Partida Rol por web

Amaneció con la promesa de un nuevo día y Lana se removió en aquellas maravillosas sábanas de la suite en la que estaba alojada. Entre el baño y todos los lujos que se había permitido, el relax que sentía por dentro y aquella cama tan amplia la ex-ladrona se sentía 10 años más joven y con ganas de que aquel día avanzara con rapidez.

Tenía asuntos bastante serios con los que lidiar: descubrir con quién estaban aquellos secuestradores que habían fracasado a la hora de cogerla a ella y a Caroline. Además, Walker iba de cabeza a por su museo y no era algo que iba a permitir de ningún modo. Pero la presencia de James de nuevo en su vida le hizo pensar que darlo todo para solucionar aquello merecía más la pena que nunca.

Se giró para observar el reloj en la mesita de noche, que marcaba las 9:26 de la mañana. Era pronto pero aquel sueño había sido realmente reparador y no sentía la necesidad de dormir más.

Todavía escondida bajo las sábanas, Romy llamó a su secretaria para decirle que ya estaba de vuelta y que tenían muchas cosas que hacer. Tuvo ánimo incluso para programar una reunión de las largas llamando a sus inversores y a todo aquel que pudiese aportar algo de utilidad para sacar aquello a flote. Tenía ideas y de las buenas, y eso incluía un baile de máscaras y al Rey de los Inventos. Solo por los viejos tiempos. Tras una ducha y un desayuno variado sin excesos, Romy estuvo lista de nuevo para enfrentarse al mundo con una cara considerablemente más amable, y uno de sus nuevos propósitos sería dejar de fumar. Claro que tras la adicción desmedida de aquella semana iba a resultar una tarea titánica.

Regresar al Museo fue un pequeño regalo, y por primera vez en muchos meses decidió pasearse por sus ampliar galerías como una visitante más tomando notas y haciendo preguntas variadas a la gente. De verdad tenía ganas de sacar aquello adelante con una vitalidad reencontrada, algo que todos sus empleados pudieron percibir sin mucha dificultad. Aunque eso no quitaba que ella fuese la señora de aquella casa. ¿Qué más se le podía pedir a la vida?

Cable, que había permanecido mudo toda la reunión (al fin y al cabo todavía no se sentía en absoluto de vuelta al equipo), asintió despacio mientras se cruzaba de brazos. Nadie contestó a las palabras de Troy, como si necesitasen tiempo para asimilar todo aquello. Quizás tuviese razón en lo que decía pero aquellos cambios, tan serios, llevarían tiempo, mucho esfuerzo y quizás se darían de frente para darse cuenta que no ha servido de nada.

- De acuerdo. Pero me tomaré el resto de la reunión como descanso. - dijo Brenda, que pasó a mantenerse callada desde aquella frase y sin mirar a nadie. Parecía verdaderamente quemada y necesitar unos minutos sin hablar para no dejarse llevar por las emociones

Hubo un rato incómodo donde nadie habló, pero Mark tomó la palabra. - ¿Tienes alguna idea de quién podrá liderar el equipo de Instrumentación? -

-Szilard tiene una nieta o una sobrina, me parece. Brian Longstowe también podría llenar el hueco. Al menos hasta que aparezca alguien más apto.

Pasó la vista por todo el mundo mientras trataba de recordar si se dejaba algo. Ah, sí. Mayhem.

-Aún no he decidido qué hacer con Mayhem. Lo haré muy pronto. ¿Alguien tiene alguna pregunta?

Fedora palideció pero el resto negaron con la cabeza. Parecía que la reunión había llegado a su fin y así lo anunció Troy. Todos se levantaron exceptuando a Brenda, que se quedó en el sitio, pero fue Fedora la que más prisa se dió en levantarse y dirigirse a la salida de la sala de reuniones.

Siguió a Fedora con la mirada sin decir nada. En cuanto la hacker estuvo fuera y los demás, salvo por Brenda, le dieron la espalda Troy se derrumbó en la silla y hundió la cara entre las manos con aire derrotado. Suspiró profundamente, levantó la cabeza para dirigirle a Farrel una mirada de animal herido y esperó.

