Partida Rol por web

Ante tus ojos se despliega una visión deslumbrante: una ciudad de oro se yergue en la lejanía, una metrópolis que desafía la lógica y la realidad. Sus calles relucientes y sus imponentes edificios brillan con un resplandor dorado, creando un paisaje surrealista que se asemeja a Nueva York, pero con un aire místico y mágico que la distingue. Incluso las nubes, esponjosas y etéreas, parecen teñidas de oro, elevándose majestuosamente en el cielo.

Desde la colina en la que te encuentras, divisas una intrincada red de escaleras que descienden hasta la ciudad. Cada escalón está adornado con diseños exquisitos, como si fueran una obra de arte en sí mismos, guiándote hacia la ciudad dorada. A medida que avanzas por las escaleras, una sensación de calma y familiaridad te envuelve, como si este fuera tu verdadero hogar, un lugar donde perteneces.

Sin embargo, un silencio inquietante envuelve todo a tu alrededor, añadiendo una capa de intriga a esta enigmática ciudad. El silencio es ensordecedor, un vacío que parece susurrar secretos y ocultar misterios por descubrir.

A medida que tus pasos te llevan más cerca de la ciudad de oro, los recuerdos de tu pasado emergen como sombras en tu mente. El peso de tu apellido, Inukami Corporation, una poderosa compañía en el mundo del desarrollo de software, y los ecos de renombrados artistas y compositores en la línea materna de tu familia. Siempre fuiste considerado como un extraño en tu propio entorno, rechazando la arrogancia y la falta de empatía que caracterizaba a tus hermanos mayores y a tu padre. Decidiste alejarte de tu ciudad natal, buscar un nuevo comienzo en Nueva York, donde estudias psicología y encuentras consuelo en la compañía de tu fiel perro, Momou. Aquí, en esta ciudad de oro de tu sueño, encuentras la paz y la tranquilidad que anhelabas.

A medida que te adentras en la ciudad dorada, te enfrentas a la incógnita de lo que te depara este mundo onírico. El brillo resplandeciente de las calles y la quietud silenciosa te despiertan una curiosidad intrínseca, un deseo de explorar y desentrañar los secretos que yacen ocultos en sus doradas calles. Sabes que este sueño tiene un propósito, una lección por descubrir o un mensaje por revelar. Con determinación, avanzas hacia tu destino, listo para enfrentar los desafíos y descubrir tu verdadero propósito en este misterioso sueño dorado.

Caminaba por aquella escalera, descendiendo a aquella ciudad de ensueño, estaba harto de mi familia y la arrogancia y la frialdad de mis hermanos, la disciplina a la que me sometía mi padre y la ambición desmedida de mi madre, este apellido conlleva poder y responsabilidades me dijo una vez mi padre el señor Akarushi haz que me sienta orgulloso.

Pero yo no era como ellos, tenía que fingir ser alguien que no era, es verdad, que debía mantener las apariencias, ser frio y arrogante, pero ese no era mi verdadero carácter, pero eso no lo sabían los demás, los demás sólo veían un joven arrogante que llevaba el apellido Inukami, al que reverenciar respetando con temor, porque se sabía que los Inukami tenían mucho poder.

Este apellido me perseguía como una maldición, y parecía que aquellos pensamientos funestos también, no sabía si ni siquiera mi madre la señora Takarashi alguna vez se preocupó por mi, ella era un alto cargo en la empresa y había amasado tanto poder como mi padre, pero nunca tuvo tiempo para palabras amables o para decirme que me quería, no, mi familia era demasiado hermética y mi padre era el jefe de aquella corporación tan poderosa, nadie tenía tiempo para mi, ni siquiera mis hermanos, pues todos ellos siguieron la tradición de mis padres de trabajar en aquella corporación, sedientos de poder.

