Partida Rol por web

28 de marzo del 2015, 18:30.

Alyssa se levantó temprano esa mañana, lista para otro día en la tienda de discos. Tuvo un desayuno rápido con su familia, su madre salió temprano a trabajar esa mañana de día sábado, por suerte solo trabajaba medio día, mientras que ella, en cambio, tendría ese día turno completo.

 A medida que caminaba por las calles de Brooklyn, notó una tensión en el aire. Las personas parecían más nerviosas, las calles estaban más desoladas y el ruido de la ciudad parecía más amenazante que nunca. Había habido este mes numerosas noticias sobre asesinatos y sucesos extraños sucediendo por la ciudad, temas que la gente solía hablar, parecían cada vez más en el aire.

Llegaste a buena hora a la tienda de discos, esta se llamaba “Vinyl Dreams” y era llevada por Frank. Él es un hombre de unos cincuenta años, de estatura media y con una barriga prominente. Siempre tiene una expresión de mal humor en su rostro y rara vez sonríe. Se nota que está cansado de la vida y de su negocio. A menudo se le puede encontrar sentado detrás del mostrador, mirando fijamente a la nada o leyendo un periódico viejo.

Frank solía ser apasionado por la música, pero después de años de luchar para mantener su negocio a flote, se ha vuelto desilusionado y desinteresado. Ya no se preocupa mucho por el negocio y deja la mayoría de las tareas a los empleados, aunque no siempre con la mejor actitud. Tiene un sentido del humor sarcástico y puede ofrecer consejos sólidos a aquellos que lo buscan. Pero en general, su presencia en la tienda de discos no es muy acogedora y puede poner a los clientes nerviosos. Ese día al menos solamente estaban en la tienda él y tu, y como siempre, te dejaba la responsabilidad de cerrar la tienda mientras él se iba a medio día.

A medida que el día avanzaba, las cosas no mejoraban. Los clientes eran pocos y los que entraban parecían estar más preocupados por mirar sobre sus hombros que por comprar música. La tienda se sentía opresiva, con las paredes cerrándose y el aire rancio y pesado.

Intentaste mantenerte ocupada, organizando los discos y escribiendo algunas letras en una libreta. Pero tus pensamientos seguían divagando hacia el futuro incierto, la ciudad cada vez más peligrosa, y la sensación de que las cosas iban de mal en peor. Pasó el día y el sol se estaba poniendo y pronto llegaría la hora del cierre. Pocas personas andaban en la calle, realmente era un día aburrido para estar en la tienda.

Mamá le había dejado algo de dinero sobre la mesa, pero como siempre, Alyssa había tomado esos dólares y los puso en el frasco de los ahorros. Cada Navidad se abría para hacer la cena, su mamá sabía que el dinero que le dejaba lo usaba en eso, pero prefería que ella tuviera un fondo al cual recurrir en caso de emergencia. Se despidió de ella y luego de papá. Su padre era policía, murió en un tiroteo cuando ella tenía apenas 6 años y su hermano mayo tenía 15. Tommy, él estaba en la universidad, lejos y casi no les hablaba. Mamá siempre estaba triste, pero buscaba que no se le notara. 

La ausencia de Tommy hizo que Alyssa no se fuese tan lejos de casa para estudiar Artes, una decisión de la que no se arrepentía, y ni pensaba en aquello mientras caminaba por esas calles, Mamá le había dicho que no saliera, pero ese día tocaba turno y estaría sola, debía salir. le había dado un beso en la frente mientras ella comía una tostada. 

Entró en la tienda, mirando hacia todos lados, la ciudad se sentía aún más peligrosa de lo normal. Suspiró y se encontró de lleno con el rostro agrio de Frank, el que le regaló una mueca que parecía ser una sonrisa. El padre de Alyssa había muerto en la entrada de Vinyl Dreams deteniendo un robo, Alyssa no sabía aquello y Frank no se lo contaría. Hasta cierta forma, se sentía responsable de esa pequeña que había quedado huérfana. 

