Helene está proponiendo otra cosa, Ivalic. O por lo menos en otro orden. Iríamos a por el hijo del Burgomaestre al final, dentro de varias horas, quizás un par de días.
A mí me gugugustaría ir a salvar a mi pequeño ahora mismo. Pero también tetetengo miedo a que por no dededescansar fracacacasemos y su alma se corrompa sin que podadamos ayudadarle...
¿Descansáis en la habitación de invitados? ¿Subís de nuevo a decirle algo a Khyristrix?
-No necesariamente, Tasia. Debemos descansar, reponernos. Eso es indudable. Y podemos aceptar la propuesta de Khyristrix, posponiéndola a cuando hayamos liberado al hijo de Ida y Parriwimple. Ya antes he mencionado que lo consideraba nuestra prioridad. Lo que haya de hacerse después con nuestra aliada, se hará -dijo Helene-. Aún me resta poder y puedo invertirlo en sanar vuestras heridas. Si os parece bien, podríamos descansar en esta misma habitación y mientras inicio las sanaciones, Urik podría decirle a la de arriba nuestra decisión.
Ivalic asintió a las palabras de la Señora Helene, le parecía bien su propuesta y creía que era lo mejor que podían hacer.
-La Señora Helene tiene razón, debemos descansar pues ha sido un día muy largo y aquí creo que deberíamos estar relativamente a salvo con nuestros “aliados”. Yo creo que también puedo ayudar a sanar a alguien que necesite mis hechizos. Descansaremos y después ayudaremos a Ida y Parriwimple a rescatar el alma de su hijo. Después de eso comenzaremos con el resto del plan.
Ivalic miró a sus compañeros buscando su opinión y esperando que tanto Ida como Parriwimple comprendieran que el grupo necesitaba descansar para acometer el rescate de su hijo con mayores garantías.
Se acercó después a Tasia y a Pitufín para comprobar que estuvieran bien.
-¿Cómo estáis? ¿Necesitáis algo de curación?
- "Francamente, hacía mucho que no me vapuleaban de este modo, buen Ivalic. Estoy bastante destrozado." - Me las apaño para componer una sonrisa, aunque una cansada y llena de fatiga.
- Parriwimple no gusta engañar. Tampoco gente mala- dice tras unos segundos el gigantón, expresando en voz alta sus dudas- Parriwimple no fiarse de mujer demonio. Mujeres demonio no ser de fiar. Pero mujer demonio no haber atacado Parriwimple y amigos. Parriwimple no sabe qué hacer. A Parriwimple gusta idea de descansar un poco para curarse antes de seguir.
Urik ni siquiera durmió esta tarde, para poder hacer vigilia en la capilla y terminar su ritual de ligación. Todos los demás dormimos por turnos, y salvo las heridas, estamos descansados. De hecho, yo ni siquiera estoy herido. Y ya no me quedan más conjuros con qué sanar. Por todo, debo ser yo quién hable con Khyristrix.
Trataré de eludir cualquier detalle sobre la misión de Parriwimple e Ida, para que la súccubo no esté un paso por delante de nosotros. Me limitaré a decir que hay algo que queremos hacer antes de afrontar su misión, y que necesitamos unas horas de descanso.
El elfo se metió en el armario de la habitación y cerró la puerta tras de sí. Firan, el otro miembro del equipo que no tenía ni una sola herida, sacó su libro de magia y se sentó en la silla para estudiar.
Tasia miró los nudillos ensangrentados de su mano rota.
Estoy bien-dijo, orgullosa-. Cura a Urik y Parriwimple, que parecen que lo necesitan más.
El lagarto electrizante reculó y se colocó tras las piernas de Tasia. Pitufin había estado rehuyendo a Ivalic desde que este había aceptado el contraveneno de Cristofor, el hombre que le había capturado en el bosque y alejado de su reptiliana familia.
Malik ayudó a Urik a quitarse la armadura, y el Caballero del Cuervo por fin pudo dormir. Poco después regresó Merquo. Lo nunca visto: un elfo saliendo del armario. No alzó la voz, para no despertar a Urik, pero su pulgar hacia arriba indicó al resto que todo había ido bien.