Moldearon mi carácter a su antojo pero decidí que debía marcharme o acabaría volviéndome loco.
Para calmarme acaricie la cabeza de Moumou, mi fiel perro, pues otra de las cosas que tenía ese maldito apellido era que al fingir ser quien no era no se ganaban muchos amigos-al menos te tengo a ti-dije a Moumou sin mirarle abstraído en mis propios pensamientos, que me perseguían como sombras, pues los fantasmas del pasado siempre volvían.

Mis ojos dorados observaron la ciudad, sin embargo aquella maldición,me perseguiría siempre, porque por mucho que me pesara debía seguir la farsa y crear una máscara de arrogancia y frialdad como muchas veces había hecho.
Sin embargo un atisbo de esperanza surgió, eso no me impedía relacionarme, y mostrar mi verdadero carácter a quienes estimara o merecieran mi confianza.

No tenía amigos ¿o si?, hace algún tiempo tuve que refugiarme en una iglesia, alli tuvo un contacto breve con Sumire, el mundo estaba cambiando demasiado deprisa, pues las sombras parecían infestarlo como una plaga, y estas no eran solo fantasmas del pasado era reales y venían del maldito abismo.

Brevemente sus ojos dorados brillaron con determinación y furia, ahora era un arma de Dios y protegería a Sumire, debía encontrarla, podría estar en peligro, también sabía que se había ganado la confianza de sus compañeros en el pasado defendiendo a la ciudad de los demonios, e incluso un nigromante.

Sus estudios de psicología avanzaban, pues era un joven inteligente, le gustaba leer y entrenar con su sacred gear, hasta ahora sabía poco de estas reliquias, armas entregadas por Dios a los mortales para destruir a los demonios.
Sin embargo nada detendría sus convicciones, lo primero era encontrar a Sumire, las cosas cada vez se ponían peor y todos ya fueran cazadores inquisidores, ángeles o demonios luchaban unos contra otros, recordé la oferta de Gabriel, mi mentor de unirme a los cazadores de brujas, en un principio me había negado, pero quien sabe lo que me depararía el destino.

-Bien amigo mio, creo que lo primero es encontrar a alguien especial, las sombras y la luz batallan entre ellas y en el caos reinante cualquiera puede salir malparado-dije a Moumou refiriéndome a Sumire mientras me adentraba con mi amigo y compañero cánido en aquella ciudad que no me habría imaginado ni en mis mejores sueños.

Mientras te adentrabas en el sueño, sentías una mezcla de rabia y confusión que parecía envolverte. Tus pensamientos se veían dominados por el resentimiento hacia tu familia y su sed de poder, pero un destello de esperanza apareció cuando tu perro, una figura dorada radiante, se acercó a ti, aceptando tu cariño con amor incondicional. Su presencia reconfortante te recordaba que no estabas solo en esta lucha interna.

A medida que avanzabas, los recuerdos se entremezclaban con imágenes doradas que intentaban distorsionar la realidad, creando ilusiones de eventos que nunca habían ocurrido. Pero entre esa nebulosa de sueños, una memoria destacaba: la persecución en la noche y el salvador inesperado, Gabriel, un cazador de brujas que te había rescatado de las sombras que te acechaban. Luego, la historia se tejió con la aparición de Erika, otra cazadora de brujas, y Sumire, una persona afectada por los mismos peligros que tú. Juntos, habían enfrentado amenazas y enemigos que intentaban acabar con sus vidas.

Aunque los detalles de esos enfrentamientos se desvanecían en la neblina del sueño, recordabas fragmentos de momentos de alianza improbable. Habías hecho las paces con demonios para enfrentar a nigromantes, descubriendo que detrás de sus apariencias siniestras, también había humanidad y la posibilidad de compartir momentos de camaradería. Y en ese camino lleno de desafíos, tu Sacred Gear brillaba como un misterio poderoso, armas que solo podías comprender cuando las invocabas y veías su verdadero potencial.

