Abres tus ojos y te encuentras inmerso en un mundo misterioso y desolado, como si hubieras entrado en un reino olvidado. A tu alrededor, todo está hecho de piedra y obsidiana, creando una atmósfera sombría y lúgubre. El cielo se extiende sobre ti en un tono azul pálido, casi sin vida, oscurecido por nubes ominosas que parecen presagiar una inminente tormenta.
Frente a ti se alzan imponentes pináculos de obsidiana, desafiando la gravedad con su presencia majestuosa y afilada. Su negrura contrasta con el suelo seco y árido que se extiende a tus pies, desprovisto de cualquier rastro de vida o vegetación. Cada paso que das parece resonar en el silencio sepulcral de este lugar.
A tu izquierda, una estructura imponente se alza ante ti, un castillo de obsidiana que parece surgir de la misma tierra. Sus altas torres y muros impenetrables evocan una sensación de antigüedad y misterio. Te sientes atraída por la presencia imponente del castillo, pero también te embarga una sensación de inquietud y curiosidad sobre lo que puedes encontrar dentro.
Mientras exploras este extraño lugar, los recuerdos de tu vida afloran en tu mente como remolinos de emociones. Recuerdas a tu padre, quien te crió con amor y sacrificio mientras trabajaba arduamente en la fábrica metalúrgica. Sientes la tristeza y la pérdida que impregnaron sus ojos al recordar a tu madre, cuyo fallecimiento en el parto dejó un vacío en sus vidas.
También revives los momentos compartidos con tus amigos de la escuela, aquellos lazos que formaron una hermandad musical. La amistad y la pasión por la música se entrelazaron en su banda, creando momentos de alegría y camaradería. Estos recuerdos evocan emociones cálidas y un sentimiento de conexión profunda.
A medida que continúas explorando este mundo onírico, te sumerges en la dualidad de sensaciones: la extrañeza y la tranquilidad que te envuelven. Sabes que este lugar representa algo más que una simple ilusión, y sientes la necesidad de desvelar los misterios que se esconden detrás de cada rincón oscuro y cada recuerdo que surge en tu mente.
Es el momento de complementar el pasado de Kat ¿Cómo es su padre? ¿Cuál es el recuerdo más importante que tiene del? ¿Tiene más familia? ¿Tenía personas que le importaban? ¿Había hecho grandes amigos o amigas a lo largo de su vida? ¿Qué hobbies tiene actualmente que la distraen en su tiempo libre? En este post puedes marcar y transformar en canon todo lo que sientas que es importante del pasado de Kat, para así añadirlo a las narrativas futuras. Todo lo que escribirás ahora dará sentido al personaje y podremos complementarlo a futuro.
Kat, despierta.
Y abrí los ojos allí en el espacio eterno de mi habitación, un nuevo día, un episodio más de una rutina que tengo aprendida de principio a fin. Que ir a la Universidad, que ensayar con la banda, salir con mi chico, cenar con mi padre. De nuevo, volver a dormir... Otra vez, despertar, otra vez hacer exactamente lo mismo para recaer en ese bucle de espacio-tiempo donde mi vida es monótona. Que me encanta, que amo tener un don especial con la guitarra y una voz que llega a cada corazón. Sé que nací para ser una estrella, mi padre lo era y lo fue durante años. Pero como todo... Eso nunca llega. Es como tocar la cima y luego perderla entre tus dedos como si fueran granos de arroz.
Ah, maldita vida. Pero aquí estoy en ese eterno empezar, en esa realidad convulsa, autosuficiente donde tengo una vida con una lágrima en mi corazón debido a mi madre y esa culpabilidad permanente que a veces me quita el sueño. Injusto, soy igual a ella, un eterno recuerdo para mí querido padre que intenta y siempre intentó salir adelante. Nunca más se enamoró, se dedicó a mi, dejó el mundo de la músico y se convirtió en un profesor del conservatorio.
Voy por el mismo camino, con el chico perfecto a mi lado y una relación tóxica a morir. Nos amamos, pero es celoso, posesivo, yo daría todo por él y también está en la banda. Un gran baterista, la luz de mis ojos. Pero soy un huracán carismático de ideas locas, fiestas, ensayos, más conciertos en lugares pequeños. Hasta que me detengo, es que si, a veces suelo hacerlo y cuando una vez lo logro, ahí está para recordarme que hay una vida detrás de tantas movidas, detrás de todo lo que ahora brilla y es el hoy, mañana será otro día o simplemente nunca alcanzaré la fama que añoro.
