Partida Rol por web

Kaldreade miró a Vanna.

Realmente, no sabría decirte. Tanto que regresases mañana como que esperases otro día para hacerlo, conllevan riesgos. Todo depende si mañana acabamos o no con el último de los traidores. Temo que si así fuera y tú no hubieras regresado, luego el día siguiente el poder no funcionase. Pero también que Eko y compañía hagan una tontería y decidan no creerte y votarte a ti en vez de Liam o Annie, el que no haya muerto esta noche por la mano de Andrew. O que se nos escape alguien más, y el día siguiente al no estar esto ya terminado, pensar que hubieras mentido o que te matase a ti el último traidor por venganza. - El rostro de Kaldreade reflejaba una enorme tristeza - Entiendo que quieras volver a vivir, para escapar con Yormund y ser felices. Pero hay grandes riesgos que así no sea, y por desgracia, no puedo darte la respuesta adecuada. Te he contado lo que hay por el momento, deberás decidir por ti misma si regresar mañana o esperar otro día.

Luego, su atención se centró en Megan.

Yormund dijo que eran dos cuatro. Aunque no es el único mensaje que tengo que darte. - Su rostro se relajó y mostró una sonrisa. - Tetsuo dice "Watashi no tame ni matsu".

La mirada de Megan seguía triste y perdida pero al escuchar las palabras de Kaldreade, un par de lágrimas se escapan de sus ojos y mira al anfitrión. Desconcertada, sus ojos se abren como platos y dice - ¿Qué quiere decir con eso? - Megan se encuentra desconcertada y realmente su atención se fija en las palabras del anfitrión.

Para esperar, dice - Por favor, préstame los dados para seguir jugando con Yormund -.

Han aceptado rapido a Gabriel...comento luego de escuchar el chiste de Kaldreade.

Que esta pasando con Zagam y su poder? tu hermana ha sido incluido en este. pregunto recordando un plan que tenian hace mucho y el riesgo que podian correr con eso.

Nadie le explicaba qué era lo de los dados. Ivhone había preguntado a qué se referían, y continuaban hablando de ellos, ignorándola completamente. La joven llegó a preguntarse si lo habían hecho a propósito. Su rostro se endureció y su mirada se clavó en la fuente de fruta, mientras se sumía en un incómodo silencio.

En el fondo soy tonta... ¿En serio he pensado que eran más amables...? Todo es fachada, como siempre. Sus iris de avellana recorrieron el suave mantel hasta detenerse en el pequeño cuerpo de Shia. Una sonrisa sesgada se perfiló durante unos segundos en sus labios, los que tardó la araña en acercarse a su mano extendida y deslizarse sobre su palma. Ya me lo decía Jane, soy un monstruo y nunca encontraré a nadie que me quiera. Recordó a su madre, ella la había querido y había intentado hacer de Ivhone una persona mejor. Pero, siendo una niña, Ivhone empezó aquella extraña relación con las arañas. Le fascinaban muchísimo y su madre no lo entendía. Le dijo palabras muy duras, con la intención de que su pequeña dejara aquel legado atrás. Pero ella no podía dejar de ser quién era, cosa que su progenitora nunca entendió. Mientras esa serie de pensamientos deprimentes iban pasando por su mente, el rostro de la joven se tornó triste y lejano, perdido en un tiempo casi olvidado... Su madre murió y entonces... Ella se quedó sola...

Después, tras muchos años, conoció a Ithan. El amor que sintió por aquel chico la convirtió en otra persona... Pero él también se fue... Todavía en sus sueños le recordaba y veía brillar el cuchillo que él mismo se clavaría en su propio vientre... Despertaba por las noches con el cuerpo bañado en sudor y el grito rasgando su garganta. Pero desde que estoy aquí, no he vuelto a soñar con él... Recordó mientras sus manos buscaban el refugio de su cuerpo y Shia trepaba por su cabeza, hasta posarse en lo alto y poder contemplar desde allí a todos los presentes.

