Partida Rol por web

Parecía que la recién llegada tenía las ideas claras, venía con un alud de posibilidades nada desdeñables, pero la decisión final la tenían los veteranos ahí presentes. Él también era un recién llegado, por lo que no esperaba tener ningún peso en la toma de decisiones. Había que admitir que todo era bastante oportuno, pero Arvo confió en el instinto de Gabriel al dejarlos entrar y se alineó más con el cauto optimismo mostrado por Sumire.

—Si fuera necesario, puedo ayudar con esos trámites —se ofreció —. Trabajo en la policía de NY, siempre puedo investigar a quién recurrir exactamente para estos.. asuntos. Se me dan bien estas cosas.

Dicho esto, echó otra calada a su vapeador llenándose las fosas nasales de hierbabuena, luego volteó los ojos al resto de cazadores norteamericanos, ellos tendrían sus propias ideas y reticencias, pero optó por recordar lo que habían estado hablando hacia apenas unos minutos. Aunque, a decir verdad, él había sido el primer reticente en ese momento, pero la verdad es que siempre había pensado que acabaría dedicándose a trabajar como detective freelance.

—Se ha hablado de conseguir aliados. Este es un buen primer paso —sugirió con calma, quiso ampliar esas frases, pero se decantó por el silencio. No seria él quien hablara de más cuando la sombra de la duda aun planeaba sobre el salón.

Lawrence, un cazador experimentado y taciturno, fue el siguiente en hablar. Con una mirada pensativa y los brazos cruzados, se tomó su tiempo antes de dirigirse a los presentes. Adeline lo observó como un tipo bien vestido de traje, quién parecía escuchar con atención antes de dar su opinión sincera. Se podía ver que llevaba algunos vendajes para sus heridas, pero aún así, se esforzó por parecer bien.

– Soy Lawrence, he cazado en varios estados cercanos durante años –dijo con una voz grave, evaluando las palabras de Adeline–. La idea de una red organizada suena atractiva. Pero no debemos olvidar la discreción y el riesgo que corremos. Las entidades que cazamos no son estúpidas y, en muchos casos, están bien conectadas.

Se detuvo un momento, pensando en cómo expresar su próxima idea.

– Pero estoy de acuerdo en que la unidad puede hacernos más fuertes. Tengo conexiones con algunos cazadores en otras ciudades. Podemos empezar por ahí, con aquellos en quienes confiamos.

Después de Lawrence, Touka, una mujer vibrante y enérgica con una mente aguda, tomó la palabra. Era visiblemente japonesa por sus rasgos, y por la cercanía que tenía con Lawrence, se notaba que debían de tener una relación sentimental. Su inglés, si bien era impecable, aún tenía un claro acento japonés.

– ¡Bienvenidos! Soy Touka, y creo que esta idea tiene potencial. La eficiencia es clave, y organizarse es una forma de aumentarla –dijo, su voz llenándose de emoción–. Con una red de cazadores, podríamos compartir técnicas, tácticas, y encontrar nuevos enfoques para lidiar con nuestras presas.

Miró a Adeline y añadió:

– Me encanta la idea de invertir en otras industrias. Tengo conocimientos en tecnología, podría trabajar en la creación de esa red de cámaras y software de la que hablabas. ¡Y pensar en expandirnos a otros campos como farmacéuticas o construcción es genial!

Touka luego miró a Lawrence, asintiendo en reconocimiento a sus preocupaciones.

– Lawrence tiene razón, la discreción es vital. Pero con las habilidades y conexiones correctas, podemos hacer que esto funcione. Juntos somos más fuertes. Y además, seguramente, nuestros conocimientos y especialidades han de ser diferentes de cada uno.

Jack, un hombre alto, enigmático y musculoso, con una presencia que demandaba atención, finalmente habló. Su voz era tranquila pero firme, su mirada tan aguda como siempre, y su entendimiento de los matices del mundo sobrenatural en Nueva York estaba sin igual.