La joven inclinó su cabeza un poco, y fue a sus funciones, Frank le volvió a decir que cerrara y que no se fuera tarde, le dejó unos dólares para el taxi. Lo había empezado a hacer desde que había empezado los asesinatos y le había enseñado a usar el arma, pero Alyssa le temía mucho a las armas y lo más probable es que no la usaría. Ella le sonrió y le dijo que Erick pasaría por ella al salir. 

Erik, un chico alto de cabellos dorados, su compañero de turnos y mejor amigo, no le tocaba turno, pero se había comprometido a ir por ella, luego irían por unos helados, aunque como estaba los ánimos, era mejor quedarse en casa, así que Alyssa estaba pensando en ofrecerle justamente eso. 

Así que ya al terminar, estaba en la zona de los discos viejos y los estaba escuchando, con uno de los cascos puestos pero sólo en uno de sus oídos, no podría dejar de estar atenta a los clientes. Ahora que lo pensaba, debió leerse las cartas antes de salir. El mazo de tarot estaba en su bolso.

Su abuela Teresa le había enseñado a leer las cartas, le había dicho que había nacido con el “don” se lo contaba mientras hablaba en español, Alyssa la escucha maravillada y pronto aprendió a descifrar los símbolos de aquellas cartas, ayudadas de su abuela. Teresa se había ido cuando ella cumplió 15 años. Esa muerte si le dolió, era más consciente de ella, de la vida y de la muerte y era el último de los lazos con su padre. 

Siendo ya los últimos minutos del turno, y faltando media hora para el cierre, entró un hombre a la tienda. Aún teniendo los audífonos puestos, pudiste verlo entrar. Tenía un peinado pulcro y buen cuidado, además de unos lentes y barba prominentes. A él, de hecho, estabas segura de que lo habías visto en la universidad. Si mal no recordabas, no habías tenido clases con él, pero era un profesor de filosofía. Llevaba una chaqueta de cuero color caramelo, era bastante alto y siempre tenía un semblante bastante serio. Hizo un gesto de saludo cuando entró a la tienda y empezó a ver varios discos clásicos, discos de Pink Floyd, Led Zeppelin y The Doors. Finalmente, este se acercó hasta Alyssa con una sonrisa y preguntó;

-Buenas tardes, lamento buscar algo a última hora, pero hace tiempo lo estaba buscando. He visto que tienes discos de The Doors, siempre me ha gustado su música y su estilo único, por lo que estoy buscando algunos para mi colección personal. En específico, busco "Strange Days", ¿Lo tienen? Busco si tienen ediciones especiales y ese tipo de cosas. También me gustaría si me pudieras recomendar algo especial que posean de estos estilos. -

Dijo, con una sonrisa mientras hablaba con tranquilidad. Se notaba que sabía bien lo que buscaba, pero intentaba conversar para hacer más ameno el pedirle algo a Alyssa. Se le veía muy emocionado al hablar de estas bandas, se notaba que era alguien a quién le apasionaba la música.

La jovencita levantó la cabeza cuando la campanilla de la entrada sonó recibiendo a la persona con una amplia sonrisa. Y siguiéndolo con la mirada para ver que es lo que estaba buscando, sin acercarse porque era molesto que cuando uno entraba a una tienda, te preguntaran que se buscaba. Había aprendido a esperar a que el cliente subiera la mirada y buscara al vendedor, y así mismo fue, el hombre de le acercó y ella salió del aparador para recibirlo. 

— Así es, lo tenemos, es edición original — se gira hacia los discos que estaban cerca de donde estaba ella y comenzó a buscar para sacar un disco en su funda y entregándoselo. Para ser una edición original, estaba en buenas condiciones, algo gastado el lomo pero era un disco del 67, no podía esperarse más, pero nada serio. Olía a viejo y era el aroma más delicioso que había, junto con el de los libros. — tenemos un resmasterizado con libro de fotografías de la grabación, y… ummm, en esa esquina está todo el rock de los 60 y 70, ahí puede encontrar rock psicólogo, rock blues, pop rock, y bueno, me dice si necesita algo más — la chica le deja en sus manos el disco. La chica inclina su cabeza para alejarse hacia el mostrador esperando que decidiese que discos compraría. Luego de eso, cerraría, quería ya irse a casa, así que le mandó un mensaje a su amigo para decirle que había solo un cliente y luego de eso cerraría para que viniera por ella.  