En medio de la ciudad onírica, una visión distinta a los tonos dorados capturó tu atención. Un árbol singular y un pequeño jardín se alzaban en tu camino, rompiendo la monotonía con su presencia enigmática. ¿Qué significado oculto podría tener? ¿Era un símbolo de renacimiento, de esperanza o tal vez de peligro? El sueño te invitaba a descubrirlo, pero la sensación de que algo trascendental estaba por revelarse se aferraba a tu ser, llenándote de inquietud y curiosidad.

Mientras caminaba por aquella ciudad dorada, pude divisar a lo lejos una árbol dorado y un jardín, entorné los ojos con desconfianza pues aquello me causaba inquietud¿que podría ser? ¿que podría significar ese jardín alli? ¿un lugar sagrado tal vez?.

Aunque me causaba cierta inquietud, también me causaba curiosidad,¿y si Sumire también estaba alli?, -¿tu que opinas amigo-le dije a Moumou, por si estaba inquieto o había algún tipo de señal de alarma en su pelaje.

No sabía quien podría haber alli, quizá fuera el enclave de alguna fación que luchase contra los demonios,¿o tal vez era de Gabriel y sus cazadores de brujas?.
Me dije que pronto lo descubriría mientras me adentraba en aquel enigmático jardín- prepárate amigo-le dije a Moumou por si tuviésemos que combatir, pues sea lo que fuere lo que escondía aquel jardín lo afrontaríamos juntos.

Si eran enemigos los combatiríamos juntos, era cierto que aun tenía mucho que aprender, pero había sido elegido por Dios para portar un Sacred gear, y no pensaba huir si hubiese que luchar.
Y si eran amigos o incluso si me encontrara con Sumire, entonces protegería su vida, eso lo tenía claro.

Pero una pregunta pasó entonces por mi mente, si me encontraba con Gabriel, ¿que le diría?....

Acompañado por Momou, tus pasos se iban acelerando conforme avanzabas por la impresionante ciudadela dorada. Un torrente de recuerdos inundaba tu mente: los intensos entrenamientos bajo la supervisión de Gabriel, los momentos de cercanía compartidos con Sumire, la fría exterioridad, pero también el constante apoyo que siempre te había brindado Erika.

A medida que te acercabas al jardín, tu corazón latía con una fuerza renovada, marcando un ritmo cada vez más rápido hasta que finalmente llegaste al lugar. Un jardín espléndido se desplegaba ante ti, de unos veinte metros cuadrados, dominado por un majestuoso árbol de sakura en su centro. Los pétalos delicados de este árbol parecían inundar la escena, y sentías cómo su llamado resonaba en tu interior. Sus pétalos y su madera parecían emitir un brillo sobrenatural, entonando un tarareo familiar que te atraía hacia él.

Esa melodía te llevó de regreso a un recuerdo muy personal. Los días de tu infancia, y aquel único lugar de retiro y soledad: un majestuoso árbol Sakura que se erguía en tu instituto. Bajo su sombra siempre encontrabas refugio cuando necesitabas estar solo. Recordabas cómo habías grabado tu nombre en su corteza resistente. Aquel árbol simbolizaba todo lo que eras tú: la diferencia que te separaba de tu familia, tu arrogancia, tus virtudes y defectos. Este árbol, era un espejo de tu ser, representaba todo lo que significaba ser tú.

Examiné aquel árbol de Sakura, mientras acariciaba su corteza, una idea pasó por mi mente, ¿podría ser éste el mismo árbol de Sakura donde iba cuando estaba en la Universidad y necesitaba tranquilidad?.
Tendría que comprobarlo, no obstante aunque era un espectáculo hermoso no debía bajar la guardia, así que me mantuve en todo momento alerta, mientras mis ojos dorados observaban el entorno.

Quién sabe quién podría estar vigilándome, asi que si ese árbol tenía que ver con mi infancia(algo que aun no sabía) o si tal vez estaba en otro tiempo(algo que aun quedaba por averiguar) tendría que irlo averiguando con calma, pues las criaturas de las sombras acechaban en la oscuridad de cada rincón de aquel mundo, eso lo sabía bien,y eso me hizo recordad a Gabriel y sus entrenamientos rigurosos.