Poron se asomo por el hombro de Ivhone.-¿Que haces?.-Era obvio que se aburría mucho, para el la muerte significaba estar castigado en una habitación sin ventanas, no había liberación como decían todos.

La mirada de la mujer la conocía bien, el de niño la tenia a menudo.
-Ya se, ¿No te hacen caso verdad? Has preguntado algo y nada, ellos a lo suyo. Se como es eso, aun estoy esperando la historia de la vieja baba y su nuevo cuerpo.-Señalo a la pelo de chicle.-Con pelos y señales y no simplemente una afirmación de que es ella.-Cruzo los brazos y la miro.

-Yo no se mucho de este lugar, pero pregunta de nuevo y puede que tengas suerte.-Dejo la carta de la fortuna delante de ella.

Ivhone se sobresaltó al escuchar a Poron hablando tan pegado a ella. No le había oído llegar y no se esperaba que asomara por encima de su hombro. Levantó ligeramente la cabeza y se volvió para clavar sus pupilas en las de él. El Melknhar pudo apreciar un gran dolor en lo más profundo de su mirada, un dolor que enseguida fue disfrazado por una mueca y un suave pestañeo, que hizo que sus iris de avellana se oscurecieran mientras de sus labios salía un pequeño bufido. Enarcó ligeramente una ceja y sus pupilas se dilataron cuando él dedujo lo que le ocurría. 

- No pienso repetir la pregunta... Si no quieren responder ellos mismos, me da igual... - Murmuró y encogió ligeramente de hombros. No le gustaba mostrarse débil delante de otros, y acababa de darse cuenta de que había bajado la guardia y había permitido que su escudo se debilitara, dejando que el recuerdo de Ithan la torturara una vez más. 

En ese momento, Poron dejó una carta delante suyo. La joven bajó la mirada y alargó una mano, cogiéndola y dándole la vuelta la observó detenidamente. - ¿Y esto...? - 

Megan había escuchado todo lo que había dicho Ivhone pero estaba esperando una respuesta de parte de Kaldreade. En su mente sólo estaba la preocupación que sentía por Tetsuo, temiendo lo peor en esas circunstancias.

Cuando se cansa de esperar la respuesta del anfitrión, mira a Ivhone, limpia las lágrimas de sus ojos y con los ojos aún vidriosos y tristes, le dice - Yormund y yo estuvimos jugando un juego de dados, pero fue solo para matar el tiempo mientras todo terminaba. No era para nada más - la mirada de la Grovehn vuelve a clavarse en el suelo y toma una copa de vino de un solo trago.

Kaldreade miró a Megan.

No conozco el japonés. Pero si sé lo que ha dicho antes. Si mañana sigue vivo, te traerá de vuelta con él. Si muere esta noche, al menos estará contigo. Sea cual sea el destino que le depare para él cuando llegue el amanecer, ambos estaréis juntos. - Kaldreade se mordió el labio mientras desviaba su mirada hacia Elizabeth - Si ella estuviera viva, imagino que no debería de peligrar. Sólo espero que los traidores que aún queden, no intenten ir a por él y sigan creyendo que está protegido. En cualquier caso, pronto estaréis juntos.

Tras esas palabras, le acercó los dados a Megan, y se centró en Syd.

Ciertamente, aunque eso era porque habían podido comprobar que se habían equivocado con él y que tenía un don útil. Con ella, habría que lograr que al menos le dejaran con vida el tiempo suficiente para comprobar que ya no es una traidora. Y dado el caso que le hacen a Marceline, sería ciertamente arriesgado. Sobre Zagam, creo que está cumpliendo la parte de que no traer a nadie a su lado. Al menos, nadie que haya muerto ha comentado lo contrario, y dudo que haya tenido tanta suerte de sólo atrapar a gente que no ha muerto ni una vez desde su regreso.