Por ello es que decidí ir a la universidad, es mi primer año en el conservatorio, siempre fui un músico orquesta, se me da bien cualquier instrumento porque realmente los entiendo y conecto con ellos. Solo que necesito un porvenir y a ello fui, cursando, trabajando de camarera, compartiendo ratitos pequeños con mi padre mientras le doy momentos llenos de pasión a mi chico. Pero... ¿Que hay de mi? ¿Que quiero? Soy ambiciosa, necesito brillar, como un cristal, como una estrella solitaria.
Hasta que...
Despierta Kat, es hora.
Y de nuevo comencé mi día, sentí la extrañeza y la frialdad de un lugar que desconozco. Insegura me incorporé con la sensación gélida de lo desconocido y las pulsaciones aceleradas de estar expuesta a una situación distinta. Exploro mi cuerpo, sé que estoy entera y sentí un alivio inmenso mientras el entorno me devolvió un tono distinto. ¿Dónde diantres estoy? ¡Que locura! Busqué a mi alrededor algo que me conectase con mi vida, con lo que sería mi pasado y no lo encontré. Mierda, esto es raro.
Hay un castillo, acaso... Esa pastilla me dió un vuelo inmenso, estaba con mi chico teniendo sexo, decidimos explorar otro tipo de polvos. Era algo nuevo y el subidon me trajo aquí. Que raro. Da igual, debo saber en dónde estoy y a ello iré. Ese castillo es mi objetivo.
Poco a poco iré soltando si te parece bien.
En el sueño, tus pensamientos se enredan en el laberinto de decisiones pasadas y presentes. Te cuestionas constantemente si estás realmente bien, si has tomado las decisiones correctas y si estás en el camino correcto para alcanzar tus metas. Los recuerdos de las historias de tu padre se entrelazan con el encuentro con tu pareja actual, dejando una huella profunda en tu mente. El peso de las decisiones actuales, ya sea en tu banda musical o en tus estudios en el conservatorio, te pesa en el alma. Quieres brillar y destacar, pero te preguntas qué sacrificios debes hacer para lograrlo.
En medio de esta vorágine mental, te encuentras en un estado de confusión. No sabes si es el efecto de las drogas que has consumido o si estás experimentando una realidad alternativa. Todo en tu entorno parece demasiado real, como si cada detalle estuviera cuidadosamente diseñado para generar una experiencia vívida. La sensación de soledad y silencio te envuelve, dejando una huella de melancolía en tu corazón.
A medida que te acercas al imponente castillo, su entrada gigantesca te sobrecoge. Las puertas altas y majestuosas, que parecen haber sido construidas para seres de proporciones colosales, despiertan una extraña incomodidad en ti. La sensación de insignificancia frente a la imponente estructura te hace replantearte tu posición en el mundo y el propósito de tu búsqueda. A pesar de la incomodidad que sientes, una curiosidad irresistible te impulsa a adentrarte en el interior del castillo, donde secretos y misterios esperan ser desvelados en los recovecos oscuros de sus pasillos.
Más pensamientos sobrevuelan no como mariposas sino como murciélagos a mi alrededor acechando, febriles, inquietos mientras busco una luz en toda esa soledad tan oscura y vacía. En medio recordé a través de un flash cuando conocí a mi novio, ese chico que era el guitarrista de una banda que nadie escuchaba, su voz, su presencia me atrapó y solo bastaron dos acordes, una mirada y al rato enredarnos como dos enamorados en una cama.
Y de la misma manera surgió toda una relación que tuvo sus buenos y malos momentos, nunca me sentí sola a su lado, pese a que vivo con una soledad constante que solo se acentúa por instantes cuando me pierdo y no sé quién diantres soy. No es una recaída, no son las drogas, no es la ausencia de una madre que anhelé con mi ser tenerla, no. Era algo mas profundo, antiguo, algo desconocido que siempre estaba en mi.
Lo loco de todo esto es que ese mismo castillo despertó ese parecer profundo, un padecer que venía conmigo arraigado donde mi padre Volcó su frustración en mi, donde mi familia desapareció tras la muerte de mi querida madre y solo quedamos los dos en un mundo que nos quedó grande. Hubo errores, sacrificios, pero también un camino recto donde seguir. Le debo todo a él, pero también necesité más, nunca supe pedirlo.
