Zoar se aproximó a uno de los barriles. Se puso de cunclillas y abrio el torno del grifo, el cual dejo caer poco a poco gotas al principio más espesas y luego más fluidas de sangre, que empezaros a manchar el cristal del vaso.
Cayó la primera gota, un frío helador resonó en la estancia, y en lo que se tarda en parpadear trás Zoar, había aparecido una de las figuras encapuchadas.
Sus manos eran de tez oscura y su figura esbelta... a su lado un delgado y herido dobermann miraba con mirada vacía hacía Zoar mientras secaba sus dientes y resoplaba.
Zoar giro su postura para mirar desde abajo hacía arriba aquella presencia. Antes de que se diera cuenta aquella presencia lo golpeó con un fuerte revés que lo lanzó a varios pasos de su situación, dejando caer el vaso al suelo, haciéndose añicos y cayendo la sangre que contenía el mismo sobre el suelo. A la vez que el goteo del barril comenzó a caer en el suelo.
La figura encapuchada se agachó sin perder la sonrisa y cerró el grifo. Se alzó y sin volver a miraros como si ya no importase vuestra presencia, igual que vino se esfumó, dejando solo frío y temor.
Nessa se echó a un lado para dejar pasar a aquellos que se aventuraban a bajar por las escaleras, y todo por las palabras de Vael. Pensó que las personas que la acompañaban debían de saber algo que Nessa ignoraba, ella no se habría fiado así porque si de un anciano.
De nuevo sintió temor, el miedo a lo desconocido y a perseguir su destino. Las manos empezaron a temblarle y los ojos se le humedecieron ligeramente por los nervios.
Atrás quedó la seguridad y valentía de la que hacía gala. Antes logró recuperar parte de su compostura cuando se envalentonó con Dam , al que todavía miraba con el ceño fruncido como si desaprobara su actitud condescendiente.
Entonces lo escuchó de nuevo hablar y clavó la mirada en él esperando otra lección de historia, pero para su sorpresa su primera reacción a las palabras de Dam fue sonreír y sonrojarse. Cuando Nessa notó el rubor apartó la mirada rápidamente e intentó que el cabello cayera por encima de sus mejillas con tal de disimular la sonrojez.
-¡Yo... -dijo sin tener demasiado claro que iba a decir- ¡Espera... Yo también voy a bajar, claro. Quiero ver la historia por mi misma... -agachó la mirada y siguió en silencio al Melkhnar.
La presencia de figura que atizó a Zoar heló la sangre a Nessa. Se detuvo en seco y miró a los presentes totalmente perpleja.
Lylian recibió con una sonrisa a Dam, justo en el preciso momento en que ella alcanzaba a su vez a Marion. - Mucho me temo que por grata que sea su compañía si algún peligro decide asaltarnos no lo hará de forma que podamos esquivarlo fácilmente. - Respondió a su broma con tono tranquilo y sin dejar de descender con el mismo paso lento y atento.
Escuchó algunos golpes detrás de ellos, el vaso haciéndose añicos y el de Zoar al caer al suelo y miró hacia atrás alzando la mirada. La visión de la figura alzándose sobre el Eve, con el doberman junto a ella provocó un pequeño respingo en la Melknhar, que detuvo su paso durante un instante. El reflejo de la luz de las velas hizo brillar sus ojos plateados mientras su sonrisa se desvanecía.
- ¿Quiénes creen que son? - Preguntó entonces, volviendo a mirar a Marion y Dam y reanudando su descenso, con el rostro un poco más serio. - Parece que aquí dentro son tangibles. - Trataba de ser un comentario casual que recuperase el tono distendido de hacía tan sólo unos segundos, pero un poso de preocupación se podía intuir en el fondo de su voz.
Vael se quedo aferrando el libro, el tintero y la otra llave mientras poco a poco, tras algunos comentarios iban bajando.
El susurro de Nessa le hizo girar la mirada, pero luego no hubo nada más. Luego Katia comenzó a preguntar por lo que tuvo que girar la mirada. La escucha y empieza a negar con la cabeza mientras dice.
No es sólo una llave, si consideras que aquí solo encontrarás eso es que aún no conoces lo que Oldland te dará... Tú decides donde pisar y guiar tu destino, sólo piensa que el tiempo no para para nadie... ni aquí ni en ningún lugar.
