-Es una suposición.- respondo al periodista. –Que alguien haya sido capaz de descubrí a uno de ellos es un claro peligro para ellos, así que intentar matarme esa su acción más lógica.- le explico brevemente mi razonamiento. –Pero rezo porque usted tenga razón… si tenían otro objetivo a lo mejor me dejan tranquilo.- las palabras del periodista me dieron algo de esperanza, aunque no mucha.
No soy capaz decirle nada a Tania para tranquilizar su corazón, solo puedo hacer lo que me pide, abrazarla con fuerza. No puedo evitar derramar lágrimas pensando que no la volvería a ver, eso era más doloroso que la propia muerte. Así de junto le doy un par de besos en la frente y acariciar su espalda con mis manos.
Lo que propone mi amigo, y también el detective, aunque está cargado de buenas intenciones algo me hace sospechar que no servirá de nada, seguro que buscarían la forma de seguir matando a placer. -Lo siento James, sabes que yo no soy así… soy un luchado y luchare protegiendo lo que más aprecio, así que daré caza a esos asesinos. Además un cubículo no me parece el mejor lugar donde esconderse, y si lo que dice el detective es cierto conocerán el local muy bien, conociendo alguna otra forma de entrar en los cubículos.-
Tras disparar, Natasha se había sentado en un rincón de la sala, temblorosa. Nunca antes había disparado a nadie, pero aquello era lo que debía hacerse.
Sin embargo, la imagen de Antonella desplomándose inerte sobre el suelo se le repetía una vez tras otra, atormentándola. ¿Y si la chica era inocente? Sin duda ese era el mayor riesgo al que se enfrentaba al haber tomado la decisión que había tomado, y debía asumirlo.
Reunió fuerzas para acercarse a la barra, e hizo una seña a uno de sus empleados- Dame una copa de lo más fuerte que tengamos en el bar.
-Estamos bien.-Digo, asintiendo a Nathan. Todo lo bien que nos permite la situación, claro...-Estaría bien que tu también duermas con nosotros, Nathan. Cuantos más seamos mejor. No creo que se atrevan a atacar un habitáculo con cinco o seis personas. Además, podemos montar guardias para evitar el ataque. Deberíamos ser capaces de evadirlos siendo tantos, no?
No sueno muy convencido, al fin y al cabo mataron a mi padre cuando este estaba hablándonos a todos, delante de nuestras narices y sin que pudiéramos hacer nada. Aunque si lo que ha dicho Nicholas es cierto le tienen a él como objetivo... Éso debería tranquilizarme, pero en mi mente aún está el apellido "FLYNN" escrito con sangre en la pared. Qué querían decir con eso? No puedo evitar dejar de darle vueltas a todo.
Por fin la respuesta de Nicholas y bastante coherentes debía admitir el periodista, parecía que estaba sumiendo sus propios riesgos, era algo admirable siempre y cuando sirviera de algo pero sin una evidencia en el cuerpo de Antonella, todo seguía en el aire. Aun así. Un hombre que este vigilando, a siendo verdad o mentira, tranquilizaba a la gente.
Tras lo dicho por el detective Stephen no tardo en decidir a quien arrimarse esa noche.
Apago su magnetofon de la manera mas disimulada posible y se acerco al músico y la cantante y con el tomo mas suave posible pues sabia de su actual situación les dirigió la palabra.
-Si no les importa, podríamos compartir cubículo, su amigo parece muy seguro de su mismo y yo me temo que no tengo muchos amigos en este bar, y sinceramente prefiero pasar la noche con gente, a permanecer solo. Si no es molestia les agradecería su compañía.-Podía a ver preguntando a cualquiera pero en su cabeza los primeros en aparecer fueron los músicos.
Colette aguantó estoicamente viendo como registraban al cadáver de su amiga muerta. Obviamente, no encontraron nada, pero se limitó a no decir nada. Luego, Kana, quien había sugerido el asunto, se disculpó con ella. Quiso aceptar las disculpas, quiso disculparse también por el hecho de haber señalado a su hermano... pero las palabras simplemente no llegaron.