Brenda le miró durante unos interminables segundos en los que Troy no supo qué diablos iba a hacer la rubia, pero entonces se levantó, dirigiéndose hacia él y se sentó en la silla que tenía al lado. Le miraba, pero su rostro seguía estando firme a diferencia de su mirada, que sí se había suavizado un poco.

- Entiendo que te has visto solo ante todo esto, es tu primera vez y tomar las decisiones desde un puesto de responsabilidad es duro, sobretodo cuando el resto no opina lo mismo que tú. Sin embargo creo que tu reacción ha estado fuera de lugar y que no había necesidad de llegar a estos extremos. - le dijo ella, con un tono serio pero aún compasivo - Solamente espero que apartir de ahora aprendas a sopesar tus decisiones antes de tomarlas. -

- ¿Cómo te encuentras? -

-No lo sé -respondió después de una pausa. Comunicar otros sentimientos aparte de la ira era tan difícil como había imaginado siempre-. No debería estar aquí, Brenda. Es una mala idea.

La rubia acercó su silla a Troy, poniendo su mano encima del hombro del nuevo Operaciones. Hizo presión ligeramente para infundirle ánimos y sonrió un poquito, rompiendo la máscara de frialdad que había llevado todo aquel rato.

- Yo creo que sí. Conociendo a Wayland, estoy seguro que supo lo que debía hacer desde el principio, pero dudo que James supiera tomar las decisiones correctas cuando tomó tu puesto. Sé de buena tinta que siempre se peleaba con él y que discutieron mucho por el modus operandi de cada uno. - dijo, mirándole fijamente - Y seguro que él estuvo tan perdido como tú, pero lo dió todo para aprender y convertirse en un verdadero Operaciones. -

- No digo que fuese el mejor ni que fuera siempre bueno con nosotros, pero jamás quiso ponernos en peligro. Y Troy, si tú consigues eso algún dia... ya serás un Operaciones igual de bueno que él, si no mejor. -

-No, Brenda -la cortó con la voz rota. La mano sobre su hombro le había hecho saltar como un calambrazo-. No lo entiendes, no... No debería estar aquí. Con Bates. Está mal.

Si alguna vez alguien hubiera querido imaginarse a Troy Sanders a punto de derrumbarse no tendría más que mirarle en ese momento. Quiso mirar a Brenda, pero no fue capaz y agachó la cabeza como un niño arrepentido al que hubieran pillado haciendo algo que sabía que no debía hacer.

- ¿Qué? - preguntó ella, frunciendo el ceño y agachando la cabeza para intentar establecer contacto visual, con poco éxito. Se levantó y se agachó a su lado, con un suspiro cansado. - ¿Qué ocurre con Christopher? ¿Acaso ha habido algún problema entre vosotros? Pese a cómo le tratabas a veces... yo siempre he creído que admiras su arrojo. Cuéntamelo, si puedo ayudarte lo haré, te lo prometo. -

-No, es... -Se detuvo y resopló. No estaba pensando y sabía que no estaba pensando porque si lo hiciera se habría callado. Pero no podía callarse, no sabía cómo-. No tiene ningún problema. No le pasa nada. Es a mí. Soy yo el que... el que está mal.

Ella se mantuvo en silencio varios segundos, intentando descifrar lo que Troy le estaba insinuando. No parecía tenerlo muy claro, pero le puso ésta vez la mano sobre la rodilla y esbozó una sonrisa.

- Tú no estás mal, Troy. Nada de eso. Eres una persona maravillosa, con tus más y tus menos. Sólo debes afrontar eso con la misma fuerza con la que afrontaste todos los retos que te ofrecía salir a la calle con el traje. Eres fuerte y resuelto, Troy. - dijo, como buscando más halagos que lanzarle por unos segundos - Si es algo que te está comiendo por dentro sencillamente deja que salga. No te vamos a juzgar por ello. -

Después de un rato hablando con gente y tomando notas, Alice la llamó. Su secretaria parecía más cansada y menos arreglada de lo habitual, y Lana no tardó en darse cuenta de que ella se había encargado de todo aquello durante los días que había estado ausente.