Dam, seguía en su debate sobre Joselinne... centraban más el debate de cuál fue el origen de Caín, o cuál era su verdadera estirpe que en aceptar que la Dama Oscura estaba allí. Finalmente nombró a un futuro descendiente de la familia de Vael, para centrarse en el ambiente a lo cuál el hombro rehusó diciendo y apoyando una de sus manos sobre el vástago.- Aún mi tiempo no ha terminado... y nadie os puede decir cual es vuestro camino aquí, excepto Oldland o ella... - dice señalando escaleras abajo, sin ni siquiera mirar.
El siguiente en preguntar fue Trevor y con voz queda respondió diciendo: Ni siquiera yo tengo esa certeza o razón. Pero puede ser una pregunta que el tiempo nos ayude a desvelar. En cuanto a la segunda pregunta, creo que la mejor pregunta sería ¿A dónde conducirías esa llave?...
Después participó Marion, y con tranquilidad le respondió diciendo.- Tranquila pequeña Létang... contaréis con ellos, eso seguro.
De nuevo empezaron a disponerse a bajar, cuando Lylian se despedía de Vael, al principió frunció el ceño y dijo: Si mi guardia terminará, mi vida también. Por lo que prefiero seguir aguardando y custodiando aquí.- Luego una sonrisa antes de volver a su semblante serio y continuar después de un golpe de tos para decir.- Por mucho que ambas hermanas os empeñéis en dejarme atrás, debo bajar esas escaleras... -. Sabía que sus palabras podían hendir heridas por lo que cogió uno de sus brazos enguantados y dije respondiendo a una pregunta antes de que la misma naciera.- La vieja Tata, lleva tiempo con miedo mirando desde allí...
El viejo bibliotecario señala una esquina donde ahora solo quedaba un pequeño rastro de humo de un cariz gris.
Siguieron bajando las escaleras, mientras Vael, permanecía de pie allí, no se movería hasta que el último de ellos comenzara a bajar.
Entonces las acciones de Zoar tienen su precio. aquella presencia se hizo presente y defendió su esencia, para luego marcharse sin más. Una risa traviesa que casi rozaba la locura apareció en el anciano. Para mirando a Zoar decirle.- Ellos guardían lo que queda de su esencia... y de entre todos, Eko... uno de los que más.
Volvió sobre sus pasos apoyándose en su muleta y prótesis, y llegó hasta Zoar tendiéndole una mano para alzarse a la vez que le dijo: Aunque sólo sea un humano, mis heridas demuestran que ellos siguen vivos aunque sólo sean un alma sin paz...
Mientras ayudaba a Zoar, Lylian preguntó y el respondió: Otros que antaño llegaron por cualquier camino a Oldland y su destino será no descansar... al menos no aún. Cogío de nuevo su muleta para ir hacía la escalera mientras decía sin querer mirar a ningún lugar: Recuerda el día en el que estamos... y no olvides que Oldland nunca descansará... hasta que el inicio sea calmado...
Parpadeo lentamente ante la aparición del ser que golpea a Zoar y avanzo un paso alerta.
"¿Estás bien?"
Vale que el tipo era extraño, pero al menos había sido cortés y preguntar es lo mínimo que le debo, aunque a simple vista no parece que haya ningún tipo de herida grave. La risa y el comentario de Vael hacen que vuelva a centrar mi atención sobre él.
"¿Debemos suponer que la Dama Oscura, la Dama Injusta y la Vieja Tata son la misma entidad?"
Pregunto un poco suspicaz mientras me acerco a Zoar y al anciano, sólo por si cualquiera de ellos necesitase mi ayuda para continuar nuestro camino. En la posición de mis hombros se puede percibir cierta tensión pero, claro, dada la situación era difícil no estar aunque fuese un poco tenso.
Aquello me pillo por sorpresa, vaya que si me pillo de sorpresa. Fue directo duro y a la encía y tal como apareció se esfumo. Acepto algo aturdido la ayuda de Vael y de Nathaniel.
-Gracias, supongo... observo a mi alrededor algo confuso. ¿De dónde ha salido ese tipo y donde esta?
Tras unos largos segundos recupero la compostura. Recojo el sombrero el cual ajusto sobre mi testa mientras observo los cristales rotos y la sangre vertida sobre el pavimento. Me agacho y mojo mi dedo índice con el rojo y viscoso fluido. -Pues es sangre... digo mientras me masajeo levemente el dolorido mentón. Todo cuadra pues a los hechos me remito. No puedo evitar sonreir.