¿Encontraré las respuestas? No tenía idea, sin embargo di un paso más y me adentré a lo desconocido. Ese castillo y su interior.
Mientras avanzabas en tu sueño, te encontraste frente a las enormes puertas del castillo, cuya construcción desafiaba toda lógica. El edificio se alzaba majestuoso y colosal, imponiendo su presencia en el horizonte. Al cruzar estas puertas un puente se extendía ante ti, en perfecta línea recta, flanqueado por dos estatuas imponentes de caballeros, cuyas dimensiones alcanzaban proporciones gigantescas, haciéndote sentir insignificante en su presencia.
Al cruzar el puente con la mirada, una misteriosa luz brillaba sobre una roca rodeada de pasto en una extraño patio interior, penetrando a través de un inusual agujero en el techo una luz brillante. A ambos lados del puente, solo veías un abismo profundo y desolado, un vacío que parecía devorar toda esperanza y significado.
La misteriosa escena te generaba preguntas inquietantes en tu mente onírica: ¿Cuál era el verdadero deseo que albergabas en tu corazón? ¿Cuál era tu propósito en la vida? Te cuestionabas si la presencia de tu madre a tu lado habría facilitado la elección de tu camino. El juicio silencioso de las estatuas parecía cargado de significado y responsabilidad, llevándote a reflexionar sobre tus propias decisiones y aspiraciones.
A pesar de la incertidumbre, una fuerza interior te impulsaba hacia la luz que brillaba en la roca al final del puente. Sentías una llamada inexplicable que te instaba a seguir adelante, aunque no comprendías del todo por qué. Como si fuera un juicio que debías enfrentar, sabías que para avanzar, necesitabas encontrar respuestas, tomar decisiones firmes y definir tu verdadera identidad. Tu objetivo y su significado te aguardaban en ese misterioso lugar.
Siempre fui una eterna desconocida de mi misma al perder a mi madre, como si una parte de mi nunca estuvo allí y todo lo demás que soy, fue lo único que tuve a mi alcance. Ahora mismo en este lugar, con esa luz que brilló para mí, descubrí que siempre he estado así, perdida en mi interior. Suspiré por la sensación, una que conocida ya de toda la vida, se adueñó de la mente.
Avancé a paso firme haciéndome preguntas, cuestionando esa ausencia que el mismo destino me regaló. Imaginé que una vida a su lado debía ser algo bonito, siempre sonriendo, siempre dándolo todo, porque así mi padre me dijo que era y de alguna manera había heredado ese carisma, esa empatía innata por el otro. Pero no la tenía, su ausencia era difícil de sobrellevar por mucho que te acostumbres y la culpa, oh siempre está allí ese horrible pensamiento que sin mi estaría viva.
No quise seguir en ello, quería descubrir que mensaje había en todo esto. Seguí la luz, pensé en mi vida, en mi gente, necesitaba aquella luz y me abracé a ella caminando en su dirección.
El eco de tus pasos reverberó majestuosamente a través de las vastas paredes del castillo. Los segundos se deslizaban como minutos mientras atravesabas el interminable puente, y las estatuas de piedra parecían seguirte con miradas pétreas e inquietantes.
Al alcanzar el otro extremo, el olor de la tierra húmeda inundó tus sentidos de inmediato. Ahí, incrustado en la piedra, descubriste un collar. Su visión desencadenó un destello de memoria en tu mente: la caja que tu padre custodiaba con devoción. Dentro, reposaba un espléndido collar de rubí, con una cadena de plata. En su reverso, estaban grabados el nombre de tu madre y su fecha de nacimiento. Tu padre te había contado que era la joya predilecta de tu madre y que algún día pasaría a ser tuya.
Tus ojos volvieron al presente, y te percataste de que el collar parecía brillar con una luz intensificada, el rubí ardía con la pasión de un fuego indomable, iluminando el entorno con su fulgor.
Caminé hacia ese punto lejano como única opción viable mientras les dediqué una mirada impregnada de curiosidad a las estatuas y al lugar en si, no tenía idea de dónde me encontraba, pero era bonito, lúgubre y a su vez me llenaba de sensaciones todas relacionadas con el vacío y la soledad.
