Respiras profundamente el olor al bosque. Olor a madera, tierra y humedad. Puedes vislumbrar frente tuyo un camino de madera, mientras a tu derecha puedes ver una hermosa fuente, y a tu izquierda, casas de estilo japonés, a medida que avanzas, puedes ver que al final, a medida que iba subiendo el cerro, un Toori se destaca en la cima de este.
Mientras respirabas relajado este olor, al detenerte un momento pudiste escuchar recuerdos. Momentos con tu padre, tu madre. Momentos de quién te enseño. Momentos en el cuál cambiaste tu personalidad radicalmente, no para ser diferente del resto, si no para poder ser feliz. Momentos de emoción, momentos especiales.
Recuerdas las caminatas que hacías con tu padre por el bosque cuando eras niño, el sonido de sus pasos en las hojas secas y la brisa fresca en tu rostro. Luego, vienen a tu mente los momentos con tu madre, enseñándote a apreciar la belleza de la naturaleza y a encontrar la paz en el silencio. Te vienen a la mente también los momentos en los que aprendiste a cultivar tu propio jardín, cuidando de las plantas y disfrutando de sus colores y fragancias. Y luego están los momentos de cambio, cuando decidiste ser fiel a ti mismo y vivir la vida que realmente querías vivir, sin importar lo que otros pensaran.
Es tu momento de profundizar tu personaje. ¿Qué más recuerdas de tu madre y tu padre? ¿Tienes amigos de la escuela? ¿Amigos de universidad? ¿Qué decisiones o momentos en tu vida te hicieron transformarte en quién eres? ¿Quiénes o quién fue tu maestro que te hizo ser quién eres hoy? Es tu momento de profundizar tu personaje a detalle, todo lo que escribas ahora será parte del canon de tu personaje.
Pensar en quien soy ahora y quien fui en mi niñez era como ver dos mundos distintos.
Intento recapitular en mi meditación. Mi padre, Housuke Ren era un hombre asalariado proveniente de Japón, es un señor aburrido pero entregado completamente a su familia. Nunca me falto nada de su parte, al contrario, el me enseño muchas de las cosas que actualmente me ayudan en mi día a día. Disciplina, lealtad, honor.
Mi madre, Jessica Ren, era una estadounidense de Los Angeles. No hay ningún ser en mi vida que no ame más que a mi amada madre, de las pocas personas que tienen una gran facilidad para calmar mi temperamento. Ella me enseñó a disfrutar mi vida, vivir mi propia esencia y no rechazar lo que en verdad soy.
Siempre me sentía atrapado en una jaula, en donde no podía dejarme ser libre. Amigos monótonos, situaciones monótonas, todo era aburrido. Pensar en eso me trae frustración, siempre busque algo más allá de eso pero no sabía como encontrarlo. Mi mano se extendía, pero nada estaba allí para lograrme dar ese paso. No hasta que me vi envuelto en un pequeño accidente. En mi escuela, llego un momento en donde tipos intentaban amenazarme, me molestaban por mi descendencia y mi actitud, era abusado constantemente.
En ese tiempo, esa fue la primera vez que deje salir mi ser. Al salir de la escuela a mis 12 años, esos mismos niños llegaron a atacarme y querer abusar físicamente de mí. Mi tolerancia llego a su límite, y como pude, pelee contra ellos. No era de esperar que entre varios de ellos me pegaran una gran paliza, pues no sabía en absoluto como pelear. Pero a pesar de ello, me mostré resistente, pues la pelea duro más de lo que esperaban todos, aunque siempre en el mismo resultado: yo en el suelo, siendo apalizado.
En una de esas, alguien de mi mismo instituto apareció con otros tipos y espantaron a los demás niños a golpes. Eran mayores y más fuertes, no fue difícil para ellos. Ese tipo, el que me rescato, su nombre era Nathan Burns. Era alguien de 17 años que estaba cerca de entrar en la universidad (sino hubiese reprobado unos años) y tenía su propia banda de motociclistas aun siendo jóvenes. Era la imagen perfecta de la libertad que tanto ansiaba. El me dio un cumplido por haber resistido tanto, pues pensaba que iba a ser algo fácil. Al inicio el muy bastardo me dio a entender que vio completamente mi paliza sin hacer nada hasta notar que valía la pena entrometerse...