Con una velocidad casi vertiginosa las manos de Kimberly cubrieron su propia boca para ahogar un grito de sorpresa y terror. Ver como aquella silueta golpeaba a Zoar la había petrificado, sus ojos durante unos segundos se mantuvieron fijos en los trozos de cristal "Incluso para él existe un triste final..." pero lentamente fueron a parar en el hombre. Su pequeño cuerpo temblaba, y es que no era extraño ¿Quién se hubiera esperado algo así? Con paso sigiloso se aproximó al hombre para asegurarse de que estaba bien, lentamente se agachó y dejó los brazos apoyados en las piernas, las cuales tenía flexionadas por la postura.- Es-estás... ¿Bien? -Para ella era la más estúpida de las preguntas, pero creía que era lo más apropiado en ese instante.
Al ver las distintas personas que se acercaban, ella se levantó nuevamente, y su oscuro vestido se acomodó perfectamente. Sus ojos violáceos se clavaron en Vael, y un leve susurro brotó de sus labios.- Es aterrador... Incluso ellos, almas en pena, son capaces de tener el poder suficiente en nuestro mundo como para... Para hacer algo así.-Como una niña que busca la protección de su madre, Kimberly buscó con sus dedos las garras que llevaba "escondidas", al sentirlas tomó aire lentamente y volvió a girarse hacia Zoar mostrando una leve sonrisa.- Espero que estés bien...-Tras eso se retiró de donde estaban.
Las escaleras. Ella también debía bajar por ahí, pero la profundidad de aquella la hacía sentir atemorizada. Esperó a que pasasen algunos, para después también seguirlos. Aún así su atención estaba puesta en el anciano que hablaba. Todas aquellas cosas eran nuevas para ella.
Observe sin expresión de asombro formare esa silueta, ni mucho menos intimidarme por el canido, mas observe como sin esperarlo Zoar salía lanzado un tanto lejos del barril, Osados y estúpido, jamas faltan, estaba acostumbrado a gente como esa, en el bar llegaban cada noche unos cuantos.
Mire a Kimberly que se mostraba algo temerosa, me acerque a ella -Si me dejas puedo ir a tu lado, somos demasiados en este lugar como para que algo te ocurriese, si bien los acontecimientos son extraños, procura respetar el terreno de descanso de aquellos que hay caído y veras como se abren paso para que avances- le ofrecí el brazo para que caminase a mi lado, pero sin la esperanza que aceptara, por muy frágil que pareciese, se que un Grovenh guarda un filo mortal tras cualquier apariencia.
-Por cierto, soy Dante Blacksteel-
Brif Asintió a Vexy. La reacción de su compañero animal y de ella le indicaba que se había metido en terreno peligroso. Seguramente todos habrían perdido algún ser querido. Era mejor dejar el tema.
Lo siento. Dijo, sin llegar a detenerse. Me resulta extraño. Comentó. Nosotros teníamos claro que si no íbamos en grupo no habría posibilidad de sobrevivir. Solos somos débiles, pero juntos, invencibles. Seguía con la mirada fija en su camino.
Siguió andando en silencio unos segundos antes de hacer una pregunta. ¿Qué piensas hacer después, cuando todo acabe? Preguntó, de pronto. Era una pregunta sencilla, pero tal vez para la chica complicada. ¿Volvería al bosque? ¿Se aislaría de todos y viviría en paz entre árboles y animales? Podía no ser tan mala opción.
Un ruido atrajo la atención de Brif y se giró. Al ver a una de las figuras golpear a Zoar frunció el ceño y agarró el violín con más fuerza instintivamente. ¿Qué ha sido eso? Las figuras hasta entonces se habían mostrado ajenas a su presencia. La explicación de Vael no tardó demasiado.
¿Será eso lo que nos espera si seguimos bajando? Preguntó el joven, que se había detenido para ver lo que ocurría. ¿Quedaremos aquí atrapados esperando por algo que supuestamente ocurrió hace milenios?
Gabrielle había bajado unos cuantos escalones, cuando escuchó un golpe sordo a sus espaldas. Se detuvo y miró hacia atrás. Había estado tan sumida en sus propios pensamientos, que no había sido consciente de que no era la única que había empezado a bajar por aquellas escaleras.
Sus ojos se cruzaron por un momento con los de Speeir, que caminaba detrás de ella, y una suave sonrisa suavizó su angustiado rostro.