Con esos pensamientos llegué al punto central de todo aquello y cuando entre mis manos tuve aquel collar, si que recordé todo. Lamenté no hallar entre mis memorias un instante vivido con ella y aún así, sabía de su existencia, de lo que significaba este collar para ella. Un regalo, una dulce compañía que estuvo hasta que su vida se apagó.
Feliz de tener esa oportunidad, a acaricié con mis dedos aquel cristal y sentí una conexión especial con ella, una que jamás pude sentir por su ausencia. En ese interin volví al presente, estaba con mi chico... El collar conmigo, me detuve en el objeto, su brillo y lo abracé con fuerza. Una lágrima surgió, tanto anhelé sentir a mi madre que ahora mismo tenía un trocito de ella. Lo quería para mí.
Después busqué entre tanta luz, dónde se encontraba mi novio. ¿Seguía soñando? ¿Estaba allí? Necesitaba saber.
Despertaste, tus pensamientos aún enredados en los recuerdos de aquel impresionante marzo. El eco de la música aún reverberaba en tu mente, recordando el concierto del día 13, una actuación que había roto todos tus récords previos con una asistencia de casi 5 mil personas. Cuando las últimas notas flotaron en el aire, te dirigiste a tu camerino donde te esperaba un encuentro predestinado.
En el amanecer de tu carrera, una mujer misteriosa se había cruzado en tu camino. Ella había esbozado una visión de un futuro en el que tu talento florecería más allá de lo imaginable, un futuro que se construiría a cambio de un favor no especificado. El escepticismo inicial se había desvanecido cuando una productora de renombre llamó a tu puerta poco después, ofreciéndote la plataforma que necesitabas para catapultar tu carrera.
Al entrar a tu camerino, tus ojos se encontraron con la misma mujer de aquel pasado distante. Se presentó como Catherine Aim y, con una sonrisa enigmática, extendió su mano. En el momento en que las palmas se encontraron, una corriente de energía te invadió. Un brazalete de un tono carmesí intenso, con una gema cuyo brillo rivalizaba con el de las estrellas, se materializó en tu brazo izquierdo. Sentiste un poder arrollador emanando de esa pieza, una fuerza que nunca habías experimentado antes.
Con calma y certeza, Catherine explicó que lo que llevabas era un Sacred Gear, una reliquia otorgada solo a un número selecto de humanos. Y con esa revelación, el escenario de tu vida cambió, mezclándose en una melodía nueva y desconocida.
El aire se llenó de tensión y misterio mientras Catherine desplegaba una narración que parecía extraída de las páginas de una novela sobrenatural. Se identificó a sí misma como un demonio, pero no como los seres temidos y vilipendiados en las historias humanas. Su existencia era mucho más compleja y sutil. La razón de su visita no era más ni menos que una profecía, una visión de un mal inminente que amenazaba con oscurecer el mundo.
En su presagio, tú, Kat, eras una de las figuras clave, un individuo con potencial para enfrentar la tormenta que se avecinaba. Y, como tal, te invitó a unirte a su linaje demoníaco, el clan Aim. En sus palabras se insinuaba la promesa de un poder aún mayor y la posibilidad de un viaje cuya magnitud superaba cualquier escenario que pudieras haber imaginado. A pesar de la incredulidad que cualquier otro hubiera sentido, aceptaste.
Catherine deslizó hacia ti una pieza, un caballo carmesí que parecía resplandecer con una luz propia. En el instante en que la pieza te rozó, sentiste cómo una corriente de energía nueva y salvaje te invadía. Tras este despertar de poder, Catherine te llevó a conocer la base del clan Aim.
Viajaste junto a ella hasta el corazón de la ciudad, hasta un edificio de una opulencia deslumbrante. Su fachada, un espejo del lujo y la grandiosidad que habitaban su interior, era prueba de la existencia de una realidad que antes solo había habitado en los relatos de fantasía. El edificio, explicó Catherine, era de su propiedad.
Durante el trayecto entre el ruido apagado del concierto y el suntuoso hotel, Catherine desplegó ante ti un lienzo que ilustraba las sutilezas de la sociedad demoniaca, de los ángeles y de los ángeles caídos. Con un hilo de voz que llevaba el peso de los eones, trajo a la vida los cuentos y leyendas que habías oído en tu infancia. Panteones griegos, vikingos y chinos no eran meras fantasías, sino realidades inquietantes que resonaban en la estructura del universo.