Me quede con esa imagen, y toda esa calma que había conocido hasta el momento fue opacada por esa llama salvaje. Poco a poco, con el tiempo, me volví parte de esa misma banda, aun siendo el menor de todos esos tipos desquiciados. Nathan era un peleador nato, el me enseño mucho de lo que se actualmente. Me enseño mi amor hacia las motocicletas y la mecánica, la carrera que estudio actualmente.
El proceso fue difícil, mis padres piensan ahora que soy un delincuente. Las personas por lo visto me miran con temor, pero, solo he aprendido a ser feliz. Aprendí mi amor por las peleas, la emoción, la adrenalina. En las calles me había ganado el apodo de "Taiga", una clase de mal chiste debido a mi descendencia japonesa reemplazando el "Tiger". He pasado muchas cosas, desde problemas, peleas grupales o con individuos, pero a pesar de ello, no me arrepiento.
En la actualidad, vivo solo. Mis padres nunca comprendieron mi cambio radical, pero no importaba mientras estuviese feliz conmigo mismo. Me gano la vida peleando en la clandestinidad, en el bajo mundo gracias a la pandilla de Nathan hice muchos contactos y es un buen dinero por victoria o pelea. Estudio en la universidad de igual manera.
Nathan estudio negocios y tiene su propia empresa, aunque su "pandilla" creció en algo que yo me desvincule porque se volvio demasiado turbio, y el no tuvo problemas con eso. Seguimos hablando ocasionalmente, ya que lo considero un muy buen amigo y maestro. Mis amigos de la escuela quedaron atras, y en la universidad pocos se me acercan a hablarme ya que les doy miedo, o peor, hay rumores de mi tipo de vida que llevo y demás.
Me mantengo centrado en mis estudios, mis peleas, el bajo mundo y obviamente mi motocicleta que fue un regalo de Nathan. Aunque mi vida ha cambiado y ahora incluso este descubriendo mayores emociones a las humanas, no me arrepiento. Ese es el camino que he elegido hasta el final.
A medida que avanzas por este sueño surrealista, los recuerdos se entrelazan en tu mente, evocando emociones y experiencias de tu pasado.
La figura de tu padre, Housuke, emerge en tus pensamientos, a pesar de estar separados por la distancia. Sus enseñanzas sobre disciplina, lealtad y honor se grabaron en lo más profundo de tu ser. Las historias de los kamikaze y el sacrificio por el honor resonaban en tu mente, recordándote la importancia de aferrarte a tus principios y defender aquello en lo que crees.
Tu madre, una presencia cálida y divertida, te enseñó a disfrutar de la vida y a vivir auténticamente. Sus lecciones sobre la paciencia y la aceptación de ti mismo te guiaron en tu camino hacia la madurez.
Sin embargo, también hay recuerdos dolorosos que despiertan tu ira. Las experiencias de abuso físico y verbal por parte de tus compañeros en la escuela se manifiestan como llamas de rabia en tu corazón. A pesar de tus esfuerzos por luchar, te encontrabas en el suelo, sintiendo impotencia y frustración.
El encuentro con Nathan, quien se convirtió en un espejo de tu propia esencia, marcó un punto de inflexión en tu vida. Él te enseñó a defenderte y te dio la valentía para enfrentar los desafíos. El recuerdo de tu primera motocicleta y tu decisión de dejar tu hogar resonaban en tu mente como símbolos de independencia y determinación.
En la actualidad, los recuerdos se entrelazan con la presencia de Dominic, un amigo que conociste en las peleas clandestinas. Su historia de vida desgarradora te hizo reflexionar sobre tus propias adversidades, y lamentas no haber podido forjar una amistad más profunda con él. Reconoces que podría haber sido un valioso aliado en tu camino.
Estos recuerdos y encuentros pasados fluyen como una corriente tumultuosa en medio de este sueño enigmático, desencadenando una mezcla de emociones en tu ser. La ira, la determinación y el anhelo se entrelazan, recordándote que eres un producto de todas estas experiencias, y que has encontrado fortaleza en tu camino hacia la autenticidad y la superación.
A medida que sigues avanzando por el camino antiguo de estilo japonés, una sensación de familiaridad y nostalgia te envuelve. Las casas con su arquitectura oriental evocan recuerdos de tus raíces y de tus conexiones con la cultura ancestral. Aprecias la serenidad que emana de estos hogares y te sientes reconfortado por la belleza y la armonía que transmiten.
