Cargo furiosamente contra el zombi del interior de la casa, pero mi espada apenas le roza de refilón en un costado. Sin duda la criatura ni siquiera lo ha debido de notar...
Motivo: Carga con espada argéntea VS Zombi
Tirada: 1d20
Dificultad: 11+
Resultado: 15(+7)=22 (Exito)
Motivo: Daño con espada argéntea VS Zombi
Tirada: 1d8
Resultado: 1(+2)=3
- Carga VS Zombi: 22. - Daño: 3.
Urik, con más ímpetu que fuerza, y Ashlyn con precisión quirúrgica, cortaron ambos brazos del zombi. "Des-arm-ado", el muerto embiste con su torso contra el escudo del Caballero del Cuervo. Como ocurriera en el puente, no tiene problemas para mantenerlo a raya solo con la fuerza del brazo, pero en ese momento...
La puerta del armario se abre, con un chirriar de bisagras oxidadas. Entreabierta, por ella se vislumbra el rostro asustado de Elenya Gulserv, sirvienta en la mansión Indirovich y la mujer que entregó el cuchillo de plata en la plaza mayor hace catorce horas.
Oh, dioses... ¡Señor, cuidado!
Al corazón de Herr Urik le da un vuelco con la belleza sencilla de la criada. Quizás por ello baja la guardia. El empuje de los pies del zombi le hace montarse sobre el escudo y proyectarse hasta la cara del hombre. Siente el mordisco en su frente, y la sangre resbala tiñendo de rojo su vista. Un paso atrás, y vuelve a poner distancia entre su enemigo y él. Ha acabado la campaña nocturna con los zombis, al menos para Herr Urik. Lo sabe. Seguir luchando es demasiado arriesgado mientras siga perdiendo sangre. Pero quizás le de tiempo a acabar con el zombi y llevarse a Elenya.
Motivo: 1-Ashlyn, 2-Urik
Tirada: 1d2
Resultado: 2
Motivo: Ataque a Urik
Tirada: 1d20
Dificultad: 19+
Resultado: 18(+2)=20 (Exito)
Motivo: Daño a Urik
Tirada: 1d6
Resultado: 5(+1)=6
CA 11, pgs 4/16
Perdón, la CA de Urik era 20, no 19. De igual modo le da.
Herr Urik 3/12
Motivo: Ataque espada argéntea VS Zombi
Tirada: 1d20
Dificultad: 11+
Resultado: 19(+5)=24 (Exito)
Motivo: ¿Crítico? Ataque espada argéntea VS Zombi
Tirada: 1d20
Dificultad: 11+
Resultado: 3(+5)=8 (Fracaso)
Me repongo del ataque al tiempo que mi espada cercena la mitad superior de la cabeza de la criatura muerta viviente en un veloz movimiento horizontal.
- "Cof, cof..." - Estornudo mientras me llevo una mano a la herida.
- "Me temo que no voy a poder seguir luchando por esta noche, Frau Ashlyn. Deberíamos volver a la posada. Frau Elenya, por favor, venid conmigo a la Viña de Sangre. Aquí no estáis a salvo." -
Motivo: Daño Zombi
Tirada: 1d8
Dificultad: 4+
Resultado: 2(+2)=4 (Exito)
Tras guiar a los paladines por las calles y encontrar la casa de los Gulserv con la puerta destrozada Ivalic obedeció a Ashlyn cuando esta le advirtió de un posible peligro. Era una mujer encantadora que se preocupaba por su seguridad y no quería decepcionarla, tampoco arriesgarse en demasía, muerto no podría terminar su libro. Aunque sin la antorcha en la mano podía tener algo más de movilidad.
-No se preocupen, yo vigilo sus espaldas.
Ivalic sacó su tirachinas y colocó una de las bolas que llevaba como munición, había practicado muchas horas lanzando a latas, árboles y otros objetos inanimados, claro que aquello era distinto, esos zombis se movían y eran peligrosos. Apuntó cuidadosamente y retuvo la respiración durante unos instantes, si los paladines fallaban él tendría que defenderse como pudiera, dispararía y saldría corriendo a buscar ayuda, era lo mejor que podía hacer. La salida de Elenya del armario no sirvió para calmar sus nervios pues al principio pensó que se trataba de otro de aquellos monstruos, aunque al escuchar su voz la reconoció de inmediato y suspiró por haberla encontrado viva.