- ¿Un juego...? - En aquel momento Ivhone se sintió estúpida... Ella había creído que hablaban de algo importante y era tan sólo eso, un juego... 

Sus mejillas de alabastro se sonrojaron mientras continuaba con la carta suspendida delante suyo. Le lanzó una mirada de soslayo a Megan, pero enseguida volvió a centrarla en Poron, intrigada por el significado de aquella carta. 

En ese momento, Kaldreade respondió a las preguntas que flotaban en el aire. Ivhone bajó la mano, depositando nuevamente el naipe sobre la mesa, y cogiendo la copa de vino se la llevó a los labios, dándole un buen trago. - Un simple juego... - Repitió mientras negaba con la cabeza y la sombra de una sonrisa se perfilaba en sus suaves labios.

Las palabras de Kaldreade le caen a Megan como un balde de agua fría. No esperaba esa respuesta y menos saber que Tetsuo la acompañaría. Ella no quería eso. Ella quería que ambos pudieran salir de allí y vivir una vida tranquila. Eso era todo.

Con las manos, toma los dados que le da Kaldreade y los tira. Teniendo el resultado, mira al anfitrión y le dice - Dile a Yormund que ya tengo la tirada. Al haber perdido, quité un dado - se retira del comedor y busca algún rincón oscuro donde pueda permanecer. Cae sentada en el suelo y permanece allí como una niña pequeña.

Bienvenido seas Andrew, mi voz será tu contacto con el otro lado, soy el nexo que te sigue uniendo a la vida.

Espero que todo este a tu gusto... Yo soy Kaldreade. El Siervo que os dara cavida en esta zona antes de la muerte. Seré tu compañia y confesor, todo lo que quieras, pidemelo, aquí estoy...

Bienvenido de nuevo... Gabriel... ya sabes que estoy aqui para lo que necesites...

Andrew levanta los ojos y mira alrededor, desconcertado. No sabe donde está, no sabe que ha pasado. Solo recuerda... Dolor. Mucho dolor y después nada. Se topa con caras conocidas y en seguida se da cuenta de lo que ha pasado. Desolado pierde las fuerzas y cae de rodillas. No...

Mira alrededeor y no ve a Annie. Una expresión de derrota aparece en su rostro. Lo estaría esperando...

Su gesto cambia de pronto cuando ve a Kaldreade. Los ojos se clavan en él, más duros, más serios, más tristes, más profundos. Se levanta y lo mira, dudoso.

-Kaldreade... Qué haces tú aquí? En los ojos de Andrew se puede ver que no sabe muy bien como tomarse su presencia en el lugar. Él, precisamente el hombre que se mantuvo siempre a un margen y esperó hasta el último momento para huir sin que nadie puediera hacer nada para evitarlo. Él, uno de los que no llegó a apoyar a Valfar en ningún momento.

Sin embargo si estaba aquí... Solo podía significar una cosa. Qué tienes que ver con Marceline?

Observé con sorpresa a los dos nuevos caídos. De nuevo, dos de un sólo golpe... Esto no pintaba nada bien para el sello que tanto me había costado proteger.

-Siento verte aquí, Azhariel -dije, con pesar, dirigiéndome a Andrew.

La llegada de Gabriel y Andrew cogió totalmente desprevenido a Kaldreade. Primero miró a Gabriel y con pesar lo saludó - Siento tenerte nuevamente aquí. Está claro que la jugada ha salido totalmente contraria a lo previsto, aunque no comprendo como habéis muerto ambos. Pero ya hablaremos sobre eso, ahora entenderás tu y el resto que tengo un asunto prioritario a atender.

Allí estaba Andrew. Y eso significaba que allí estaba Azhariel. Era algo que llevaba esperando desde que había regresado a Oldland.