El verdor exuberante que rodea el camino resalta la vitalidad y la frescura de tu vida actual. Cada paso que das te acerca más a la puerta Toori que has avistado en la distancia. La anticipación crece en tu interior mientras te preguntas qué misterios y revelaciones te aguardan al atravesar esa puerta.
Las escaleras que subes parecen un puente entre tu pasado y tu presente, un símbolo de tu viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal. A cada peldaño, sientes cómo te acercas más a la comprensión de quién eres y a la revelación de tu propósito en la vida.
La atmósfera del sueño se vuelve más intensa a medida que la puerta Toori se acerca. Puedes sentir la energía en el aire, una mezcla de anticipación y curiosidad. Cada latido de tu corazón parece resonar con los latidos de los ancestros que te precedieron.
A lo largo de mi vida he conocido muchas personas. Personas buenas, personas malas. Seres que simplemente son víctimas de su entorno, personas que perdieron su rumbo.
Recuerdo a uno en especial, Dominic. En su momento no pude haber hecho nada por ayudarlo, incluso no recuerdo haberme llevado mal con él, aunque participáramos en el mundo de las peleas por distintos motivos. Él, preso de su situación. Yo, huyendo de mi vida cotidiana y mis ataduras. Fue una lástima que no lo he vuelto a ver...
Este camino me dejaba mucho en que pensar. Tantas sensaciones me inundaban que no sabía que pensar o sentir, solo fluía conforme el sueño iba avanzando. Todo lo que he vivido actualmente, más la amenaza que me enfrentaré. ¿Por que? No necesitaba mayor explicación. Vivir en la ignorancia, en la comodidad, sabiendo que más allá hay un mundo más grande. ¿Que cambie mi humanidad muy fácilmente? Claro, no me importa. He encontrado un mayor motivo para vivir y probar limites mas allá de lo permitido. Para poder ayudar a los demás. Para tener peleas más emocionantes. No me importa mi "humanidad" mientras siempre mantenga mis valores, yo siempre seré yo, sea lo que sea.
Al llegar a la puerta Toori en sincronía conmigo mismo, di un paso hacia adelante, con confianza, sin mirar atrás.
Al traspasar el sagrado Toori, tu determinación se solidificó en algo palpable, una fuerza imparable que inflamó tu brazo izquierdo con una intensidad ardiente. De este fuego interior emergió un tatuaje en forma de un dragón japonés, su cuerpo serpenteante y majestuoso cubría tu antebrazo, desde la muñeca hasta el codo. El diseño era meticulosamente intrincado, casi abrumador en su detalle, pero rezumaba un poder que vibraba hasta en tus huesos.
El dolor que acompañó esta transformación obligó a tus ojos a abrirse, a enfrentarse a la realidad de tu entorno. Te encontrabas en tu habitación, aunque la sensación de ardor en tu brazo se mantenía como un eco persistente. Como un testimonio irrefutable de que tu sueño no había sido una mera fantasía, podías percibir cómo la magia sobrenatural fluía a través de ese intrincado tatuaje, uniéndose a tu esencia de forma inseparable.
Recuerdos de tus últimos días llegaron a tu mente, recordando desde el momento en que Hodur te había reclutado. Te sumergiste en un nuevo entorno con rostros tan recientes como el tuyo. Alexander Crow, un joven de veinticinco años ostentaba el don de la estrategia. Alexius Walker, portador de la pieza del alfil, mostró una inclinación más mística y una fascinación por la tecnología. Katherine Prescott, una famosa cantante de rock del momento, y que también tenía la pieza del caballero.
Hodur y Alexandra los pusieron a prueba durante horas, retándolos a desplegar sus poderes y demostrar su valía. Solo después de esta intensa sesión, Catherine apareció para revelar su última visión. En ella, vislumbró a un hombre de nombre Andrezej Malskavok, un polaco de oscuro prontuario, implicado en el tráfico de drogas y armas, y que además, era portador de un Sacred Gear que manejaba con destreza. Te asignaron la misión de eliminar al polaco, dándote un plazo de cinco días para prepararte. A pesar de las distintas reacciones que provocó esta noticia, todos coincidieron en que, si querían evitar un holocausto, deberían hacer lo necesario.