– Adeline, Kuznetsov, bienvenidos, soy Jack Reaper –dijo, inclinando su cabeza en un gesto respetuoso–. La propuesta que presentan es ambiciosa. Aquí en Nueva York, la línea entre lo natural y lo sobrenatural a veces se desdibuja. Hay fuerzas en juego que preferirían que continuemos trabajando en las sombras, desorganizados.

Miró a cada uno en la sala, su mirada deteniéndose en los recién llegados.

– Los pros son evidentes: mayor organización, recursos compartidos, una red de apoyo. Esto podría llevarnos a un nuevo nivel de eficacia. Pero también hay contras. La burocracia, la exposición potencial y el riesgo de infiltración por aquellos a quienes cazamos. No todos los cazadores comparten nuestra ética o nuestras metas.

Reaper caminó hacia una ventana, mirando la ciudad.

– Nueva York es un crisol de lo sobrenatural. Vampiros en Wall Street, brujas en Brooklyn, demonios acechando en las sombras de Central Park. Necesitamos estar un paso adelante, pero con cuidado.

Se giró hacia Adeline y Kuznetsov, su rostro serio pero no hostil.

– La idea merece consideración, y estoy dispuesto a explorarla más a fondo. Pero necesitamos tener claro que esta ciudad es un terreno complicado. La unidad es valiosa, pero debemos proceder con precaución y discernimiento.

La sabiduría de Reaper era innegable, y sus palabras ofrecían una evaluación realista de lo que estaban contemplando. La decisión de seguir adelante con el plan no sería tomada a la ligera.

Erika no era una mujer que confiara fácilmente. Pero había algo en la forma en que los demás habían aceptado a Adeline y Kuznetsov, algo en su presentación y disposición, que la hizo reconsiderar su postura inicial.

– Siento haber sido tan dura con ustedes al principio –dijo, su voz un poco más suave pero todavía firme–. Pero deben entender que no es habitual que seamos atacados de esa manera, y su llegada coincidió con un momento muy crítico.

Hizo una pausa, midiendo sus palabras antes de continuar.

– El ataque a la Inquisición fue realizado por un enemigo altamente entrenado y armado. Usaron armaduras tecnológicas avanzadas, algo que no habíamos visto antes. No eran simples mercenarios; estaban bien preparados y sabían exactamente lo que estaban haciendo.

Erika miró a Adeline y Kuznetsov, buscando cualquier señal de reconocimiento en sus rostros.

– Su objetivo estaba claro: destruir a la Inquisición y robar lo que dirá Gabriel. -Dijo, dejándole la decisión a él sobre si contaba o no lo que había pasado- Huímos del lugar junto a Jake y Sumire, y lo que enfrentamos fue algo más allá de lo que habíamos encontrado anteriormente. Estamos hablando de armamento pesado, estrategia coordinada, una operación militar a gran escala dirigida directamente contra ellos.

La tensión en su voz era palpable, y los recuerdos del ataque todavía estaban frescos en su mente.

– La Inquisición ha sido golpeada duro. Necesitamos todas las manos que podamos conseguir y evaluar nuestra posición. Su llegada, aunque oportuna, nos toma en un momento delicado.

Erika cruzó los brazos, observándolos con atención.

– Agradezco su transparencia y su disposición a ayudar. Y estoy dispuesta a trabajar con ustedes. Pero no puedo subestimar la gravedad de lo que acaba de suceder. Necesitamos estar seguros de quiénes son nuestros amigos y enemigos en este momento tan crítico.

Su mirada se suavizó un poco, y su tono era más conciliador.

– Pero de nuevo, lamento la bienvenida fría. Parece que hay un futuro en su propuesta, y estoy dispuesta a explorarla junto con el resto.

Las palabras de Erika ofrecieron un contexto crucial y un recordatorio de la gravedad de la situación en la que se encontraban todos. La idea de una mayor colaboración y organización nunca había sido más relevante, pero la precaución seguía siendo la palabra clave en este nuevo capítulo de sus vidas.

