Partida Rol por web

- Pues el programa lleva en antena desde el 2010. Adela estuvo desde el principio, yo entré en la dirección hace un par de años, a finales del 2015. No es el tipo de programa con el que me gustaría jubilarme pero me temo que en este negocio cuando llega el ocaso tienes que coger lo que te dan. Bueno... ahora supongo que lo cancelarán.- parecía resignado - No me voy a hacer ilusiones con que me den un proyecto serio para terminar dignamente mi carrera. Supongo que lo último que la gente recordará de mí es que fui el director de la vidente asesinada. Que basura. Yo trabajaba en informativos y en programas serios. Esto... no sé como describirlo. ¿Lo han visto alguna vez?

Ante la negativa de los dos inspectores el hombre se rió:

- Que tonterías pregunto ¿verdad? Claro que no. Adela solía trazar cartas astrales de famosetes venidos a menos y a veces incluso traía a gente al plató. Teníamos también nuestra ración de pseudociencia. A todo magufo que pasase por Madrid le daban un asiento aquí: desde quiromantes a reikki pasando por acupuntura o incluso homeopatía si le daban una patina de magia druídica. Pura mierda.

Resultaba curioso ver el odio que aquel director tenía por su programa.

- No me miren así. No la mataría porque su programa fuera una mierda. No llego a tanto. Pero me jode acabar mi carrera con esta basura. Además yo casi no pintaba nada. Era Adela la que controlaba todo: desde el equipo de investigación que rebuscaba en los trapos sucios de los famosos hasta como se colocaban las cámaras. Yo era un hombre de paja. A mi edad ya no me quedan ganas de presentar batalla. Y el sueldo era bueno. Maldita sea, teníamos todo un sueldo de prime time, como si el programa partiera la pana. Adela conoce a gente de los mandamases. No me extrañaría que le hiciese las putas cartas astrales o les echase las cartas. La jodida era buena acertando ¿saben? Pero eso tiene truco, como todo: si tienes buenos investigadores puedes saber el futuro de la gente. O al menos lo que nadie sabe. No, no me refiero a nuestro equipo. Nuestro equipo es bastante bueno pero Adela tenía sus redes de contactos. Sabía cosas... joder, que no sé como demonios podía averiguarlas. 

Parecía haberse desahogado un rato. Lanzó un suspiro.

- ¿Cómo era ella? Una perra fría y distante, acostumbrada a dar órdenes y que se obedecieran. Miren, no me alegro de la muerte de nadie pero no puedo sentir pena tampoco. Es que... es como si no fuera un ser humano. Es como si hubieran eliminado a un personaje de una serie: irreal, distante, frío. No, el único que se llevaba un poco con ella es el imbécil de Rubio. Y yo creo que era más por miedo que por otra cosa. El muy imbécil piensa que tiene secretos bien guardados pero Adela me comentó un día su rollo gay. Joder, a estas alturas de la puta vida ¿quién cojones quiere seguir en el armario trabajando en la tele? Sólo un imbécil como Rubio. 

Mientras el hombre iba desgranando todas sus frustraciones Montalbano no perdía detalle. Ni una llamada, ni un mensaje, ni una mísera interrupción. Nadie lo echaba de menos, a nadie le preocupaba ya lo que hiciese con su tiempo. Lo que tenían ante ellos era un hombre viejo y cansado, sin futuro en una cadena de televisión que para él había perdido todos los valores. Y desde luego no era el fan número uno de Adela. De toda la gente con la que se habían encontrado aquel hombre parecía el primer ser humano de verdad que había hablado con ellos.

Cuando Martín mencionó a un equipo de investigación saltaron las alarmas internas de Pedro. "el equipo de investigación que rebuscaba en los trapos sucios de los famosos" podían ser los autores misteriosos de la carpeta de informes. Con su cara de poker hizo lo que pudo para evitar que el entrevistado notara cómo le había llamado la atención y prosiguiera su relato.

Viendo cómo se había desfogado no le cabía duda de que Tomás Martín había calado a la Adela que él mismo había intuido viendo su piso e indagando sus relaciones. Una persona fría y distante, casi un robot, una construcción. Que podía o no esconder algo debajo.

- Lamento que ya no se valore a un profesional de los informativos. - se solidarizó con el director. - Parece que hoy en día sólo venda la telebasura. - dijo refiriéndose a programas donde salían los típicos personajes de la tele, gente sin oficio ni beneficio especializada en ser famosa y demasiado bien pagada por ello.

- Pero pasando al programa en cuestión... ha dicho que empezó en el 2010, ¿no? ¿Sabe quien fue el anterior director? ¿Ha habido algún otro cambio de equipo? - imaginaba que el anterior director se habría jubilado o algo así, pero no podía dejar piedra sin remover para descubrir todo lo que pudiera sobre la víctima.