Pronto los zombis fueron historia pero uno consiguió herir al paladín en la frente, algo superficial y que en otras circunstancias no sería peligroso, pero esta vez... se trataba del mordisco de un zombi. Ivalic se acercó a Ashlyn intentando mantener las distancias con Urik.
-Ha sido muy valiente pala... seño... ¿Como debo llamarla? Le hizo un gesto para que se agachara y poder decirle algo al oído. Creo que su amigo se va a convertir en zombi, deberíamos tener cuidado. Sabía que una mujer tan valiente y con experiencia sabría que hacer y aquel sería un capítulo muy interesante para su libro. ¡Menudo comienzo! Volvió su rostro hacia Elenya y le dedicó una fugaz sonrisa. Me alegra que estés bien, temíamos lo peor cuando vimos la puerta destrozada. Después su preocupación volvió hacia Urik al escucharlo toser, sin duda los primeros síntomas de la transformación. ¿Se encuentra bien?
-Descuida, maese Ivalic, los mordiscos no propagan esta terrible maldición.
La mujer se acerca a Herr Urik, contempla inquisitiva la herida en su cabeza y asiente.
-Sí, es suficiente por hoy -dice-. Al menos hemos salvado a esta buena mujer de perecer. Regresemos con los nuestros, que alguien os revise esa rozadura y también el resto de heridas.
Asiento débilmente y camino de regreso a la Viña de Sangre. Tras enfundar mi espada y guardar mi escudo a mi espalda, camino con la ayuda de Elenya mientras Ivalic ilumina nuestro camino al frente y Frau Ashlyn nos cubre las espaldas vigilando las sombras con su ballesta, por si una de esas criaturas muertas vivientes apareciera de repente.
Ivalic asintió ante las palabras de Ashlyn. No estaba muy convencido de que Urik no se fuera a transformar en zombi, pero no quería contrariar a la mujer. Por si acaso sería mejor que no le quitara el ojo de encima por si había el menor síntoma de transformación.
-No me llame maese, solo soy un niño. Puede llamarme Ivalic, así es como me llaman todos. ¿Como debo llamarlos a ustedes? ¿Los paladines tienen algún título delante de su nombre? ¡Ah! ¡Y de donde son! Eso es muy importante para mi historia, a la gente le gusta saber de donde vienen los protagonistas.
Recogió la antorcha que Ashlyn había arrojado al interior de la casa para iluminar y volvió a convertirse en su portador. Mientras regresaban Ivalic pensaba en las primeras páginas de su libro, aquel rescate de una pobre doncella atrapada sería trepidante, claro que adornaría un poco su propio papel en aquel lance, al fin y al cabo él había sido quien había descubierto la puerta rota.
-¿Están listos para regresar? Espero que pueda curarse pronto Herr Urik, les llevaré por el camino más corto.
Ivalic debería estar atento a que no apareciera ninguno de aquellos monstruos, pero tendría que mirar también que el paladín no hiciera cosas raras. En aquellos momentos no le gustaría ser Elenya, que agradecida caminaba junto a uno de sus salvadores. Tenía ganas de cantar alguna canción, una de esas heroicas que infundían valor con tan solo escucharlas, pero no quería llamar la atención de las criaturas de la noche, así que se mantuvo en el mayor silencio posible atento a todo lo que pasaba a su alrededor.
Sonrío levemente pese al intenso dolor de la mordedura al intrépido muchacho.
- "Mi nombre completo es Herr Urik von Teudeldorf, ciudad de la que provengo, y mi título es el de Caballero de la Orden del Cuervo. Pero puedes llamarme Herr Urik." - Susurro.
- "Sí, estoy listo para volver ahora. Será lo mejor." -
Ivalic enarcó las cejas sorprendido ante la cantidad de nombres, títulos, sobrenombres y de todo que tenía Herr Urik.