El hombre asintió con una sonrisa mientras tomaba el disco de "Strange Days" de las manos de Alyssa. Lo inspeccionó cuidadosamente, comprobando que estuviera en buenas condiciones antes devolvérselo;

-Excelente, muchas gracias, lo llevaré. -Dijo mientras sacaba su billetera para pagar el disco. Una vez este lo hubo pagado, el hombre le dijo- Muchas gracias por tu ayuda. -Dijo, tras lo cuál se retiró del lugar.

Luego de esto, Alyssa comenzó a cerrar la tienda, bajando las persianas y apagando las luces. Afortunadamente, no había llegado ningún otro cliente durante los últimos minutos de su turno, por lo que estaba lista para irse a casa. Cuando terminó de cerrar, pudo ver como Erick llegaba al lugar con una sonrisa.

Erik, un chico alto de cabellos dorados, caminaba con una postura relajada y confiada, como si no tuviera preocupaciones en el mundo. Su cabello estaba ligeramente despeinado, como si hubiera corrido un poco antes de llegar. Tenía una mandíbula fuerte y unos ojos azules brillantes que parecían iluminarse con una sonrisa. Vestía una camiseta holgada y unos jeans ajustados, y se movía con una gracia natural y despreocupada.

-¡Hola hermosa! -Dijo Erick al verla. Este se acercó y la abrazó fuerte y le dio un gran abrazo de oso, levantándola del suelo por un momento antes de dejarla en el suelo. Este era muy efusivo, y realmente le tenía mucho cariño a Alyssa. No la veía hace algún tiempo por lo que se notaba que estaba muy contento de verla. Este le sonrió y le dijo;

-Y bueno, ¿Estás preparada para ir a tomarte un helado? Encontré una heladería por acá que tienen unos sabores realmente geniales. Te encantará la variedad que tienen. -Dijo, mirándola con una sonrisa.

Luego de hacer la venta, guardaría todo y se prepararía para salir, revisando de tanto en tanto su móvil para saber si Erik estaba cerca, no quería bajar la persiana sola, era pesada y la última vez que había lastimado el hombro, pero considerando que se quería ir pronto y siempre con el temor de que llegase un nuevo cliente, la chica terminó bajando ella la cortina y colocó los candados, al girarse ese guapísimo chico estaba delante de ella, con el cabello rizado y esa sonrisa. Su abrazo la hizo sonrojarse, pero también lo correspondió, empinándose sobre sus pies para poder alcanzarlo. Erik olía delicioso, era a galletas.

— en realidad preferiría que fuéramos a casa, mamá llegara tarde y estaré sola — no reparó en lo comprometedora escena estaba pintando, ya habían estado solos en esa casa y su madre se preguntaba cómo no hacía nada su hija, lamentándose de que había salido más a su padre que a ella — las cosas están extrañas y no quisiera que andemos hasta tan tarde en la calle, y de puedes quedar ¿Noche de cine? ¿Qué dices? — le pregunta colgándose de su brazo. La joven de enmarañado cabello era bastante más baja que él, así que debía verlo hacia arriba. 

— Hasta Jack estaba preocupado por que saliera tan tarde, aunque pudo quedarse… ejem, pero viniste tú, cómo mi valiente caballero de brillante armadura, ah… por cierto, pasado mañana hay mesa de rol en la casa de Henrik ¿irás? — lo jalaba un poco para poder hablar con él, pero luego siguió mirando hacia el frente. A veces se quedaba viendo a las chicas que la miraban con envidia por ir con un chico así de guapo, si supieran que eran solo amigos.