Hola Andrew. Y hola Azhariel. La verdad, durante mucho tiempo, esperé este momento. Lo más curioso, es que cuando había aceptado que era mejor que no fuera así, has acabado aquí. Y sin el "discursito" que tenía preparado para ti. Es curioso las vueltas que está dando todo el asunto. Sobre tu pregunta, la respuesta es simple: Marceline es mi hermana pequeña. - el semblante de Kaldreade se oscureció, se endureció, preparado para revivir una vez más el doloroso pasado - Mucho antes de que viniéramos por primera vez a Oldland, ella y yo nos separamos en un accidente mientras ya por aquel entonces huíamos. Fui yo el que casi se mató, y tardé tiempo en recuperarme. Cuando lo pude hacer, fui incapaz de dar con mi hermanita, y la di por muerta. Eso me hizo cerrarme en mi mismo, y escapé a un lugar en el que Louch pudiera ser feliz, pues era lo único que me quedaba. La zona no resultó ser muy hospitalaria que digamos, lo cual me volvió más a como me conocisteis. Supongo que en perspectiva, era más emo de lo que creía por aquel entonces.

Kaldreade hizo una pausa, recordando el momento en que escapaba de la Catedral de Baal por una ventana para intentar salvar la vida.

Cuando escapé de tu furia, no pude hacer nada más que seguir huyendo y escondiéndome. Muchos me creían un traidor que había escapado. Otros, más afines a los traidores, me consideraban un traidor de los suyos y me querían matar. Mi nombre se convirtió en vergüenza y en alguien a quien era mejor ver muerto. Ciertamente logré sobrevivir estos dos últimos siglos, pero el precio fue mayor del que creí.

Una lágrima empezó a bajar por la mejilla de Kaldreade, pero rápidamente se la secó con el dorso de la mano.

Marceline estaba viva, y a diferencia de yo, no se había rendido a encontrarme con vida. Y entonces oyó mi nombre de los sucesos que ocurrieron la primera vez en Oldland, y me buscó. Pero resultó que yo supe esconderme mejor, y jamás logró encontrarme. Al contrario, terminé siendo yo quien la encontró a ella cuando regresé a Oldland. Ella, junto a su halcón Fionna, est... estaba muerta. Mi vida volvía a tener sentido sólo para al instante después desmoronarse aún más. No... no quería dejarla, pero sentía que gente se acercaba, y tampoco quería que todos estos siglos hubieran terminado así. Entonces, y no me preguntes como porque no conozco la respuesta, yo era ella. Incluso Louch era Fionna. No me iba a separar de mi hermana, y a la vez no iban a dar con Kaldreade. Logré esconder rápidamente los cadáveres antes que nadie nos viera, y me uní al grupo.

Kaldreade le pegó un vistazo al lugar donde se encontraban.

Y cuando Marceline y todos despertaron en donde las niñas demonio os tienen prisioneros, yo aparecí en este lugar. Primero creí que simplemente, lo que fuera que me diera la apariencia de mi hermana no funcionaba aquí abajo. Eso creí al principio, que Marceline era yo con su aspecto y sus recuerdos. Pero entonces, cuando mataron a Marceline, ella estuvo aquí. Durante un momento, me reuní con mi hermana. El abrazo no fue una ilusión en mi cabeza. Fue real, una de las cosas más reales que recuerdo en siglos. Luego Gabriel le devolvió la vida, y ahora la veo a ella como mi hermana. No soy yo, o no soy solo yo allí arriba. Ambos estamos conectados. Desconozco la conexión que tienes con Andrew, pero imagino que debe ser similar. Aunque nunca he intentado hablar por mi mismo... aunque bien es cierto que esperaba la ocasión oportuna para hacerlo.

La mirada hacia Azhariel era feroz, directa, cargada de miles de emociones.