Gabriel parecía reflexivo mientras escuchaba a los demás. Finalmente, se puso de pie y caminó hacia la ventana, posicionando una mano en el hombro de Reaper, mirando hacia la ciudad que había sido su hogar durante tantos años. Era evidente que llevaba el peso de la historia y la experiencia en sus hombros.

– Debo contarles algo que el resto ya sabe –dijo, su voz tranquila pero cargada de gravedad–. Fui un Inquisidor hace años, antes de dejar esa vida atrás. No comparto muchos de los métodos y creencias de la Inquisición, pero había algo en esa base que fue destruida que es de suma importancia.

Se volvió hacia Adeline y Kuznetsov, sus ojos llenos de una intensidad serena.

– En esa base había uno de los siete fragmentos de la Excalibur, una espada mágica de un poder inimaginable. La Inquisición ha estado protegiendo los trozos, repartidos por todo el mundo. Desconozco por qué una organización militar tan fuerte intervendría en todo esto. Pero puedo asegurarles que el ataque no fue una coincidencia.

Gabriel dejó que sus palabras se asentaran antes de continuar, su mirada perdida en la distancia mientras recordaba días más simples.

– Nueva York solía ser más sencillo. Pero el mundo sobrenatural aquí es complejo y diverso. Hay fuerzas en juego que van más allá de lo que muchos pueden comprender. Organizaciones, clanes, criaturas, magia... Es un tejido delicado y frágil que puede romperse si no se maneja con cuidado.

Luego, sus ojos se suavizaron, y ofreció una mirada más conciliadora.

– Estoy de acuerdo con su propuesta y veo un futuro en ella. Pero debemos ser cautos y prudentes. Lo que ha sucedido es un recordatorio de que estamos jugando con fuerzas poderosas y peligrosas. Agradezco su sinceridad y disposición para colaborar. Bienvenidos a Nueva York, y a este nuevo capítulo en nuestras vidas. Espero que juntos podamos encontrar una manera de enfrentar lo que está por venir.

Arvo, que había estado observando a los recién llegados con una mirada crítica pero no hostil, obtuvo una clara visión de ellos. Podía ver en Adeline y Kuznetsov unos cazadores con la misma experiencia y valores que él. Había algo en su actitud, en su manera de hablar, que le decía que podía confiar en ellos tanto como en cualquier persona de la sala. Era como reconocer una especie de espíritu afín en ellos, algo que iba más allá de las palabras y se reflejaba en su presencia y su energía.

Sumire, por su parte, no entrenaba mucho en ese arte de discernir a las personas. Las nuevas incorporaciones le daban la misma confianza que cualquiera de ahí, lo cual no era ni mucho ni poco. Esto le indicaba que quizás debía ser reservada en sus juicios y ver de ellos solo lo que veía, sin tratar de leer más allá. Tendría que aprender mas de ellos ob servando sus acciones y las evidencias. Tal vez con el tiempo llegara a conocerlos mejor y formar una opinión más sólida.

Todos parecían fiarse de aquellos recién llegados, aunque era claro que debíamos extremar la cautela, yo en ese aspecto coincidia con los demás cazadores, nos enfrentábamos a fuerzas oscuras y peligrosas y no era necesario llamar demasiado la atención.
-Ciertamente seria una buena ocasión para unir fuerzas, pero la discreción es vital como dicen mis compañeros, cuantos más seamos, más sospechas despertaremos sobre nuestros enemigos, al menos es mi forma de verlo, aunque sin embargo necesitamos aliados y este podría ser un buen comienzo, siempre que vayamos con cautela claro, supongo en que estarán de acuerdo.-dije mirando a Adeline y su guardaespaldas con mis ojos dorados.

Arvo escuchó las intervenciones de los cazadores más versados, parecía que la balanza se inclinaba en favor de aceptar la colaboración con los cazadores británicos. El joven volvió a echar una calada a su vapeador, el aroma a hierbabuena le ayudaba a pensar con claridad. Sus ojos se posaban de unos a otros, como si pretendiera analizar profundamente cada uno que intervenía.