Estaba en un mundo en constante cambio y no debía confiarme, esperaba encontrar a Sumire pronto tal vez ella estuviera en peligro.
-Percibes algo amigo-le dije a Moumou mi perro mientras observaba las proximidades y el entorno que rodeaba aquel árbol.
Estuve también atento a los cambios de mi compañero cánido, por si éste hubiera escuchado o percibido algo que yo no podía.

Al tocar el árbol, un estremecimiento de anticipación recorrió tu ser. Una sensación de promesa, de cosas buenas que estaban por venir, se apoderó de ti. Como si el árbol absorbiera todo vestigio de tus malas experiencias pasadas, de la oscuridad heredada de tu familia, inundándote de serenidad.

Despertaste con la luz del amanecer filtrándose a través de la ventana, una extraña pieza de madera colgaba de un cordón en tus manos. Su naturaleza te intrigaba, pero al tocarlo, sentías un palpitar sutil, una energía inaudita que emanaba de él. A tu lado, Momou dormitaba en silencio. Estabas en tu apartamento, un manto de tranquilidad envolviendo el espacio.

El 30 de marzo había amanecido. Una semana después de unos sucesos que tus recuerdos revivían de forma inquietante. Recordabas el enfrentamiento con un ángel caído en un cementerio, una alianza con demonios para derrotarlo. Los inquisidores que combatieron a vuestro lado cayeron en la lucha, llevándote a Gabriel y a Erika a enfrentar las consecuencias ante la Inquisición.

Entonces, Jack Reaper hizo su aparición. Un cazador de brujas que había acogido a Gabriel en la orden tras su retirada de la Inquisición. En una sala llena de inquisidores dispuestos a escuchar vuestra versión de los hechos, una explosión interrumpió la sesión. Soldados armados y armaduras tecnológicas irrumpieron en la sala, y una frenética huida fue vuestra única salida. Lawrence y Touka, cazadores de brujas aliados a Jack, se unieron a vosotros, y juntos, lograsteis escapar.

En la actualidad, las noticias hablaban de la iglesia que ocultaba a la Inquisición, que se había desplomado bajo su propio peso, enterrando todo a su paso. Era probable que solo ustedes habían sobrevivido al cataclismo.

Mientras tu mente repasaba esos eventos traumáticos, un mensaje de texto de Gabriel interrumpió tus pensamientos. "Reunámonos a medio día en nuestra base, necesito hablar con todos vosotros", decía el mensaje, trayendo consigo una nueva incertidumbre.

Mientras caminaba pensativo en todo aquello, con aquella extraña pieza de madera blanca de gran poder en mis manos, observé dormitar a Moumou, mi fiel compañero cánido, me sentía tranquilo y sereno, después de todo lo vivido los últimos dias.

Me coloqué aquel cordón al cuello mientras aquella extraña pieza de madera tocaba mi pecho una sensación de calma y tranquilidad me invadía, me sentía bien, mejor de lo que nunca hubiera estado, aquella rama me sería útil en mi lucha contra lo que estaba por venir.

Miré mi sacred gear, recordándome a mi mismo que esa sensación de tranquilidad no duraría para siempre, pero sin duda aquel talismán que ahora llevaba al cuello encerraba un poder que aun no entendía, pero lo sentía fluir por todo mi ser.

-Creo que se acabaron los días tranquilos amigo-dije a Moumou, pues pronto tendríamos que combatir de nuevo, ya que aquel mensaje de Gabriel resonaba en mi mente, era urgente que acudiera a aquella reunión cuanto antes asi que debería prepararme para lo que estuviera por venir.

Sin embargo otro pensamiento cruzó por mi mente, ¿y si a Sumire le hubiera pasado algo? ¿sería ese el motivo de aquella reunión? ¿o habría algo más?, eran pensamientos inquietantes, sin embargo aquella calma de ese misterioso artefacto pareció invadirme de nuevo, sea cual fuese el motivo de aquella reunión pronto lo sabría.

CIERRE DEL PRÓLOGO