- ¡Hola! Volvemos a encontrarnos... - Le dijo, ignorando lo que estaba ocurriendo más atrás. Escuchó la voz del anciano, pero ya estaba un poco lejos y no entendió del todo lo que estaba ocurriendo. Se encogió de hombros y volvió a mirar hacia delante, formando una mueca con los labios. - Veamos que hay allí abajo - Murmuró y, posando la mano sobre la cabeza de Dama, volvió a ponerse en marcha. Esta vez más atenta a las voces que le llegaban de atrás.
Estaba apunto de posar su pie en el primer escalón cuando sintió una voz detrás de ella. Lentamente canceló esa acción y se giró apenas un poco, pues él se situó junto a ella. Sus ojos buscaron los de él.- Jamás molestaría a aquellos que un día cayeron en estas tierras... Incluso ellos merecen un respeto.-Su voz salió suave, pero con la suficiente fuerza como para que él la escuchase sin problema alguno. Sus ojos parecieron bajar hasta el brazo de él, y con un dudoso movimiento terminó aceptando la invitación del hombre. Su pálida mano se deslizó por el brazo de él, hasta que el de ella misma quedó enganchado, tras eso llevó la mirada hacia la oscuridad de aquel sitio.- ¿Qué nos asegura que nada pasará? Somos muchos, es cierto... Pero ellos también. Conocen esto, lo custodian e incluso vagan sin rumbo... -La mano que permanecía posada en el brazo de él se apretó un poco, pero lentamente esa fuerza desapareció. Ella hacía el mayor de los esfuerzos por controlar sus miedos y temores.
- Dante Blacksteel... Es un placer, Señor Dante.-Hizo un suave gesto de cabeza a la par que mostraba una sonrisa.- Yo.. Soy Kimberly. Kimberly a secas, si algo acompaña a mi nombre lo desconozco... Por lo que podéis decirme Kim o Kimberly.-Aclaró de manera rápida. Tras eso bajó los primeros escalones, y la mano que tenía libre se acercó al arma. Ese lugar no le gustaba, y hacía que estuviese continuamente en alerta.
Observé que algunos se decidían rápido y comenzaban a bajar, me pareció una decisión un tanto precipitada. Sin embargo todos teníamos nuestros motivos para estar en Oldland, seguramente sabían algo que yo desconocía, pero me seguía pareciendo un poco temerario lanzarse así sin más.
La respuesta de Vael me ayudó a tomar la decisión, “el tiempo no para para nadie”, era muy cierto incluso para nosotros los semidemonios el tiempo era limitado. Eso era lo que me faltaba, tiempo.
Negué con la cabeza al ver lo que hacía Zoar, si todo estaba allí para la Dama oscura era mejor no tocar nada. Me giré de nuevo para observar al anciano y su explicación sobre esos encapuchados, lo que dijo me convenció totalmente, allí estaba la información que buscaba, estaba segura de eso.
Caminé hacia la escalera dispuesta a bajar, cuando pasé junto a Vael me paré para agradecerle sus palabras.- Gracias Vael, no olvidaré lo que me ha dicho y caminaré hacia mi destino.Espero encontrar lo que busco.- Crucé los brazos en el pecho sujetando así a Sorin, buscando el apoyo que siempre me habría dado.
Trevor escuchó la respuesta de Vael, y quedó pensativo, mientras se preguntaba por qué aquellas Melknhar que parecían hermanas tenían tanta prisa en adentrarse en el mausoleo.
El golpe que un alma en pena proporcionó a Zoar lo sacó de sus cavilaciones y lo hizo asentir levemente. En parte se lo merecía. No había respetado aquel lugar dejando fluir su curiosidad de esa manera. Y siempre había sabido que no se podía jugar con los muertos.
Suspiró, y viendo que todos comenzaban a encaminarse hacia las escaleras, decidió seguir al resto, caminando junto al anciano, manteniendo bajo escrutinio a quien se encontrase delante suya y mirando frecuentemente hacia atrás, por si algún otro espectro sin descanso decidiese sorprenderlo a él.
Los ojos ámbar de Marion escrutaban lo que había delante de ella. Las escaleras de caracol siempre le habían parecido algo con mucho encanto, y aunque esta no era una excepción sus pensamientos estaban en otra parte en ese momento. En las palabras que el anciano le había dedicado a ella y a los otros, por ejemplo. Escucharle decir pequeña Létang había hecho que ella le mirase de otra manera. Con los dedos deslizándose sobre el pasamanos descendía ahora despacio, sin prisa, con una expresión de expectación y un alegre brillo en las pupilas.