Sandor decidió uniros a ti y a Valfar en "santo matrimonio", y muchos pagamos por ello. Imagino que si Verona hubiera podido resucitar a Valfar, te hubiera dado igual lo que había en mi alma. Pero decidiste castigarme el resto de mis días por un "amor de verano". Pues en mi caso, hiciste que estuviera separada de mi hermana por más de dos siglos, y que sólo pudiera reunirme con ella en su muerte. ¿Crees que has sufrido tú por no haber podido devolverle la vida a tu querido Valfar? ¿Y todas las vidas rotas por ello? ¿Has tenido el menor reparo de pensar por ello alguna vez? Por eso te quería muerto Azhariel. Aunque no fueras culpable, quería que Marceline te diera el golpe de gracia, con o sin revelación previa, y vinieras aquí para hacer frente a tus pecados. Pero entonces, llegó ella...

Kaldreade calló por un instante, mientras todo él se relajaba, aunque también se entristecía más.

Aunque casi tan breve como la presencia aquí de mi hermanita, el paso de Alexia cambió mucho en mi. Me di cuenta lo mucho que amaba a Andrew. Y no era un artificio de un tercero, como tu y Valfar. Era real. Y entonces lo comprendí. No podía hacer que Marceline, de una forma u otra, hiciera que bajaras aquí Azhariel. No si con ello también dañaba a Andrew. Así que decidí esperar. A que finalmente hubieras vuelto a salvar el sello. Y entonces Marceline te hubiera contado la historia, pero nada más. Te habría pedido lo mismo que te pediré yo si Andrew regresa a la vida. Que les dejes ser felices. A él y a Alexia. Yo ya sufrí demasiado tu odio, no quiero que Marceline sufra por lo mismo. No sé cual será mi lugar una vez todo este termine, y si habrá lugar para más gente o volveré a la soledad absoluta. Aunque mientras Marceline viva, yo descansaré en paz. No niego que me gustaría volver allí arriba con mi cuerpo, y poder volver a vivir junto a ella. Pero si tengo que elegir, ella merece vivir mucho más que yo. No sé donde está Valfar, y si desde aquí puede o no volver a la vida. Pero como ya he dicho antes, espero que esta vez, des prioridad a la felicidad de Andrew con Alexia que la tuya con Valfar. Sólo te pido esto.

Me siento en la silla que había ocupado la primera vez que visité este lugar, y contemplo la hora en mi reloj de cuerda, de nuevo las agujas se habían detenido.

-No lo lamentes, Kaldreade. Mi regreso aquí solo era cuestión de tiempo. -Digo con cierta nostalgia, y después me detuve a escuchar los asuntos que nuestro anfitrión tenía que resolver con Andrew, o más bien con Azhariel. Dediqué una mirada de complicidad al muchacho, había conseguido ganarme su confianza, y los dos habíamos acabado muertos la misma noche, desde luego las cosas no habían salido como esperábamos.

-Tu muerte me sorprende sobremanera, Andrew -Mascullo cuando Kaldreade termina de hablar-Cuando te observé, vi que podrías levantarte durante la noche si sufrías algún ataque, Azhariel velaba por tí, protegiéndote, si intentaban matarte te despertarías y acabarías con tu asesino... ¿Cómo demonios has terminado aquí?.

Mi mirada era de una incredulidad absoluta, después observo que hay más gente junto a nosotros, algunos que habían identificado como traidores... Al menos la cena será más animada que la última vez. -Pienso con cierta desidia, a sabiendas que las posibilidades de volver una segunda vez eran prácticamente nulas. Al menos había logrado identificar a Liam, y Annie había confesado, sólo esperaba que el resto fueran capaces de proteger todo aquello, y que el sacrificio de los que habíamos muerto sirviera para algo.

Poron miraba por encima de la cabeza de la mujer triste al resto con una sonrisa en su rostro.
-¿HUM?-Pregunta simplemente a la simple pregunta de Ivhone.-El cambio y el destino. Querida. A veces puedes cambiarlo y otras veces te arrastra con él. Giro la carta para que el conejo quedara a su lado. El orejas es el mas astuto de los tres, no se deja coger y continua adelante. Quien tiene la corona tiene el falso poder y puede quedar en ultimo lugar.-Respondía a su pregunta animado antes de ver con asombro como llegaba su amigo.