Pero ese escrutinio se centró en los recién llegados. No solía confiar con rapidez, aunque sí otorgaba el beneficio de la duda. Se sorprendió al notar que, a pesar de las formas, tanto Adeline como Kuznetsov no eran mucho más expertos que él. Si bien cualquier sospecha quedó disipada, nacieron dudas acerca de su verdadera capacidad para montar la susodicha red. Pero, una vez más, Arvo apeló al beneficio de la duda. Carraspeó un poco antes de intervenir.

—Entonces solo queda moverse —declaró con calma —. Planeábamos empezar a investigar acerca de la identidad de los asaltantes. Alguien en la ciudad habrá oído algo.. y el tiempo corre —dejó este último comentario con un tono abierto, de sugerencia, invitando tanto a Adeline como a Kuznetsov a enrolarse en la investigación si así lo estimaban oportuno.

Escuché con suma atención la respuesta de Adeline, era más de lo que había esperado, por lo que asentí interesada.

- La capital nos será de mucha ayuda, veo que estás muy familiarizada con la inversión de dinero y todo tipo de burocracias - observé seleccionando con cuidado mis palabras - yo no estoy muy interesada en esos campos, pero puedo echaros una mano con algunos de mis contactos y consiguiendo información. 

Has hablado algo de invertir en hospitales y otros campos, ¿verdad? - una sonrisa misteriosa se dibujó en mi rostro - me gustaría escuchar más a fondo sobre eso en otra ocasión, puede que tenga alguna idea extra. 

Me puse las manos en la cintura y sonreí satisfecha con las palabras de Adeline.

- Entre tus recursos y mis contactos podríamos conseguir muchas cosas, estaré encantada de colaborar contigo. Como has dicho, el cielo es el límite - dije estrechándole también la mano.

Al escuchar a Arvo decir que trabajaba en la policía me tomó por sorpresa, no me lo había esperado. Otro punto más a favor.

Los ánimos se fueron tranquilizando y la conversación tomó un cariz más relajado, aunque no carente de cautela. 

- Estoy de acuerdo con Arvo, deberíamos ponernos en marcha. El tiempo corre mientras hablamos y no sabemos qué están haciendo nuestros enemigos.

La tensión se palpa en el aire mientras los cazadores ponderan su próximo movimiento. En la penumbra de la sala de reuniones, las sombras parecen danzar con la luz parpadeante, creando un ambiente que refleja la seriedad de la situación. Cada cazador sabe que el éxito de esta misión depende tanto de la astucia individual como del esfuerzo colectivo. Mientras contemplan sus opciones, los cazadores nativos de la ciudad se presentan, explicando la especialidad a la que cada uno de ellos está dedicado.

Erika Brown se adelanta primero, su mirada intensa y enfocada. "Mi especialidad son los demonios", comienza, su voz firme y segura. "He dedicado años a estudiar sus comportamientos, jerarquías y debilidades. En este mundo donde lo sobrenatural a menudo se esconde en las sombras, mi conocimiento sobre estas criaturas puede ser crucial para anticipar sus movimientos y contrarrestar sus planes."

Gabriel Harris asiente con un gesto serio hacia Erika. "Al igual que Erika, yo también me enfoco en los demonios, pero mi enfoque es más en el campo de batalla. He enfrentado a varios de ellos en combate directo, aprendiendo sus tácticas y adaptándome a sus métodos impredecibles. Mi experiencia puede ser vital cuando se trata de enfrentamientos directos con estas entidades."

Jack Ripper se levanta, su presencia es casi tan enigmática como su nombre. "Vampiros", dice con una voz que parece llevar ecos de innumerables batallas. "He cazado a estas criaturas de la noche durante años, conociendo sus secretos y debilidades. En este juego de caza, puedo ser el mejor aliado para rastrear y eliminar a estos seres astutos y peligrosos."