Quiso pedirle el boceto al detective, pero ya daba igual. No era un recuerdo físico lo que debía preservar de Antonella, si no su nombre, para que su obra siguiese eterna. Lo último que deseaba cuando salieran de allí, es que las prendas que con tanto genio y amor había creado, se convirtiesen en trapos al haber sido señalada como una asesina.
Escuché las palabras de Nicholas y vi la resolución en su mirada. No podría convencerlo, estaba claro. Suspiré y me mantuve en silencio, intentando buscar en mi mente alguna forma de proteger a mis amigos.
Cuando el periodista se acercó a nosotros, me esforcé por ponerle buena cara. El pobre hombre parecía asustado, y no me extrañaba lo más mínimo, la verdad. - Por mi parte puede quedarse con nosotros si quiere. Pero la que manda es la señorita. ¿A ti qué te parece, Tania? - Dejé que el humo saliera despacio mientras hablaba, sin apartar el cigarro de los labios, entrecerrando los ojos. - Sigo pensando que podríamos intentar hacer guardias para vigilar que nadie entre mientras dormimos.
Se fue tranquilizando al lado de Nicholas y mirando alrededor fue haciéndose más consciente de lo que sucedía. Sus ojos se cruzaron con los del hermano de la actriz india. No sabía realmente su nombre, pero le pareció curioso que la mirara con esa insistencia. Se agarró más fuertemente a Nicholas pero no dijo nada, simplemente siguió mirando alrededor hasta que la voz del periodista llamó su atención. La respuesta de James le hizo sonreír algo forzadamente, pero como una muestra de cortesía.
- No hay ningún problema, señor... ¿Richards? - Intentó rememorar su nombre sin mucha seguridad de no haberse equivocado. - Quédese sin reparo. - Donde normalmente habría hecho una broma pícara como decirle "pero pórtese bien" o "las manos donde pueda verlas", simplemente bajó la cabeza y miró a James. - Jimmy, ¿puedes darme un cigarrillo? Sabes que normalmente no fumo, que me hace daño a la garganta, pero... creo que me vendrá bien. A falta de cigarros buenos como los que fumaba mi abuela... estos pitillos tuyos me pueden engañar y tranquilizar un poco.
Agradecido tanto por la aceptación como por recordar su nombre, dio un mejor sonrisa pese a que la situación no era la idónea.
-No saben hasta que punto se lo agradezco y si quieren hacer guardias de vigía, yo haré mi parte
sin chistar.-No tenia cigarros que ofrecer por lo que se mantuvo en silencio observando al resto.
- Claro. - respondo a mi hermana y su prometido con una sonrisa. - Nosotros seis entonces. - afirmo, buscando a Natasha con la mirada. Llevaba un buen rato sola después de lo sucedido con Antonella. - Y Dylan y yo estaremos encantados de repartirnos las guardias.
- Claro. - Respondí a Tania mientras le ofrecía la cajetilla de tabaco para que cogiese uno. - Pero no tengo mechero, tendrás que usar el mío para prenderlo.
Le ofrecí el cigarro que tenía entre los labios para que encendiera el suyo y asentí con la cabeza hacia el periodista. - Seremos cuatro entonces, podemos hacer turnos de dos en dos. Si no os importa, yo haré el primero, creo que tardaré un buen rato en tener sueño hoy.
Dejó que James la ayudara con el cigarrillo, y el olor del humo de tabaco llenó su boca, su nariz, y tras una primera calada, los pulmones. Tosió un poco y notó la garganta irritada; el sabor no le gustaba en absoluto. Pero el tener aquello en la mano y poder preocuparse de irlo consumiendo poco a poco la entretenía.
Asiento a lo que ha dicho James.
- Sí, podemos hacer eso. Yo meteré un grito si veo algo.
Todos comienzan a organizarse en grupos para dormir cómodamente esta noche y algunos montan guardias compartidas. Diciéndole un último adiós a la trompeta de Dean, los integrantes de la banda son los últimos en entrar.
Estando todos adentro y organizados, se da paso al descanso bajo la cobija de la luna.