- Señora Rowen, me alegro de volver a verla. Tiene una llamada en su despacho, pero no se de quién es. Es un hombre que ha insistido en que le pasara la llamada... - dijo preocupada y con el gesto torcido

Miró a Brenda como si estuviera loca o fuera retrasada. Había pasado los últimos diez años esperando que en cualquier momento el cielo se abriera y le fulminara un rayo. La idea de no ser juzgado resultaba, sencillamente, estúpida.

-No digas tonterías. -Alejó un poco la silla para escapar de la mano de Brenda-. Tú igual no, pero Bates me mataría si supiera. Pensaba que llevar el traje era como una penitencia, pero era una mentira que me contaba para quedarme aquí. -Se detuvo y miró a su alrededor como buscando ayuda, pero al no encontrarla bajó la mirada y se rindió a los cuidados maternales de Farrel-. Con él.

-Gracias, encanto -contestó alegremente con una amplia sonrisa que, aunque no se viese, se sabía que estaba ahí-. Por cierto, Alice, deberías ir pensando dónde vas a pasar tu mes de vacaciones. Y no es una mera petición. Hablaremos de ello más tarde; pásame al caballero.

Se levantó del asiento mientras hablaba echando un vistazo por la cristalera para después dejarse caer en un diván muy cómodo donde solía echarse a pensar y meditar.

La sonrisa de Alice se iluminó y rejuveneció los años que parecía haber ganado aquellos días. Asintió, contenta. - ¡Sí, gracias! Quizás me decante por China. Luego hablamos, de todas formas. - dijo mientras salía de allí con su amplia sonrisa.

Cuando cogió el teléfono, se encontró con una voz masculina que al principio no reconoció bien. El tono le resultaba familiar, pero no alcanzaba a descubrir su origen. - Señora Rowen. Diríjase a la azotea del edificio, por favor. Hay algo que debe recibir y será mejor que lo descubra cuanto antes. Vaya sola, por favor. -

Sin más, el hombre al otro lado de la línea colgó.

Sorpresas. No le gustaban las sorpresas y ya había tenido suficientes sorpresas inesperadas por el resto de su vida. Y aunque la voz no le sonaba a villano conocido, decidió guardarse el afilado abrecartas bajo la chaqueta y agarrar fuerte un palo de golf que tenía para rellenar espacio en su amplio despacho.

-Me reclaman en el tejado y no sé quién es. Estate atenta, por lo que sea -le dijo a su muchacha apuntándola con el dedo.

Tomó el ascensor y mientras subía se miró en el espejo, ceñuda.

Brenda se le quedó mirando unos segundos y por fin pareció comprender a qué se refería. Ella, que conocía las profundas creencias de Troy, suspiró levantándose y poniendo una mano en el mentón de Troy, le levantó la cara con delicadeza. Su cara inspiraba compasión y sonrió con dulzura.

- No es nada de lo que uno deba avergonzarse. Es igual a los sentimientos de admiración, aprecio y amistad que sentimos los unos por los otros, Troy. Dice mucho bueno de ti que te hayas mantenido aquí para estar a su lado... lo mires por donde lo mires, eres una buena persona. - dijo mirándole a los ojos y apoyándose en el borde de la mesa para estar más cómoda - Deberías hablar con él de ésto. No se va a asustar: Christopher es un hombre maduro y con más sesera de lo que puede parecer a simple vista. -

Troy no estaba interesado en las mentiras de consuelo que Brenda le ofrecía, pero cuando sugirió que hablara con Bates la agarró de la muñeca y, aunque no aplicó nada de fuerza, la miró de una manera que hizo pensar que iba a rompérsela.

-No. Escúchame, Brenda, Bates no tiene que enterarse nunca. Ni él, ni nadie. Como... Si... -balbuceó. Era evidente que amenazar a Brenda estaba más allá de sus capacidades, incluso en esas circunstancias.