Kuznetsov Popóv sonríe ligeramente, sus ojos reflejando un conocimiento profundo. "Las hadas y los seres de naturaleza mágica son mi dominio. He estudiado sus lenguajes, sus costumbres y sus reinos. En un mundo donde la magia fluye oculta, mi comprensión de estos seres puede abrir puertas que para otros permanecerían cerradas."

Lawrence Walker se pone de pie, su postura revela un hombre que ha visto mucho. "Ángeles caídos", declara. "He dedicado mi vida a comprenderlos, a conocer sus motivaciones y estrategias. En un conflicto donde las líneas entre bien y mal a menudo se desdibujan, mi experiencia puede ser esencial para navegar en estas aguas turbulentas."

Touka Takanashi finaliza la ronda, su voz es tranquila pero llena de determinación. "Los hombres lobo son mi área de especialización. He aprendido a rastrearlos, a entender sus comportamientos tanto en forma humana como en su forma bestial. En un mundo donde la transformación y la dualidad son comunes, mi habilidad para enfrentar a estos seres puede ser un activo invaluable."

Cada cazador escucha con atención, ponderando cómo estas especialidades podrían entrelazarse con sus propias habilidades y estrategias. La atmósfera se carga de posibilidades y estrategia, y cada uno sabe que la decisión que tomen a continuación podría cambiar el curso de la batalla que se avecina.

Jake se recuesta en su silla, sus ojos dorados brillando con pensamientos tácticos. La discreción siempre ha sido su aliado más confiable. ¿Debería formar un equipo reducido para deslizarse por los bajos fondos de la ciudad, donde los secretos oscuros a menudo se esconden a plena vista? Podría elegir a cazadores como Erika o Gabriel, expertos en demonios, para ayudar en esta misión sigilosa. Por otro lado, la idea de un enfrentamiento directo, probando su fuerza y habilidad contra los peligros palpables, también tiene su atractivo. ¿Se arriesgará en una confrontación abierta, tal vez con el apoyo de cazadores como Jack Ripper, especialista en vampiros?

Arvo juega distraídamente con su vapeador, su mente trabajando a toda velocidad. Su acceso a los recursos policiales es una ventaja no despreciable. Podría sumergirse en los archivos, buscando conexiones ocultas o patrones sospechosos en incidentes recientes. La opción de trabajar en solitario es tentadora, permitiéndole control completo sobre la investigación. Sin embargo, la perspicacia de Sumire y sus contactos extensos podrían ser invaluables. ¿Se unirá a Sumire en una búsqueda combinada de pistas, donde sus habilidades analíticas y su red de contactos podrían desentrañar los misterios más rápidamente?

Sumire contempla sus opciones con una sonrisa enigmática. Su habilidad para navegar en los círculos sociales y su vasta red de contactos son sus armas más potentes. Podría infiltrarse en eventos de la alta sociedad, usando su encanto y astucia para recoger rumores y secretos que puedan ser cruciales. La colaboración con Adeline en el terreno financiero y logístico también presenta una oportunidad intrigante. ¿Debería centrarse en la influencia social y la recopilación de información, o sumergirse en el mundo de las inversiones y la estrategia financiera, trabajando codo a codo con Adeline?

Adeline sopesa sus propias estrategias, consciente de su habilidad única para manejar recursos y su comprensión de la burocracia. Su experiencia en el mundo financiero y su capacidad para movilizar capital pueden ser fundamentales para el éxito de la misión. ¿Optará por centrarse en fortalecer la infraestructura y los recursos del equipo, posiblemente trabajando junto a Sumire para combinar sus habilidades financieras con la red de contactos de Sumire? O tal vez vea la necesidad de una intervención más directa, uniéndose a las investigaciones en terreno para aplicar su conocimiento en situaciones prácticas, potencialmente aliándose con cazadores como Lawrence o Touka, cuyas especialidades podrían complementar su enfoque.