La preparación fue intensa y meticulosa. Seleccionaron cuidadosamente las armas de fuego que usarían, planearon estrategias de infiltración, diseñaron los atuendos y máscaras que utilizarían, y hackearon los sistemas de cámaras del lugar. Recopilaron toda la información posible sobre el polaco y su entorno. El enfrentamiento que les esperaba no sería contra una única persona, sino contra varias. Andrezej contaba con el apoyo de una hechicera y ambos eran adversarios extremadamente formidables. La batalla fue brutal, dejándolos a todos con severas heridas. Andrezej, junto a su aliada maga, encontró su destino final en una jugada audaz, una estrategia arriesgada tejida por ti, quien desafiando todos los cálculos, desató su fuerza contra el suelo de la base de Andrezej.
En un abrir y cerrar de ojos, la tierra bajo ellos se desintegró, dejándolos caer desde las alturas, atravesando cada piso en un descenso caótico. El aire se llenó con el estruendo de la estructura desmoronándose y los gritos de sorpresa y terror.
El polvo se alzó, ocultando la escena en una densa nube de escombros y confusión. Pero Ren, aprovechando el caos y la desorientación de sus enemigos, ejecutó el golpe de gracia. Con la precisión de un verdadero guerrero, remató a los adversarios restantes en la neblina de escombros, asegurando una victoria inolvidable sobre la amenaza que Andrezej y la maga representaban.
Sin embargo, de ese combate ya han pasado casi diez días.
El silencio se rompió con el vibrar súbito de tu teléfono, cortando como un cuchillo la tranquilidad. La pantalla iluminó tu rostro con un mensaje de Catherine, una convocatoria que resonó con un matiz de urgencia. Todos debían reunirse al mediodía en la Torre Aim. Había asuntos de importancia que debían discutir. Tu pulso se aceleró ante la anticipación, el tatuaje pareció cobrar vida en tu brazo, y supiste que lo que se avecinaba no era algo ordinario.
Ganas:
Tatuaje de la herencia: Un tatuaje imbuído en magia, el cuál es capaz de acelerar tus movimientos en gran medida. Ganas ´1 de agilidad de forma permanente.
Espero tu post de cierre y pasamos ya al capítulo principal
El dolor en mi brazo izquierdo fue algo que en verdad no me dio mucho gusto haber sentido. Me levanté exaltado mientras me ubicaba en mi propia habitación, levemente confuso por todo lo que acabo de experimentar. En cierta manera sabia que todo era un sueño, pero había sido demasiado realista para no perturbarme.
Observe mi brazo confuso, pudiendo observar que un tatuaje ahora se encontraba en donde el ardor había sido originado. — Oh, vaya... Como le explico esto a mis padres... — trague un poco de saliva, algo preocupado. Lo toqué un par de veces para comprobar su existencia, aunque el flujo de magia en él me hacía entender que seguramente era algo relacionado con convertirme en un demonio, no hace mucho tiempo. Me senté en el borde de mi cama, colocando mis manos en mi rostro.
Hodur en verdad fue una sorpresa, aun deseo ser lo suficientemente fuerte como para derrotarle, pero el no debería ser mi objetivo. Aunque me transforme en demonio muy a la ligera, no pensé que las cosas iban a escalar tan rápido. Un objetivo noble, límites más allá de lo humano y una responsabilidad que no esperaba fuese tan importante.
El haber peleado contra el polaco, esa maga y sus fuerzas me demostró que esto era algo en verdad sería que no logre vislumbrar antes de meterme en esto. Mis manos están bañadas en sangre, pero no me hace sentir mal tampoco. El futuro que ellos causaran es detestable, y aunque terminamos gravemente heridos, yo logre matarlos antes de que todo se fuera por un caño. Yo asesiné.
¿Ser demonio hace que ahora no sienta demasiada pena por matar, o es algo que ya viene en mí? No estoy seguro de como sentirme al respecto, pero no hay vuelta atrás. Un mensaje repentino me logro sacar de mi ensimismamiento, Catherine parece que nos necesita nuevamente. ¿A que clase de peligro nos enfrentaremos esta vez, o a cuantos mataré? El futuro es incierto, y de alguna manera ha empezado a depender de alguien que solo deseaba tener emoción en su vida y conocer los límites que le deparaban...
No me puedo arrepentir, en verdad. Veremos de lo que estoy hecho mediante las pruebas se nos pongan adelante por un mejor futuro. Apretando los puños, me levanté con firmeza, empezando a arreglarme para ir a encontrarme con los demás.
Camino de Madera: Prólogo Kuzuki Ren terminado