Compartió contigo la profecía que la atormentaba, la visión de un grupo de elegidos que se enfrentaría a una amenaza apocalíptica. Estos seres desconocidos, guiados por designios oscuros, buscaban desencadenar un holocausto nuclear. En medio de este caos, tú y tus futuros aliados serían la única esperanza de impedir la devastación.
Sin embargo, sus visiones eran incompletas, su clarividencia no podía identificar a los villanos ni localizarlos. Con una risa irónica, reconoció que, a pesar de lo cliché que pudiera sonar, los demonios eran vulnerables a las cruces, el agua bendita y los objetos sagrados de naturaleza similar.
La historia personal de Catherine surgió de sus labios como una melancólica melodía. Había abandonado el infierno hace siglos, movida por un amor prohibido. En la caótica marea de la Cuarta Cruzada contra el Imperio Bizantino, conoció a un humano. Él era un combatiente valiente, ella una comerciante en misión encubierta, una mentira en el rostro de la sociedad demoniaca. Su amor rompió los estrechos confines de las expectativas sociales, que dictaban que un demonio de alta alcurnia como Catherine debía casarse con su igual. Por él, decidió abandonar su vida anterior y aventurarse en el desconocido reino de los humanos.
Al alcanzar el grandioso edificio, Catherine te presentó a su consorte, Hodur Lindgreen, y a su encantadora hija, Alexandra Aim. A primera vista, Alexandra era un reflejo vibrante de su madre, aparentando la lozanía de los veinte años. En un banquete espléndido donde se ofrecían los más exquisitos manjares, Catherine compartió contigo el esquema de su vida actual. Había establecido un pacto de discreción con el clan Dantalion, un grupo de demonios que, al igual que ellos, se movía entre los humanos con sigilo. Su labor era la de desvanecer cualquier rastro que pudiera poner en peligro su anonimato frente a otros clanes demoniacos.
Catherine te extendió una invitación para ocupar uno de los lujosos penthouse del edificio, cada uno de ellos diseñado para ser una residencia opulenta. No obstante, optaste por meditar la oferta antes de tomar una decisión. Posteriormente, entraste en un combate de práctica con Hodur, quien te instruyó en la manipulación básica de tu Sacred Gear y en los fundamentos del combate. Durante esta prueba, emergieron desde tu ser alas magníficas de casi dos metros, y un conjunto de habilidades que habían permanecido ocultas.
Al amanecer del día siguiente, una llamada de tu amiga de la infancia y compañera de banda, Anna Freeman, rompió el silencio. Con tono de reproche, te cuestionó por tu abrupta desaparición de las celebraciones posteriores al concierto. Aunque fue necesario pedir disculpas y ejercer cierta diplomacia, lograste calmar sus inquietudes sin revelar demasiado acerca de tu nueva realidad.
Durante la tarde, te reuniste nuevamente con tu nuevo clan. En un ambiente sereno, Hodur mencionó que probablemente conocerías a más miembros del clan en los próximos días. A su vez, compartió con el grupo su intención de contactar con el Infierno y revelar su existencia, ya que la amenaza inminente de un holocausto podría exigir la unión de todas las fuerzas posibles.
En los días siguientes, te sumergiste en un nuevo entorno con rostros tan recientes como el tuyo. Alexander Crow, un joven de veinticinco años ostentaba el don de la estrategia, y al igual que tú, era también una pieza de caballero. Alexius Walker, portador de la pieza del alfil, mostró una inclinación más mística y una fascinación por la tecnología. Por su parte, Kuzuki Ren, el luchador callejero y amante de la batalla, había recibido la pieza de la torre, y era tan testarudo como se esperaría.
Hodur y Alexandra los pusieron a prueba durante horas, retándolos a desplegar sus poderes y demostrar su valía. Solo después de esta intensa sesión, Catherine apareció para revelar su última visión. En ella, vislumbró a un hombre de nombre Andrezej Malskavok, un polaco de oscuro prontuario, implicado en el tráfico de drogas y armas, y que además, era portador de un Sacred Gear que manejaba con destreza. Te asignaron la misión de eliminar al polaco, dándote un plazo de cinco días para prepararte. A pesar de las distintas reacciones que provocó esta noticia, todos coincidieron en que, si querían evitar un holocausto, deberían hacer lo necesario.