-¡Guau! Nunca había conocido a nadie con un nombre tan largo y con tantos títulos. Debe ser usted un caballero muy importante Herr Urik. ¿Le importaría repertírmelos todos cuando lleguemos a la posada? No creo que sea capaz de recordarlos, será mejor que los anote cuando lleguemos allí, no me gustaría cambiar alguno por error y que luego no le reconocieran. Eso si no se ha convertido en zombi hasta entonces. ¿Y usted señora? ¿También tiene tantos nombres y títulos como su compañero? Preguntó a Ashlyn, aunque estaba seguro que la mujer tendría tantos o más pues no le andaba a la zaga en valentía a su compañero de aventuras.
En cuanto llegaran Ivalic apuntaría todo en su libreta de anotaciones, le gustaba registrar todos los detalles posibles antes de escribir sus historias, así serían más completas y entretenidas.
¡Gracias, muchísimas gracias!
Elenya iba escurrida por debajo del brazo de Herr Urik, a modo de muleta, a pesar de que la herida que acababa de sufrir aquel hombre en la frente no dificultaba su paso ni le proveía de cojera alguna. Siguió hablando, aunque en la calle bajó la voz por precaución.
Hice lo que pude con el Burgomaestre. Ustedes lo saben, ¿no?
Unas sombras empezaban a acercarse arrastrando los pies. Son lentos. Les perderán en el primer callejón.
Esta mañana, esa mujer... la que nos secuestró... tiene fuerza sobrehumana. Entró en la mansión y empezó a destrozarlo todo. Yo estaba en la segunda planta y traté de esconder el cuerpo del Burgomaestre. Tiré de él y cayó de las sábanas al suelo. Luego lo hice rodar hasta debajo de la cama para ocultarlo de ella. Dijo que se llamaba... ¿Sasha?
Un poco más. Ya veían la barricada y la puerta que había antes de llegar. Atrás, un pie descompuesto empuja una maceta de barro que se rompe al volcarse. Aceleran el paso. Está más atrás de lo que la antorcha de Ivalic logra iluminar, pero se está acercando.
Luego me sacó por los pelos y golpeó mi cabeza contra el espejo de la habitación-señala la herida en su frente, de distinta factura que la de Urik-, y... y me sacó de la mansión y me subió a un carro. ¿Hice bien? ¿Encontrásteis el cadáver del señor Indirovich?
Nadie llegó a ver bajo la cama, centrados en la prueba del espejo. Ahora, tras el falso funeral, eso se convertía en una molestia. Una molestia por los zombis que poblaban las calles y dificultaban cualquier intento de recuperación. Una molestia porque la mentira enterrada en el ataúd no debía ser descubierta por el resto de los habitantes de Barovia. Quizás lo mejor sea no decirles a Irina e Ismark nada del asunto. Eso sería lo más sencillo.
Llegaron a la puerta, aporrearon. Hasta que no llamaron con sus voces y sus frases sintácticamente coherentes, los campesinos de dentro no movieron el armario que tapaba la puerta y no abrieron. Ashlyn, en plenitud de facultades físicas, mató al zombi más cercano para dar tiempo a los demás. Cuando la paladina cruzó el umbral, la puerta se volvió a cerrar y el armario a reforzar con su peso la salida.
Era tarde. Necesitaban descansar. Mañana hablarían con los demás, o callarían. Aquella noche, Elenya se quedó en vela y atendió las heridas de Urik con total devoción.
Motivo: Sanar Elenya a Urik
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 5(+1)=6 (Fracaso)
Urik solo recupera 1 pg por descanso.
La mujer sonríe al chico mientras dirige furtivas miradas hacia callejones y fachadas.
-Ashlyn está bien -dice-. Pertenezco a la Orden de los Iluminadores, concretamente al templo de Krezch, mi aldea natal. Y no soy una gran guerrera... -murmura, incrementando la sonrisa-. Aunque sí muy cabezota.
Agradezco a la buena mujer sus cuidados y poco después me quedo profundamente dormido.