Reflexivo pensé en las posibles opciones que tenía, pero dejar a Sumire con Adeline a quien no conocía aun ni me inspiraba confianza, no me gustaba.

Sin embargo guardé silencio esperando la decisión que tomaría Sumire, asi yo no la comprometía a nada, de momento no daría mi opinión a conocer, pues no quería dejar a Sumire sola con desconocidos, me consideraba su protector,aunque entendia también que, aunque había salvado su vida en una ocasión como Gabriel salvo la mia, Sumire debía tomar sus propias decisiones, me uniría a Gabriel sin dudarlo o incluso a Erika, merecían mi confianza me habían ayudado mucho, pero aun no daría una opinión clara hasta no saber que haría Sumire, pues ya dije que yo iria con ella siempre, pero tampoco quería condicionar sus ideas, si ella estaba decidida a ir con Adeline en ésta misión respetaría su decisión.

Aunque no me gustaba el carácter arrogante de Adeline, antes de marchar hablaría con Sumire sin embargo si decidía irse con Adeline, mi mirada se centró en Sumire entonces dándola a entender que quería saber su decisión, antes de pronunciar yo mi opinión al respecto.

Arvo no tenía nada más que añadir, parecía inclinado en hacer equipo con la investigación planteada por Sumire. Seguía con su mirada alternando entre todos los presentes, aun no conocía bien a nadie y las distancias le permitían sentir una ficticia seguridad y control de la situación.

Volvió a aspirar con el vapeador, lo guardó y ciñó el abrigo listo para empezar cuando Sumire tomara la iniciativa y, también, quien se decidiera a unirse a la empresa.

Pasé la mirada de unos a otros indecisa, con la nueva información los planes habían cambiado ligeramente. Observé a Jake que me miraba con aire protector. Entendía su punto de vista, yo tampoco me quería separar de él, habíamos empezado juntos en esto y no nos habíamos separado desde entonces. Sin embargo, la situación actual requería que cada uno tomara un camino diferente si queríamos avanzar con la investigación.

- No te preocupes - le sonreí confiada apretando su mano - no me pasará nada. Más me preocupas tu, si no estoy contigo, ¿quien te sacará de los problemas? - bromeé antes de mirar a Gabriel - cuidaros mucho, por favor. No quiero que haya más bajas.

Después, mi mirada se dirigió hacia Arvo asintiendo, dando a entender que estaba lista.

-Si estás tan segura respeto tu decisión Sumire- dije, consciente de que tenía que respetar su decisión pero también de que me costaba separarme de ella, ante su broma sonrei-sabes que puedo valerme por mi mismo,-dije aunque nos separaríamos porque asi lo requería la misión-¿entonces con quien me toca? pasee mi dorada mirada entre los presentes Sumire iria con Arvo  al cual miré el último, el cuidaria de ella ahora si le pasaba algo a Sumire en mi ausencia sobre el recaería la responsabilidad y por supuesto que si Sumire salía lastimada y Arvo hubiera tenido la culpa cambiaríamos más que palabras.

Tras aquella última e intensa mirada a Arvo que miré en ultimo lugar, después miré a Gabriel mi mentor, esperando que me dijera con quien formar equipo, no me hacía gracia separarme de Sumire y que ella fuera con alguien que yo no conocía apenas, pero debía aceptar la decisión de la joven.

Si no se decía nada con respecto a mi elegiría a alguno de ellos o bien partiría solo.

Arvo observó en silencio el intercambio de palabras entre Jake y Sumire sin intervenir, esperó con paciencia, sin mostrar molestia. Se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados, pensando en cómo iban a afrontar el cometido que tenían entre manos. Fue cuando notó la mirada de Jake sobre él, la cual fue respondida por una contenida por parte de Arvo.

No dijo nada, si Jake pretendía mandarle alguna clase de mensaje, Arvo o lo ignoró o no le dio importancia. Pero reconocía los patrones, unos a los que el cazador no quiso darle pábulo. Abandonando el contacto visual con Jake, miró a Sumire y asintió.