Al oír cerca de ella los pasos de Lylian una pequeña sonrisa apareció en su rostro, pero no llegó a decir nada. Mitad sin querer y mitad a propósito, en este rato había aprendido a diferenciar su caminar de entre los otros, así como también había hecho con el de Dam. Una era silenciosa como un felino. Como ella misma. Él, en cambio, era mucho más claro gracias al bastón que, por más que no parecía ser necesario, le caracterizaba.
A punto se encontraba de responder a las palabras del Melnhar cuando un sonido detrás de ellos le hizo darse la vuelta de inmediato. Con el giro sus dedos se sujetaron con firmeza al pasamanos, previniendo cualquier peligro que aprovechase el peso de su macuto para empujarla hacia atrás por las escaleras. Sin embargo ese peligro parecía inexistente, al menos para ellos. Sólo el idiota que había decidido comprobar si era verdad la única parte clara del discurso del viejo parecía haber sido golpeado, y ni siquiera de gravedad.
Una vez el Eve fue atendido por varios y la gente empezó a retomar su camino ella esperó un par de segundos para hacerlo, aprovechando el momento para quedar frente a frente con Lylian. - Parece que aquí dentro son vulnerables. - Completó con una pequeña sonrisa dedicada a la Melknhar. No tenía ganas de enfrentarse a ninguna de esas... Cosas. Pero si tenía que hacerlo no tendría problemas en encontrar la manera. De fondo seguían oyéndose las voces de los demás, y fueron unas - las de Katia - las que hicieron que las pupilas de Marion se dilataran levemente y su expresión se suavizara. - Me pregunto qué tendrá Oldland para quien ha encontrado lo que ha venido a buscar. - Dijo con voz suave mientras se daba la vuelta, lista para seguir bajando.
Las palabras de Vael y aquel pequeño jirón de humo habían dejado a Lylian pensativa. Irónicamente sus respuestas sólo habían conseguido que en la mente de la joven empezaran a gestarse infinidad de nuevas preguntas. Y sin embargo, no era el momento de plantearlas. Todavía. Así que simplemente asintió con la cabeza en dirección al anciano y se giró para seguir descendiendo mientras le daba vueltas a la última frase que el hombre había pronunciado. - Hasta que el inicio sea calmado.
Escuchó tras de sí a otro de sus compañeros de legado, aquel que un rato antes había llenado cada recodo de las calles de Oldland con aquella melodía cargada de melancolía y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios con sus palabras. - Solos somos débiles, pero juntos, invencibles. - Esa idea la hacía sentir bien.
Al levantar la mirada para empezar a descender de nuevo se encontró de frente con la sonrisa de Marion y no pudo evitar que la suya se ampliase más en respuesta. - Sospecho que si alguien ha encontrado ya lo que buscaba, no venía sólo buscando eso. - Dijo, mientras su ceja se alzaba dibujando un arco elegantemente delineado con un gesto heredado e inconsciente. - Aunque tal vez no lo supiera. - Añadió suavemente, posando la mano enguantada de nuevo en el pasamanos y poniéndose en marcha también detrás de ella.
Las palabras de Brif hicieron que pensara un poco en su situación. Cierto era que al estar en un grupo numeroso, podías tener mayor protección y defensa y tal vez eso fue lo que a ella y a la anciana les había faltado. Solo eran ellos tres desde que Vexy podía recordar, así que no había nada que se pudiera hacer al respecto.
Asintió ante esa última frase y luego enfocó su mente en la pregunta. No era una pregunta fácil de responder, ya que lo que más quería era poder saciar su urgencia de llegar a Oldland, además de la idea de conocer un lugar distante al bosque en el cual había estado toda su vida. Poder hablar con más personas parecidas a ella y no solo con sus amigos animales. Realmente, los semidemonios eran un poco más complicados, así que ese descubrir le causaba curiosidad, así como no entendía la risa de Dam en su conversación con Nessa o el afán de corregir sus palabras o de llevarse un punto. Los animales conocen o desconocen y se adaptan. El raciocinio era una marca netamente humana.