-¿Andrew?-Malas noticias desde el otro lado.-Como es posible que te ataquen a ti cuando tienen otros enemigos mas directos. ¿Entonces Alexia se ha quedado sola?-La sonrisa se borro de su rostro. No esperaba ver al hijo de Grovehn, camino hasta él y le tendió la mano.

-Bienvenido, por desgracia.-Ladeo la cabeza curioso.-¿Aun en la muerte permanecéis unido?

Puro silencio en estas últimas horas, sólo interrumpida por un leve asentimiento de reconocimiento ante los recién llegados.

-Bienvenidos...

Pero la voz parece más un eco distante que otra cosa.

-Tetsuo... se ha ido. Tal vez sea el momento. Tal vez... pueda ayudar.

Miro a Kaldreade y un leve brillo se ve en el fondo de mi mirada.

-Sí... es más o menos como tú dices. Al menos por poder... respirar un poco de libertad. A veces siento como si nada de lo que hiciese sirviese para nada.

Suspiro y bebo un pequeño trago del cava que me han ofrecido, así como tomo algo de queso.

-Yo no tengo las respuestas a vuestras preguntas, lo siento.

Le dedico una mirada a Poron y a Ivhone, entonces con una sonrisa, más curiosa que otra cosa, les hablo.

-¿Y qué carta me darías a mí?

Asintio Quien es la ella de la que hablas? pregunto dando una rapida mirada a Vanna. Ella?

Mientras respondia se quedo mirando a los nuevos llegados, en especial a Andrew.Hasta que paso lo que sopechaba y se quedo callado escuchando el reclamo de Kaldreade sobre la vida que le habia arruinado. Ya conocia parte de la historia pero no le importo escuchar el resto o al menos no le importo mucho lo que estaba pasando.

Cada dia se llenaba mas este lugar y ahora habian perdido a Teusou, perdiendo la capacidad de revivir.

Mientras Poron le explicaba el significado de aquella carta, Ivhone había seguido con la mirada a Megan, cuando sus pupilas tropezaron con las de Gabriel. Su semblante se endureció y sus ojos de avellana se entrecerraron al ver llegar también a Andrew.

No olvidaba la violencia que había sufrido en sus manos. Ellos habían disfrutado torturando su débil cuerpo y haciéndola sufrir de aquella manera...

- Vaya... Nos volvemos a encontrar... - Os queríais librar de mi y ahora... Su voz había sonado fría y una sonrisa cadente de sentimientos se perfiló en sus suaves labios. La joven llevaba el cabello suelto, éste caía en suaves ondas por su espalda y Shia reposaba sobre la cabeza, simulando ser un hermoso pasador. Cogió la botella de vino y sirvió su copa y dos más, ofreciéndoselas a los recién llegados. Levantó la suya y les dedicó un brindis.

- Brindemos por el feliz reencuentro... - Dijo y se llevó el fino cristal a los labios. Apuró el contenido, sintiendo el calor recorrer su garganta hasta llegar al estómago. Dejó de nuevo la copa sobre la mesa mientras chasqueaba la lengua. - Está delicioso... Bebed... Aquí no hay mucho más que hacer... - ¿Se estaba divirtiendo...? Eso podía parecer, aunque por dentro sentía la rabia contraer sus entrañas. No le habían querido escuchar y ahora estaba encerrada en aquel lugar por culpa de ellos... Sonrió y volvió a llenar su copa del afrutado líquido carmesí.

Sus pupilas se habían dilatado cuando escuchó las palabras de Kaldreade. Dirigió su mirada hacia Andrew y se quedó unos segundos contemplándole, intentando discernir si los gestos que expresaba eran suyos o de Azhariel.