La preparación fue intensa y meticulosa. Seleccionaron cuidadosamente las armas de fuego que usarían, planearon estrategias de infiltración, diseñaron los atuendos y máscaras que utilizarían, y hackearon los sistemas de cámaras del lugar. Recopilaron toda la información posible sobre el polaco y su entorno. El enfrentamiento que les esperaba no sería contra una única persona, sino contra varias. Andrezej contaba con el apoyo de una hechicera y ambos eran adversarios extremadamente formidables. La batalla fue brutal, dejándolos a todos con severas heridas. Andrezej, junto a su aliada maga, encontró su destino final en una jugada audaz, una estrategia arriesgada tejida por Ren, quien desafiando todos los cálculos, desató su fuerza contra el suelo de la base de Andrezej.
En un abrir y cerrar de ojos, la tierra bajo ellos se desintegró, dejándolos caer desde las alturas, atravesando cada piso en un descenso caótico. El aire se llenó con el estruendo de la estructura desmoronándose y los gritos de sorpresa y terror.
El polvo se alzó, ocultando la escena en una densa nube de escombros y confusión. Pero Ren, aprovechando el caos y la desorientación de sus enemigos, ejecutó el golpe de gracia. Con la precisión de un verdadero guerrero, remató a los adversarios restantes en la neblina de escombros, asegurando una victoria inolvidable sobre la amenaza que Andrezej y la maga representaban.
Sin embargo, de ese combate ya han pasado casi diez días.
Sentías el antiguo collar de tu madre pulsar con una energía casi mística, parecía envolverte en una capa de protección invisible, delicada pero inquebrantable. A tu lado, tu novio yacía en un sueño profundo, su respiración rítmica era la única melodía en la quietud de la noche.
El silencio se rompió con el vibrar súbito de tu teléfono, cortando como un cuchillo la tranquilidad. La pantalla iluminó tu rostro con un mensaje de Catherine, una convocatoria que resonó con un matiz de urgencia. Todos debían reunirse al mediodía en la Torre Aim. Había asuntos de importancia que debían discutir. Tu pulso se aceleró ante la anticipación, el collar pareció cobrar vida en tu cuello, y supiste que lo que se avecinaba no era algo ordinario.
Disculpa el tocho post, pero este es el post de la remembranza, donde te cuento todo lo que ha hecho tu personaje hasta la actualidad, esto ya ha pasado y es parte de la historia de tu personaje. cualquier duda me dices.
Dentro de lo posible, dime como quieres que se llame tu novio, su descripción física, si no, avísame y yo hago todos los detalles. Por lo demás, consigues:
Collar del Recuerdo Familiar: Te proporciona un escudo natural que resiste 50 puntos de daño. Para activar su poder debes gastar 25 PR, y sus efectos duran 24 horas. Si alguien te llega a atacar y sobrepasa lo que aguanta este escudo, tardará 1d6 horas en volver a poder infundirse con energía mágica para que se pueda volver a activar.
Sentí en mis hombros el peso de una doble vida que allí latente cada vez cobraba más forma, era inevitable porque desde el momento en que acepté todo esto, supe que sería difícil llevar este paralelismo en un eterno secreto a no confesar. Por ello es que me tomé está noche con él, necesitaba de su calor, un poco de normalidad y también mantener mis lazos más estrechos, bien cerquita de mi.
Por ello tras disfrutar de su piel y luego de un merecido descanso, desperté allí con el sonido del móvil y supe que debía irme casi de inmediato. No quería dejarlo, me costaba porque mi lazo con Mark era muy fuerte, pero era muy consciente de que no podía sostener todo esto por más tiempo si aquello cubría más de mi vida de lo que puedo sostener.
Así que con toda la dulzura del mundo le di un beso en sus labios y me despedí de él, solo para abandonar el piso a hurtadillas, así no se molestaba. ¿Que iba a decirle? Era imposible, además el collar me estaba advirtiendo, esto era parte de mi y no pude obviar el llamado. Ya una vez abandoné el piso, fui directamente hacia el punto de encuentro. Aquella torre, aquel lugar.
FIN DEL PRÓLOGO
Ahora puedes crear tu ficha de personaje. Tu ficha de personaje debería ser de un personaje de nivel tres, por lo que sigue las reglas para que puedas crear tu ficha, consultame cualquier duda que tengas. También comentame como te gustaría que fuera tu sacred gear, partirás con dos habilidades relacionadas con este, saludos