- Y también ha mencionado a un equipo de investigación que controlaba Adela ¿no? - dijo casi esperando encontrarse otra vez con la inviolable pared de misterio que rodeaba a Adela - ¿Qué puede decirnos de él? ¿Hay alguna manera de contactarles?

- Yo soy el cuarto director que tenía. Ya les he dicho que ella hacía y deshacía. Supongo que por eso me escogieron... yo ya no tengo ganas de guerra. Pero los anteriores se hartaron y se enfrentaron a ella. Y todos perdieron. A la calle. Ninguno de ellos sigue en la cadena y no me extrañaría que hubieran dejado el negocio. El resto del equipo cambia constantemente. Nos asignan a los cámaras, maquilladores, etc... según disponibilidad. Y con los contratos basura cada día cambian más rápido los que andan por aquí. Éste no es un negocio donde encariñarse de los compañeros.

Sonrió ante la pregunta del segundo equipo de investigación:

- De esos ni idea. Adela era muy celosa de sus fuentes. Ni siquiera sabíamos a veces para qué mandaba a los nuestros a buscar cosas pero estaba claro que lo que Enrique y Samantha hacían era superficial. Es decir: ellos cubrían movimientos de algún famosete venido a menos. Gente con la que hablaban, indiscreciones, lo suficiente como para poder montar una carta astral resultona para la gente de a pie. Pero la mayoría de las veces Adela añadía cosas que... simplemente eran alucinantes. Una ruptura con fecha concreta, una gala en la que alguien iba a meter la pata. A veces llegamos a creer que ella preparaba esas cosas, esos sucesos fortuitos. Pero no soltaba prenda. ¿Saben que le hacía cartas astrales a gente muy poderosa? Eso era un secreto a voces. Nadie sabía la cartera de clientes de Adela pero se rumoreaba que le habían pedido consejo hasta ministros. Ministros joder. Leyendo una puta carta astral. Y luego nos extrañamos que el país vaya como va. No sé ningún nombre concreto porque cada vez que le preguntaba sobre el tema sólo sonreía y decía: 'es cierto'. Y ya está. Como la puta esfinge.

Guillermo volvió a la mesa sonriendo divertido, esperando que ese toque de incredulidad terminase de picar al interrogado. 

—Hombre Martín. Dicho así parece que la mujer está le leía las cartas "al propio Rey".— dejó caer la frase con total naturalidad, como quién esta intentando hacer una hipérbole para establecer un punto. Pero Montalbano empezaba a sospechar por donde iría el asunto. Y no le gustaba mucho la idea de tener que enfrentarse a ello ahora mismo. Hace treinta años sería uno  de esos casos que abordaría con ilusión, pero hoy en día, mucho más preocupado por el funcionamiento de su vesícula lo único que veía delante eran problemas. 

—¿No será que Adela tenía su propio equipo de investigación? ¿algún particular?— 

- Pues no me extrañaría nada.- dijo Martín recostándose en su silla mientras bebía un trago largo de café - Que esa mujer tenía contactos importantes quedaba patente por como se comportaba y por como le permitían comportarse en esta compañía. Y sí, claro que tenía un equipo privado de investigación. Eso ni siquiera lo pongo en duda. Pero uno bueno de cojones ¿eh? 

- Si acabó mal con esos directores a lo mejor tendríamos que hablar con ellos. - comentó Pedro - ¿No tendrá o podrá conseguir sus señas, verdad? Y si tenía contactos en la cadena... ¿A cuanta gente tiene usted por encima?

Algún director de programas esotéricos resentido podría haber querido hacer la macabra escena del crimen, caviló el inspector por un momento. Poco probable, pero si no también podían echar más luz sobre la víctima. Por otro lado, si la 'vidente' tenía poder en la cadena podía ser producto de una de sus investigaciones; una persona poderosa que sufriera chantaje podría haber querido venganza y asegurarse de borrar su 'carta astral'.

En otra línea de pensamientos, apuntó "Enrique & Samantha" en sus apuntes. - Y sus investigadores... ¿Podríamos hablar con ellos? A lo mejor han investigado algo interesante a lo largo de este tiempo. A mi me picaría mucho la curiosidad ese otro equipo de investigación... - dejó caer recordando el misterioso número telefónico.

- Claro, puedo encargarme de hacerles una lista de mis predecesores y mandársela.- sacó su cartera del bolsillo y rebuscó hasta encontrar una tarjeta que le tendió al policía - Ésta es la tarjeta de 'Investigaciones Millán'. Enrique y Samantha son hermanos, tienen una agencia propia aparte de trabajar con nosotros cuando Adela lo requería. 

