Partida Rol por web

Reflexiono un momento sobre el Padre Danovich.

- "En efecto, el Padre Danovich fue quien nos dio aviso sobre la desaparición del cuerpo de Madame Eva. Pero creo que merece la pena visitarle mañana y que nos diga en persona lo que sepa. Y también rastrear los alrededores de la iglesia en busca de huellas. Nos interesa averiguar si Madame Eva se fue por su propio pie, y, si así fuera, si ahora es una no muerta o no.

En fin, no puedo pensar con claridad a estas horas. Mejor me retiro yo también a descansar.

Buenas noches a todos." -

Me levanto, saludo con una reverencia, y subo a mi habitación.

Irina ya no necesitaba dormir. Era una de las ventajas de estar muerta. En realidad era maravilloso, ya que sus sueños en vida eran siempre pesadillas en las que Strahd la tentaba.

-Yo permanecere atenta durante la noche. Si ocurre algo os despertare.

Miró a Varikov sorprendida ante su reacción antes sonreír abiertamente y ahogando la carcajada que pugnaba por salir de su boca. Negó con la cabeza, un gesto inconfundible y que hablaba de la resignación femenina ante las excentricidades de los hombres.

-Gracias, Irina. Tu vigilancia es más que bienvenida -dijo. Esperaba a Arik y sus ajos, pero no pudo reprimir un bostezo. Ojalá se diera prisa.

-No te preocupes Hurrn, nadie habló de poseerte a ti, además seguro que es más divertido ir en forma de fantasma, claro que todo el mundo se asustará... Señorita Irina ¿Un fantasma nunca duerme? ¿Ni se cansa?

No parecía tan malo ser un fantasma, salvo por el hecho que toda la gente gritaría al verle y que no podría escribir, eso sería terrible, mejor no plantearse ser un fantasma.

-Creo que conozco una historia sobre esa familia, los Uthurlan, los que construyeron el castillo, o parte. Mi abuelo solía decir: "Debiendo un cobre empiezan, para acabar como los Uthurlan". Y decían esto porque la familia acabó tan endeudada que vendió su casa en el pueblo y se marcharon, nadie volvió a saber de ellos.

Parecía que todos se retiraban a descansar el resto de la noche así que Ivalic se dispuso a hacer lo mismo.

-Buenas noches a todos, nos vemos por la mañana. Señorita Irina, si pasa algo será mejor que despierte a Herr Urik o al señor Varikov, si mi madre o mi hermana te ven les darás un susto de muerte.

-Veamos -dice el Posadero mientras descuelga un par de ristras de ajo situadas tras la barra. En aquel lugar, las ristras de ajo son tan habituales como las ventanas-. Recuerdo que acostumbran a mantener un campamento bastante estable a orillas del Ivlis, en un claro junto al lago Tser. Hay otros aquí y allá, supongo, pero éste es todo lo sedentario que un pueblo de nómadas puede presumir de tener. De hecho, el clan de Madame Eva siempre habló de quedarse allí a vivir.

>>De los hombres... no hay muchos hombres audaces en este pueblo, me temo. -Arik contempla a Ivalic, con una sonrisa-. Y los que hay son o muy mayores, o tan jóvenes como nuestro Ivalic. Los únicos dos con su buen par de gónadas situadas donde procede no nos tienen ninguna simpatía... Pienso en Danovich, claro está, y en el herrero Paulo (cuya vivienda quedó algo maltrecha cuando una de mis bombas, er... explotó durante la crisis zombie de ayer. Temo que cuando salgamos de aquí sólo quedarán muchachos, y confiarles a ellos la defensa del pueblo me parece injusto. Pero sólo es mi parecer.

>>Por cierto, Irina -dice con otra sonrisa, algo avergonzada-. Si no tenéis a mal, me gustaría que no os escondierais en los sótanos de mi posada. Yo duermo allí, y... ejem... dejémoslo en que no dormiría muy bien sabiendo que... En fin, no es por vos, entendedme, es que siento un respeto reverencial hacia los fant... hacia los espíritus, aun cuando sean benignos.

El fantasma se dirigió en primer lugar al almacén. No esperaba mucho de aquel sitio pero era lo último que le quedaba en aquella planta. Nunca se sabe con qué podía sorprenderle aquel extraño lugar.