Al ver el vestido negó con la cabeza y se santiguó. Respondió entonces a Chloe.
- Señorita Monroe... - Digo, señalando el vestido. - Eso es el mal yuyu que trae la muerte violenta. Cuando alguien muere de forma violenta, toda la rabia se imprime en sus cosas, ¿sabe? Normalmente es algo más lento, pero creo que aquí dentro hay mucho mal yuyu... Mucho.
Me asusto ante las palabras de la cantante. - ¿En serio cree eso? Yo normalmente, aunque soy cristiana, suelo ser muy escéptica para las cosas... paranormales... Pero no sé, hemos visto tantas cosas ya, que no sé que pensar... Además, ese vestido era único, ¿no, Colette? Es decir, no puede tratarse de una copia o una imitación, ¿verdad? Y la trompeta... También parecía la misma... No sé, todo esto me da mucho miedo...
Si Chloe, era una obra única. No se... no se que pensar sobre hechos paranormales. Empiezo a creer que algo más está actuando aquí dentro, para bien o para mal. - Collete no lo digo, pero eso la había enfurecido mucho. Una cosa era que su mejor amiga pudiera ser una asesina. Le rompía el corazón y le mataba el alma. ¿Pero también destrozar sus obras? Eso era algo que incluso, en el remoto caso de que hubieran tenido razón con Antonella, no iba a permitir. La moda creada por ella tenía que sobrepasarlas a ambas en el tiempo.
Ya no solo se hablaba de los asesinatos, sino de sucesos raros, sobrenaturales. Teniendo en cuenta que todos vieron a Dean bastante muerto y que estaba ahora ahí, sin rasguño alguno, Kana empezaba a creer a los que hablaban de sucesos no naturales.
-También creo que pasan cosas extrañas aquí, y no me gustaría estar mucho tiempo en este sitio.
Había algo en el ambiente que no le gustaba, sin contar con los asesinatos.
-Y es una buena noticia que hoy no haya muerto nadie, pero por si acaso no debemos confiarnos... es más que posible que sigamos en peligro.
Aparto la cabeza echándola hacia atrás, cuando el detective le sugerido algo que ni siquiera el se atrevería, era evidente que había tocado la fiebre de aquel hombre. Sin mediar palabra se disponía ha alejarse cuando el Sr.Cox contesto de manera muy directa y razonada a su pregunta.
Cogió aquel vaso de vodka y bebió con ese hombre, con una sonrisa sesgada.-Por el regreso de Deam.
-Si claro, quisiera verlo desmentir lo que publico... No llegara el día que la prensa sea la herramienta del gobierno, somos del pueblo y para el pueblo, ellos se enteraran de lo que deban enterarse.-Mas ensimismado en su trabajo que en el echo de que el tiempo para elegir una nueva victima a dedo alzado se agotada. Paso desapercibido por los comentarios de las mujeres. Aunque no les faltaba razón. Por otra parte si lo que decían el ministro y el detective era cierto entonces tenia una acusada. La misma que no hizo nada por defenderse la ultima noche.