Alyssa terminó de hablar y miró a Erick con una sonrisa, esperando su respuesta. Él pareció pensarlo por un momento y luego respondió con su habitual despreocupación, "Oh, vamos, no te preocupes tanto. New York siempre ha sido un poco peligroso, pero eso no significa que no podamos divertirnos. Además, no tienes nada que temer conmigo a tu lado" dijo con una sonrisa confiada mientras la rodeaba con su brazo. "Pero si prefieres quedarnos en casa, no hay problema. Una noche de cine suena bien" añadió, acariciando suavemente su cabello, a modo de darle confianza y tranquilidad. Él sabía lo importante que era para Alyssa estar segura, y no quería ponerla en peligro innecesariamente. Además, pasar una noche tranquila en casa, viendo películas y charlando, sonaba como una gran idea para él, aunque definitivamente le hubiera gustado mostrarle la heladería a Alyssa.

Cuando Alyssa mencionó la mesa de rol en la casa de Henrik, Erick levantó una ceja con interés. "¡Claro que iré! No me lo perdería por nada del mundo", dijo con entusiasmo. Le encantaba jugar juegos de rol y siempre se divertía mucho en esas mesas. "¿Qué personaje estás pensando en jugar esta vez?"

Mientras caminaban hacia la casa de Alyssa, Erik notó las miradas envidiosas de algunos chicos hacia él. Sabía que muchos chicos se morían por salir con Alyssa, pero él sabía que solo eran amigos. Aunque a veces, había una pequeña voz en su cabeza que le decía que quizás podría ser algo más. Sin embargo, él ignoraba esa voz y se enfocaba en disfrutar de la compañía de su mejor amiga.

Hizo un pequeño puchero recargándose un poco en su brazo, presionando ligeramente su busto en él, aunque lo hacía sin advertir lo que aquello podría producir en él. Alyssa llevó el índice de su mano libre y rozó su barbilla, pensando en la propuesta. Era tentadora, sin embargo, desde la mañana todo estaba muy revuelto y el fantasma de su padre rondaba siempre  por su cabeza cuando debía tomar ese tipo de decisiones.

— nop… es  New York, pero está muy extraño todo, más revuelto y atemorizante y quiero que estemos a salvo, además, hay capítulos nuevos de nuestra serie y mañana no hay clases y no hay que estudiar, es simplemente Perfecto para estar juntos… digo, para ver películas — se puso ligeramente nerviosa al decir aquello, pero prefirió ignorarlo, Erik ni repararía en aquello, no era así, la veía como un amigo más. Así que lo soltó y apuró El Paso — podríamos pasar a la tienda por botanas y algunas cervezas yo invito — le hizo un gesto de tener mucho dinero y siguió caminando de espaldas para sólo seguir observándolo. 

— Jugaré con Alyra, la bardo, es muy divertido jugar con esa elfa pechugona, Henrik se pone nervioso cuando hago que mi personaje le coquetee — se ríe sin dejar de caminar sin mirar hacia delante — ¿y tú? — le preguntó, casi tropezando con una persona, deteniéndose Justo antes de darles de lleno: 

— uy… lo siento… perdón — comenzó a disculparse con la pareja que casi aplasta por andar descuidadamente por la calle. 

Erick sintió un cosquilleo en el estómago cuando Alyssa se recargó en su brazo y presionó su busto contra él, aunque estaba seguro de que ella no lo hacía intencionalmente. A pesar de que solo eran amigos, a veces se encontraba fantaseando con la idea de estar con ella de otra manera, pero rápidamente sacudía esos pensamientos de su cabeza, sabiendo que no quería arruinar su amistad.

Erick escuchó atentamente a Alyssa y asintió con una sonrisa. "Tienes razón, mejor no arriesgarnos. Una noche tranquila en casa suena genial, y además podremos ponernos al día con nuestra serie", respondió con entusiasmo. Él también había notado que la ciudad estaba un poco más inquieta de lo habitual, y no quería poner en peligro a su amiga. Además, pasar tiempo juntos viendo películas y disfrutando de las botanas sonaba como un plan perfecto para él. "Y por supuesto que acepto tu invitación para las botanas y las cervezas, no podríamos ver películas sin ellas", añadió con una risa.