—Todo correcto, entonces. Vamos.

Adeline, con su mente ágil y perspicaz, a la par con Sumire, tomó la iniciativa junto a Arvo para sumergirse en la compleja trama que se desplegaba ante ellos. Decididos a descifrar el misterio detrás del brutal ataque al cuartel general de la Inquisición, el trío se propuso utilizar todas las conexiones y redes de información a su alcance. El enigma de la Excalibur mencionada por Gabriel los inquietaba profundamente: ¿qué propósito podría tener alguien con un artefacto tan poderoso? Este pensamiento no solo les causaba escalofríos, sino que también subrayaba la anormalidad de la situación.

En medio de sus preparativos, Adeline recibió una llamada. Tras finalizarla, les dirigió una sonrisa cómplice y los instó a seguirla, prometiendo revelarles algo sumamente importante. Los condujo hasta un edificio en Queens, cuya fachada desgastada por el tiempo ocultaba su verdadero propósito. Aunque el exterior del edificio de tres plantas dejaba mucho que desear, la presencia de dos grandes camiones aparcados afuera era un indicio claro de que algo grande estaba en marcha. Al ingresar, se toparon con un hervidero de actividad: personas ajetreadas trasladando cajas y llevando a cabo tareas de remodelación y limpieza. Pero fue en el tercer piso donde realmente se desveló la sorpresa: una sala de comando de unos diez metros cuadrados, adornada con pantallas y monitores que cubrían las paredes, ofreciendo un aspecto futurista y equipada con la más avanzada tecnología para la recopilación y análisis de información.

Con una sonrisa llena de orgullo, Adeline les reveló: "Dado que hemos acordado colaborar, tengo el placer de presentarles el nuevo cuartel general de los cazadores de brujas en Nueva York. He realizado una significativa inversión para asegurarnos de contar con las mejores herramientas posibles. Aquí, no solo tendremos acceso a tecnología de punta para nuestra investigación, sino que también podremos trabajar colectivamente para analizar los datos y garantizar el éxito de nuestra misión".

Mirándolos a los ojos, les planteó una pregunta crucial: "Ahora que tenemos este recurso, ¿cómo proponen que abordemos la investigación? Estoy interesada en escuchar sus estrategias para maximizar el potencial de nuestra indagación y asegurarnos de que no se nos escape ningún detalle". Su tono invitaba a la colaboración, marcando el comienzo de una nueva etapa en su lucha contra las sombras que acechaban la ciudad.

Siguiendo la decisión de Erika de acompañar a Jake, ella compartió con él su conocimiento sobre un contacto dentro del enigmático clan Vapula, residiendo oculto entre los pliegues urbanos de la ciudad. Erika, con su perspicacia innata y experiencia en el combate contra lo sobrenatural, delineó la compleja jerarquía y los códigos morales que regían a los demonios del clan. Los Vapula, conocidos por su vigilancia y su implacable caza de aquellos que sucumben a los desvaríos de los pecados capitales, emergían como potenciales aliados en la lucha contra amenazas aún más grandes y oscuras. La posibilidad de una alianza con ellos, considerando su poder y disciplina, abría un nuevo horizonte de estrategias en la eterna lucha contra las sombras.

Guiados por Erika, Jake y ella se adentraron en los suburbios de Brooklyn, donde la vida nocturna tomaba un tono más oscuro y siniestro. Las luces parpadeantes de neón apenas cortaban a través de la bruma nocturna, y las sombras se alargaban como dedos acusadores en las calles. La gente de la noche, con sus ojos esquivos y pasos apresurados, se movía con una tensión palpable, como si la ciudad misma susurrara secretos oscuros al oído de quienes se atrevían a caminar por sus callejones.

Cada esquina revelaba una faceta más sombría de Brooklyn, donde los rumores de lo oculto no eran meras historias para asustar a los niños, sino advertencias para los incautos. Erika y Jake, conscientes del peligro que se cernía invisible pero omnipresente, avanzaban con cautela, sus sentidos alerta a cualquier indicio de amenaza. A pesar de su valentía y habilidades, el aire se cargaba con una tensión eléctrica, un recordatorio constante de que en este mundo, el peligro acechaba en cada sombra.