Pedro guardó la tarjeta. La oficina de los hermanos Millán estaba ubicada en una de las calles que desembocaban en Sol. También había un número de teléfono - que no coincidía con el que él tenía - aparte de la dirección de email y página web.

- Sí, por favor, esa lista puede ser interesante - confirmó Pedro mientras le daba a Martín una tarjeta de visita con su dirección de correo electrónico. - Si se le ocurre cualquier otra cosa que pudiera ayudarnos, no dude en contactarnos. De hecho... ¿Diría usted que la audiencia justificaba el programa, sus sueldos? ¿O a qué mandamases conocía Adela? - añadió tirando de un hilo que intuía que tenía posibilidades. Si Adela tenía un programa con sueldos de lujo... ¿Sería por chantajear a algún directivo? ¿Por afinidad con alguno?

Tras escuchar la respuesta de Martín (*), miró a Montalbano por si quería añadir algo más o podían dar por zanjada la visita.

Por otro lado, se propuso contactar con los hermanos Millán cuando tuviera un momento. Posiblemente no supieran nada, pero Pedro nunca podía dejar de rebuscar información por todas partes.

- ¿Con el share que tenía? No. Nuestros sueldos, y fíjese que incluyo el mío, no estaban justificados de ninguna manera. Había gato encerrado pero nunca quise mirar dentro de la caja. Y ahora mucho menos.- dijo encogiéndose de hombros - No a estas alturas.

Tendió la mano a ambos agentes mientras se despedía de ellos.

- Espero hacerles llegar el listado de directores esta misma tarde.

Guillermo se había quedado embotado mirando una decoración de la sala mientras Pedro continuaba con la parte principal del interrogatorio. Cuando le ofreció la tarjeta al directivo algo le sacó de su embotellamiento y alcanzó su cartera del bolsillo interior de la americana, un poco asustado, como quién despierta de una ensoñación. 

—Si, si. Aquí está mi tarjeta también. Llámenos si tiene algo que añadir a su declaración—

Cuando Pedro le ofreció la batuta Montalbano la tomo siguiendo a raja tabla su personaje de funcionario viejo y distraído. 

—Bueno señor Martín, por último vamos a seguir las convenciones del manual y hacerle una serie de preguntas de cajón. Para los informes... usted ya me entiende. 

—¿Sabe usted si Adela estaba involucrada en algún asunto delicado? ¿o notó usted si se comportaba de forma diferente en los últimos días?

[...]

—¿Tenía Adelaida enemigos que usted supiera? ¿o estaba enemistada con alguien?

[...]

—¿Donde estaba usted entre la noche del domingo y la madrugada del lunes?—

[...]

—Y por último, por pura curiosidad, ¿Adela viajaba mucho al extranjero? ¿Tenía familia o amigos en otros países que frecuentara con asiduidad que usted sepa? 

- Pues si lo estaba no nos lo dijo, lo cual tampoco es de extrañar. A nosotros sólo nos daba las cosas cuando ya estaban en marcha, éramos los últimos en enterarnos. 

La pregunta rutinaria para la coartada le arrancó la primera muestra de humor de la conversación:

- La típica pregunta que no sabes si es de películas o la hacen el realidad.- se rió abiertamente - Perdone, no me lo tome a mal. Me ha hecho gracia la situación. Estuve con mi hija mayor, Lidia, de hecho dormí en su casa porque cenamos todos en familia y desde que mi mujer falleció a veces paso allí algunas temporadas. Mis nietos son mi mayor alegría. Toda la familia podrá corroborarlo aunque le agradecería que no los asustasen enviando allí una patrulla, sobre todo a los niños. Le dejo una tarjeta de mi hija, es personal shopper, por cierto. Si algún día necesitan renovar vestuario...

Fue como si aquella pregunta rutinaria en vez de molestarle le hubiera causado tanta gracia que había desbloqueado un poco su actitud grisácea. 

- Sobre los viajes de Adela no tengo ni idea. Nunca comentaba nada, aunque sé que en una ocasión estuvo en Méjico. Lo sé porque tuvimos que hacer unos cambios de horarios durante sus vacaciones y era necesario contactar con ella para confirmarlo. Nos costó dios y ayuda localizarla, ni siquiera su propio asistente sabía nada del viaje. De hecho la localizamos por pura curiosidad, por un contacto común que nos comentó que se la había encontrado en un hotelucho de Ciudad Juarez. No es un sitio donde me esperaría que alguien fuese de vacaciones ¿eh? Así era Adela.

Saboreando su propio aliento Montalbano dio la entrevista por concluida. Al menos el no tenía nada más que añadir al interrogatorio.