Cuando Alyssa mencionó que jugaría con Alyra, la bardo, Erick se rió entre dientes. Recordaba a ese personaje, con su cuerpo curvilíneo y su habilidad para coquetear con los personajes masculinos en el juego. Él, por otro lado, estaba planeando hacer un mago, uno que pudiera controlar el fuego y el hielo. Le gustaba tener poderes elementales en los juegos de rol, ya que lo hacía sentir como un verdadero hechicero. “Jugaré con un mago, quiero hacerlo especialista en magia elemental, quiero probar el poder de la magia por una vez” respondió con una sonrisa, emocionado por la próxima partida.

Erick rió divertido cuando Alyssa casi choca con una pareja en la calle, agradecido de que no hubiera sucedido nada. "Ten cuidado, Alyssa", dijo con una sonrisa, asegurándose de que estuviera bien. A pesar de que la chica podía ser un poco torpe a veces, eso era parte de lo que le gustaba de ella, su autenticidad y su falta de preocupación por lo que los demás pensaran.

Mientras caminaban hacia la tienda de botanas, Erick se sentía relajado y feliz. No había nada que lo hiciera sentir más vivo que estar con su mejor amiga, bromeando y riendo como siempre lo hacían. Aunque a veces se preguntaba si había algo más allí, prefería no arriesgar su amistad. Simplemente disfrutaba del momento presente y estaba agradecido por tener a alguien como Alyssa en su vida.

A medida que caminaban, ya podían ver el cartel de neón parpadeante que decía “Tienda de Marco”. A menudo, los vecinos del barrio pasaban por allí para comprar algo rápido para comer o beber, y la tienda era una parada obligatoria para Alyssa y Erick cada vez que salían juntos. A pesar de que se encontraba en la parte más "residencial" de Brooklyn, la tienda estaba rodeada de callejones oscuros y peligrosos. Aun así, ellos dos conocían muy bien el área y sabían cómo moverse con seguridad.

ya con la ruta trazada, Alyssa volvió a ponerse al lado de Erick, se había disculpado con la pareja hasta que le dieron la espalda y sonrojada, hizo un pequeño puchero a su amigo que la reprendería por andar descuidadamente. No me retes, le dijo en un pequeño berrinche pero volvió a sonreír y ponerse al lado del joven para caminar a la tienda donde comprarían algunas cosas. 

Los pasajes eran peligrosos, claro, Alyssa siempre estaba con su gas pimienta en su bolsillo, y al entrar en esos pasajes, metió su mano en su bolsillo para tenerlo a mano. Era algo que siempre hacia cuando iba por la calle, prácticamente una actitud natural en una joven que había nacido en Brooklyn.

—  ohhh un mago, hace tiempo no juegas con uno, ejem... por cierto, deberíamos apurar el paso, me siento intranquila aquí —  le dice, para empezar a avanzar más rápido, era un lugar donde siempre pasaban, pero jamás dejaba de hacerle sentir muy insegura. 

La oscuridad de los callejones les envolvía, y un escalofrío recorría sus espaldas al ver a ocho figuras emergiendo del negocio de siempre. La malicia y violencia emanaban de ellos, reflejados en sus rostros despiadados y en su actitud amenazante. Un miedo palpable se apoderaba del ambiente, con cada paso que daban hacia ustedes, sus risas siniestras resonaban en el aire, alimentando el terror que se aferraba a sus corazones.

Erick apretó tu mano con fuerza, sus ojos reflejando una mezcla de angustia y determinación. Su mirada oscilaba entre los callejones sombríos y tu rostro, transmitiendo un mensaje silencioso para que tomaras una decisión crucial en ese momento. En medio de la tensión y la inminente amenaza, sabías que el tiempo corría en tu contra y que la elección que hicieras sería crucial para su seguridad.