Después de pensar un momento, dice - Regresar al bosque sería una opción pero quisiera viajar por el mundo y conocer un poco. Siempre estuve recluida allí y mi primera salida de allí fue venir a Oldland. Después de esto, quisiera conocer más países y ver qué de lo que dicen los libros permanece aún en ellas, ya que los libros congelan la historia, la cuentan según su presente, pero debe ser diferente verlos con tus propios ojos - se dibuja una pequeña sonrisa y luego mira a Brif. Nimah parecía más tranquilo, o simplemente resignado, y permanecía en silencio, descansando en los hombros de la Eve.
- ¿Qué hay de ti? ¿Qué harás cuando todo termine? -.
A continuación, el estruendo del vaso llega a sus oídos y Nimah estira su cuello sobresaltado y endereza sus orejas para ver qué sucedió. Vexy se voltea para mirar atrás y logra observar a aquella sombra con un perro de gran tamaño, mientras Vael da una breve explicación de lo sucedido. Su corazón dio un brinco, tal vez las ansias de respuestas hacían eso en ella, pero la explicación solo consiguió que su intranquilidad aumentara. Las palabras de Marion y Lylian llegan a sus oídos y dice - Es la misma intranquilidad de la Dama oscura y al encontrar esto en las almas de los caídos, pudo haber consumido su esencia, dejando atrás solo aquello que ella también considera como afín. Solo nosotros decidiremos si es ese nuestro porvenir - sus ojos parecían brillar con decisión y se giró hacia abajo para continuar.
- Tal vez no suceda si te aferras a ello, Brif - le sonríe y reanuda la marcha.
Ithan se giro al oír el golpe y ver a Zoar volando por los aires, en ese momento tosió y se tiro pellizcos en el muslo para no comenzar a reír, apretaba fuerte los labios hasta casi caerse una lagrima.
Cuento un chiste y me miran todos como si hubiera matado a alguien delante de sus ojos y ese imbécil abre lo que no es suyo y todos van a besarle la frente y acunarlo, vaya pandilla de hipócritas…por cierto buena bofetada… un poco mas y le dice inconscientemente Zoar al otro “ padre”, uhmm padres madres… Joseline… todo esto es muy raro, que tendrá en la cabeza ese pequeño hombre-cuervo…, sin duda o sabe mas de lo que dice o habla sin saber, de una manera u otra le prestare atención así estaré entretenido y no pensare en estos lugares cada vez mas y mas estrechos, respira… tu ahora sonríe y respira, continua bajando las escaleras…
- Así es- le respondí a Gabrielle- llegué aqui de la misma forma que todos, pero solo tu has sido amable conmigo, por lo que si a ti te parece, y espero que así sea, me dejes acompañarte; ah! y hablo por mi y Amarok- le terminé diciendo mientras miré de reojo a mi compañero con una sonrisa y éste movió su cola aprobando mis palabras; mientras seguíamos a la Chica con su compañera Dama.
Miré a cada uno de los congregados, y negué levemente con la cabeza cuando comenzaron a bajar por la escalera, no por reprobación hacia este acto sino por mi total desconcierto. Si real mente "ella" se encontraba ahí se nos enviaba a una muerte casi segura, ya fuese en sus garras o en las de sus ciervos, esta tierra estaba maldita sin duda pero,¿y yo?
Debía reconocer que era bastante ignorante en todo los matices de nuestro legado, había escuchado la historia, pero jamás le había prestado mas atención de la necesaria ya que por mi mente no paso la idea de verme involucrada de verme en algo como esto. Tenia miles de preguntas por hacer pero tenía casi la certeza que al bajar las escaleras que otros ya habían comenzando a descender encontraría gran parte de ellas, junto con otra buena cantidad de dudas. Volví a envainar mi espada, no tenía sentido llevarla en la mano al menos aquí, y casi cerrando el grupo de quienes bajan me puse en marcha - yo he decidido venir, ahora a afrontar las consecuencias - me dije para comenzar a moverme.
En su rápido caminar, adelanto a un par de personas que como ella tenían compañía, los saludo simplemente con una sonrisa en plena oscuridad, pues no quería romper la conversación de dos posibles almas unidas y continuo su camino por esas largas y frías escaleras. Atrás dejaba los ruidos y al resto de indecisos, tal vez ella por su sangre o por temeraria no tenia tiempo para escuchar historias, deseaba verlas por sus propios ojos o en su defecto por los de Parler, el problema es que mientras mas bajaba mas sola estaba.
Su amigo, en su hombro, estaba callado por primera vez, con la cabeza oculta entre sus plumas que ya no lucían color.