Partida Rol por web

Tras enviar el mensaje Pedro entró nuevamente en la nave. Aunque luego no lo reconocería revisó el lugar intentando mantener la vista apartada de aquellas estatuas que tanto desasosiego le habían provocado. 

Aquel sitio llevaba tiempo abandonado. El polvo se acumulaba en el suelo y no había nada que indicase que alguien hubiera entrado en mucho, mucho tiempo. 

Salió de nuevo al exterior. No sabía que significaban aquellas estatuas pero se alegraba de alejarse de ellas. Sintió algo parecido al alivio cuando cerró la puerta del almacén con llave, casi como si temiera que aquellos engendros tomasen vida e intentasen lanzar una de sus enormes manos para agarrarlo antes de que pudiera huir.

Julibert había permanecido silencioso durante toda aquella revisión, probablemente igual de impactado que el propio Pedro. Subieron al coche tras mirar la hora. Eran las 17:30. 

Aún con el pelo de la nuca erizado, Pedro repasó sus opciones mientras se alejaba del almacén. La dirección no le importaba tanto como la idea de alejarse de aquellas estatuas.

Tras haber visto lo que contenía el almacén Pedro consideró que dedicaría el tiempo a revisar los datos de contabilidad que Carmona les había facilitado. No le gustaba el trabajo de oficina y normalmente prefería el trabajo de calle, pero tras lo visto prefería ir a la comisaría y llenarse la cabeza de contratos, pagadores, propiedades y movimientos de propiedades en un vano intento de sacarse las tres estatuas. Empezaba a ser tarde, pero la idea de ir a casa no le atraía en absoluto, no con ese recuerdo fresco en la memoria.

Se giró hacia su compañero para ofrecerle opciones - ¿Qué, a comisaría o lo dejamos por hoy?