El ambiente, impregnado de una mezcla de misterio y peligro, era un telón de fondo perfecto para su misión. No era solo un paseo por las calles de un Brooklyn transformado por la noche, sino un descenso cuidadoso hacia lo desconocido, donde cada paso los acercaba más al corazón de un mundo sobrenatural intrincado y peligroso.

Caminaba junto a Erika, siempre cauteloso y en guardia, sentía el aire cargado de electricidad, mientras ella me hablaba de aquellos demonios, Los Vapula, podían estar en cualquier parte, y posiblemente incluso acechándonos ahora mismo, aunque la posibilidad de una alianza con aquellos seres del inframundo podía resultar ventajosa, eran demonios al fin y al cabo y estaba seguro que querrían algo a cambio de nuestro "pacto".

Mis ojos dorados y mis avezados sentidos de cazador, recorrían  cada rincón del callejón por donde pasábamos, el aire estaba cargado de un peligro latente dispuesto a desatarse en cualquier momento, las siniestras calles de Brooklyn podrían esconder cualquier tipo de alimaña, habría que estar alerta.

Después de un largo recorrido, los pasos resonaron en el callejón, como ecos de secretos ancestrales. La luz de la luna apenas se filtraba entre las rendijas de los edificios, pintando sombras irregulares en las paredes. El callejón, un rincón olvidado en el corazón de Brooklyn, parecía un escenario perfecto para encuentros clandestinos. Las farolas parpadeaban, titilando como luciérnagas inquietas. En él, había una figura enigmática que aguardaba, fundiendose con la penumbra. Su cabello largo y oscuro caía en cascada sobre sus hombros, como una cortina que ocultaba secretos inconfesables. Sus ojos, profundos y carmesí, parecían contener la sabiduría de siglos.

Erika, nerviosa pero decidida, se acercó a la mujer. Esta la recibió con una sonrisa que no llegaba a los ojos, como si supiera más de lo que debería. Su piel, pálida y tersa, contrastaba con la oscuridad del callejón. Vestida con un traje policial, parecía una detective común, pero su postura y su miraba indicaban otra cosa. Sus ojos se clavaron en los de Jake, evaluando cada sombra, cada línea de su rostro. No había sorpresa en su mirada; solo una curiosidad insaciable. El aire vibraba con una energía extraña, como si los hilos del destino se entrelazaran en ese instante.

—Que bueno que decidieras finalmente negociar, Erika —susurró Serena, su voz como un suspiro de viento nocturno—. Formar alianzas nunca está mal, ¿no? —La sonrisa se ensanchó, mostrando dientes afilados—. Y veo que has venido con un amigo. Serena Everlin, un gusto. -Dijo, mirando a Jake, esperando saber que era lo que necesitaban.

Mi mirada dorada e impasible observó a aquella demonio, sin duda uno de aquellos seres de los que me habló Erika-¿asi que tu serás nuestra aliada entonces?-dije con voz neutra e indiferente, no era bueno mostrar tu miedo, los demonios podían aprovecharlo como una debilidad, y Gabriel-deduzco que si te has dejado ver asi es, bien seré directo, necesitamos cierta información sobre-según tengo entendido ha habido un ataque contra la Iglesia de la Inquisición , de alli ha sido robada una espada llamada la Espada del Exorcismo, no creo que os hiciera gracia tener que lidiar con este asunto-dije para asegurarme la lealtad de aquella Vapula, no quería revelar mucho más debíamos ser cautos, -asi pues necesitamos más información sobre esto para poder actuar en consecuencia-MouMou estaba inquieto pero acaricie a mi perro-espero entonces su pronta colaboración para llegar al fondo de aquel asunto.

Entonces miré a Erika por si tenía algo que decir.