El sonido de sus pasos se intensificaba, resonando como un tambor de guerra en sus oídos. Cada uno de los asaltantes mostraba una expresión de desafío, como si disfrutaran del miedo que les provocaban. Las miradas peligrosas que te lanzaban parecían prometer violencia y sufrimiento inminentes. El aire se espesaba con un sentimiento de opresión, y el ambiente parecía impregnado de un aura amenazante que nublaba cualquier atisbo de esperanza. No estaban a más de treinta metros de ellos, por lo que si debían tomar una decisión, debían tomarla ya.

En ese instante, te encontrabas ante una encrucijada, consciente de que la decisión que tomaras definiría el rumbo de la situación. Los segundos parecían eternos mientras evaluabas tus opciones, buscando una salida, una oportunidad para enfrentar el peligro que se acercaba rápidamente. La adrenalina fluía por tus venas, tu mente se agitaba en busca de una estrategia, mientras el terror te recordaba que el tiempo no estaba de tu lado.

Estaba todo bien, estaba estado como siempre al lado de su amigo, pero la oscuridad los envolvió y aquellos ojos que brillaban desde la distancia, les arrebataron la sonrisa. Parecían lobos y ellos eran simples presas. La sangre de la joven se heló pero en vez de quedarse paralizada, apretó más la mano de su amigo y luego la soltó, sería mas sencillo si corrieran por separado, lejos de esa oscuridad. 

— corre— le dijo, sin más, le pedía que corriera con todas sus fuerzas, él era mucho más rápido, pero eso no importaba, ella tampoco era una niña indefensa, su mamá le había dicho que nunca intentara hacerse la heroína, había quedado huérfana precisamente porque su padre lo era. Así que echando pie hacia atrás, comenzaron a correr fuera de los pasajes, buscando la calle más transitada e incluso, algún policia que los ayudara. 

Erick y tú corrían desesperadamente por los laberínticos callejones, sintiendo cómo las sombras de sus perseguidores se acercaban cada vez más. El sonido de los pasos resonaba en sus oídos, llenando el aire de una inquietante tensión. Sin embargo, ambos conocían estos callejones como la palma de su mano, sabían cómo encontrar refugio en los rincones más oscuros y escapar de sus perseguidores.

Siguiendo una serie de giros y vueltas, finalmente llegaron a un punto en el que los jóvenes ya no los perseguían. Respiraron agitados, sintiéndose momentáneamente seguros. Pero al doblar una esquina, se encontraron con algo desconcertante. El callejón que siempre habían utilizado como atajo para llegar a casa estaba inexplicablemente bloqueado por una impenetrable pared. La confusión y el temor se apoderaron de ustedes mientras se preguntaban cómo era posible que el camino que conocían tan bien hubiera desaparecido ante sus ojos, Erick dijo "¿A caso por este callejón no siempre llegabamos a tu casa? Ahora pareciera que estuviera cerrado...estoy seguro que no nos hemos equivocado..."

En ese instante, un destello de electricidad atravesó su visión, cegándolos por un breve momento. Sintieron cómo sus cuerpos se volvían pesados y entumecidos, incapaces de moverse. Un escalofrío recorrió sus espaldas mientras la parálisis los mantenía indefensos en el suelo. El silencio se apoderó del lugar, solo roto por los pasos lentos y ominosos que se acercaban hacia ellos, cada vez más cerca.

Desde su inmovilidad forzada, sentían una presencia siniestra acercándose, como si estuvieran siendo observados por algo inhumano y maligno. Intentaban luchar contra la parálisis, pero sus cuerpos se negaban a obedecer. El terror se manifestaba en cada latido de sus corazones mientras la figura desconocida se acercaba sigilosamente, alimentando su miedo con cada paso lento y deliberado.

El pánico se intensificaba a medida que se daban cuenta de su vulnerabilidad y de la impotencia de su situación. La incertidumbre se apoderaba de sus mentes, preguntándose qué les esperaba, qué oscuro destino los aguardaba en ese callejón cerrado y desolado. Fue entonces cuando las fuerzas finalmente los abandonaron, y perdieron cualquier sentido de conciencia.

Suceso Inesperado: Prólogo Alyssa Cortez - Fin